ALCORAC

SALVADOR NAVARRO 

 

 

Dirigida a la Escuela de:

Mallorca

Las Palmas

                                                                                  

Circular nº 7 , año XII

Bunyola, 1º de Julio de 2.006.

VIDA DE SAN PABLO.-

Pero el siniestro plan falló. Quien lo hizo abortar fue un muchacho, hijo de la hermana de Pablo. Joven inteligente y, al parecer, con una vena de detective, acompañaba con vivo interés todas las fases del proceso contra su tío. No se sabe por qué artes, pero lo cierto es que consiguió descubrir el siniestro plan de los conspiradores y, sin tardanza, fue a notificarlo a Pablo. Obtuvo permiso del guarda para entrar en la cárcel y hablar con el preso.

Todavía estaba Pablo inmerso en la meditación de la extraña visión nocturna cuando entró en la celda el simpático sobrino.

Hablaron los dos a media voz, mientras el carcelero esperaba fuera.

Terminada la entrevista, pidió Pablo al guarda que llamase a un oficial. Cuando llegó, le dijo: “Lleva a este muchacho al comandante porque tiene una cosa que comunicarle”.

Allá fueron los dos a tener con Claudio Lisias. El oficial, tipo auténtico de militar disciplinado, presentó al visitante y repitió literalmente , sin mudar una sola palabra el recado recibido: “El preso, Pablo, me mandó llamar y pidió que trajese al muchacho ante tu presencia porque tiene alguna cosa que comunicarte”. Entregó al joven y, con un enérgico saludo militar, desparece.

El mancebo contó al comandante lo que sabía. Lo escuchó en silencio  y lo despidió con una recomendación prudente: “No digas a nadie que me hiciste esta comunicación”.

En el mismo momento, el comandante llamó a dos de sus oficiales y le dio las siguientes instrucciones: “Hoy, a las nueve de la noche, traed al patio del cuartel a doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos arqueros sirios y árabes y preparad también unas caballerías para Pablo y llevadlo sano y salvo a Cesárea ante la presencia del Gobernador Félix”.

Lisias se sintió aliviado con esta solución. Temía la responsabilidad de tener en su poder un hombre tan odioso, como ese extraño judío. Puede parecer excesiva la escolta militar con que mandó proteger al preso, pero es que él conocía el inmenso odio que los judíos de Jerusalén de las provincia cercanas tenían para con Pablo y juzgaba bien capaces de atacar por el camino con centenares de fanáticos – tanto más que ahora la capital rebosaba de peregrinos hebreos que ansiaban la muerte del “renegado”.

En cuanto los oficiales daban órdenes para cumplir los deseos de su superior, éste escribió una carta para ser entregada al Gobernador  por el jefe de la escolta. Estaba escrita en estos términos:

“Claudio Lisias presenta saludos al excelentísimo Gobernador Félix. Este hombre fue prendido por los judíos y estaba a punto de ser muerto por ellos, cuando yo intervine con mi destacamento y lo liberé, al saber era ciudadano romano. En el intento de averiguar el motivo de la acusación, lo mandé llevar ante la presencia del Sanedrín y encontré era acusado por cuestiones de sus leyes, pero no había cometido crimen que mereciera muerte o prisión. Pero, como fui informado de que se planea un atentado contra él lo he remitido a tu presencia. Al mismo tiempo, intimé a los acusadores para que se expliquen ante tu presencia”. (Hechos de los A. 23: 26-30).

Quien lee este documento, además de modelo de precisión y claridad romana, tiene la impresión de que Lisias hubiera tenido que arrancar a Pablo de manos de los judíos por el hecho de saber era ciudadano romano, cuando no había sucedido tal cosa. Pero, convenía al comandante quedar ante Félix con el altísimo concepto en que tenía el título de tal, y que había adquirido por “una gran suma de dinero”, debiendo, por tanto, saber corresponder a esa honra y lisonjear lo más posible al representante del César.

A las nueve de la noche, a la luz de la estrellas, partió la singular caravana rumbo al noroeste. ¡Extraña celebridad la de Pablo de Tarso! Roma protege con sus legionarios al apóstol del Cristo contra las insidias de sus patricios de Jerusalén. El paganismo se muestra más amigo del Evangelio que el judaísmo.

Eran las nueve de la mañana cuando hizo su aparición el grupo armado de las gargantas y quebradas de las montañas y entró en la extensa planicie de Sarón, no tardando en alcanzar Antipátride. Aquí, donde no había escondrijos era menos el peligro de un sobresalto. Por eso regresaron los infantes de a pie a Jerusalén, acompañando a Pablo solamente los setentas jinetes. Al anochecer alcanzaron los jardines y frutales de Cesárea y entraron ruidosamente en la fortaleza romana.

Si los conspiradores hubieran cumplido su insensato juramento, hubiesen perecido de hambre e inanición.

Era Cesárea en ese tiempo la llave de Palestina y base de las operaciones militares de Roma. En esa provincia, Herodes el Grande, hiciera de una aldea de pescadores, una “ciudad moderna”, con lujosas avenidas y parques, llamándola en honor a los señores de Roma, Cesárea, esto es, ciudad imperial. Como en Jerusalén, era< también aquí el “Herodeion” (palacio de Herodes), la residencia de los gobernadores romanos; “pretorio de Herodes”, le llamó Lucas. Los presos destacados eran guardados en una torre maciza de la guarnición militar del pretorio.

El jefe del piquete de los setenta jinetes entregó al Gobernador Félix el relato de Claudio Lisas y entregó al preso. Félix lee en voz alta la carta, en todo favorable a Pablo, por cuanto se probaba trataba sólo de cuestiones religiosas entre los judíos. El Gobernador pidió informaciones sobre el origen del preso. Cecilia era provincia imperial y no senatorial; el tribunal competente en el caso era, por tanto, el del Gobernador del César.

Félix midió a Pablo con una mirada inquisitiva y, con aires complacientes de soberano consciente de su superioridad, respondió: “Te escucharé cuando lleguen tus acusadores”.

¿Comienza con esto la prisión preventiva de Pablo? Dos años de inactividad para un hombre de tan inaudita disposición para la acción y espíritu de iniciativa. ¿El hombre más necesario a la humanidad del primer siglo, aislado, esposado, inutilizado, en una fortaleza a orillas del Mediterráneo? ¡Qué clamorosa paradoja, para quién no cree en los caminos de la Providencia Divina!

 

 

Continúa en la Circular de Agosto.

 

 

 

 

EL MAGNETISMO.-

No hay mucha diferencia entre magnetismo y vibración, pero lo común es usar la palabra vibración para designar lo que sentimos de una forma u otra, lo que podemos percibir y lo que es más inteligible. En cuanto a eso, no somos conscientes en general del magnetismo, que no siempre es inteligible, a pesar del efecto que nos causa. A veces, el magnetismo puede actuar por un período muy largo antes de que tengamos consciencia de ello. Mientras tanto, es solamente una cosa. En el aspecto en que inteligible lo llamamos vibración, porque sentimos el movimiento y el aspecto ininteligible no podemos sentir el magnetismo en cuanto sus efectos no se manifiesten ante nuestra visión.

No siempre sentimos atracción o aversión al encontrar una persona, aunque sea posible sentirla por alguien determinado. Sentirse atraído o sentir el rechazo, es cuestión de segundos. Cuanto más refinada es la persona más despierta estará para esas sensaciones. Después que lanza una mirada sobre alguien, se siente atraído o rechazado. La única diferencia que existe en un sabio es que éste ve todo lo que se eleva por encima de las cosas, al paso que quien tiene la sensación de atracción o aversión en menor escala, reacciona inmediatamente. No obstante, cada uno de nosotros causa una impresión instantánea que lleva a la atracción o la repulsa.

Estamos hablando de este asunto desde el punto de vista físico. La primera cosa y más importante y que actúa sobre otra persona es la figura y trazos fisonómicos del ser humano. La razón es que cada individuo es parcialmente responsable, si no totalmente, por su figura y facciones. Figura y facciones no representan solamente una semejanza con los trazos de familia, sino sobre la mentalidad de la persona, la actitud de su mente, sus perspectivas de vida y sus condiciones. El primer principio con relación a las facciones y figura, además de la perfecta constitución física, es la proporción exacta. De ese depende la atracción o aversión. No hay duda de que cada uno ve las cosas de manera diferente y así, la impresión también lo es. Cuando analizamos el asunto bajo el punto de vista artístico, encontramos que existe un sentido más desarrollado en algunas personas y menos en otras, un sentido que es despertado y tocado por la línea y el color.

Otro aspecto del magnetismo físico puede ser visto en la regularidad del funcionamiento del cuerpo, en la circulación de la sangre e igualmente en la pureza del cuerpo, tanto en su lado externo como en su parte interna. El magnetismo es mantenido por medio de una vida regular, por el cuidado con la salud y con el vigor, así como también por la alimentación y mantenimiento de un ritmo de vida regular. Cuando el hombre, como siempre sucede, está absorbido en sus negocios diarios, descuida con frecuencia su cuerpo, que es un vehículo para expresar el ideal espiritual. Esa negligencia a veces es causada por ser capturado por el trabajo cotidiano, a veces como resultado de falta de reflexión y otras porque no quiere molestarse en pensar.

Otro aspecto del magnetismo puede ser observado en los movimientos de la persona en el andar, sentarse, comer y beber. En cada movimiento encontramos la tendencia de nuestra mente. Por los movimientos de una persona podemos ver su debilidad o su fuerza. Por el movimiento podemos saber de su infelicidad o su alegría. Quien hace movimientos maquinales tendrá siempre una mentalidad débil. Quien hace movimientos incontrolables, será siempre una persona grosera. No quiero eso decir que debemos desarrollar movimientos artificiales y estudiados en nuestra vida cotidiana, para ser más atrayentes. Sería peor. Lo que atrae es un movimiento natural, inocente, manifestarnos de maneras sencillas. No podemos evitar ciertos movimientos y sí recordar que debemos tener control sobre nuestros actos, movimientos, lo que da magnetismo a las personas. Aquél que se mueve automáticamente pierde el magnetismo, al paso que quien adquiere control sobre sus movimientos, desarrolla un poder magnético que se manifiesta de diversas formas. ¿No es verdad que quien anda golpeando el suelo con los pies posee algo duro en su mentalidad? Las personas muestran su tendencia animal en la manera de comer. Otras expresan el estado de su mente en la manera de sentarse, en el modo de actuar o en cada aspecto de su vida.

Muchos no ven nada de eso y mientras tanto son afectados de igual manera. O son atraídos para alguien o son rechazados sin haber dicho una sola palabra. Es común en una persona buscar trabajo en una oficina, comercio o en otro lugar y primer ser entrevistada. Antes de hacer cualquier pregunta el entrevistador ya recibe una primera impresión de la persona que entrevista. Esa primera impresión va a dirigir toda la conversación con el candidato. El entrevistador puede hacer muchas preguntas o puede hacer dos, dictadas por la primera impresión que recibió de inmediato. Naturalmente que no todos despiertan al alto aspecto del magnetismo, pero todo ser humano posee en un grado mayor o menor, una sensibilidad para sentir y ser afectado por el magnetismo.

 

 

Continuará en la Circular de Agosto.

 

 

 

 

 

 

 

EL PENSAMIENTO INTELECTUAL

EN LA EDAD MEDIA.-

El punto de partida del trabajo intelectual de la Edad Media lo constituyen los problemas de las tres religiones monoteístas. Comenzamos por el más sencillo. El judaísmo, el cristianismo y el islamismo encuentran su centro en una relación volitiva del hombre con Dios. Por eso encierran una serie de elementos que pertenecen a la experiencia interna. Pero como nuestro representar se halla vinculado a las imágenes de la experiencia externa, aquello que pertenece a la vivencia no puede ser representado más que en conexión con nuestra imagen del mundo exterior. La prueba más sencilla de lo que decimos la tenemos en el fracaso de todo intento de separar a Dios del Yo propio sin que lleve alguna imagen de la exterioridad espacial, de pensarlo en relación con este Yo sin algún elemento de comportamiento y acción espaciales, o en la imposibilidad de representarse la creación sin la imagen de una emergencia, por muy rápida que se imagine, y de una conformación temporal. Por esto resulta que la vivencia religiosa también se nos ofrece en las religiones monoteístas expresada en un mundo de representaciones que viene a ser como la vestidura, la sensibilización de la experiencia interna, al igual que ha ocurrido en las religiones indogermanas, de cuya representación mítica del mundo hemos visto surgir la metafísica griega. Y el pensamiento se afana necesariamente es esclarecer, analizar y unir sin contradicción, estas representaciones que encarnan la experiencia religiosa.

En esto el pensamiento dogmático tropieza por doquier con elementos representativos que pertenecen a la imagen del mundo exterior. Y como el cristianismo, el paganismo y el Islam poseían ya la elaboración de estos elementos por la ciencia explicativa del cosmos, conceptos de esta ciencia explicativa se mezclaron en su teología. Por eso el desarrollo de las fórmulas que perfilan la experiencia religiosa en un enlace de representaciones y tratan de justificarlo frente a otras fórmulas dentro de la misma religión y también frente a otras religiones, no se ha llevado a cabo de manera consecuente partiendo de la certeza propia de la experiencia interna que ofrecía el cristianismo. Antes bien, la poderosa y fresca corriente de estas experiencias internas desembocó en la ancha y turbia corriente de la metafísica occidental, que arrastraba en confusión elementos del género más diverso. Un sincretismo en la metafísica, decantación del largo desarrollo del pensamiento greco-romano, pareció ofrecer a la representación religiosa los medios para constituirse en un sistema y afirmarse como tal. Así surgió la teología cristiana y de manera parecida, la judía y la mahometana.

La tarea teológica sólo durante un tiempo limitado ocupó entre los pueblos nuevos el centro de todo el pensamiento sistemático. En el Occidente cristiano duró más que entre los pueblos del Islam, desde el siglo VIII hasta el siglo XII.

Durante estos cuatro siglos se hacen valer todas las relaciones posibles del contenido de la fe con el entendimiento que perduran hasta hoy. El partido que dominaba en la jerarquía consideraba el contenido de la fe como algo inaccesible a la razón, como una realidad que se imponía autoritariamente en la Revelación a nuestra naturaleza corrompida. A tenor de la indicada relación entre la fe revelada y la experiencia interna se alió este punto de vista con el segundo, que desarrolló el conocimiento, supuesto por el cristianismo, de que las experiencias religiosas internas no podían ser representadas en una conexión intelectual. Sin embargo, esta segunda posición respecto al contenido de la fe se presentó más emancipada del principio de autoridad, especialmente en las escuelas místicas. Un tercer partido encuentra su representante más destacado durante esta época de Anselmo. Los supuestos del mismo se hallan también en San Agustín. Aunaba, con una profundidad difícil de percibir, los dos aspectos del pensamiento medieval: en todos los misterios de la fe, también los más profundos, existe una conexión racional, y se podría repensar la razón divina si los pensamientos de los hombres tuvieran fuerza suficiente para alcanzar los pensamientos de Dios; pero esta conexión se admite únicamente bajo el supuesto de la fe.

El último entre estos partidos, consideraba el entendimiento humano como el criterio del contenido de la fe, y las diferencias se debían preferentemente al grado de confianza con que este entendimiento se presentaba. Puede designarse, por lo tanto, como racionalismo. No recibió su poder del impulso por conocer únicamente, que a veces en el siglo XII se convirtió en verdadera pasión; también las discrepancias de los autoritarios acerca de los misterios de la fe pudieron ser utilizados diestramente por Abelardo en su obra Sí y no en favor de la decisión de las cuestiones de fe por medio del entendimiento, y la disputa entre varias religiones monoteístas hacía depender la validez definitiva de una de ellas de la sentencia pronunciada por el pensamiento, y las conversaciones entre los representantes de las diversas religiones, tal como el diálogo de Abelardo entre un filósofo, un judío y un cristiano, nos hacen ver el poder de esta circunstancia de hecho. Así se explica que al complementarse el material para el estudio de la lógica aristotélica pudiera surgir un movimiento dialéctico cuyos resultados negativos asustaron a muchos contemporáneos. Se consideró el contenido de la fe como una anticipación del conocimiento racional, y surgió la cuestión ¿si las enseñanzas del cristianismo son accesibles a un tratamiento racional, para qué hay necesidad de Revelación?

Sigue en la Circular de Agosto

 

 

 

 

       

 

 

 

REVISTA ALCORAC

 

 

 

LIBROS ON LINE

Salvador Navarro Zamorano

 

Kábala

 

 

EL CAMINO DEL MAGO

 

 

Integración y Evolución

 

 

Enseñanza de Jesús de Nazareth y Grandes Religiones

Aforismos

Reflexiones

 

 

Segundo Nacimiento

 

 

 

 

PROSAS LIBRES

 

 

Aforismos (LIBRO COMPLETO)

 

 

El Templo de la Luz

 

 

Rumbo a la Eternidad

 

 

La Busqueda del Ser

 

 

Una Escuela de Misterios

 

 

 

Enlaces de Interés

 

 

MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)

 

 

REVISTA NIVEL 2

 

FUEGO COSMICO

 

 

La Cueva de los Cuentos

 

Diccionario Esotérico

 

Filosofia del Arte

 

Como ser Don Quijote en el siglo XXI

 

CUENTOS DE ALMAS Y AMOR

 

NUEVA NARRATIVA

 

MONÓLOGO DE UN HOMBRE DIOS

 

DESECHOS URBANOS

 

 

CRÓNICAS

 

REFLEXIONES_LIBRO

 

MANUAL DEL MAESTRO

 

HOMBRES Y DIOSES

 

LOS BUSCADORS DE LA VERDAD

 

NUEVA NARRATIVA 2

 

ORBISALBUM