R E F L E X I O N E S

 

 

 

 

 

 

 

 


Pensamientos sobre la vida.

Lo que vivimos y lo que soñamos.

Autor:

Salvador Navarro Zamorano


Portada y contraportada:

Isabel Navarro Reynés.

Reg. Propiedad Intelectual:

Z-231-09

Estas reflexiones están dedicadas a mi esposa Amanda y mi hija Isabel, cuyas palabras y silencios ayudaron a la idea general del libro.

Prólogo


Estimado lector:

Tienes ante ti un bello y útil libro. Como todo lo que escribe nuestro apreciado amigo Salvador, se hace necesario leerlo varias veces. Durante el primer vistazo a su libro, nos da la impresión de que ya conocemos todo lo que nos dice. Después del segundo, si hemos avanzado un poco en el sendero de la vida, los jeroglíficos que desciframos nos llevan a reflejarnos en ellos; conducen a un estado de recuerdo de nosotros mismos.

Si por casualidad, nos vemos obligados a leer una tercera o cuarta vez, la apariencia se va esfumando ante nuestros ojos, y sentimos que la vibración de nuestras almas reverbera ante las ideas expuestas.

No es la particularidad de cada frase, sino el resultado conjunto de su lectura.

Puesto que estamos ante una serie de artículos que hacen referencia a diversos aspectos de la realidad captada por Salvador, la redacción de un prólogo podría hacernos caer en la tentación de ofrecer nuestra opinión de cada uno de los temas, con lo que causaríamos una influencia no deseada sobre lo que se ha escrito originalmente.

Ya son varios los libros que he leído de Salvador, y últimamente me ocurre que su lectura causa una elevación de vibración en mi alma. Así pues, es de deducir que lo mismo puede suceder a aquel lector casual que tenga un poco de paciencia y lea con suficiente tranquilidad y reiteradamente los artículos expuestos.

Después de unos minutos de apacible lectura, una suave vibración nos va envolviendo, y, sutilmente, elevando hasta hacernos recordar que somos almas en encarnación, y que todas las circunstancias de la vida nos pueden llevar hacia lo más importante: sentirnos vivos y dirigiéndonos hacía el cumplimiento del propósito que todos tenemos, para unos oculto, y para otros evidente.

El siguiente peldaño es elevar nuestra conciencia hacia el mundo de los ángeles y los espíritus, donde nuestra mente es como el tacto que puede tocar a los seres etéreos.

Como digo, esta conclusión la puede extraer aquel lector que tenga un poco tiempo de sobra. Sería muy recomendable llevar este tratado cuando nos va a tocar esperar varias horas la salida de un avión, de un tren, de un autobús…

Automáticamente, la forma de analizar los pliegues de la realidad, nos recuerda algunos tratados antiguos en los que se exponían las leyes en forma matemática y demostrativa. Sin embargo, esa primera impresión no es nada más que un velo que envuelve el intento de Salvador de tratar científicamente la realidad del espíritu que hemos heredado del Universo.

En algún lugar se dice que para poder entender a Lao-Tsé se necesitarían unos novecientos libros que desaparecieron en la noche de los tiempos. Tal vez los debió de quemar algún orgulloso ignorante que no reverenciaba las letras.

Respecto a nuestro amigo Salvador, podríamos decir que para comprender su lenguaje sobrio y filosófico, se haría necesario leer otros libros suyos.

Aunque en ocasiones, la fuerza de sus palabras parece arrollarnos de forma inmisericorde, no es nada más que una capa que cubre su esencia de poeta y místico.

Quizá, su tremenda cultura, que le convierte en humanista al estilo de los sabios antiguos, podría haberle ocultado y velado la esencia del alma humana, pero no ha sido así.

Dentro de esa figura estoica y distante hay un corazón amoroso y sabio.

Creo que poco más tengo que decir. Simplemente, animarte, apreciado amigo lector, sin quien no existiría el escritor, a que pacientemente te dejes envolver por el tesoro que ocultan algunos enunciados filosóficos: el alma del ser humano, de la naturaleza, y del universo.

Con profundo agradecimiento:

Quintín García Muñoz.

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REFLEXIONES

LA vida es como un relámpago producido por el choque de dos nubes cargadas de electricidad. La duración de la luz es de unos instantes para después volver a las tinieblas. A veces, solamente percibimos el ruido majestuoso del trueno y luego vuelve el silencio.

Cuando miramos hacia nuestro pasado, el efecto que nos produce es como el de un relámpago, porque los años vividos parecen segundos de tiempo y los hechos acaecidos como simples aristas en una superficie plana.

Decir que la vida es un proyecto espacial en el tiempo, no es más que esbozar una teoría que no llevamos a la realidad, porque si así fuera, podríamos comprobar que la verdad es exactamente el cumplimiento de esta ley cósmica.

Proyectar significa crear una imagen en un espacio-tiempo para después desarrollarla desde la causa hasta el efecto, cumpliendo la idea del creador. Generalmente, el resultado que obtenemos suele ser muy parecido al del niño que confecciona aviones de papel y al lanzarlos al espacio caen en picado o se desploman apenas comienzan a volar.

Para un padre o un maestro, el significado es igual, tanto en calidad como en cantidad; hijos o alumnos, o fracasan o tienen el vuelo tan efímero, que nada más desplegar las alas, caen verticalmente en el vacío. Pero la Vida es incansable y continuamente está creando con la esperanza de que alguna vez las nubes, el relámpago y el rayo, tengan la continuidad que ella busca.

Las nubes actúan como dos polos – negativo-positivo – que crean la vida; el relámpago y el rayo son los dos efectos que producen las nubes en el tiempo: el primero, genera una luz efímera y el segundo, junto con la misma luz, crea una energía devastadora quemando todo cuanto se encuentra a su paso. El hombre, o es rayo que destruye o claridad fugaz de relámpago. Cuando consigue mantener esa luz en el tiempo, la humanidad se pone en marcha porque comienza a ver el camino. Después que la luz cesa de alumbrar, los hombres comienzan a girar en la oscuridad mirando hacia arriba esperando… esperando…

LA cultura es fundamental en una sociedad, pues le sirve para avanzar en sus niveles económicos, siendo la base del poder a través del cual se mueve en un plano global.

Pero la cultura ha servido socialmente como herramienta de presión con la que justificar la servidumbre, la sumisión, la culpabilidad, las clases de capas sociales y otras múltiples astucias de las que se vale el poder para perpetuarse en el tiempo.

Los sabios han sido ignorados o despreciados hasta su muerte, para después ser utilizados, añadiendo su saber a la cultura dominante e instrumentalizarla o institucionalizarla, en beneficio del sistema director que está actuando como guía social.

Hemos conocido la cultura griega, la romana, la árabe, la europea, entre otras y aún reconociendo la sabiduría de los hombres que actuaron dentro de ellas, vemos que los resultados son altamente insatisfactorios, por lo que deducimos que algo está desequilibrándolas.

A ese elemento, del que carecemos, le llamo inhumanidad. Somos más técnicos que humanos. Más egoístas que solidarios. Más nacionalistas que ciudadanos del mundo. Hay algo disgregador en nuestras culturas que nos va separando entre sí. Al igual que se van alejando los continentes, así nosotros nos vamos aislando a nivel personal, y aunque la cultura de masa se haya extendido, ella es vulgar, mediocre, carente de ideales.

La manipulación de las palabras, la publicidad, está sustituyendo a los conceptos que nos han sostenido desde hace miles de años. Actuamos por estereotipos, frases hechas, vocabulario pobre. No hay direcciones a dónde ir, ni símbolos que nos hagan pensar, ni campos que descubrir, porque nos hemos vueltos ciegos, sordos y mudos para lo mejor de la vida, como es el significado de cada momento que compone nuestra existencia.

LA independencia lleva aneja una pérdida de poder y, tal vez, esa sea la más fuerte lección de la existencia en la que coexistimos con otras personas en distintos niveles de consciencia, donde atracciones y repulsiones están constantemente en lucha. Donde el control hipnótico es empleado por religiosos y políticos, por el país, por las personas que nos quieren, por los amigos y nuestros educadores. Donde la sugestión, bajo la forma de consejos amigables y una multitud de críticos persuaden e influencian nuestros sentimientos, creando el miedo y la duda. Aquello que, por naturaleza es independiente, se transforma en dependencia, especialmente de la autoridad y de figuras exteriores. En el momento que nos apartamos de nuestro Yo interno, de nuestra consciencia, renunciamos a nuestro poder y lo entregamos a otros.

El individuo es una visión desoladora y, tal vez por eso, es que, de hecho, la mayoría de las personas no tienen poder de visión de futuro, y se enquistan en la obstinación, el egoísmo, la falsedad, y nuestras energías se dispersan para alimentar otros poderes emocionales, intelectuales y sexuales, manipulando y siendo manipulados.

Vivimos en un mundo absolutamente emocional y estas emociones se originan en nuestro interior. ¿Nos damos cuenta de nuestro comportamiento emocional desde el punto de vista físico? ¿Sentimos el cuerpo a partir de nuestro interior? No me estoy refiriendo a tensiones o cansancio intelectual. Me refiero a las agitaciones de la respiración dentro de nosotros, la manera por la cual nuestro estómago se siente cuando le damos demasiados alimentos, exceso de alcohol, café y otros venenos. ¿Hemos pensado qué ocurre con nuestro cuerpo cuando fumamos? ¿Con qué intenciones actuamos cuando estamos estrechamente unidos a otros cuerpos? ¿Nos sentimos explotados o aterrorizados ante esa tremenda vida interior?

Existimos en un océano de ondas energéticas que, de manera persistente, animan formas-pensamientos que se renuevan incesantemente. En esta realidad tenemos el poder de dirigir y recrear energías y sustancias, a través de la aplicación consciente de un pensamiento recto o por el mecanismo inconsciente de la misma ley mental. Esta ley actúa, nos coloquemos a su servicio o sin pensar en ella. Escogemos consciente o inconscientemente. En consciencia, creamos formas positivas. En la inconsciencia, perpetuamos la miseria, la necesidad, la limitación, la enfermedad y el enfrentamiento.

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EPÍLOGO


Este es un libro antiguo, pero fuerte y bello; multiforme. Toda mi alma se pasea por los jardines de sus páginas, sabiamente cultivados por la mano cuidadosa de un hortelano de las letras.

Cuando reflexionamos, hay unas horas en que todo llora en nosotros y nuestros huertos interiores, así como los paisajes que contemplamos se vuelven tristes como bajo una misma lluvia de recuerdos.

No soy una unidad contable en literatura, ni siquiera a nivel ínfimo y se ignora mi nombre así como mis libros y eso prueba toda la altura mental de nuestras turbas gramaticales, empeñadas en ser clásica o carnaza de la publicidad de los medios de información que alimentan nuestra triste cultura de intrigas históricas y pasatiempos eróticos.

Alimentar la novela sentimental y callejera, me es aborrecida. Hasta la política y la connivencia con los poderes económicos entran en la literatura como las aguas de una cloaca que se infiltra en las baldosas de una biblioteca, intentando convivir con las mentes nobles de los hombres de letras que han escrito para prestigiar la cultura de su pueblo.

Estos pensamientos engendran soledad. Una soledad donde un día se dispersarán mis carnes entre los gusanos y las estrellas, en un festival de luces y sombras. Será como una fuga de luz escapando de un sudario extendido sobre un esqueleto, como la púrpura que cubre un instrumento musical en el que duermen infinitas melodías.

Hasta que unas voces con vocación de pureza, levante una punta de ese manto, para que un huracán de ideas se escape y todo se vuelva sonoro en el espacio y parezca volar hacia regiones sin límites.

Para el escritor que siembra ideas sobre la Tierra, sus cenizas son inagotables y caen sobre la frente de los hombres, como una divina aceite mística para ungirlos. Los herederos de aquellos a quienes en vida hicimos el bien, se apresurarán a olvidarnos, porque la carga de la gratitud es pesada para tomarlo en herencia; es una cadena que se rompe y no se lega y sus eslabones se entierran junto con el cuerpo.

Siento anticipadamente que el olvido es una herencia, que se lleva cobardemente sobre los hombros. He amado y he sido amado tan poco en la vida, que todos tienen el deber de olvidarme. Pero he sembrado el amor de tal manera que esos olvidos de hoy, cantarán mañana sobre mi recuerdo como un jardín sonoro.

He creado caminos para transitar hacia regiones metafísicas y los he diseñado en mis libros como quien coloca naves de papel sobre las ondas de un río, y esperando que volviesen transformadas en hombres portadores de luces, por aquello del eterno retorno, que me fue siempre amado. Pero las naves no volvían y hasta parecía que la Verdad empequeñecía la vida y que toda Realidad nublaba el cielo de los humanos. El cómo de las cosas ha sido todo para mí, el para qué de la vida fue siempre objeto de mi curiosidad y el por qué de los acontecimientos nunca me fue indiferente. El mundo está en nosotros. Y toda idea un juego de emociones.

A veces, he dejado de ser un navegante en el mar de mi propio interior para ser un poeta encantado del matiz de las olas más que de su profundidad. Pero no he querido nunca hundirme afirmando nada, porque en ese más allá presentido y adivinado había un negro uniforme de una negrura y un caos que asustaba. Todos buscamos la Verdad aún sin creer en ella. Al final, la verdad de cada uno, es la sola Verdad.

Y me pregunto: ¿cómo puede el hombre perder la fe y ser sin embargo gobernado por la creencia? Es el extraño caso de la humanidad. Una oveja, que muerto su pastor, sigue en el valle las huellas de su fantasma.

Estamos rodeados de una orfandad de luz, más profunda y más espesa, que la que rodea a aquellos que están privados de los ojos materiales. La envidia ocupa el lugar que la admiración debería llenar. Esa imposibilidad de comprender, irrita y encoleriza, y no pudiendo entrar en ella, se vuelven contra ella. Los animales miran las estrellas, sus ojos las ven, pero no las comprenden. Viven perpetuamente, con la visión cerrada ante las realidades visibles y los misterios invisibles.

¿Cuántos de nosotros no hemos sentido que nuestra vida se hace estéril a causa del amor a un ideal?

Para vosotros estas reflexiones y un epílogo que, aunque pueda parecer impregnado de pesimismo, tiene bajo su piel una semilla de luz para prender en los corazones que estén preparados para arder en llamas e incendiar el mundo.

Así debe ser.


Salvador NAVARRO ZAMORANO


OBRAS PUBLICADAS

Cuando aún es la noche
Entre el silencio y los sueños
Isla sonora
Sexo – La energía básica
El sermón de la montaña
Integración y evolución
33 meditaciones en Cristo
Rumbo a la Eternidad
La búsqueda del Ser
El cuerpo de Luz
Los arcanos menores del Tarot
Eva
Tres estudios de mujer
Misterios revelados de la Cábala
Los 33 caminos del Árbol de la Vida
Aforismos
Reflexiones
Enseñanzas de un maestro ignorado
Proceso a la espiritualidad
Manual del discípulo
Seducción y otros ensayos
Experiencias de amor
Las estaciones del amor
Sobre la vida y la muerte
Prosas últimas
Lecciones de una Escuela de Misterios
Monólogo de un hombre-dios
Cuentos de almas y amor (vv.aa)
Ensayo para una sola voz (I)
En el principio fue la Magia (II)
La puerta de los dioses (III)
Nueva narrativa (vv.aa)
Desechos urbanos (vv.aa)
La memoria del Tiempo (vv.aa
Crónicas (vv.aa.)
El camino del Mago (vv.aa.))

CONSULTAS O PEDIDOS, dirigirse a:

Salvador Navarro Zamorano
Mare de Deu de la Neu nº 8
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Página web: Salvador Navarro Zamorano –

Revista Alcorac.

 

 

 


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