ALCORAC

SALVADOR NAVARRO

 

 

                                                                                            

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                                                                     Circular nº 9 . Año IV

                                                                     Llubí, 1º de Septiembre de 1.998.

 

 

          Existen cosas que no pueden ser dichas, que son imposible comunicarlas verbalmente, pero hay una manera y esa es a través del ser.

          Si fueras un meditador, todo tu ser dirá lo que no se puede decir. Todo tu modo de vivir contará historias que no pueden ser medidas dentro de conceptos. El lenguaje es impotente. No puede expresar lo que está vivo. ¿Se puede decir algo sobre la meditación? Ella es un florecer interior, una libertad interna, un éxtasis, una bendición que viene del fondo de nuestro ser.

          Claro que puedes comunicar alguna cosa, pero la comunicación será a través de tu propio ser, de tu modo de andar, de mirar, de tu respiración. Del silencio que te circunda, la felicidad que es emitida continuamente por los poros de tu piel, por tus vibraciones, todas ellas dirán y poco podrán decir.

          Ser un meditador es la única manera. ¿Qué es meditar? Es una libertad de la mente. Y será difícil comprenderlo si no entendemos que és la mente.

          La mente es la suma del pasado. Todo lo que hemos experimentado, conocido, vivido y acumulado en la memoria. Esa totalidad del pasado es la mente. Por tanto, la mente es algo muerto, porque pertenece a las cosas que ya no existen. La mente nunca está viva, porque siempre que algo muere, pasa a formar parte de la mente. Es exactamente como el polvo que cubre a un viajero.

          Tú estás aquí y ahora y la mente está siempre en el pasado, como una sombra que te sigue mientras vivas.

          Ser un meditador es quedar libre del pasado, vivir el momento, sin cargar nada en la cabeza, sin llevar ninguna sobrecarga puesta por la vida. En cada momento muere el pasado, como si nunca hubiese existido ni nacido. Cada momento es nuevo y está vivo. No acumulemos el polvo del camino.

          Si acumulamos miserias, quedaremos más embotados cada día. La consciencia quedaría cubierta y el espejo de nuestro ser no podría reflejar nada. Cuanto más vivamos mirando el pasado, menos reflejará nuestro espejo. Seremos cada vez menos sensitivos. Y esto es lo que nos ha ocurrido siempre.

          Meditar significa romper con el pasado, comprender que es inútil porque está muerto; saber que es un fardo, una carga. Entonces, estarás aquí y ahora, en este exacto momento del presente, en la plenitud.

          Meditar significa vivir fuera del tiempo sin ser influenciado por el pasado ni llevado por el futuro. Ningún fardo del pasado, ningún deseo en el futuro. Meditar no es una meta, ni un propósito en la vida.

          Si alguien dice que meditar es un medio de llegar a Dios, dice algo tonto. Meditar es un no desear cosa alguna. Es vivir como si ya se hubiese llegado a todo. No es un deseo porque no hace diferencias, pues si tú deseas riquezas, poder, prestigio o deseas a Dios, habrás perdido. El mecanismo básico permanece contigo: el deseo.

          Si deseas, entra el futuro. Si el futuro existe, has de saber que es una proyección del pasado, que no es otra cosa que el pasado modificado, maquillado. El futuro es lo desconocido. ¿Cómo puedes desear lo desconocido? Lo que no conoces, ¿cómo puedes desearlo?

          Dios no puede ser deseado. Si lo fuera, entonces será alguna otra cosa, porque Dios es desconocido. Puedes desear el sexo, el poder, el ego, porque lo has conocido. Los has conocido durante muchas vidas. Pero, ¿cómo puedes desear a Dios? ¿Cómo puedes desear el amor? ¿Cómo puedes desear el éxtasis? Tú nunca los conociste y desearlos es imposible.

          Y es por eso que todos los Maestros y Sagradas Escrituras dicen: "Dios llega cuando no lo esperas, no lo deseas. El viene a ti; tú nunca llegas a El. No puedes ir, porque no conoces. El vendrá cuando tú dejes los deseos".

          Meditar es un no desear, y no hacerlo es vivir en el ahora.

          Recuerda: El ahora no forma parte del tiempo, está más allá de él. El tiempo sólo entra cuando piensas en términos de pasado o de futuro.

          Este momento no forma parte del tiempo. Este exacto momento no está registrado en tu reloj, porque la máquina mueve sus agujas hacia el futuro. Nunca está aquí y ahora. Está viniendo del pasado y entrando en el futuro.

          El reloj es un representante de la mente; él no está nunca aquí. En el momento que quieres concretar su tiempo, sus agujas ya se han movido. En el momento en que tú ves dónde está, el segundero ya ha pasado. Del pasado al futuro, él está saltando. El puntero de los minutos parece que se desliza, porque su salto es más lento; pero el que marca los segundos, salta con gran rapidez. Salta del pasado para el futuro. Nunca está aquí y ahora. La mente es así.

          El ahora está más allá del tiempo, es intemporal, o puedes llamarlo eterno. Tú nunca lo abandonas. Está siempre presente. Tú nunca vás hasta él ni sales de él. Es un eterno presente.

          Y si puedes vivir de este modo, de tal manera que tu vida sea rodeada por el ahora, tú serás un meditador, no tendrás deseos, no desearás ni a Dios. En el momento que deseas a Dios, haces de El una mercancía. Comienza a ser explotado por los sacerdotes, porque ellos venden esa mercancía. Serás explotado por los templos, pagodas, mezquitas, porque son en estos comercios donde esa mercancía es vendida. Un meditador no tiene nada que ver con todo esto, porque Dios no se compra, no es un objeto de mercado.

          ¿Qué sucede cuando no deseas? Esto no significa que te reprimes, que matas tus deseos. Este punto tiene que ser comprendido, porque esto ha pasado ya muchas veces.

          Las Escrituras, aquellos que saben, dicen: "Cuando tú no tienes deseos, lo divino acontece para ti". Entonces la mente salta, lo mismo que un gato salta sobre un ratón, y se agarra al no-desear. Ella dice: "Está bien, si Dios sólo puede ser alcanzado por el no-desear, entonces desearé el no-desear". En ese momento, esto se ha vuelto el deseo y nuevamente has fracasado.

          ¿Tú que puedes hacer? Puedes matar el deseo y pensar que no tienes más. El no-desear no es la muerte del deseo, porque cuando el deseo muere, tú también lo haces. Esto parece difícil: si no hay deseos, si mato cualquier deseo, también estarás muerto. Pero no te digo que mates nada, sino que transformes el deseo.

          Desear moverse en el futuro es una manera de desear; desear permanecer en el aquí y ahora y disfrutar del presente, es otro modo de desear. Un hombre que está sin deseos no está muerto. Está más vivo que tú, porque su deseo se ha concentrado en el aquí y en el ahora. Si está comiendo, ni puedes imaginar cuán feliz se siente, todo su ser está en ese acto.

          Un hombre que vive en el futuro nunca come bien. Está metiendo comida hacia dentro. Ni está interesado en la comida, porque su mente está pensado en el momento después. Vive en la ambición. No puede comer bien; puede pensar en qué comerá mañana, puede imaginar otras comidas, dónde las comerá, pero el presente está vacío. Y todos los después y los mañanas se transforman en hoy,  y se pierde la vida.

          Cuando se está practicando el acto sexual, no se siente nada, quizás frustración, pensando en otras mujeres o en otros hombres, que se pueden conquistar en el futuro o que se conquistó en el pasado. La mente siempre se está moviendo. Se es incapaz del acto sexual pleno, de comer bien, de disfrutar la felicidad que la naturaleza da, de la felicidad que hay continuamente a nuestro alrededor. Como en el otoño, cuando las hojas caen de los árboles silenciosamente, la felicidad está manando en silencio, a cada momento, sin hacer ruido, en nuestro entorno. Todo es bello, todo es una bendición, pero tú no estás presente.

          Así que un meditador no significa que sea un hombre que ha matado sus deseos, sino que es un hombre que ha colocado todos sus deseos en el aquí y en el ahora. Vive totalmente. Sea lo que sea que haga, queda entregado en eso. Nada es dejado atrás. No está dividido. Cuando come, él es un comer. Cuando hace el amor, él es amor. Cuando camina, él es un andar.

          Buda dijo y pocos lo entendieron: "Cuando caminas, sólo el camino existe, no el caminante; cuando hablas, la palabra existe, no el orador; cuando escuchas, el escuchar existe, no el oyente; cuando observas, sólo la observación existe, no el observador.

          Así es un meditador. La actividad es tan total que el actor se pierde en la actividad. No hay nadie detrás, ninguna división. Te mueves de un modo completo; fluye en la actividad, sea cual ella sea. Entonces el gozo es perfecto.

          Así es un meditador. Un hombre sin deseos. Es un  hombre cuya fuerza de deseo, todas las energías que desean, giran en torno al presente. Sus deseos se concentran en el presente. El es un mundo. Todo gira a su alrededor. Nada va hacia el futuro porque es falso, no es existencial.

          Si tus deseos van hacia el futuro, será como un río que se interna en el desierto, se perderá y nunca llegará al mar, no disfrutará del éxtasis de un río al encontrarse con el océano. Porque cuando un río llega al mar, el orgasmo es sentido en el río entero, el éxtasis, la felicidad. Esto no ocurre si el río se interna en el desierto y se pierde. Allí se evapora, se muere. No llega a ninguna comunión con la vida.

          Cuando deseamos el futuro, el río del deseo va al desierto. El futuro no está en lugar alguno, está siempre en el presente. El futuro es una creación mental, es falso, es un sueño. Un meditador vive en la realidad, nunca en el sueño. ¡Disfruta de la realidad!

          Recuerda esto: yo insisto siempre, siempre, que un meditador no está contra la vida; es un hombre que está a favor de ella. Un meditador no ha matado en su ser sus deseos y se ha vuelto una cosa muerta. El es vida en abundancia, es una fuente de vida.

          ¿Qué es lo qué ha pasado? ¿Por qué esto es tan sutil? ¿Cuál es la diferencia?

          Tú sientes hambre. Comienzas a pensar en la comida. Nunca sientes hambre en tu totalidad; si la sintieses, ella tendría su propia belleza. Y una persona que no puede sentir hambre está casi muerta. Cuando el hambre existe, el hambre está en el presente, pero tú comienzas a pensar en comida. Cuando la comida existe, comienzas a pensar en otra comida que irás a comer al día siguiente.

          Un meditador vive el presente, disfruta del hambre cuando existe. Cada célula de su cuerpo espera por la comida, como si no lloviese en muchos días y la tierra seca esperase por la lluvia. Cada poro reza, todo el cuerpo espera, disfrutando del hambre. Entonces la comida existe. El disfruta de la comida y la satisfacción viene para todo el ser, se expande por todo el cuerpo, la mente y el alma. Y él disfruta de esa satisfacción.

          Le preguntaron a un Maestro: "¿Qué es meditación?"

          Él respondió: "Cuando estoy con hambre, estoy con hambre y cuando estoy con sueño, duermo".

          El que preguntaba no pudo comprender y volvió a preguntar: "Te estoy preguntando sobre la meditación, no sobre ti".

          El Maestro le respondió: "Esto es todo lo que sé sobre la meditación; cuando siento hambre, siento hambre. Cuando como, yo como; y cuando siento sueño, voy a dormir".

          Ninguna lucha con la vida, ninguna resistencia; rindiéndose, fluctuando, siendo como una nube blanca. Un meditador es una nube blanca moviéndose en el azul del cielo, disfrutando de cada momento que Dios da, disfrutando de cada gracia que viene de Él.

          Esto es posible. Esto le ha ocurrido a muchos, te puede pasar a ti. Apenas una profunda comprensión es necesaria. Entonces no acumulas karma. No acumulas nada. Comes, amas, haces cualquier cosa, pero haces esto tan totalmente que no existe el ego para acumular ninguna memoria a partir de eso. Tú nunca dirás: "yo hice esto", ¿Cómo puedes decirlo? Cuando el hacerlo existía, tú no estabas presente; así, ¿quién puede decir: "yo hice esto"?

          Si le preguntas a un meditador: "¿Estabas con hambre y recibistes comida?" El te dirá: "No estaba con hambre ni recibí alimento; el hambre existía y recibió su comida; no hubo ninguna acción de mi parte, yo no estaba presente". Si tú no existes, si el actor no está presente, ¿quién acumula karma?

          El meditador es como una caña vacía por dentro, sin nada de substancia. En ella Dios va tocando y trayendo nuevos acordes, creando nuevas canciones, sólo un pasaje, una flauta vacía. Así el meditador no existe. ¡Y esto . . . . es hermoso!

          Debes pensar ahora que también tienes que compartir. Tu familia esperando en casa, tu madre, tu marido, tu esposa, tus hijos. El amor es siempre compartir.

          Volverás. Y no llevas nada visible contigo, ni un regalo para tu esposo a tu mujer, para tus hijos, más traerás algo invisible. Es imposible hablar sobre esa invisibilidad, porque no llevarás contigo ninguna doctrina. No te estoy dando una filosofía, ninguna ideología, te doy un tipo diferente de vida, un modo nuevo de ser.

          Será difícil decirles esto. Si te preguntaran directamente, sería complicado. Y no intentes decir nada, porque esto no te va a ayudar y hasta podrías crear problemas. Lo mejor estar abierto hacia ellos a fin de que participen. Estar con ellos riendo, comiendo, gozando, meditando y decirles que participen también de tu nuevo modo de vida. Tu propia presencia, tu ser que ríe, que se alegra, es contagioso. Ellos lo van a sentir.

          Esto te llevará algún tiempo. No será fácil. Tienes que estar preparado y dispuesto a compartir.

          Y no siempre lo podrán entender, habrá incomprensión, porque nunca habían pensado en este supuesto. Es algo desconocido. Y siempre que lo desconocido golpea en tu puerta, la mente queda con miedo por no saber qué hacer, no tiene soluciones. La mente se siente feliz cuando puede clasificar alguna cosa, colocarla en un lugar y decir: "esto es así". Se rotula y . . . . se acabó. La mente es feliz cuando puede analizar un cosa; divide, corta, mira dentro y está acabado para ella.

          Pero un meditativamente y comprobarás que a esa altura la flor ya no existe. Los pétalos estarán muertos, porque la flor era una unidad orgánica, no un mecanismo.

          El meditador es un florecimiento de la consciencia humana. Como las flores cuando surgen de los árboles, mostrando que el árbol llegó a un florecimiento. Más tarde o temprano los frutos vendrán. Las flores no son más que indicaciones de que el árbol está preparado para dar frutos. Las flores son el éxtasis del árbol antes de comenzar a dar frutos, porque ellos significan la realización de un proceso. El árbol ha llegado a su punto más alto, al crecimiento de su ser. Y es feliz, disfruta de eso, porque él no fue hecho para ser inútil. Los frutos van a llegar y el árbol está en el éxtasis dando flores.

          El meditador es un florecimiento y la felicidad es el fruto. Meditar significa que ahora tu ser interno, tu árbol interno, llegó a un punto donde el salto, la explosión, va a ocurrir. Y antes de que llegue, el ser entero disfruta de eso. Tú estás completo. No ha habido ninguna pérdida. Has esperado durante muchas vidas y ahora ha llegado el momento. Una espera tan larga, tanta paciencia, pero valía la pena esperar. Tu ser entero florece. Después vendrán los frutos. Después las semillas estarán llegando. Lleva este florecimiento contigo.

          Y es bueno que pienses en como repartirlo con las personas que amas, con los amigos, con la esposa, con el marido, con la familia. Es bueno y virtuoso pensar en repartir algo tan bello. Pero sólo podrás repartir si esto te hubiera sucedido a ti. Si sólamente me escuchas o me lees y pensando sobre las flores sin florecer, no podrás repartir nada.

          Si sólo llevas mis palabras, mis pensamientos, mis escritos, ellas no serán flores, porque las palabras, ni las ideas, ni los libros, pueden ser reales, son flores de plástico. Puedes llevarlas, darlas a tus amigos, pero no habrá ninguna fragancia. No van a transmitir nada. No habrá comunicación a través de ellas. Así que si quieres compartir la meditación, tienes que ser meditativo, estar cada vez más profundamente comprometido con este modo de vida. Sin desear y aún así disfrutando de cada deseo que llegue. Cuando nazca un deseo, disfrútalo como un regalo, como una gracia, pero nunca preguntes por él, nunca lo planees, nunca pienses sobre él. Vive totalmente, pero sin pensamiento.

          El pensamiento es una fuerza corruptora. Lo corrompe todo totalmente, porque es experto. Cuanto más piensas, más astucia demuestra. Y encontrarás que esto es una habilidad, que es inteligencia y no lo es, porque cuando la inteligencia existe, el pensamiento no es necesario. La inteligencia ya es suficiente. Necesitas pensar cuando no hay inteligencia. Cuando hay inteligencia, tú respondes en el propio momento. No necesitas pensar sobre lo que harás en el siguiente momento, porque cuando llegue, la inteligencia estará presente y responderá.

          Un espejo nunca piensa así. Cuando un hombre llega ante él, ¿que va a hacer? El no tiene ninguna necesidad de pensar. El espejo existe, reflejará. Cuando la inteligencia existe, nunca piensas sobre el problema siguiente, porque cuando llega el problema, la inteligencia responderá. Puedes contar con ella.

          Por no ser inteligentes es por lo que pensamos las cosas. El pensamiento es un substituto. Cuanto más inteligencia, menos pensamientos. Un Maestro nunca piensa, no es necesario. Sea lo que la vida le traiga ante él, responde de la manera adecuada.

          Por eso planeamos las cosas con anticipación. Y cuando llega el momento seguimos el modelo preparado en el pasado. ¿Qué tipo de vida es esa? ¡Vivir del pasado! Es por eso que cometemos tantos errores innecesarios, porque actuamos de acuerdo con el pasado. Y la vida sigue, es nueva a cada momento, como un río, cambiando. El cambio no se detiene nunca, pero nosotros seguimos parados en el pasado.

          Cargamos unos patrones, unos modelos. Y siempre que la vida nos da un problema, miramos para la memoria, para el modelo, para el viejo patrón, y entonces actuamos de acuerdo con él. Y perdemos. La vida siempre es nueva. Los modelos son siempre anticuados.

          La vida es exactamente como los pájaros volando en el cielo. Nunca dejan ningún camino, ninguna huella. Después del vuelo, el cielo continúa tan vacío como antes. No es como la tierra que cuando las personas andan crean caminos con sus pisadas. La vida es como el cielo y, en él, ningún camino existe.

          Un meditador es un ave volando en el cielo, sin seguir ninguna huella, sin caminos, porque ellos no existen. El se mueve a cada momento a través de su inteligencia presente, no a través de la memoria, del pasado.

          ¡Mira! Nosotros hacemos exactamente lo contrario, hemos hecho  de todo

un plan. Hasta un hombre cuando vuelve de su trabajo, piensa en cómo deberá estar su mujer, planea interiormente, habla consigo mismo. Ella me dirá esto, estará en tal lugar de la casa, me besará, me tendrá la comida preparada". ¿Qué necesidad hay de planear todo esto? ¿No tienes ningún amor?

          Si no sientes amor, hacer planes es necesario, porque no puedes contar contigo y es posible que te olvides de ella. Puedes llegar a  casa y olvidar que tu mujer esperó todo el día, preparando la comida, lavando ropas. Esperando y hasta impaciente si tardabas. Ahora tú has llegado y ni siquiera la miras. Te sientas en tu silla y lees el periódico, escuchas la radio o ves la televisión, como si ella no existiese.

          Tienes miedo y es posible que hagas eso. Así que tú haces planes. Tienes que recordar como debes comportarte con tu esposa. ¿Qué tipo de amor es ese que no puede corresponder sin planearlo anticipadamente?

          Si el amor existe, no hay ningún pensamiento sobre el particular. Lo mismo es cierto para la inteligencia. Si la inteligencia existe, no hay que pensar sobre ella. El pensamiento es un substituto.

          Y el pensamiento es un experto, un simulador. Puede crear la ilusión de la realidad: esta es su habilidad. Puedes sonreir, sin sonreir. La sonrisa viene a los labios pero sólo está en la boca, es una sonrisa pintada, no está relacionada contigo. No hay puente. No está en el centro de tu ser, tú la has colocado ahí, es una máscara. El pensamiento puede hacer esto, y entonces, poco a poco, te vas volviendo cada vez más falso. Simular significa crear una pseudo vida a tu alrededor.

          Un meditador es verdadero. Si sonríe, su sonrisa viene de dentro del ser. Si está con rabia, la rabia viene de dentro de su ser. Si ama, ama con todo su ser. El no es nada falso. Es auténtico. Puedes contar con él. Si él ama, ama. Si es amigo, es un amigo. No te engaña.

          Esto es lo que significa ser virtuoso, auténtico, digno de confianza. Haya lo que haya, existe de verdad. No usa máscaras, vive con la realidad. Y recuerda: puedes llegar a la verdad, sólo si eres verdadero. Si eres falso, nunca llegarás a lo real. Si eres irreal, el mundo será irreal para ti. Tú eres irreal, porque tu mundo es ilusorio. Cuando tú eres real, el mundo desaparece y se vuelve divino, verdadero.

Concluirá el próximo mes.

 

 

 

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