ALCORAC  
  Salvador Navarro  

 

                                      

Dirigida a las Escuelas de :                                                    CIRCULAR nº9

                        Barcelona (2)

                        Mallorca                                            

                        Menorca

                        Las Palmas                                         Llubí, 1º de Septiembre, 1.995

LOS HORIZONTES DEL SER HUMANO

¿Cuales son los horizontes o límites del hombre? Esta pregunta ha sido hecha a lo largo del tiempo, desde la más remota antigüedad, por sabios, filósofos y religiosos, como una especie de grado o nivel del entendimiento de las cosas.

En efecto, no hubo un sólo hombre que al alcanzar determinado grado de conocimiento de las cosas superiores, no hubiese comparado la estatura humana con el coloso de las grandezas siderales, llegando a la conclusión de que es preciso entender los límites del hombre en primer lugar, como forma de buscar alternativas para superarlos.

Inserto en un torbellino de fuerzas, - casi todas desconocidas o no perceptibles a los cinco sentidos de los cuales el individuo se sirve para sentir y comunicarse con la materia -, el hombre constantemente procura respuestas justamente en este plano más denso, y los ejemplos son numerosos.

Unas veces es el ejercicio de las competiciones físicas, como los juegos de fútbol, baloncesto, voleibol, atletismo, etc.; las competiciones automovilísticas, tipo Formula I, náuticas, etc,; de conocimiento intelectual, como pruebas escolares, exámenes, oposiciones, etc.,; las competiciones de naturaleza comercial entre mercados, empresas, sectores comerciales, etc.,; y aún más, el juego por el poder, donde los hombres pelean por la satisfacción del mando, que acontece en todos los campos de actividad humana, sea en política, economía, en los clubes, asociaciones, grupos, familias, etc.

Innumerables situaciones podrían servir de ejemplo, aún a nivel exotérico entre instituciones de carácter espiritualista, y nada hay de novedad o extraño en eso, por cuanto todo lo que existe en el plano físico recibe la presencia del hombre, que es la síntesis de cuanto él es. Imperfecto, en fase de evolución, el hombre muestra lo que él es en cada actividad, principalmente de dos maneras: o él contribuye de forma elevada y desprendida o intenta sacar provecho de la situación. Si el hombre fuera perfecto, no sería humano.

           Todo esto puede ser explicado de una manera muy simple, ya que el individuo actúa en el plano de la materia que posee polo o corriente electromagnética negativa, mientras que la totalidad de las células que componen el hombre es de polaridad contraria, corriente positiva, sugiriendo una irresistible atracción por las cosas densas.

            En un único punto el varón es negativo, justamente en la región cardíaca, originando una especie de repulsa a la materia, como consecuencia de la ley del plano físico, a través de la cual los contrarios se atraen y las polaridades idénticas se repelen. La mujer, además del corazón, también es negativa en la región uterina, pero esto cabría ser mejor estudiado en otra oportunidad.

            Tales condiciones conducen naturalmente a la conclusión de que, si el individuo estuviera centrado en su región cardíaca - cargado por tanto de energía electromagnética negativa -, habría una especie de apartamiento de las cosas concretas o densas, llevándolo a una cierta levedad y elevación de propósitos.

            El mismo fenómeno es provocado cuando el oficiante ofrece la hostia sagrada en las misas católicas: al ingerirla, el devoto aumenta su concentración, y de cierta forma, su atención acompaña  al viaje realizado por la hostia hasta la región cardíaca, liberando una energía electromagnética negativa, que lo aparta del peso de las preocupaciones y angustias. En ese momento se dice que Cristo está presente en aquella hostia; es claro que está el fuego del Cristo Interno, la  Individualidad, como agradeciendo la oportunidad de apertura del canal de comunicación con el plano de manifestación física.

            El estado de sutilización ocurre naturalmente durante los procesos de concentración y meditación, razón por la  cual todos gustan de ejercicios relacionados con un estado mental del tipo Alfa, donde las ondas cerebrales captan con mucha más intensidad y facilidad las cosas superiores.

            Todos estos efectos pueden ser experimentados y vivenciados por casi todas las personas que utilicen la parte más sutil del plano mental, la región conceptuada por la ESCUELA AVE FÉNIX como mental abstracto, donde actúa la imaginación.

            Preso a la vivencia física, donde se utiliza un cuerpo de características animales, completo y sofisticado, más denso y pesado, el hombre está condicionado a los límites de sus cinco sentidos físicos, que los espiritualistas llaman "maestros exteriores".

            Esto puede ser representado en la naturaleza por las seis direcciones: los cuatro puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el bajo (lo que está bajo los pies), y lo alto (lo que está encima de la cabeza). Entonces, seis son los horizontes de la humanidad, razón por la cual las sociedades iniciáticas utilizan este símbolo para explicar el asunto y orientar a sus estudiantes. Y más específicamente aún, a través del ataúd, que posee seis lados, por medio de los cuales parece recordar que todo acaba en ese momento máximo.

            Ese simbolismo fue interpretado, principalmente en el mundo occidental, más joven y pragmático, como el fin de todo y que en aquel instante la tierra fría encerraría todo el camino de proyectos, ilusiones, trabajos, riquezas, etc. Todos se perfilan y sienten que dias más o menos llegará con su hora final también.

LA MUERTE NO EXISTE

            Entretanto, tal concepto se limita a simples apariencias o ilusión de los sentidos, ya que para los espiritualistas la muerte física no existe, constituyéndose sólo en el final de un ciclo que debe volver a comenzar seguidamente. La vida es movimiento y, como tal, no puede haber inercia.

            Entender que la muerte es sólo un estado transitorio y, por tanto, ligado a lo efímero de la Personalidad, y que tiene en su esencia un mensaje oculto de resurrección o renacimiento en otro plano, pertenece al simbolismo de la iniciación, a través de la cual el individuo siempre está iniciando algo, porque no puede haber estancamiento.

            Para entender esto con tranquilidad, se precisa buscar la síntesis de los seis horizontes del hombre: 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 = 21; es necesario alcanzar la madurez. Es necesario unir la Luna y el Sol, las dos luces de la Tierra, cuyos números espirituales son el 2 y el 1, respectivamente. Ahora, la inversión del 21 nos conduce al 12, al medio-dia, cuando la luz del Sol está en su máximo de intensidad, el zenit. Entonces, es hora de recordar también que el trabajo del hombre profano va de sol a sol, mientras que el iniciado realiza su trabajo desde el medio día a la media noche.

            Si el dia tiene 24 horas, que conecta con los números material y espiritual de Urano, inteligencia responsable de la Sabiduría y el Amor, el fin de camino del hombre (último estadio del infinito cuando se prepara para entrar en la eternidad de todas las cosas), es el medio dia, o sea, la mitad del camino.

            Por ello, es imprescindible cambiar los conceptos y posturas de vida, cambiando el horario de sol a sol por el de medio dia, que consiste en una alegoría. Representa no sólo el inicio de la jornada, sino la mitad del camino (la mitad de 24 es 12). Por un simple juego de palabras, ya que el hombre necesita cambiar casi todo en la vida, no cuesta nada invertir el el orden de expresión mitad del cam ino por camino de enmedio. Sólo que el camino de enmedio puede más que la mitad del camino, puede ser casi el camino entero.

EL ORIGEN DE TODOS LOS MERCURIOS

            A veces, muchos de nosotros tienen dificultades para entender el curso de las cosas en la visión de la Ciencia Espiritual, lo que acontece porque nosotros, los humanos, no aprendemos a interpretar el designio divino. La fuerza del desafío está en la sorpresa, donde se puede encontrar la ignorancia y la sabiduría. La sabiduría anula la sorpresa y el desafío es vencido.

            Quien marca la vida - este constante desafío -, es el ritmo que proviene de seis planetas del sistema solar, pero hay una analogía con la constitución del género humano, ya que nosotros somos participantes de un conjunto hexagonal.

            Además del físico, que fue hecho durante la vida intra-uterina, el hombre es nacido de la inteligencia de la concepción; de la inteligencia que hizo funcionar el corazón en el décimo dia de la concepción; de la inteligencia que creó la Individualidad de cada ser humano y lo ligó a esa inteligencia a los cien dias; de la aparición de la Personalidad, que es una inteligencia que almacenó las inferioridades de vidas pasadas; y, finalmente, de la inteligente manifestación de todos los aciertos de vidas pasadas, que se funden con el hombre en el milésimo día de su existencia, y que recibe el nombre de Ser.

            INTELIGENCIAS:  1ª  Concepción

                                            2ª  Físico

                                            3ª  Corazón                                           

                                            4ª   Individualidad

                                            5ª   Personalidad

                                            6ª   Ser

            Sumando estas seis manifestaciones, resulta: 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 = 21. En la Cábala el 21 corresponde a la letra Shin. En la vida física, el 21 corresponde a la mayoría de edad en los Códigos Civiles de muchos países.

            El ritmo que actualmente rige la vida humana es el divino, porque sumando los números espirituales de los seis planetas : Sol (1), Luna (2), Marte (9), Mercurio (5), Júpiter (3) y Venus (6), es igual a 26. Se debe entender lo divino como el Señor de la Humanidad, Jehová, cuyo nombre es la síntesis del tetragranma Iod (10) + He (5) + Vau (6) + He (5), igual a 26.

           Mientras tanto, si la cuestión fuere estudiada tomándose los números materiales o concretos del mismo ritmo, se obtiene la siguiente síntesis: Sol (6), Luna (9), Marte (5), Mercurio (8), Júpiter (4) y Venus (7), con un total de 39 y que representa las tres jerarquías angelicales que no se manifestaron y las nueve jerarquías que actúan sobre el hombre común, dentro de los 12 (3 + 9), signos zodiacales.

            Hay aún otro ritmo poderoso y, como el primero, es dedicado a toda la humanidad, el ritmo de la llamada Sabiduría. Geométricamente es el resultado del enlace de dos triángulos equiláteros, poseyendo este símbolo varios nombres, siendo el más común el de Estrella de David.

            Hay entonces seis pequeños triángulos en su periferia y en cada uno domina el símbolo de un planeta. De acuerdo con las agujas del reloj, partiendo desde la cabeza o del más alto, se tienen los resultados de acción luminosa:

            PLANETAS                            Nº espiritual       Nº material

            Mercurio                                          5                      8

            Venus                                              6                      7

            Saturno                                            8                      3

            Luna                                                2                      9

            Marte                                               9                      5

            Júpiter                                              3                      4

                                                                  ___                   ___

            Total                                               33                     36

La interpretación debe ser dada de la forma siguiente: la suma de los números espirituales, produce un número concreto, mientras que la suma de los números materiales produce un número positivo: 26, del primer ritmo, es igual a 8, que es el número concreto o material de Mercurio; y 39, también del primer ritmo, es igual a 12, que es igual a 3, que es el número positivo de Júpiter. De ahí resulta la Justicia Armónica, esto es, la JERARQUÍA.

            En el segundo ritmo, se obtienen 33 espirituales que, concretamente, hacen 6, número del Sol, y 36 materiales que, positiva o espiritualmente, hacen 9, el número positivo de Marte, y de ahí resultando el Sol, que es el Señor de las tres luces: luz, brillo y esplendor, y Marte, el Señor de la Acción. Fácil, entonces, será entender la respectiva sentencia, que es igual a ACCIÓN LUMINOSA.

            Se concluye que hay dos ritmos, cuyo significado es el siguiente: sólo la acción luminosa o la luz en acción, puede hacer al individuo contactar con la Jerarquía. Mientras, es necesario entender que esta sentencia es irrevocable, ya que cualquier pensamiento, palabra u obra que no se identifica, aunque sea levemente, con el principio anunciado, no produce nada en el infinito y, mucho menos, en lo Eterno.

            Estos dos ritmos son para toda la humanidad, pero hay también un ritmo individual, porque cada hombre en la faz de la Tierra posee su propio ritmo, resultado del aforismo colectivo: CONÓCETE A TÍ MISMO.

            Entre la sentencia y el aforismo, hay un modo por el cual cada persona puede escalonar y adoptar su individual ritmo en el sentido de alcanzar la Unidad de las Cosas, de ahí el que sean muchos los caminos que llevan hasta la montaña. Pero sólo un camino es el que sube a la montaña.

            En otras palabras, por analogía, se puede afirmar que entre lo general  y lo individual hay lo que puede considerarse como lo social. Las religiones hicieron eso, porque entre lo general y lo individual, en seis espacios iguales, crearon sus credos. Ahí están el Cristianismo, el Budismo, el Hinduísmo, el Brahmanismo, el Judaísmo y el Islamismo, y sus respectivas sectas.

LA DIFERENCIA ES EL MAGO

            En la antigüedad, las religiones tenían expresiones diferentes, pues eran más puras y el dinero no entraba en sus preocupaciones. Sabíase, entre los iniciados, que la gran etapa a vencer en el gran camino era la aproximación al Señor de la Galaxia, el Extraordinario y Bendito Hijo de Dios, el Joven Siempre Eterno que, por esto mismo, en el lenguaje terrenal, representaba el Principio, el Fin y el Fecundador. Él es el origen de todos los Mercurios.

            El número de la madurez es el 21 y su cuadrado es el 441, que leído de derecha a izquierda es el 144. 144 es el número de las realizaciones de la Tierra, cuyo examinador es la SOMBRA del Joven Siempre Eterno, esto es, la inteligencia del materialismo inferior. La diferencia entre los dos números 441 y 424, es 17, el Arcano 17, el MAGO.

             SHIN          =  300

             YOD           =   10

             O             = __ 1_                          

                                     311    

                                     113

                                    _____

                                     424

AFIRMACIONES

YO SOY  la Resurrección y la Vida de la pureza y la salud en cada célula de mi cuerpo y en mi mundo.

YO SOY  la Luz en cada corazón humano, en todo ser viviente del reino de la naturaleza, de los seres angelicales y de los seres elementales.

YO SOY  la poderosa y transmutadora Llama Violeta en su más dinámica actividad, que flamea a través de toda forma-pensamiento y toda energía malbaratada por mí, desde el principio de los tiempos, transformándolas en perfección.

EN ESPIRITU Y EN VERDAD

            "Entrad por la puerta estrecha. Pues larga es la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición - y son muchos lo que entran por él. ¡ Cuán estrecha es la puerta y cuán estrecho el camino que conduce a la vida! - y pocos son los que aciertan con él.

                                                                                                  (Mateo 7, vs.13)

Grandes son las avenidas del placer, que sonríen con encanto.

Estrechas son las sendas del deber.

Es fácil ceder a la ley de la inercia y dejarse llevar, indolente, a merced de las olas.

Es difícil oponer firmeza al impulso de la materia y remar contra corriente.

Pero, el Reino de los Cielos, es el premio de los fuertes y las grandes almas lo conquistan.

Mejor es la trabajosa libertad que la suave esclavitud.

Si la vida del hombre espiritual es una bella tristeza, la vida del materialista es una horrorosa alegría.

No entrarán en la Tierra Prometida los amigos de las "ollas de Egipto", pero sí los hijos del desierto, nacidos entre privaciones y creados entre el trabajo y la lucha.

 

 

 

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