ALCORAC SALVADOR NAVARRO
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Circular nº 5 Año V
Llubí,
1º de de Mayo de 1.999.
El hombre trae la semilla de su
miseria o felicidad, infierno o cielo, dentro de sí mismo. Lo que quiera le
ocurra, acontece por su propia causa. Las fuentes externas son secundarias; las
causas internas son las principales. A menos que comprendas esto, no existe
posibilidad de que en ti haya una transmutación. Porque tu mente sigue
engañándote, siempre señalando el lado de fuera, pero los motivos están en otro
lugar. Si la causa está fuera de ti, entonces no es posible la libertad, ni la
meditación; estarás destinado a la esclavitud, porque ¿cómo puedes cambiar los
principios externos? Y si cambias uno, nacen decenas más de ellos.
Esta es la diferencia básica
entre una mente espiritual y otra que no lo es.
Muchas doctrinas políticas
pensaron exactamente lo opuesto. Dicen que la causa existe del lado del hombre,
de su exterior. El hombre es miserable porque existen causas fuera de él que
crean la miseria. El hombre sería feliz si las causas fueran alteradas. Es
necesaria una revolución, de acuerdo con los políticos, en el mundo exterior.
De acuerdo con Mahoma, Jesús, Buda o Krishna, todo este diagnóstico no es más
que un error.
Las causas son internas. Lo
externo sólo son disculpas.
Tú puedes cambiar la parte de
fuera, pero si nada se altera interiormente, tú eres el mismo. Lo interior
creará una y otra vez el mismo patrón, sea cual fuera la situación externa,
porque el hombre vive desde el interior hacia el exterior.
Conocí un hombre que se casó tres
veces y que sufría mucho. La primera vez que se casó, escogió una mujer sádica,
que le encantaba torturarlo. El venía a contar sus torturas. Algunas veces,
cuando su mujer le golpeaba, enseñaba las marcas de su piel. Pero yo tenía la
impresión de que, de alguna forma, en el fondo, él sentía placer, porque
siempre que hablaba de su desgracia, sus ojos le brillaban, eran más vivos.
Le seguí prestando atención.
Algunas veces la esposa marchaba a la casa de sus padres; entonces él no era
feliz. Igualmente, cuando convivía con su mujer. Pero ambas infelicidades
tenían una diferencia. Cuando la esposa estaba en su hogar, él no era feliz,
pero sí feliz en su infelicidad. Y yo tenía la sensación de que estaba
exagerando sus problemas.
Entonces la miseria se hizo tan
grande que el hombre se divorció. El día que se hizo efectiva la separación le
dije: "Ahora debes estar muy atento, porque pienso que te vas a enamorar
del mismo tipo de mujer. Porque tú no has cambiado. Ahora ten mucho cuidado con
lo que haces".
A los pocos meses fue víctima de
otra mujer de igual carácter. Se casó. Y comenzó de nuevo con sus tristes
historias sobre las torturas de su mujer. Yo le dije: "Ya te avisé de que
esto podía suceder, porque ¿quién fue el que escogió a esta nueva mujer?
Eres un masoquista. Quieres ser torturado y buscas quien te domine, alguien que
te tiranice. Tú no te quieres. Necesitas de alguien que te odie".
El segundo matrimonio acabó como
el primero. La última vez que vi a este amigo estaba en busca de una tercera
esposa. Le dije: Ahora debes guardar mucha atención. Porque algo dentro de tí
buscará la misma clase de mujer".
El respondió: "Nunca más. ¿Qué piensas tú que soy? ¿Me
crees estúpido? No olvidaré nunca esta lección".
Ahora se ha casado nuevamente y
tengo noticias de que sus problemas siguen. Las mismas viejas historias de miserias.
Este hombre puede seguir viviendo
millones de años, el mundo entero puede cambiar, pero él siempre escogerá el
mismo tipo de mujer, porque aquél que escoge no cambia. La miseria no está en
la mujer elegida, sino en la misma elección.
Tú traes tu cielo dentro de ti.
También traes tu infierno. Y si te sientes miserable, no intentes encontrar
disculpas en el mundo exterior. Ellas no te van a ayudar. En verdad, se
transformarán en decepciones. Siempre que te sientas mal, procura encontrar
dentro de ti qué es lo que te está frustrando. Ponte alerta para eso. De otra
manera, las personas quedan moviéndose en el mismo lugar por muchas vidas, en
el mismo círculo vicioso.
Cuentan que alguien una noche
soñó que estaba en el cielo. Era todo muy hermoso; había un valle silencioso,
el sol naciendo, los pájaros cantando y él sólo, sentado al pie de un árbol.
Pero empezó a sentir hambre y no había nadie. Entonces gritó: ¿Hay alguien
aquí?" Y un hombre muy simpático apareció y le dijo: "Estoy a sus
órdenes. Haré todo lo que me mande". Así que pidió comida. Y todo cuanto
pedía le era inmediatamente servido. No se perdía ni un minuto: la comida
aparecía al instante. Quedó satisfecho y durmió. Al despertar siguió pidiendo:
una cama, una mujer . . . y todo le era servido en un
abrir y cerrar de ojos.
Y esto siguió durante muchos
días. El comenzó a sentirse saturado, aburrido. Todo era demasiado bueno.
Comenzó a pensar si habría algún problema, porque aquello era demasiado para
ser verdad. Buscó alguna tensión, porque vivía sin ella; alguna ansiedad, algo
para sentirse triste. ¡Todo era insoportablemente perfecto!
Entonces llamó al hombre y le
dijo: "Me gustaría hacer algún trabajo. Sentado todo el día, con las manos
vacías, no me siento confortable".
Y el hombre le respondió:
"Puedo hacer todo cuanto me pida el señor, pero eso no es posible. No le
puedo dar trabajo. Aquí no es posible. Cualquier otra cosa que necesite, estoy
dispuesto a facilitarla. ¿Para qué quiere el trabajo? Cuando todo es
inmediatamente satisfecho, no necesita trabajar".
Y dijo el durmiente en su sueño:
"Entonces es mejor estar en el infierno, si no me quiere dar ninguna labor
para entretenerme".
El hombre comenzó a reir,
diciendo: "Y, ¿dónde piensa el señor que está?
Con esa risa, este hombre
despertó, desapareciendo el sueño
Donde quiera que vayas, crearás
un infierno a tu alrededor. De hecho, cielo e infierno no son lugares, no
existen en el espacio. Son actitudes. Son psicológicos, existen en tu espacio
interior, no fuera de ti. No puedes ir al cielo o al infierno. Tú traes el
infierno o el cielo contigo mismo.
Es como una tela de araña.
Todo el mundo es como una araña que trae su propia tela internamente. Donde
quiera que la araña va, ella coloca su tela alrededor;
la elabora en sus intestinos. Y cuando quiere cambiar de lugar, devora su
propia tela y se traslada.
Tú cargas tu cielo y tu infierno,
exactamente como una tela de araña. Y, donde cualquiera sea el sitio a donde te
dirijas, crearás una pauta de conducta a tu alrededor.
Eso tiene que ser comprendido muy
profundamente, lo más profundamente posible, porque muchas cosas dependen de
esto. Toda tu transformación está pendiente de esta comprensión. Y si pierdes
este concepto, seguirás caminando a ciegas con tu vida.
Hay personas que vienen a meditar
conmigo. Al pasar un tiempo se encuentran muy bien y me dicen: ¡Es maravilloso!
No necesitamos nada más". Marchan a sus asuntos, abandonando lo que les
habían hecho tan felices y me olvidan. Cuando me recuerdan y regresan, les digo
que comiencen a meditar y les pregunto: "¿Por qué han parado, si se
estaban sintiendo tan bien?".
Y uno respondió: Cuando me siento
bien, algo dentro de mi me dice que ya no necesito
meditar más. Y dejo de hacerlo. Pero cuando pasa algún tiempo, vuelvo a estar
deprimido. Por eso he regresado".
Y esto pasa continuamente y las
personas no aprenden. Prometen no dejar de hacerlo, pero vuelven a caer en la
misma inercia. No se tiene consciencia de lo que se está haciendo. Cuando llega
el momento de dar un salto hacia delante y hacia arriba, la mente dice:
"¿Cuál es la necesidad? Ahora eres feliz. ¿Para qué levantarte pronto por
la mañana, e incomodarte haciendo una meditación? No es necesario. Cuando la
enfermedad no existe, la gente deja de tomar medicamentos".
Hay una historia muy antigua.
Eran cinco hermanos que fueron expulsados de su país y andaban como fugitivos
en un bosque. Un día estaban con mucha sed y uno de ellos, el más joven, fue a
buscar agua. Llegó a un lago, pero en el momento que entraba en el agua para
llenar una jarra, oyó una voz invisible que le decía: "¡Espera! A menos
que respondas a mis preguntas, no podrás tomar agua de este lago".
Esa es la única condición: tienes que responder a tres preguntas. Si no lo
haces, caerás muerto aquí y ahora. La primera pregunta es: "¿Cuál es la
cosa más importante que el hombre no tiene? La más importante".
El joven no supo qué responder y cayó
muerto.
Otro de los hermanos siguió el
mismo camino y así hasta el cuarto. Después el más viejo, fue al lago a
buscar agua y saber de sus otros hermanos que habían desaparecido.
Los cuatro hermanos estaban
tendidos a la orilla del lago, y en el momento que entró en el agua, oyó la voz
que decía: Responde a esta pregunta, pues de lo contrario morirás. Y si
respondes, no sólo seguirás viviendo, sino que podrás beber y la misma agua
hará que tus hermanos revivan. Esta es la pregunta: "¿Cuál es la cosa más
importante que el hombre no tiene?
Y el muchacho respondió: "La
cosa más importante que el hombre no tiene, es que nunca aprende".
Y le fue permitido beber agua y
volver a sus hermanos a la vida.
En verdad, este es uno de los
hechos más importantes sobre el hombre: que nunca aprende. Puedes ser muy
culto, pero nunca aprendes. El conocimiento y el aprendizaje son diferentes. El
conocimiento es prestado: eres como un loro que come y llena su memoria de
fechas y conceptos, como un ordenador. Aprender es totalmente diferente, porque
significa hacerlo a través de la experiencia, jamás repetir el mismo error,
estar más atento y consciente.
Y este es el mensaje de la
historia que te voy a contar y que da base a esta Circular. Algo en ti
continuamente se frustra, y a menos que la domines o destruyas, todo lo que
hagas será inútil. Lo que quiera hagas, eres tú quién lo hará y será inútil.
Este factor interno que continuamente te defrauda tiene que ser abandonado,
destruido, quemado.
Habrás observado, puede ser que
la observación no haya sido aguda o profunda, pero debes haber observado, en un
estado nebuloso de mente, que siempre cometes el mismo tipo de error,
repetidamente. ¡Qué triste! No puedes ni inventar errores nuevos. ¡Qué poco
original y mediocre tu estado mental! Eres como un disco rayado. Repitiendo los
mismos tonos y voces una y otra vez, en tus relaciones amorosas, con tus
amistades, en tu trabajo . . . . Y sigues sin tener esperanzas
de que esta vez las cosas serán diferentes.
¡Nunca lo serán, porque tú eres el mismo! ¿Cómo puedes cambiar algo?
Tienes esperanzas contra la esperanza. La mente es estúpida. Sigues esperando y
sabes bien, en el fondo, que no es posible, porque te vas a frustrar de nuevo.
Te enamoras y todo es muy
romántico, poético. Tal vez, no es la primera vez que te sucede. Ha pasado
otras veces. Cuando te enamorabas, también eras romántico y poético. El mundo
era hermoso, así como tus sueños. Pero cuando todo pasó, las cosas se volvieron
feas, y el sueño una pesadilla. El cielo se convirtió en un infierno. Y así
muchas veces. Pero te volverás a enamorar y nuevamente te olvidarás de todo lo
pasado.
Somos eternas repeticiones. Y a
menos que dejemos de ser repetitivos, no hay posibilidad de cambio.
¿Cómo se puede detener esta
repetición? Lo primero es comprender que ella está siempre presente. Eso es
básico. Es necesario comprender que la repetición está ahí. Estamos funcionando
como autómatas, no como hombres, sino como un mecanismo repetitivo.
El hombre nace en ti cuando dejas
de ser maquinal. El hombre nace cuando se mueve de una manera diferente, cuando
emprende nuevos caminos, cuando se abre totalmente hacia lo desconocido.
Tú te mueves siempre dentro de lo
conocido, haces siempre lo mismo que habías hecho antes. ¡ Y
si fueras más hábil cada vez que lo haces! Eres perito en cometer los mismos
errores una y otra vez. Eres previsible. La astrología existe porque tu vida es
mecánica, caso contrario, nadie puede preveer lo que harías en cada instante.
Pero puedes ser predicho. Desconocer lo desconocido. Repite lo que ya sabe.
Para conocer lo desconocido la
mente tiene que ser abandonada y, entonces, súbitamente, estás en medio de lo
desconocido. Dios es desconocido. Entonces Dios será una belleza para ti.
Lo conocido está muerto. El
Desconocido Supremo es eso que los religiosos llaman Dios. Eso quiere decir que
lo que quiera que sepas será desconocido; de cualquier forma que conozcas será
desconocido. Y siempre estarás conociendo.
Existen tres movimientos. Desde
lo conocido para lo conocido, eso es la mente. Desde lo conocido para lo
desconocido, eso es la consciencia. Y desde lo desconocido para lo desconocido,
eso es la suprema consciencia. Entonces el hombre es sabio, será como un dios.
Habrá abandonado completamente la mente. No existirá el pasado y, por tanto,
tampoco el futuro.
Sólo éste momento existe. Ahora y
aquí todo culmina. En el aquí y en el ahora Dios existe en toda su belleza y
desnudez, en una total sacralidad.
Recuerda: la mente es repetitiva,
no es original, es una cosa mecánica. El individuo tiene que ir más allá de ella.
Si no lo hiciera, estaría continuamente frustrado. Te dará siempre los mismos
moldes. ¿Por qué llamamos a la vida "rueda" que gira
eternamente de existencia a existencia? A causa de la repetición. Una rueda se
mueve, se repite. No hay nada más repetitivo que ella. Por eso en Oriente se
llama al mundo "el mundo de la rueda". La única ansia es liberarse de
esa rueda.
Esto es simbólico. ¿Cómo salir de
esta repetición? ¿Cómo alcanzar lo nuevo? ¿Cómo llegar a la vida eterna? ¿Cómo
salir fuera de la muerte y de esta vida? Porque esta vida no es más que una
muerte gradual. Nace un niño y ya comienza a morir. Habrá muerto en setenta u
ochenta años. Lentamente morirá. La mente es la rueda de la vida y la
muerte. El primer paso que tienes que dar es ser consciente de eso.
El segundo paso es estar
despierto, cuando la mente entre una y otra vez en el mismo camino. Si estás
alerta, habrás introducido un nuevo fenómeno en ella.
Por ejemplo: te estás enamorando
de nuevo. Queda con atención. No hay nada anormal en enamorarse. Sólo por estar
atento introduces algo nuevo que antes no estaba. Y cualquier cosa que digas a
ese hombre o esa mujer, hazlo con plena atención.
Una vez se enamoró un hombre. Yo
le había prevenido para que estuviese con atención y, cuando dijera: "Eres
la mujer más maravillosa del mundo". recordara lo
que le había dicho. Y entonces le dijo a ella: "¡Espera! Discúlpame,
porque esto es lo que siempre he dicho a muchas mujeres, y no tengo seguridad
de que no voy a seguir diciéndolo la próxima vez que conozca a otra".
Entró algo nuevo en su mente.
Quedó consciente de que siempre repetía lo mismo a todas las mujeres. Y las
mujeres son fieles. Ellas confían, creen lo que les decimos. Y saben que no es
verdad, pero lo creen. Ellas repiten sus frustraciones y nosotros repetimos el
mecanismo. De otro modo, la mujer podría decir: "No tienes necesidad de
llegar tan lejos. El amor es bueno, pero no tienes necesidad de decirme que soy
la mujer más hermosa y de que sólo por eso me amas, porque caso contrario el
amor no duraría mucho tiempo".
¿Por qué no amar a una mujer o un
hombre común? ¿Que mal hay ser corriente? ¿Para qué crear sueños? Los sueños
son destruídos un día, porque no pueden ser reales. Te van a defraudar.
Mantener sueños y falsas promesas será una carga demasiado pesada. La mujer o
el hombre puede convertirse en una piedra atada al
cuello. ¿Por qué no ser natural? Decir simplemente: "Te amo". ¿Para
qué los superlativos, que más tarde o más temprano hemos de abandonar? Y
cuando dejas de decirlos, todo se viene abajo, el castillo de naipes queda en
ruinas. Estamos construyendo sobre falsos cimientos.
La tercera cosa que hemos de
recordar es: siempre que vayamos a repetir un viejo hábito, demos una sacudida
en nosotros mismos, volvámonos conscientes y, de repente, sentiremos un cambio.
Servirá un cachete en la cara o arrojar agua fría sobre los ojos. Y quedar
conscientes, despiertos. Así estaremos entrando en un nuevo esquema. El propio
estado de ser consciente comienza a cambiar.
Hasta los científicos dicen cosas
como estas: afirman que la materia, cuando es observada, cambia de
comportamiento, porque en cierto modo la materia es mente. Por ejemplo, si te
estás dando un baño y, de repente, te das cuenta de que un niño mira por el ojo
de la cerradura. ¿Sigues siendo el mismo o notas algún cambio? ¡Algo ha
cambiado! Alguien te mira por el agujero de la cerradura y tú te vuelves diferente.
Antes cantabas bajo el agua de la ducha y ahora te has vuelto silencioso. Basta
que un niño o alguien esté mirando, para que llegue un
nuevo factor; ha entrado en escena un observador, y una observación es una
transformación.
Y esto no es sólo con el hombre;
ahora dicen que ocurre hasta con los árboles. Si observas un árbol, él cambia
de comportamiento. Cuando pasa un amigo, el árbol tiene un
actitud receptiva, alegre. Incluso se "mueve" más, si te acercas y lo
tocas. Y existen también sus enemigos: niños, animales, el jardinero con sus
tijeras. El árbol tiene miedo. Son descubrimientos de la ciencia actual.
Sólo por la observación, tú
puedes hacer cambiar un árbol, una planta, en su comportamiento. Y los físicos
dicen que los electrones se agitan inmediatamente cuando hay un obserador.
¡Electrones! Nosotros no pensamos que ellos tienen vida, ni que tienen
mente. La ciencia dice que la religión estaba en lo cierto cuando aseguraba que
Dios, el Todo, es un vasto océano de vida y consciencia. ¡Nada está muerto! ¡Ni
aún las piedras! Cuando un campo electrónico cambia de órbita, comportamiento,
actitud, ¿eso que revela? ¡Que una tremenda energía es posible a través de la
observación!
Cuando observas, entra un factor
nuevo, el mayor factor de la vida: la observación. Súbitamente las cosas
cambian. Un hábito necesita de inconsciencia para ser repetido. Si entra la
consciencia, el hábito cae.
Las personas llegan a mi despacho
y me dicen: "No consigo dejar de fumar" o "No consigo dejar de
tomar alcohol". ¿Qué tengo que hacer?
Y yo puedo responder: "Fuma
conscientemente o bebe conscientemente. No luches contra el hábito. Fuma y sé
consciente. Respira el tabaco, consciente de que el humo está entrando,
llenando tus pulmones de nicotina. Exhala el humo, consciente de que el tabaco
que sale de tu cuerpo está contaminando a las personas que te rodean y
polucionando el aire que respiran. Un día verás que el cigarro cae de tus
dedos. No es que lo hayas abandonado, sino que él ha caído".
Teniendo consciencia, los hábitos
caen. Sin consciencia, intentar abandonar un hábito es algo casi imposible. La
única manera de abandonar algo sin consciencia, es creando otro hábito, un
sustituto. Eso funciona. Abandonas el cigarro y masticas chicles; tienes que
hacer algo estúpido, porque no sabes tener la boca relajada. En el fondo hay
una tensión en la boca y los labios, y esa tensión crea el hábito. Quizá lo mejor
sea chupar los dedos de las manos, como los niños. Pero nadie se sentirá bien
contigo si, de repente, comienzas a chuparte el dedo pulgar ante él. Chicles,
cigarrillos, no son más que sustitutos para los adultos. Los niños se chupan
los dedos porque no tienen miedo social. Cuando crecen, la misma necesidad
existe en algún lugar de la boca. Tal vez la madre no te haya dado el seno todo
el tiempo que necesitabas, y te lo haya retirado antes de lo necesario. Y eso
ha quedado bien en el fondo: los labios no se relajaron. Cargan tensión y crean
el hábito.
Las mujeres fuman menos porque
hablan mucho. Ese es el sustituto de ellas. Ahora en Occidente, empiezan a
fumar más, porque se han hecho menos femeninas. En cualquier caso, a través de
los labios la tensión se libera.
Puedes hacer cualquier cosa, a no
ser que seas consciente. Cuando eres consciente sientes la tensión. No hagas
nada. Ni te relajes. Una vez consciente de que existe la tensión, ya te estarás
relajando, porque la tensión existe en una oscuridad inconsciente.
La segunda cosa es quedar cada
vez más consciente, mientras todo tu automatismo intenta repetir las viejas
fórmulas.
Y la tercera cosa: siempre que
descubras que existe alguna miseria, mira tu interior. La causa está ahí.
Siempre que descubras que estás lleno de felicidad, mira hacia dentro. La causa
está ahí. Si miras al exterior encontrarás una causa ficticia, que no es
verdaderamente una causa, sino una proyección.
Es exactamente como en un cine:
te sientas y en la pantalla aparecen unas figuras. Ellas están siendo
proyectadas. Las figuras están exactamente detrás de ti, en un proyector. Pero
la máquina está en el fondo, y tus ojos miran delante, a la pantalla, que está
vacía, sólo hay luz y sombras que se mueven, formando figuras y colores. Tú
tienes tu proyector dentro, el de la felicidad, el de la miseria, el del cielo,
el del infierno. Dios y el diablo están dentro. Siempre que sientas al demonio
en algún lugar, mira hacia dentro. Lo encontrarás. Los otros son pantallas que
revelan tu realidad. No son las causas reales.
Ahora te voy a contar una vieja
historia.
Un Maestro anunció que era
demostrable que, aunque quieras ayudar a un hombre, algo en él puede frustrar
tu objetivo.
Algunas personas rebatieron esta
teoría. Entonces el Maestro prometió una demostración.
Cuando todos habían olvidado
aquel episodio, el Maestro mandó a un hombre que dejara un saco lleno de
monedas de oro en medio de un puente. Pidió a otro hombre que trajese a algún
pobre endeudado y lo llevase a uno de los extremos del puente, pidiendo que lo
atravesara de un extremo al otro.
El Maestro y sus testigos quedaron
al otro lado del puente.
Cuando el hombre llegó al otro
lado, el Maestro le preguntó: "¿Qué vistes en medio del puente?"
"Nada", respondió el
hombre.
"¿Como fue eso?",
preguntó el Maestro.
El hombre replicó: "Cuando
comencé a cruzar el puente, se me ocurrió la idea de que podría ser divertido
hacer la travesía con los ojos cerrados. Y así lo hice .
. . . "
Personas como este Maestro miran
al fondo. No ven la superficie, sino que miran profundamente dentro de ti. El
tiene que haber visto a este infeliz, tenía que haber algo en él que lo haría
permanecer pobre para siempre. No podía ser ayudado. La ayuda no iba a servir
para nada, porque cargaba algo consigo mismo que lo frustaría siempre. Así que
dijo que si quisieras ayudarlo, algo en ese hombre podría deshacer este
objetivo. Pero algunas personas bondadosas se opusieron a esta teoría..
Tengo visto a mucha gente llegar
a un punto donde algo podía ser inmediatamente posible, pero justamente algún
pensamiento ocurría en ellos, a veces absurdo. Y cambiaron de dirección,
mudaron de idea y lo que estaba pronto para ocurrir quedó en suspenso. En mis
clases, este hecho ha ocurrido con mucha frecuencia. Amigos que estaban a punto
de llegar a alguna parte, y abandonaron un día con el absurdo pensamiento de
que no estaban sintiendo nada. Miraban el exterior, proyectaban sobre los
demás.
Sus mentes son un fenómeno
complejo. Están continuamente proyectando cosas. Para este hombre pobre, el
saco de dinero era suficiente para acabar con su miseria. Había cruzado el
puente muchas veces, pero súbitamente un pensamiento llega a su mente: que
sería muy gracioso cruzar el puente con los ojos cerrados. Tú tambien puedes estar
andando por el puente con los ojos cerrados. Cuando ese pensamiento se te
ocurra, ¡mira a tu alrededor!, algún saco de oro puede estar esperando por ti.
Había un amigo que venía a mi
casa a meditar. Muchas veces me prometía venir a comenzar la meditación, pero
había siempre algo que lo impedía. La mujer enferma, el niño que debía
acompañar al colegio, un viaje, el coche estropeado. Y cuando llegaba, tenía
tan pocos deseos, que lo dejaba para el día siguiente. O llevaba tanta prisa,
que se disculpaba y prometía volver otro día con más tiempo.
Un día le pregunté: "¿Has
mirado hacia atrás alguna vez? Siempre que prometes, algo ocurre. ¿Hay alguna
relación interior con tus urgencias en otra parte? Tu hijo enfermo, tu mujer
que no se siente bien, tu pereza, a veces dices que estás con poca energía,
¿hay alguna relación con eso? Tantas veces se repite que no puede ser una
coincidencia".
Y el amigo me respondió:
"¿Cómo puede ser? Yo vengo a meditar contigo y nadie lo sabe. Ellos ni
saben que yo te visito".
Si le preguntas a un psicólogo,
te dirá que la mente no es individual: es un fenómeno colectivo. La mente de
este amigo, la de su mujer, la de su hijo, son una; se encuentran en algún
lugar. Ahora dice la psicología que los niños son perceptivos porque son
inocentes. Son receptivos porque pueden recibir el pensamiento de alguien que
esté cerca. Si el padre quiere marchar y la madre no lo desea, el niño puede no
ser consciente, pero siente la oposición. Se ha descubierto que el niño muestra
el inconsciente de la madre, porque si enferma, puede impedir la marcha de uno
de los dos.
A medida que el psicoanálisis
penetra en la mente humana, se percibe que no somos personas separadas, sino
colectivas. La persona que enferma es la más débil del grupo, eso es todo. Si
la familia tiene cuatro hijos, más los padres, entonces el más débil caerá
enfermo. El resto de la familia es más fuerte. Puedes tratarlo y sacarlo fuera
de la familia, eso puede dar mejoría a su mal. Pero de vuelta al hogar, será de
nuevo causa de enfermedad. ¿Qué hacer? La familia tiene que ser tratada. Pero
entonces las cosas serán más complejas, porque la familia existe en la
comunidad. Y toda la sociedad debe estar enferma. Esta familia es más débil que
la comunidad. Entonces las cosas se amplían: la comunidad existe en la nación y
ésta existe en la Tierra. Y la consciencia existe como un océano. No puedes
entonces tratar a una sola persona, es difícil, porque muchas otras la están
ayudando a estar enfermas.
En muchos pueblos hay un tonto, y
ese idiota ayuda a todos a mantenerse sanos. En mi infancia teníamos un tonto
en el barrio. Y cuando iba a otro barrio, veía que también ellos tenía sus propios tontos. Gritan, lloran, dicen cosas sin
sentido, absurdas, que nos hacen reír, y los pequeños le arrojan piedras. Eso
ayuda a mantenernos mentalmente sanos. Cuando alguien se encontraba mal consigo
mismo, podía ir al idiota y reír, burlarse o hacer cualquier cosa de palabras o
de obras con él, y eso hacía que se sintiera mejor.
Recuerda siempre: la consciencia
es un vasto fenómeno. Está dentro y fuera de ti. Y la consciencia es
telepática. Si la vigilas bien, sabrás que muchas veces ella levanta
barreras; y si tú no lo haces, el subconsciente de alguien lo hará, porque te
gustaría que alguien lo hiciera por ti. El amigo quería venir a meditar, pero
algo en el fondo no quería. El niño telepático lo entendió. Enferma por la
mañana, y el padre tiene una disculpa.
El Maestro está en lo cierto. No
podemos ayudar a nadie contra su voluntad. Algo en esa persona lo va a impedir..
Recuerda eso y jamás hagas lo
mismo. Si estás conmigo, alguna cosa será posible. Todo es posible. Sólo queda
atento a algo dentro de ti que te pueda hacer caer. Y, algunas veces, por
causas tran triviales que de saberlo hasta podrías reír. Y por esas pequeñas
cosas, puedes perder la oportunidad.
Puedes pedir a alguien una
entrevista para hoy y si te es concedida para el día siguiente, sientes rabia.
Tú puedes dejarme. Pero, ¿qué estás haciendo? ¿Para qué? ¿Estás buscando una
disculpa para ti? Y yo sé, mejor que tú, cuando me tienes que ver. Siempre que
estás negativo, quieres verme inmediatamente. Y ese no es el momento adecuado,
porque si estás negativo, lo máximo que puedes obtener de mi es comprensión.
Cuando estás positivo, puedes recibir amor, porque una mente negativa no puede
recibirlo. Y tú vienes cuando te sientes mal. Cuando te sientes bien, me
olvidas. Cuando eres feliz, ¿para qué me necesitas? No tienes motivos.
Recuerdo esto: si yo no te visito
o te recibo cuando tú quieres, es porque sé que la depresión no dura para
siempre. Esto es hoy. Mañana puede ser que no esté. Nadie está deprimido para
siempre. Las cosas vienen y van. Los estados mentales vienen y pasan. Me
gustaría que hablases conmigo cuando estés positivo, porque entonces puedes
recibir alguna cosa.
Esta es la diferencia entre el
espiritualismo y el tratamiento psiquiátrico. Vas a un psiquiatra cuando estás
negativo. Vas a un médico cuando estás enfermo. Vas a un hombre espiritual
cuando estás lleno de salud, para recibir de él más salud. Te diriges a un
hombre religioso cuando estás positivo. Y él puede llevarte a estados más
elevados.
Ven a verme no simplemente por la
salud, sino por más salud que la convencional; no sólo saludable, sino para ser
completo, entero. Y hay pequeñas cosas que te pueden frustrar.
Una amiga paseaba conmigo y en un
momento determinado, cuando negaba una limosna a un mendigo, me dijo
súbitamente que me quería dejar.
Le pregunté: "¿Qué es lo que
te ha ocurrido? ¿Por qué tanta prisa?"
Ella respondió: "Un mendigo
ha sido rechazado por ti. ¿Por qué?"
Ahora estaba preparada para
dejarme. ¿Sería que el acto de dejarme iba a ayudar de alguna manera al
mendigo? ¿Quién era ella para decidir por mi? Era yo
quien tomaba mis propias decisiones. Un mendigo pide cosas pequeñas y las
obtiene en cualquier lugar. Yo recibo a otro tipo de mendigos, los que me
vienen a pedir noticias de Dios. ¿Y quién eres tú para decidir sobre estas
cosas? El mendigo seguirá siéndolo; si me dejas, no será ayudado mucho más por
eso. Pero algo dentro de esta amiga intenta engañarla. Ese algo va a frustrarla
continuamente por todas partes, donde quiera que vaya. Ese algo en ella siempre
encontrará disculpas.
Recuerda siempre: que tú estás
aquí por tí mismo, me lees por ti mismo, por nadie más. Eso no es de mi cuenta.
Me cabe a mi decidir quien va a ser recibido, quién va a ser rechazado y
cuando. Porque a veces es necesario sentirse rechazado. Pero en tu estado de
espíritu no puedes entender eso. Pero no busques disculpas, porque eso no haría
mejorar la situación.
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Misterios revelados de la Kábala
(mística)
Los 32 Caminos del Árbol de la Vida
(mística)
Reflexiones. La vida y los sueños
(ensayo)
Enseñanzas de un Maestro ignorado
(ensayo)
Proceso a la espiritualidad
(ensayo)
Manual del discípulo
(didáctico)
Seducción y otros ensayos
(ensayos)
Experiencias de amor
(místico)
Las estaciones del amor
(filosófico)
Sobre la vida y la muerte
(filosófico)
Prosas últimas
(pensamientos en prosa)
Aforismos místicos y literarios
(aforismos)
Lecciones de una Escuela de Misterios
(didáctico)
Monólogo de un hombre-dios
(ensayo)
Cuentos de almas y amor
(cuentos)
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