ALCORAC

 

SALVADOR NAVARRO  

 

 

                               

 

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                                                                     Circular nº  3. Año V

 

                                                                     Llubí, 1º de Marzo de 1.999.

 

 

          Para Susana Rojas,  en memoria de

          sus palabras sobre nuestra voluntad

          y el poder que ejerce en nosotros

          mismos, en los demás y  el destino.

 

 

 

          ¿Por qué estamos siempre buscando seguridad? Porque existe el temor  de que algo no pueda salir como queremos.

 

          La mente maniobra a causa del miedo. Si preguntas algo temes que los otros comiencen a reir. Pueden pensar que eres tonta. Por eso la mente tiene miedo y manipula las cosas.

 

          Pero tienes que saber que la mente es absurda, ella hace preguntas tontas. A la mente le puede parecer que sus miedos, temores, preguntas, son algo serio, pero ella no puede preguntar nada que no sean tonterías. La mente como un todo tiene que ser descartada. A causa del miedo ensayamos lo que vamos a decir. El ego quiere sentirse importante. Pero no es necesario tener miedo. Nadie te pide que preguntes con inteligencia, porque eso es imposible. Cuando se tiene sabiduría, las preguntas desaparecen, no existen.

 

          Poco a poco abandona las preguntas y, cuando lo hagas, serás natural, y eso te dará la primera luz de coraje para ser simple en la vida. Si no eres espontánea para contigo misma, ¿cómo será posible ser espontánea en la vida?

 

          Si vas a otros maestros, ellos te crearán miedo. Ni aún podrás reir de ellos, porque sería tomado como una ofensa. Tienes que estar con la cara seria, triste. Mira en los templos a los religiosos con las caras serias y tristes.

 

          Siendo natural, aprenderás a abandonar los pensamientos negativos y serás meditativa. Y yo quiero decirte que no estés preocupada preguntando. A cada respuesta se produce otra pregunta, y eso no tendrá fin. La respuesta no es más que una excusa para satisfacer momentáneamente la curiosidad o la inquietud.

 

          ¿Por qué no podemos quedar sentados en silencio? Yo puedo, pero es difícil para ti. Podemos estar sin preguntas, pero estarás haciéndolas interiormente. Queda en silencio y tu mente se rebelará. Crearás más palabras, más preguntas, un monólogo. Por eso me preguntas y yo respondo. Si estoy hablando tu mente no hablará. Y lo que te digo no es destructivo, pero sí lo es lo que piensas.

 

          La vida es una paradoja. Tu mente puede guardar silencio cuando te estoy hablando. Estás tan tensa, tan alerta, que no quieres perderte nada. En ese estado de mente la charlatanería interna cesa y puedes volverte silenciosa.

 

          Este intervalo es mi respuesta, la auténtica respuesta a tus preguntas. Mis respuestas no forman parte de la realidad, por eso cambio tantas veces y las personas me ven como incoherente, inconsistente. Digo unas cosas hoy y mañana otras. Y lo que digo no es importante ni me preocupa la coherencia. Pienso que mis respuestas son como la música que toca una guitarra. El músico está siempre cambiando su melodía y, si la música te absorbe, tu mente puede quedar en silencio. En ese intervalo, tú puedes quedar consciente por primera vez, y esa consciencia puede ser cristalizada.

 

          Por eso no quiero te preocupes con lo que preguntas. Cualquier cosa que me preguntes está bien. No ensayes, déjate ser más espontánea, aunque al principio te sea difícil.

 

          Dicen que un religioso fue a predicar por primera vez. La noche anterior estuvo ensayando su sermón durante muchas horas. Escogió una bella historia de Jesús. Ese discurso iba a ser un momento crítico en su vida, pues de él dependía su éxito o fracaso. Entonces, de pié en su habitación, lo ensayó durante toda la noche, como si estuviera hablando para una audiencia. Por la mañana estaba tan cansando y con tanto sueño, que cuando subió al púlpito su mente estaba en blanco.

 

          Había escogido una historia que comenzaba así: "He aquí que estoy llegando . . ." y cuando dijo esto su mente quedó en blanco. No conseguía recordar nada más, y entonces pensó: "Si lo repito otra vez, tal vez recuerde lo que sigue a continuación".

 

          Se inclinó hacia delante y dijo: "He aquí que estoy llegando . . ." Pero nada vino a su memoria.

 

          Para parecer indiferente, se inclinó un poco más, y repitió otra vez, como si fuese a propósito: "¡Atentos! Estoy llegando".

 

          Bajo la presión de su cuerpo el púlpito se desmoronó y el religioso cayó sobre la falda de una señora.

 

          Muy embarazado, dijo: "Disculpe, no fue esa mi intención". Y la señora le dijo: "No necesita decir nada. Ya me puso tres veces sobre aviso. No fue culpa suya".

 

          No hay necesidad de ensayar, de premeditar, de dejar que las cosas den cien vueltas en tu cabeza. Deja las cosas acontecer. De tal modo que todo lleve su marcha en el mundo. Las preguntas y las respuestas hay que pensarlas. Ambas están muertas. Y cuando encontramos algo muerto vemos que no tiene brillo ni luz.

 

          Sé que es difícil para ti, pero puedes comenzar a hacerlo. Poco a poco irás ganando voluntad y poder sobre tus procesos mentales. Y cuando llegue el momento quedarás libre de mente y será ésta tan leve que volará hacia el cielo.

 

 

                                                 *   *   *   *   *   *   *

 

         

 

         

 

         

 

         

 

          Entre Maestro y discípulo  - si las reglas son seguidas correctamente  - surge la devoción. Esa es la fragancia, el río que fluye entre las márgenes de ambos. Es por eso que es tan difícil entenderlo desde fuera. Pero yo no estoy interesado en que los que están fuera comprendan eso; es un juego muy esotérico. Es sólo para los que están dentro. Por eso no estoy interesado ni aún en responder a las personas que no están dentro, porque no entenderían. No están en una actitud de ser en la cual la comprensión se torne posible.

 

          Observa esto. Si dos jugadores de ajedrez están disputando una partida y tú no sabes lo que es el ajedrez y comenzaras a hacer preguntas, ellos te dirían simplemente: "¡Cállese! Primero aprenda el juego. Es un juego complicado".

 

          Y el ajedrez no es nada cuando tú comienzas a jugar este juego loco. Toda tu vida  - tus emociones, sentimientos, intelecto, cuerpo, mente, alma, todo -  está en juego y en riesgo. Es el último juego.

 

          Por tanto, sólamente los que están interesados en el lado de dentro, pueden entender; los que están del lado de fuera no se sentirán a gusto sobre el particular. No conocen el lenguaje.

 

          No estoy aquí para hacer el juego de los sacerdotes, ni de los profetas, ni de los videntes, echadores de cartas, gurús, ni aficionadillos a maestros. En verdad, todos no dejan de ser políticos disfrazados. El lenguaje de ellos es pura demagogia, aunque sea en nombre de alguna religión o creencia. Ellos quieren cambiar el mundo, según sus deseos. Yo no tengo planes para cambiar nada. Todo está perfectamente como está y va a seguir permaneciendo así. Ese juego de tanto mercader de religiones y creencias está condenado al fracaso.

 

          No soy un sacerdote ni pertenezco a ninguna religión; soy espiritual en el sentido literal de la palabra. No soy cristiano, ni judío, ni musulmán, ni hindú. Por tanto, no soy ningún predicador. Simplemente amo la religión pura.

 

          Deseo contarte una historia.

 

          Un matrimonio de judíos ahorraron dinero para mandar a su hijo a un colegio privado de mucha categoría. Pocos meses después regresó el muchacho a disfrutar con sus padres  las vacaciones de Navidad.

 

          La madre emocionada, le dijo: "¡Samuelillo! ¿Qué contenta estoy de verte!"

 

          "Madre", respondió el muchacho, "para de llamarme así. Ya soy mayor y prefiero que me llames por Samuel, ni nombre".

 

          Ella se disculpó y preguntó: "Espero que te hayas alimentado con nuestras comidas, en el comedor del colegio".

 

          "Madre, estamos viviendo en otra época y es ridículo seguir con las viejas tradiciones. Comí todo tipo de comidas y sería bueno que ustedes se fueran acostumbrando también".

 

          "¿Por lo menos habrás ido a la sinagoga para ofrecer una oración de gratitud, alguna vez?"

 

          El hijo respondió: "¿Crees honestamente que se deba ir a la sinagoga cuando se está asociado a un gran porcentaje de alumnos que no son judíos? Para ser honesto, veo poco delicado me hagas esa pregunta".

 

          En ese punto, la madre, luchando contra la rabia, miró al hijo y le dijo: "Dime, Samuel, ¿aún estás circuncidado?"

 

          Yo no estoy interesado en saber si estás circuncidado o no. No estoy interesado en saber si eres católico, protestante, testigo de Jehová, judío o cualquier otra cosa. Para mí esas cosas son banalidades. No te estoy enseñando ninguna religión. Todo mi esfuerzo y mi juego es para que estés despierto a la realidad como ella es; es hacerte ver el acto, no fantasear con respecto a él; y tornarte consciente de la verdad, no teorizar sobre ella. No soy un teórico. No soy un teólogo. En verdad, la teoría y la teología ha matado a Dios en muchas personas, y muchas religiones han creado tal confusión en las mentes que, al revés de ayudar, las perjudicaron y envenenaron. Al revés de ayudar a las personas a ser religiosas, crearon grandes políticas en nombre de la religión, gran violencia, conflictos y odios en nombre de cualquier creencia.

 

          Para mí, la religión significa simplemente una dimensión del amor. Yo estoy aquí para mostrarte la belleza de la vida, la grandeza que te circunda. Es a partir de esa grandeza que tendrás la primera chispa de Dios.

 

          Estoy para llevarte al amor por la vida; ayudarte a ser más poético; ayudarte a morir para lo mundano y lo común, a fin de que lo extraordinario entre en tu vida. Pero eso es posible cuando estés en disposición de aprender, de ser un alumno.

 

          Y esto no es una cuestión de tiempo. Si decides ser un discípulo, puedes continuar siéndolo siempre  - en el cuerpo y fuera de él, en la mente y fuera de ella, en la vida y en la muerte, en la vida y más allá de la vida. Este juego es eterno, y es por eso que le llamo el último juego. Aquellos que deciden jugar con Cristo, aún están jugando; en nuevas dimensiones, en nuevas plenitudes, el juego continúa. El juego es tan bello y eterno que, ¿quién quiere parar?

 

          Aunque yo haya muerto, eso sólo será una pérdida para los que están cerca de mí, para los que no tengan suficiente valor para estar conmigo. Cuando haya dejado mi cuerpo mortal, no será una pérdida si hubieras sido realmente un alumno. El juego seguirá. Será tan disponible como lo seas tú. Es una cuestión de corazón, de consciencia. Y la consciencia no conoce el tiempo; la consciencia está más allá del tiempo, es intemporal.

 

          Así la cuestión es significativa para quién está del lado de fuera  - pero entonces yo no responderé. La cuestión no es significativa para quién está del lado de dentro -   sólo entonces puedo responder. Si estás del lado de dentro sabes que hay un comienzo para este juego, pero no un fin. Has entrado en algo que va a durar para siempre.

 

          Existen cosas que no pueden ser explicadas, mueren con la propia explicación. Por ejemplo: un chiste no puede ser explicado. Esa es la belleza del ingenio del narrador; o lo entiendes o no lo entiendes. Si dices: "por favor, ¿me lo puede explicar?", ya comienza a perder la gracia. Si alguien te lo explicara será tan claro para ti, que no podrás reir a gusto. Sólo hay risa cuando el chiste revienta como una explosión dentro de tu ser; cuando hay un salto, entonces hay risas. Nosotros estamos siguiendo en un plano, la historia se desarrolla en una dimensión y, de repente, hay una vuelta inesperada que ni imaginabas fuera posible. En esa vuelta  - que ni tú imaginas pueda suceder -  está la belleza. Ese giro libera la tensión que estaba siendo creada. Quedamos en suspenso  - "¿Qué va a suceder?", todo era tan común y entonces, de repente, hay un súbito cambio en la historia, el humor tiene que surgir de repente. La tensión creada se relaja y tú comienzas a reir. Pero si alguien te lo explica, diseca el chiste lógicamente, explica todo lo que tú entiendes, entonces el humor del chiste desaparece.

 

          Todo este mundo es una broma cósmica. Si intentas entenderlo, perderás. Así es como todos los filósofos lo han perdido. Ellos han intentado solucionarlo, han buscado para encontrar las llaves. Pero no hay llaves. La vida es un puro misterio. No hay llaves ni cerraduras. Está a tu disposición si tú también lo estás. Pero la mente que quiere entenderlo se vuelve tensa y consigue no entender nada.

 

          No intentes entender la vida. ¡Vívela! No intentes entender el amor. ¡Muévete en él! Entonces sabrás, y ese saber vendrá de tu experiencia. Ese saber jamás destruirá el misterio: cuanto más supieras, más sabrás que hay mucho para aprender. La vida no es un problema. Mírala como un problema y darás un paso equivocado. Es un misterio para ser vivido, amado y experimentado.

 

          En verdad, la mente que está siempre detrás de las explicaciones es una mente medrosa. Por causa de un gran miedo ella quiere que todo sea explicado. No puede entrar en nada que no tenga una explicación. Con una explicación, siente que el territorio en el que anda ahora le es familiar, conoce la geografía, puede seguir el camino. Jamás está la mente preparada para moverse en un territorio que no conoce, inexplorado, sin mapas ni guías. Pero la vida es así. Y ningún mapa es posible, porque la vida es siempre cambiante. Todo momento es nuevo. No hay nada viejo bajo el cielo. Todo es nuevo. Es un tremendo dinamismo, un movimiento absoluto. Sólo el cambio es permanente, el no cambia nunca, está siempre en transformación.

 

          Por tanto tú no puedes tener caminos; en el momento en que lo veas, ya lo estarás dejando atrás. Son las estelas que dejamos en el mar de la vida. La vida comienza a jugar un nuevo movimiento. Los guías sólo sirven cuando las cosas son estancas. Pero la vida es un proceso dinámico. No se puede trazas caminos, no se puede medirla; es un misterio inmensurable. No pidas explicaciones.

 

          Es por eso que aunque yo responda alguna vez a tus preguntas, esto formaría parte del acuerdo en este juego loco: tú preguntas y yo respondo, pero jamás tomes mis respuestas como explicaciones. No las son. Son simples introducciones a los misterios, son prefacios, seducciones a los secretos. No son realmente respuestas.

 

          Todo cuanto te digo es simplemente para ayudarte a salir de tus preguntas y comenzar a vivir. Una respuesta sólo es respuesta cuando explica tu pregunta, tú te satisface por haber obtenido una información que necesitabas y la cuestión deja de interesarte. Ahora la respuesta está en el lugar que antes era ocupado por la pregunta. Mis respuestas no son de ese tipo. Te ayudan para que abandones la pregunta, pero no la responde. Y cuando la cuestión es abandonada, no hay ninguna respuesta. Mi manera de responder es tal que respondo y, al mismo tiempo, no contesto nunca. Respondo para que tú no te sientas ofendido  - tu pregunta tiene que ser respetada y por eso la considero -  pero no puedo responderla, porque la vida no tiene respuestas.

 

          Y a esto lo llamo madurez mental: cuando alguien llega al punto de mirar la vida sin ninguna pregunta que hacer, simplemente sumergiéndose en ella con coraje y sin temor.

 

          Mi trabajo aquí es ayudarte a abandonar todas tus motivaciones. Tú vienes con ellas y ese es tu trabajo, sin ellas no puedes venir. Mi labor es ayudarte a abandonarlas. La motivación te trae cerca de mí, pero después ella será un obstáculo. Tienes que venir con un motivo y después aprender a abandonarlo. Y cuando lo haces, de repente, tú estarás cerca de mí, más unido a mí, porque la proximidad aún es una distancia. La real proximidad acontece cuando toda la distancia y toda aproximación desaparecen, y estás simplemente unido a mí y yo estoy unido a ti; pareceremos dos, pero somos uno.

 

          Ten consciencia de tus problemas. La consciencia te ayuda a abandonarlos. Cualquier cosa de la que seas consciente escapa de tus manos. No puedes tener problemas conscientemente, no puedes ser negativo conscientemente.

 

          Por tanto, esta es la única cosa: no te preocupes con motivaciones y problemas de los demás, eso no es de tu cuenta. Si ellos están con problemas, sufrirán por eso, crearán su propio infierno. Simplemente no te importe, sigue mirando para tus propios motivos, penetrando cada vez más a fondo en el motivo del por qué estás buscando la liberación.

 

          Y nunca te sientas culpable al encontrar un problema. Si tropiezas con él, es natural. Pero si digo que es natural, no estoy diciendo que han de estar ahí para siempre. Es natural pero tiene que desaparecer. Cuando se vaya, algo diferente comienza a suceder. Si no te das cuenta de que algo nuevo ha nacido en ti, tu problema no desaparecerá, pues se habrá ocultado para reaparecer en cualquier momento.

 

          Y eso puede ser un truco de la mente, buscar los problemas en los otros. Puedes estar usando a los demás como válvulas de escape. Es una de las grandes verdades psicológicas sobre la mente humana, que todo lo que se quiere esconder dentro de sí mismo, comienzas a proyectarlo en otros. Siempre que  ves alguna cosa en los demás, recuerda este mensaje. Vuelve inmediatamente tu mirada hacia dentro, porque debe estar ahí. El otro está funcionando como una pantalla. Cuando ves los celos o la ira en los demás, busca en ti mismo y lo encontrarás ahí; cuando ves demasiado ego en las personas, vuelve tu mirada hacia tu interior y encontrarás tu ego ahí sentado. El interior funciona como un proyector; las demás personas son las pantallas y tú  ves en ellos las escenas que en realidad son tuyas.

                 

 

 

 

 

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