ALCORAC

 

SALVADOR NAVARRO

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                       

 

Dirigida a las Escuelas de :                         CIRCULAR nº4

            Barcelona (2)                                             

            Mallorca                     

            Menorca

            Las Palmas                         Llubí, 1º de Abril de 1.996

 

 

 

Viene de la Circular Nº 3, del mes de Marzo.

 

 

EL TERCER SUTRA: "Lo mismo que te distraigas, si puedes percibirlo, aún es un entrenamiento mental."

 

A veces nos distraemos, aún no somos Maestros. Habrá momentos en que seremos devorado por lo negativo, succionado por los viejos hábitos. Y cuando podemos percibirlo ya ha pasado. Nos sentimos desgraciados. La cumbre iluminada desapareció y entramos en el valle de las sombras.

 

¿Qué hacer en esos momentos? ¿Qué significa, "si puedes percibirlo"? Esto es tremendamente importante. Si puedes estar atento a tu desatención, si puedes percibir que has caído en las mallas de lo negativo, también es una meditación, un entrenamiento mental, también estás creciendo.

 

Si, es natural que caigas muchas veces. También es natural que otras tantas veces te olvides. Otras, quedarás enmarañado y te llevará tiempo hasta que vuelvas a recordar. Pero cuando recuerdes, ¡recuerda totalmente! Despierta totalmente al hecho: "Yo caí." Observa la diferencia: si preguntas a un religioso, él te dirá: "¡Arrepiéntete y haz penitencia!", pero Buda te dice: "Queda atento". Queda atento a tu desatención interior, ten consciencia de que estabas inconsciente, sólo eso. No necesitas ningún arrepentimiento. No te culpes, porque eso es natural y humano. Caer cuantas veces sean necesarias no es razón para sentirse culpable. Cometer errores, desviarse del camino, es parte de la fragilidad y limitación humana.

 

El arrepentimiento es tan innecesario como rascar una herida. No sólo es innecesario sino perjudicial, la herida se puede infectar. El rascar no ayuda a curarla.

 

Si caes, haz de saber que ha pasado, sin ninguna culpa, ningún arrepentimiento. No hay necesidad de ir a ningún lugar para hacer una confesión. Saberlo ya es suficiente. Y sabiendo, estarás ayudando a tu atención a crecer. Caerás menos cada vez, pero el saber se hace mayor dentro de nosotros.

 

EL CUARTO SUTRA: "Observa siempre los tres puntos generales".

 

¿Cuales son los puntos generales? Primero: meditar regularmente. Recuerda: es muy difícil crear una meditación y muy fácil perderla. Las cosas más altas exigen un generoso esfuerzo para ser creadas, y pueden desaparecer en un momento. Es fácil perder contacto con ellas.

 

Y siempre que hay  conflicto entre lo más alto y lo más bajo, recuerda que lo bajo vence con facilidad. Si golpeas a una rosa con una piedra, la flor morirá, pero no la piedra. Tal vez esta ni se dé cuenta de que ha matado algo bello.

 

Todo tu pasado está lleno de piedras. Cuando comienzas a desarrollar en tu interior la rosa de la consciencia, existen mil posibilidades de que ella sea destruída por tus piedras, tus hábitos mecánicos. Tendrás que estar atento y ser cuidadoso.

 

Por esta razón el hombre consciente camina con cuidado. Y esto debe ser un fenómeno regular. Meditar un día, olvidarse durante otros y después volver a meditar, no resuelve nada. Se debe ser tan regular como el dormir, comer o respirar. Sólo entonces la gloria de Dios te podrá abrir las puertas.

 

Entonces, el primer punto es: ser regular.

 

El segundo punto general: no desperdicies tu tiempo en cosas no esenciales. No seas estúpido. Millones de personas pierden el tiempo con lo no esencial y lo más irónico es que lo saben muy bien. Pero dicen: "¿Y, qué puedo hacer?" No tienen consciencia de nada más importante.

 

Si están jugando con naipes y alguien pregunta: "¿Qué están haciendo?", dirán que están "matando el tiempo". ¿Matando al tiempo? El tiempo es vida. Ellos están matando la vida. Y ese tiempo muerto no será más recuperado, desaparece para siempre.

 

El hombre que quiere ser un Iluminado tendrá que abandonar cada vez más lo no esencial para que la energía esté disponible para lo esencial. Mira tu vida: ¿cuantas cosas superfluas estás haciendo y, para qué? ¿Cuanto tiempo llevas haciéndolas y qué ganas con ellas? ¿Quedar repitiendo el mismo esquema durante toda la vida? ¡Basta ya! ¡Observa! Medita sobre eso. Habla solo lo esencial, lee sólo lo esencial y ganarás mucho tiempo. Toda esa energía y todo ese tiempo pueden ser canalizados para la meditación, para el crecimiento interior, para la atención.

 

Nunca he conocido a alguien que sea tan pobre que no pueda meditar. Pero las personas se atan a las tonterías, totalmente estupideces. Y no parecen tan estúpidas porque todos hacen la misma cosa.

 

Pero el que busca el conocimiento interior ha de estar atento. Observa lo que haces con tu vida. Para cultivar la rosa de la consciencia es necesaria mucha energía, una reserva de energía. Todo lo que es grande sólo sucede cuando hay mucha energía. Cuando ella es desperdiciada en cosas banales lo sagrado jamás es conectado.

 

El tercer punto general: no racionalices tus errores y engaños. La mente dice: "Es lo que tenía que hacer, tenía motivos para eso. No soy responsable, la situación así lo exigía." La mente se especializa en racionalizar cualquier cosa. 

 

Evita racionalizar tus errores, porque si lo hicieres es que estás protegiéndolos. Ellos se volverán a repetir. Evita eso. El raciocinio es una cosa, racionalizar es diferente.

 

Y lo puedes descubrir cuando estás racionalizando, porque consigues engañar a los otros, pero no a ti mismo; sabes que te has equivocado. En vez de perder el tiempo con racionalizaciones intentando convencerte que no haces nada equívoco, canaliza toda tu energía hacia la atención.

 

Todos estos puntos te van a auxiliar para evitar las pérdidas de energías. Si los pones en práctica, Dios seguirá derramando energía sobre ti, pero tienes tantos agujeros que nunca quedarás lleno. La energía viene y se derrama, perdiéndose gran parte de ella.

 

 

EL QUINTO SUTRA: "Cambia tu inclinación y manténla."

 

Cambia la inclinación de la mente hacia el corazón, este es el primer cambio. Piensa menos y siente más. Intelectualiza menos e intuye más. Pensar es un proceso muy engañador, pues te hace ver que estás haciendo grandes cosas. Pero tú sólo haces castillos en el aire. Los pensamientos nada más son que castillos en el aire.

 

Los sentimientos son más materiales, más substanciales. Pensar sobre el amor no adelanta nada, pero sentirlo es una posibilidad de cambio. El ego prefiere pensar porque así alimenta sus ficciones. Él no puede digerir ninguna realidad y pensar es un proceso ficticio. Un sueño sofisticado. Los sueños son pinturas y el pensamiento es conceptual, pero ambos tienen el mismo proceso. Soñar es una forma primitiva de pensar y pensar es una manera civilizada de soñar.

 

Cambia de la mente para el corazón, del pensamiento para el sentimiento, de la personalidad para la individualidad, de la lógica para el amor.

 

El segundo cambio es del corazón para el Ser. Existe aún un nivel más profundo dentro de ti que ni los sentimientos pueden alcanzar. Recuerda estas tres palabras: mente, corazón y Ser. Ser es tu naturaleza pura. Alrededor del Ser están los sentimientos y alrededor de los sentimientos están los pensamientos. Los pensamientos están más distanciados del Ser; los sentimientos más cercanos, reflejando algo de su gloria. Así como en el ocaso, el sol es reflejado por las nubes y estas comienzan a ganar bellos colores. No son el sol, pero reflejan su luz.

 

Los sentimientos están más cerca del Ser y reflejan algo de él. Pero es necesario ir más allá de los sentimientos. ¿Qué es, entonces, el Ser? No es el sentir ni el pensar; simplemente es.

 

El pensamiento es egoísta, egocéntrico; el sentimiento es altruísta, menos egoísta. El Ser es el no-ego, la ausencia de ego; es espontaneidad, es la respuesta al momento. Ya no vives de acuerdo contigo, sino de acuerdo con Dios.

 

Sentir es la mitad y no te satisface. Pensar y sentir son mitades y quedas dividido. Ser es total y sólamente la totalidad te satisface.

 

El cuarto y último cambio es del Ser para el No-Ser. Es la Iluminación. Simplemente se desaparece, no se es. Dios es, la Iluminación es, la Luz es, hay éxtasis, pero no existe nadie que se deleite. Ni existencia ni no-existencia.

 

Repito: del pensamiento al sentimiento, de ambos al Ser y de este al No-Ser. Desapareces y llegas. No eres más. Y por primera vez, realmente eres.

 

EL SEXTO SUTRA. "No discutas defectos."

 

La mente tiende a discutir los defectos ajenos porque esto hace que el ego se sienta bien: todos son grandes pecadores. Comparándote con ellos, te sientes un santo.

 

Por eso a las personas les gustan comentar los defectos de los otros; y no sólamente lo comentan sino que los hacen mayores. De ahí viene el placer de la murmuración. Y cuando el comentario pasa de una boca a otra, algunas cosas se van aumentando.

 

Al final del día te sorprenderías al oir el comentario que se ha hecho por la mañana. Si antes era un grano de arena ahora se ha vuelto una montaña. Las personas son muy creativas, son de grandes inventivas.

 

¿Por qué están todos tan interesados en hablar de los otros, en descubrir defectos en los demás, en dar tanta importancia a los fallos ajenos? Porque esto los hacen sentirse mejores.

 

Hay una motivación. No lo hacen para ayudar o por hablar o por estar de acuerdo con lo que se dice. La razón básica es que si los otros son tan feos, ellos son mejores. Es como la teoría de la relatividad.

 

Las personas hacen cosas inconscientemente. Si somos conscientes las abandonamos. Los defectos ajenos no son de nuestra cuenta.

 

Hay moralistas cuyo trabajo consiste en ver que faltas hacen los otros y en eso desperdician toda su vida. Son como los perros cazadores olisqueando en todos los rincones. Esta es una pésima costumbre y un desperdicio de tiempo y energía. No sólo desperdicio sino un fortalecimiento y engrandecimiento del ego. Cuanto más gratificado sea, más será una barrera.

 

Recordemos: no se trata de no discutir los defectos de los otros; no demos tanta importancia a nuestros semejantes. Tengamos consciencia de ellos, estemos atentos y dejemos que cada uno esté con sus asuntos.

 

Los psicólogos han llegado a sospechar que las confesiones de San Agustín, su autobiografía, no sea verdadera. Exageró sus defectos. No debía ser una persona tan equivocada. Pero el hombre es realmente increíble. Cuando comenzamos a vanagloriarnos por nuestras cualidades llegamos a extremos. Si comenzamos a condenarnos por nuestros pecados, también llegamos a extremos. Hagamos exactamente la misma cosa en ambos casos.

 

Lo que San Agustín hizo es simple. Exagerando sus defectos y pecados, prepara un contexto. Florece de todo ese infierno y se vuelve un santo. Ahora su santidad es más significativa que si fuera un hombre bueno desde el principio.

 

Pasó lo mismo con Gandhi, en la India. Exageró sus defectos en su auto-biografía. Es una manera sufrida de ayudarse a uno  mismo. Él vive en un infierno y desde ahí comienza a emerger hasta cambiarse en un gran santo, un Hermano Mayor.

 

No discutamos los defectos de los otros ni los propios. Sólamente vamos a percibirlos. Estar consciente es suficiente, no necesitamos más. Si tenemos consciencia de alguna cosa, el propio fuego acabará por quemarlo, no necesitamos otra medicina.

 

EL SÉPTIMO SUTRA. "No pienses en nada que interese sólamente a los otros."

 

Es en eso que estamos siempre pensando. Noventa y nueve por ciento de nuestros pensamientos no nos interesan. ¡Abandonemos eso inmediatamente¡

 

La vida es corta y se nos escurre por entre los dedos. A cada momento valemos menos, cada día es un día menos; estamos menos vivos y más muertos. Cada cumpleaños es un aniversario de muerte.

 

"No pienses en nada que interese sólamente a los otros;

Antes, trabaja contra la corrupción que te parezca mayor."

 

Decía Gurdjieff a sus discípulos: "Descubran cual es su característica más fuerte, cual es su mayor corrupción, la característica central de su inconsciencia". Ella es diferente en cada uno.

 

Algunos están obsesionados por el sexo. Es una característica casi universal. Otros, obsecados por el dinero, por el odio. Debes observar cual es tu mayor obsesión.

 

Y recuerda siempre que no debes crear lo opuesto. Si lo haces, ¿qué pasará? Si alguien tiene consciencia de que su obsesión es el odio, comienza a cultivar la compasión. Si la obsesión es el sexo, comienza a cultivar el celibato.

 

Las personas se mueven de un polo hacia el otro. Este no es el camino de la transformación; es el mismo péndulo moviéndose de un lado hacia el otro. Es así como se mueve la vida desde hace miles de años.

 

El péndulo tiene que pasar por el centro ..... Ese es el milagro de la consciencia. Estémos conscientes de que "esta es la trampa principal, en este punto tropezamos siempre, que esta es la inconsciencia básica". No vayamos a crear el lado opuesto y pongamos la atención en este punto. Vamos a crear una llama y en ella todo se quemará. Y entonces el péndulo se detiene en el centro.

 

Y cuando el péndulo se para, el tiempo cesa. De repente entras en el mundo intemporal, inmortal, en la eternidad.

 

Y EL ÚLTIMO SUTRA: "Abandona toda esperanza de resultados."

 

El ego está orientado para los resultados, la mente se encadena a ellos. No está interesada en el acto en sí sino en los resultados. "¿Qué ganaré con esto?"  Si la mente puede dar un acento de ganancia sin tener que actuar, escogerá siempre el camino más corto.

 

Por eso, las personass educadas se vuelven astutas. Consiguen encontrar los caminos más cortos. Tal vez lleves toda la vida para conseguir ganar dinero por vías legales. Lo ganarás más aprisa con contrabando, ingeniería financiera de sociedades ficticias, como líder político, pues todos estos caminos son cortos.

 

La persona educada es astuta. No es sabia sino experta. Es tan experta que lo consigue todo sin casi hacer nada para ello.

 

La mente y el ego están orientadas para los resultados. El Ser no.

 

La meditación es para aquellos que no buscan los resultados.

 

Ahora, una historia ilustrativa. Había un hombre muy interesado en el auto-conocimiento. Todo lo que buscaba era un Maestro. Estaba envejeciendo. Trabajó muchos años hasta conseguir el dinero para llegar hasta los montes Himalayas, en el Tibet, para encontrar un Maestro Iluminado. Anduvo durante años por las montañas, sobreviviendo con frutos salvajes, hojas y hierbas.

 

Un día llegó a una cabaña. Estaba tan cansado que no podía caminar. No había puerta. Miró dentro y no vió a nadie.  No habían señales de que allí viviese ningún Maestro, tal  como le habían indicado otros viajeros.

 

Ya podemos imaginar como se sintió Cayó en el suelo de puro cansancio, diciendo: "Desisto". Y quedó bajo el sol.y la fría brisa de las montañas. Entonces, por primera vez comenzó a sentir una gran paz. Nunca había sentido tanta felicidad. De repente, se sintió lleno de luz y sus pensamientos desaparecieron.

 

Sintió que alguien se inclinaba sobre él. Abrió los ojos y escuchó una voz que le decía: "¿Sabes ahora lo que es meditación?"

 

El hombre respondió: "Si".

 

¿Qué había ocurrido? Aquél "si", venía del centro más profundo de su ser: "Desisto". Y por la propia renuncia, todos los objetivos, los esfuerzos mentales, desaparecieron. "Desisto". A partir de ese momento, dejó de ser la misma persona. La gracia fue vertida sobre él; había silencio, era nadie; tocó la más alta dimensión de su ser, sabía lo que era meditación.

 

La meditación es un estado natural no orientado hacia algún objetivo.

 

Este último Sutra es tremendamente significativo: "Abandona toda esperanza de resultados".

 

No hay necesidad de ir a  ninguna parte, porque Dios ha llegado hasta tí.

 

Dí profundamente: "Yo desisto", y el silencio nace, llegan las bendiciones.

 

Medita sobre estos Sutras; sólo tienen significado para aquellos que meditan. Lo que Buda dice no son especulaciones sino instrucciones bastante claras que sólo pueden ser dadas a aquellos que están realmente dispuestos para viajar, para salir en peregrinación rumbo a lo desconocido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ACUMULAD PARA VOSOTROS TESOROS EN LOS CIELOS .....

 

                              (Viene de la Circular de Marzo de l.996)

 

 

En último análisis, lo que impide al profano contemplar las cosas de su cielo interior es una extraña ignorancia o ceguera. El profano se halla de hecho en un estado de sueño. Su vida está totalmente dominada por una especie de "sueño mental". Juzga que está despierto, pero es su engaño; su vigilia es incompleta; está más dormido que despierto. El estado físico mental es un estado de sonambulismo.

 

Cuando dormimos profundamente e inconscientes, no tenemos sueños.

 

Cuando dormimos menos profundo, pasamos a estar semi-inconscientes y, muchas veces, tenemos sueños. Esos fragmentos de nuestra vida sensitiva y mental no tienen orden ni conexiones. El hombre sueña como real lo que es irreal. Y el contenido de sus sueños es real para él mientras continúa en ese plano crepuscular del sueño.

 

Quiero decir que el concepto de realidad es muy relativo, precario y variable; depende de la mayor o menor consciencia del sujeto.

 

Después de despertar del sueño, ese hombre sube al plano de la consciencia mental y, una vez más, se convence de la realidad de ese nuevo plano, el mundo de la materia y de las fuerzas; dinero, terrenos, casas, rascacielos, automóviles, placeres, prestigio social, política, realizaciones científicas y técnicas, todo eso es para el soñador mental un mundo sólidamente real y, en cuanto está envuelto y sumergido en ese océano de materia y fuerzas guíadas por los sentidos y el intelecto, nadie puede convencerle de que está soñando. Es absolutamente cierto que el mundo de los objetos y las cantidades tridimensionales no es un mundo real. Verdad es que ese mundo del tiempo y el espacio tampoco es propiamente irreal, como pretenden algunos filósofos. No es real ni irreal. Entre ambos hay un tercero, el realizado, quiero decir, el efecto realizado por una causa real. Esos efectos no poseen la realidad de la causa que los produce; son sólo realizados, causados, efectuados y, por tanto, inferiores a la causa que los produce.

 

Real es sólo Dios.

 

Irreal es la nada.

 

Realizado es todo lo que la causa real produce.

 

De manera que el mundo de los objetos cuantitativos, donde el hombre profano lozaliza sus tesoros, y de cuyo material los fabrica no es un mundo sólidamente real, sino precariamente realizado. Y, por esto, todos los tesoros hechos de ese material precario son tesoros de precaria realidad, y pueden desvanecerse en cualquier momento.

 

Por esto, el hombre sabio, el vidente de la realidad, no pierde su tiempo en acumular tesoros en esa zona incierta y de ese material dudoso, porque sabe que esos tesoros no están bajo su control, sino sujetos a las leyes del azar, de la naturaleza y de las perversidades humanas; sabe que el moho y la polilla pueden destruirlos y los ladrones robarlos. Tesoro que no depende integramente de él, y que pueda ser destruído o robado por factores que no dependen del hombre, no es un tesoro sólidamente poseído.

 

Acumular tesoros de esa naturaleza se le figura al sabio como coleccionar ceros pequeños y ceros grandes, para formar un capital.

 

                              *   *   *   *   *   *   * 

 

Sólo cuando el hombre descubre dentro de sí mismo la zona de la realidad, esto es, la divinidad de su YO, su alma, es cuando comienza a interesarse por producir tesoros de calidades, en vez de cantidades, porque la cualidad es invulnerable y está más allá de cualquier fatalidad de parte del mundo externo y objetivo. Ninguna adversidad de la naturaleza, ninguna perversidad de los hombres le puede robar ese tesoro. El "Reino de los cielos", donde él acumula esos tesoros, está dentro de él; es su íntima esencia divina.

 

En esta doctrina, de la que el verdadero Yo humano es una realidad interna e invisible, se basa el Evangelio como además toda la sabiduría de los grandes Iniciados. Descubrir y vivir esa realidad es firmeza, claridad, tranquilidad, paz y felicidad. Es en esta dirección que convergen palabras como estas: "Procurad en primer lugar el Reino de Dios y su justicia, y todas las otras cosas os serán dadas por añadidura".

 

 

 

 

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