ALCORAC

SALVADOR NAVARRO                            h

 

Dirigida a las Escuelas de:

                    Mallorca

                    Menorca

                                                                                  

                                                                                   Circular nº 2 , año VIII

                                                                                   Llubí, 1º Febrero de 2.002..

 

                    EL OCASO DE LA EDAD MEDIA Y EL AMANECER DE LA MODERNA

          El pensamiento filosófico de la Antigüedad, representado principalmente por la India, Egipto y Grecia, expiró a finales del siglo II hasta principio del III d.C. Sus últimos representantes clásicos son los pensadores neoplatónicos de Alejandría y Roma: el judío Philo, el gentil Plotino y el cristiano Orígenes.

          En la segunda mitad del siglo IV y principio del V, Agustín, educado en el espíritu neoplatónico de Cartago, no se atrevió, después de su conversión al cristianismo, a defender integralmente esa ideología, que le parecía incompatible con las más apremiantes necesidades de la iglesia cristiana, de la que en esa época era su principal defensor filosófico- teológico.

          Después de Agustín, el monismo platónico desapareció prácticamente del escenario de la historia, suplantado en gran parte por el dualismo (antes pluralismo) aristotélico que, en el siglo XIII, encontró su más brillante expresión en el monje dominico de Nápoles, Tomás de Aquino el cual, en su obra monumental “Suma Teológica”, bautizó y confirmó cristianamente la filosofía pagana del Estagirita, haciendo de ella la filosofía oficial de la iglesia medieval y, hasta hoy, la ideología filosófica-teológica predominante en el sector romano del cristianismo, así como en buena parte del protestantismo ortodoxo.

          Al lado de ese tronco central aparecen, naturalmente, numerosas ramificaciones laterales, sobretodo tendencias neoplatónicas, que continúan viviendo ocultamente a través de los siglos, aunque no toleradas por las teologías oficiales.

          El siglo XIII, puede ser considerado como punto culminante de la orientación filosófica-teológica aristotélica-tomista, coincidiendo con el apogeo del poder espiritual – material de la jerarquía romana.

          No trataré en estas Circulares de la filosofía medieval, que culminó en la escolástica de Tomás de Aquino, porque para mí la filosofía es un sistema de pensamiento autónomo, únicamente orientado por la Verdad como tal. Sin embargo, la filosofía medieval está enteramente subordinada a la teología eclesiástica de la época y sigue siéndolo así hasta nuestros días, sin libertad para investigar la verdad objetiva en sí misma. El filósofo eclesiástico ha de considerar, de antemano, como verdadero todo lo que la autoridad teológica decreta como tal, y tiene por falso todo lo que ella condena.

          Afirman los escolásticos que los dogmas de la Iglesia son expresión pura y fidedigna de la revelación divina, contra la cual ninguna filosofía humana puede prevalecer. Pero cualquier pensador desapasionado y conocedor de los hechos históricos rechazaría esa identificación de la teología clerical con la revelación divina. La teología, como mucho, es una tentativa, más o menos feliz o desgraciada, de interpretar la Revelación, interpretación siempre condicionada por la mentalidad de la época y, generalmente, en flagrante conflicto con los hechos objetivos de la ciencia.

          No hay ni puede haber teología definitiva en el seno de una humanidad en permanente estado de evolución. Dios es absoluto, pero el conocimiento que el hombre tiene de Él es relativo y nunca dejará de serlo. Decretar una teología definitiva e inmutable sobre Dios, es lo mismo que arrancar de un jardín una planta viva, disecarla y conservarla en un museo. El Cristianismo no es un museo de esqueletos muertos, sino un jardín de plantas vivas.

          Una filosofía viva y dinámica es incompatible con una teología muerta y estática. La escolástica no es una verdadera filosofía, sino una teología clerical pseudo-filosófica para la defensa de ciertos dogmas.

          A partir del siglo XIII comienza a aparecer, cada vez más fuerte y nítida, la reacción contra esa dictadura físico-mental-espiritual de Roma. Europa comienza a despertar de su letargo de diez siglos, porque la evolución humana había traspasado su etapa infantil, caracterizada por el lema autoridad-obediencia, y se disponía a entrar en el período de la adolescencia, señalado por la proclamación de la Razón, como guía suprema de la vida humana.

          Llamo la atención de mi lector, para explicar que “razón” en todo ese período evolutivo, quiere decir “intelecto” y no propiamente el “Logos” de Heráclito y de los neo-platónicos. El Racionalismo del Renacimiento es, en gran parte, un Intelectualismo y no una Racionalidad. Uso el término “Razón” en el sentido verdadero de Heráclito, así como lo expresa el Capítulo I del Evangelio de Juan.

          Personalidad sinónimo de Autoridad. Este es, desde entonces, el grito de guerra.

          De varios modos se revela, en los siglos siguientes, esa revolución de la personalidad contra la autoridad.

          En el terreno de las ciencias y las artes, se llama a esa revolución “Renacimiento”.

          En el terreno político y social es llamada “Democracia”, que eclosionó violentamente con la Revolución Francesa.

          En el terreno religioso-espiritual, es conocida bajo el nombre de “Reforma Protestante” o Evangélica.

          En el fondo, todas esas manifestaciones se remontan a la misma raíz, que es el despertar de la consciencia humana como personalidad autónoma y su rebeldía contra la autoridad externa como factor social. Así como el indivíduo, sobre los 14 años, dejando la infancia e iniciando la adolescencia, tiene generalmente el ímpetu más o menos consciente de sacudirse el yugo de la autoridad paterna y materna para guiarse por sí mismo en vez de ser guiado por los otros, de la misma forma se sentía la humanidad cristiana después del medievo, obligada a dejar el jardín de la infancia de la Santa Madre Iglesia (falsamente identificada con el Cristianismo o el Reino de Dios), para iniciarse en los nuevos caminos de la pubertad, lleno de fascinantes maravillas, así como también de grandes peligros.

          Censurar a la humanidad del Renacimiento por lo que hizo, sería lo mismo que censurar a un niño por el hecho de haber llegado a la adolescencia, “renegando” de su “infancia querida, que los años no volverá a retornar” y cantar como el poeta “Tristeza, tengo tristeza, de esos tiempos que marcharon”. Sería lo mismo que querer retornar a su fuente un río en plena marcha rumbo al océano. El hecho de que alguien entre en la adolescencia, traspasando la etapa infantil, no equivale a odiar la infancia; es obedecer la ley inexorable de la evolución. Querer continuar siendo niño en plena juventud, no sería infancia sino infantilismo.

          La transición de la infancia para la adolescencia, en cualquier plano, es esencialmente positiva, porque es la expresión de la Voluntad Cósmica o Divina, a despecho de los desatinos que el joven pueda cometer y que el niño nunca habría hecho.

          El hombre del Edén era impecable, mientras que el Adán expulsado es pecador; entretanto, no se deduce que el primer estado sea más perfecto que el segundo; porque la impecabilidad edénica era debida a un estado de inconsciencia, mientras que el segundo estadio está dotado de semi-consciencia, sujeta a pecabilidad. El remedio no está en regresar al Edén de la impecabilidad por inconsciencia, como tampoco está en quedarnos en el dominio de la “serpiente” y de la pecabilidad por semi-consciencia; el remedio está en alcanzar el tercer plano, la impecabilidad por pleni-consciencia, que es el estadio final de madurez del Cristo.

          Volver a la Edad Media sería infantilismo; estacionarnos en la mentalidad del Renacimiento sería cerrar el camino para la plena madurez espiritual y estancarse en mitad del camino de nuestra evolución. Tanto uno como otro, serían contrarios a la Voluntad de Dios. No es voluntad del “Padre” que el hijo quede en la casa paterna; ni tiene tampoco que quedar en tierras extrañas guardando rebaños de cerdos; sino que, después de recorrer esos estadios evolutivos e imperfectos, llegue a la última perfección, otorgada por el conocimiento de sí mismo y del Padre.

          En el terreno filosófico, esa transición de la autoridad hacia la personalidad, viene caracterizada por una verdadera embriaguez intelectual y moral. La emancipación de la gran opresión de la inteligencia y la consciencia se revela al principio por una incontenida explosión de anarquía intelectual y moral, como no es raro suceda en la vida del hombre, que tanto más revolucionario es cuanto más estrechas fueran sus libertades en el período infantil.

          Se añade que el final de la Edad Media coincide con el tiempo de una serie de grandes descubrimientos e invenciones, que revolucionaron a la humanidad en todos los estamentos de la vida: la imprenta, la pólvora, la brújula magnética, el microscopio, la perfección del telescopio, la apertura de nuevos caminos hacia el Extremo Oriente por Vasco de Gama, el descubrimiento de América por Cristobal Colón, la redondez del mundo por Magallanes y Elcano, y una larga serie de otros descubrimientos e invenciones, restituyeron al hombre la confianza en los poderes de la inteligencia, oprimida durante tantos siglos o negada como funesta para la humanidad.

          LA LLEGADA DEL EMPIRISMO INTEGRAL Y EL TOTALITARISMO ESTATAL

          Amigo íntimo de los Estuardo, ocupó Tomás Hobbes altos cargos políticos en su país y en Francia, durante 13 años. A su regreso a Inglaterra, se dedicó a los estudios filosóficos, siendo uno de los más grandes abogados del empirismo británico y uno de los precursores del materialismo positivista de los siglos que siguieron.

          Filosofar, según Hobbes, es “pensar correctamente”.

          ¿Cuándo piensa el hombre correctamente?

          Cuando compone y descompone mentalmente lo que, en la naturaleza, puede serlo. Se podría considerar a la filosofía como una especie de matemática, que suma y resta, combina y separa las cosas susceptibles de esas operaciones.

          Ahora, como en el ámbito de la naturaleza nada existe que no sea componible o descomponible, una vez que todo es tridimensional, está claro que el filósofo no debe tratar de otro asunto que no sean las cosas integrantes de la naturaleza.

          Puede un hombre, ciertamente, imaginar o también creer en otras cosas, pero esos objetos imaginados o creídos nada tienen que ver con la filosofía, que es una ciencia exacta y objetiva. El filósofo, fiel a sí mismo, no tiene el derecho de afirmar la realidad ni lo irreal de un mundo ultra-perceptible. Debe mantener completa neutralidad frente a las cosas que nada dicen a los sentidos o al intelecto, dice Hobbes, porque toda seguridad viene de la zona físico-mental; más allá de esa frontera impera la imaginación y la fe.

          Hobbes, como se ve, es un perfecto agnóstico, pero no un ateo ni propiamente un materialista en el sentido moderno de la palabra. El agnóstico confiesa que ignora la existencia o inexistencia de un mundo inmaterial, dejando la puerta abierta para el sí y para el no, profesando plena neutralidad. En el caso de que alguna facultad diferente a los sentidos y el intelecto venga a descubrir la realidad de ese mundo intangible, el agnóstico no se niega a admitirlo. Sin embargo, el ateo, va más allá, afirmando poseer plena certeza de la no-existencia de un mundo espiritual, como si nada pudiese ser objeto de un acto cognoscitivo real. El ateo peca contra la lógica y la matemática, que el agnóstico respeta.

          Hobbes entiende por “naturaleza” algo que otros consideran como un pequeño segmento o una parcela mínima de la naturaleza. La naturaleza accesible a los sentidos y al intelecto no es, ciertamente, la naturaleza total, como él falsamente admite.

          Dios, espíritu, alma, ángeles, etc., no son objetos de la filosofía, dice él, aunque puedan ser asuntos de la fe. Puede, así, un filósofo ser un hombre religioso, pero no en virtud de ser filósofo, una vez que los motivos de la fe nada tienen que ver con los motivos de la ciencia o filosofía.

          Hobbes entiende por “filosofía” aquello que otros entienden por “ciencia”. Si el campo exclusivo de la filosofía fuese la zona de los sentidos y del intelecto, está claro que la filosofía nada tendría que ver con los dominios ultra-físicos y ultra-mentales. Entretanto, la propia palabra “filosofía” (amor a la sabiduría) desmiente esa concepción: “sophia” quiere decir sabiduría, sapiencia; pero la verdadera sabiduría no se limita al mundo de los fenómenos individuales, concretos, materiales. La filosofía, en virtud de su propia definición, trata de la Realidad última y total del universo, y en esto tiene ella afinidad mayor con la Religión que con la ciencia, si es que no es también otra palabra para designar la Religión.

          La filosofía, además de intelectual es también racional o intuitiva, como sugiere la palabra “sabiduría” derivada de “saber”, cuyo sentido primario es “saborear”, conocer por experiencia propia, inmediata, intuitiva.

          Aplicar la palabra “filosofía” a la ciencia analítica de los fenómenos y sus derivados, es restringirle el ámbito y menoscabarle su verdadera función.

          Pensar es sentir, dice Hobbes. La inteligencia es una función del cerebro, una serie de adiciones y coordenación de las sensaciones y, como de acuerdo con el viejo adagio “nada está en el intelecto que no fuera antes sensación”, ninguna realidad existe en el intelecto que no venga de los sentidos, aunque la forma intelectualizada de esa realidad sea diferente de la forma sensitiva.

          La memoria, dice el filósofo, es la duración de las sensaciones; recordar es volver a sentir lo que antes se sintió.

          Los movimientos que los objetos externos producen en el ambiente pueden ser comunicados al cerebro por medio de los sentidos y el sistema nervioso. Demócrito, Protágoras, Aristipo, Epicuro y, en general, todas las escuelas empíricas de la antigüedad, forman el carácter enteramente subjetivo de nuestras sensaciones, y Hobbes es dócil discípulo de esos maestros. Nadie percibe el objeto en sí mismo, sino una imagen, un reflejo, un eco, una vibración aérea o etérea, un fenómeno derivado de ese objeto; pues, en el cerebro, o sea, en el foco consciente del cognosciente, no hay colores, ni sonidos, ni perfumes, ni extensión, como en los objetos; en el cerebro no hay luz sino oscuridad total, ¿cómo podría haber rojo, azul, verde, etc.? No hay sonido alguno, sino absoluto silencio. No hay dimensiones, como la sensación cree percibir.

          Quiero decir que el sujeto cognisciente traduce e interpreta arbitrariamente, a su modo peculiar, subjetivo, algo que le viene de fuera; pero no hay garantía alguna de que el fenómeno cerebral de ese algo sea idéntico o semejante al objeto real exterior. Ese algo existe, para Hobbes (porque él no va hasta el extremo como otros idealistas metafísicos, de negar la propia realidad del objeto), pero cómo ese objeto sea en sí, nadie lo sabe ni puede saberlo. El mundo de nuestras sensaciones intra-cerebrales es el único mundo con el cual estamos en contacto real y del cual podemos saber algo; el mundo extra-cerebral es para todos nosotros una incógnita, lejano, un eterno e inaccesible misterio. El hombre común, es verdad, comete la ilógica de afirmar o negar algo de ese mundo distante, ausente, exterior, diciendo, por ejemplo, que una hoja es verde, que la nieve es blanca, que la sangre es roja, cuando todo esto podría, como mucho, ser un resultado de ecos o reflejos que esos objetos lanzan hacia el interior de esa silenciosa cámara oscura, que es nuestro cerebro. Media entre el sujeto cognosciente y el objeto supuestamente conocido, un eterno e intransponible abismo, una vez que el objeto no está en el sujeto, y el sujeto no está fuera, donde el objeto se encuentra.

          Hobbes, como todos los empiristas, niega categóricamente la posibilidad de que el sujeto cognosciente alcance el objeto conocido, debiendo contentarse con el fenómeno sensorial del mismo.

          Ante esta premisa filosófica, tenemos dos movimientos filosóficos en la historia: el idealismo metafísico (Berkeley y otros) y el escepticismo radical (Hume y otros).

          En efecto, todo empirista que tenga la capacidad y el coraje de pensar lógicamente hasta el fin, y no detenerse a medio camino, con miedo a las posibles consecuencias, acabará fatalmente o en el idealismo o en el escepticismo: reduciendo el mundo entero a una simple proyección del sujeto cognosciente o negando cualquier posibilidad de conocimiento cierto del ambiente.

          Hobbes, dotado de un notable sentido práctico, no osó llevar su filosofía a ninguno de estos extremos; su forma de ser británica no le permitió volatizar idealmente la realidad objetiva, ni a desintegrase en el disolvente ácido de un escepticismo sin base.

          Vivió una vida normalmente humana, a despecho de su filosofía.

          Hay ocasiones en que la falta de lógica es un beneficio . . .

          (Continuará en la Circular de Marzo de 2.002).

 

 

 

          POEMAS DE KABIR

         

 

Conclusión.

          El amor es una gran ventana: te hace accesible el cielo. Lo puedo decir de otra manera: en el amor, la inconsciencia y la superconsciencia se encuentran. Y aún de otra forma: en el amor, el sexo y la plegaria se juntan. El sexo es más bajo que el amor y la oración más alta. El amor es un gran misterio. Tiene algo de sexo y algo de plegaria. Por eso, no existe misterio que pueda ser comparado al amor.

          En el amor, la oración y el sexo se encuentran. Si no estás despierto en el amor puedes dormir y ser solamente sexual. Si estás consciente, el amor estará en un nivel muy alto y será una plegaria. Eso tienes que recordarlo: el amor es muy frágil. Hay muchas posibilidades para que el amor descienda y sea solamente sexo. Cuando amas por vez primera, puede que no haya nada de sexo, pero más tarde o temprano llega. Cuando amas por primera vez a una mujer, puede haber respeto, como si estuvieras viendo un ángel, como si una puerta se abriera al misterio. En ese momento, no piensas en sexo o en el cuerpo físico; eso ni te preocupa. Pero, más tarde te llena la pasión y olvidas lo más alto, entrando en lo más bajo.

          El amor, casi siempre, cae en lo más bajo, porque no somos conscientes. Por eso, es común decir: cuando alguien está apasionado, está “loco” por una persona. Los amantes enloquecen, caen; raramente suben cuando aman. El amor comienza con una cosa especialmente alta, romántica, poética y entonces, poco a poco, llega algo muy vulgar, físico, material.

          El amor comienza como algo maravilloso y termina como una pesadilla. Recuerda: si estás consciente, eso te puede ayudar a no caer. Entonces el amor puede ser una oración.

          En el centro del corazón, lo más bajo y lo más alto se encuentran. Es una profunda experiencia de unidad, aunque muy frágil, insegura, como un proceso, que va hacia delante o hacia atrás. Pero si estás consciente, puedes amar ese proceso como si fuera un trampolín hacia una posibilidad más alta.

          El quinto centro es el laríngeo. Es el chakra de la oración, de la garganta, de la comunciación con Dios. Aquí, el interior y el exterior se juntan, lo más alto y lo más bajo. “Dios” significa toda la Vida que está fuera de ti y “tú” la existencia que está dentro de ti. Yo-Tú es la forma de la oración. “Yo-aquello es la experiencia del mundo; yo-tú es la experiencia de la oración, de Dios, del amor”.

          En el chakra de la garganta, el amor es más puro. Es un éxtasis, una alegría. Cuando el devoto se inclina ante la imagen de una divinidad, lo de dentro se inclina ante lo de fuera. Cuando alguien canta una canción al Sol o a la Luz, lo de dentro canta a lo de fuera. Eso ya lo habrás observado, pero ¿no te has dado cuenta de algo muy sutil? La Divinidad cantando una canción para el devoto; eso ocurre, pero es muy sutil. Sabrás eso cuando hayas experimentado una oración.

          A veces rezas a Dios, a veces Dios reza por ti. Déjame repetir que eso puede pasar, pero no se dice con frecuencia, porque nos parece un sacrilegio decirlo. De la misma forma que una madre canta una canción de cuna a su hijo, también Dios lo hace. Pero tienes que merecerlo. Cuando tu oración sea escuchada, cuando realmente colocas tu corazón y te olvidas de ti completamente, entonces, de repente, la oración deja de ser tuya. Comienzas a escuchar . . . Dios comienza a orar. Lo de dentro y lo de fuera se funden. La imagen del espejo y el cuerpo que en él se mira, se transforman en unidad.

          Entonces, llega el sexto chakra, el de la meditación. Es el chakra del tercer ojo. Lo izquierdo y lo derecho se unifican. La razón es ahora la intuición, lo masculino es lo femenino, el yin y el yang se encuentran. Ahora, algo tiene que ser comprendido. En el tercer chakra, el hombre y la mujer se complementan en el plano físico. En el sexto, lo masculino y lo femenino se juntan de nuevo, pero en el interior. El tercero es el centro del sexo; el sexto es el centro del amor. Interiormente, tú eres ambos. La mitad de tu ser es masculina y la otra mitad femenina. Ese tercer ojo es simbólico: significa que tu ojo derecho y el ojo izquierdo se disuelven en una unidad, que forma el tercer ojo. Antes tenías dos ojos, dos maneras de ver. Después tendrás un solo ojo.

          Jesús dijo algo de tremenda importancia. Medita sobre esto. Dice: “Si tuvieras un único ojo, tu cuerpo estaría lleno de luz”. Está hablando del tercer ojo.

          Un ojo está unido al hemisferio izquierdo y el otro al hemisferio derecho. Los dos son una división en tu ser: todavía no eres una sinfonía. Los dos lados son asimétricos. ¿Te has mirado alguna vez la cara? Las dos mitades son asimétricas. Tu mente interior está dividida en dos hemisferios y cada uno funciona de modo diferente. El hemisferio izquierdo raciocina y el derecho intuye. La poesía nace del hemisferio derecho y la lógica del izquierdo.

          La imaginación viene del derecho; la razón del izquierdo. El derecho es femenino y masculino el izquierdo. En el sexto chakra, del tercer ojo, esos dos hemisferios se encuentran y forman la unidad. Entonces, tu razón no volverá a estar contra la intuición, ni tu imaginación contra la lógica. Ambas andarán juntas.

          Observa una cosa: estoy siempre escribiendo lógicamente, pero todo lo que escribo es siempre ilógico. El contenido es ilógico y el recipiente no lo es. Si quisiera argumentar contigo, puedo hacerlo. Pero lo que te estoy explicando está más allá de la discusión. Si tu fe está contra la lógica, es que no has llegado a la unidad interna. Recuerda esta distinción: tu fe debe estar más allá de la lógica, no contra ella; apoyada en la lógica, pero sin detenerse en ella; tiene que ser algo que vaya más allá, muy lejos, pero que, hasta cierto punto, puede estar apoyada en la lógica. Puede ser muy racional, razonable. No hay necesidad de que la fe esté contra la lógica; si lo estuviera, entonces estaría todavía dividido, el tercer ojo no estaría funcionando.

          Los mayores místicos del mundo fueron grandes lógicos. Ellos razonaron hasta donde es posible y, de repente, dan un salto cuantitativo y dicen: “Hasta aquí la lógica es una ayuda; de aquí en adelante, ella no nos sirve”.

          Esa es la mayor unidad. Y tiene un grado más. Eres uno dentro de ti. Entonces, viene el séptimo chakra. Es el chakra del “samadhi”, el supremo éxtasis, el orgasmo total. Ahora, la parte y el Todo se encuentran, el alma y Dios . . . desapareces en la totalidad.

          Puedes no verlo de esa manera, pero te digo: los siete chakras son siete caminos para el orgasmo. Hay un orgasmo sutil cuando la comida te satisface; hay un profundo contentamiento cuando dominas. Cuando tienen el poder, los políticos aparecen radiantes ante el público. Nunca se cansan, están llenos de energía. ¿De dónde viene ese esplendor? Es el orgasmo del poder.

          ¿Te has dado cuenta que, cuando un político está de pie y miles de seguidores lo rodean mirándole, hay un orgasmo sutil? Él se siente feliz; tantas personas prestándole atención, tanta vitalidad y vibración fluyendo hacia él, de tal manera que hay algo así como un orgasmo en su interior. Hay como una explosión energética. Cuando el político comienza a fracasar, todo el carisma desaparece. La diferencia entre un político triunfante y otro que ha fracasado, es que ya no recibe energía y su radiación se ha apagado, parecen vacíos, con la

          En estos siete planos hay siete tipos de orgasmos. Por esta palabra quiero decir, experiencia de unidad. Lo supremo está en el séptimo chakra, cuando el ego personal se disuelve completamente. Esa es la meta, la fuente.

          Los cristianos hicieron un símbolo de la cruz. Cuando miro la cruz, pienso que los cristianos perdieron su significado real. Para mí, la cruz no es un símbolo de muerte, sino el signo aritmético de la adición. Viéndolo de esta manera, la cruz tiene un significado diferente. Por haber unión con el Todo, en el momento de la crucifixión, Jesús se transformó en una suma. Dejando de existir, Jesús desapareció en Dios: dos quedaron en uno.

          Repito que la cruz significa adición, sumar. Antes de ella, Jesús vivió una vida de substracción, como todo el mundo. En otras palabras: el ego es una substracción porque no existe; el ego es el menos, la resta. Dios es el más, la suma, aquello que es. En la cruz, el “más” de Dios encontró el “menos” de Jesús. Y ambos se disolvieron en el Cristo, en el uno. Ahora es el Alfa y el Omega.

          Los científicos nucleares dicen que cada átomo tiene una carga positiva y otra negativa. Si fueran separadas, habría una explosión. Cada pequeño átomo, invisible, tiene dos energías. Ellas están juntas, unidas, el más con el menos, lo positivo con lo negativo. Si fueras a separarlo la energía explotaría.

          Lo mismo ocurre en el primer chakra, pero de otra manera. El “menos” se une al “más”, no se separan sino que se casan. Ese casamiento es la unión. Normalmente nosotros existimos como una resta; Dios es la energía “más” y nuestro ego la energía “menos”. El día que decidamos dejar nuestro “menos” para entrar en el “más”, habrá una boda.

          Estos chakras son alegorías; un mapa para comprender como la búsqueda es una sóla, desde la comida hasta Dios. La busca es para encontrar al Uno. Estamos perdidos en la multitud, divididos, y todo nuestro esfuerzo está en encontrar la unidad como ser individual, indivisible. Y recuerda el símbolo de la cruz, no como signo de muerte, sino como un encuentro, las bodas divinas.

          Ahora, los poemas de Kabir:

          “Aquél que es humilde y contento, que tiene una visión justa,

          cuya mente está llena de aceptación y tranquilidad;

          aquél que Lo víó y Lo tocó

          está libre de todo miedo y perturbación”.

          Kabir está describiendo la persona que llegó al punto “más”, al Uno. ¿Y, cómo es? “Aquél que es humilde y contento” no tiene ningún ego, ni sentido del yo; ese es el significado de humilde. Jesús dice: “Bienaventurados los humildes”  ¿Por qué? Porque ellos no son. Miserables son aquellos que son, porque cuanto más eres, más miserable serás, más tensión y ansiedad crearás, más lejos estarás de Dios. Eso significa que está llevando tu “menos” con mucha dedicación.

          Cuando tú no eres, Dios es. Humildad significa negarte, desaparecer . . . y entonces hay contentamiento. Si eres, estarás descontento. Cualquier cosa que hagas no te llenará, sentirás un vacío, porque el ego estará insatisfecho por propia naturaleza. Es un “menos”, una sombra, hasta parece un milagro que creas en él. El ego solamente existe en la ignorancia; nunca podrás encontrarlo en la luz, porque es falso, aparente.

          Por eso, el egoísta se encuentra siempre vacío y quiere llenarse con dinero, poder, amor, atención y tantas cosas más. Siempre insatisfecho. Tú vas echándole cosas a tu ego, puede que hasta el mundo entero, pero sigues tan vacío como antes, porque un “menos” nunca puede ser un “más”. Cuando entiendas eso, renunciarás a él. En ese momento, viene el contentamiento, y aparece el “más”, que estaba escondido tras del “menos”. Este “menos” funciona como una pared que no permite que veas el “más”.

          Dios está en todas partes; escondido en ti, pero tú estás más interesado en el ego y no mirando hacia Dios. Y Él es muy silencioso, discreto . . . no hace ruido . . . su presencia es casi una ausencia. Está apartado, pero esperando, siempre esperando.

          “Aquél que es humilde y contento, y que tiene una visión justa . . .”

          Esa visión justa es un concepto propio del misticismo hindú. Significa aquél que consiguió ver al Uno en todo, cuya visión es justa. Ve a Dios en la piedra. No ve dos, sino uno. Cuando se abandona el ego, la visión es clara, transparente. Nada impide el camino.

          “ . . . cuya mente está llena de aceptación y de intranquilidad . . .”

          De repente, cuando el ego no está, sin agitar tu mente, te llenas con la energía “más” de Dios, lleno de aceptación y tranquilidad.

          “Aquel que Lo vió y Lo tocó . . .”

          Kabir dice: Dios puede ser visto y tocado también, pues Él existe en todo. Cuando tocas un árbol tocas a Dios. Cuando tocas a tu mujer o a tu marido, tocas a Dios. Hasta la comida es Dios; lo más bajo es lo más alto. El uno se encuentra en el otro; no pueden estar separados, pues son un solo espectro.

          “Aquél que Lo vió y Lo tocó

          está libre de todo miedo y perturbación.”

          El miedo sólo te dejará cuando toques lo inmortal.

          El hombre es mortal, el cuerpo y la mente también. Como hombre moriremos, por eso no podemos quedar libres del miedo y las perturbaciones. Solamente cuando nos reconocemos como dioses, desaparecen.

          El problema básico de casi todas las personas es el miedo. Preguntan: “¿Cómo librarnos del miedo?” Y yo digo que no hay que hacerlo. Porque liberarse del miedo es imposible; antes tendrás que liberarte de ti mismo. Cuando no estés, el miedo no estará. Si estás, el miedo permanece, porque tú eres la fuente del miedo.

          Cuando abandonas la idea del ego, del “venir a ser”, ¿cómo puede existir el miedo? Abandonando esa idea, abandonas el origen del temor. Entonces Dios es. Y Dios siempre es; nunca podrás decir que “Dios era”, ni que “Dios será”, eso sería absurdo. Dios simplemente es. Pero tú un día no eras; entonces, ¿cómo puedes confiar que un día, nuevamente, no serás? El miedo está siempre presente.

          Libérate de ti mismo, y el miedo desaparecerá.

          “Para él, el perpetuo pensamiento en Dios

          es como aceite de sándalo sobre el cuerpo,

          para él nada más es deleite . . .”

          Cuando abandonas tu ego y llegas a ver aquello que es, Dios te envuelve como una fragancia, continuamente. Inspirando y expirando, Lo estás respirando. Con los ojos abiertos o cerrados, Lo estás viendo.

          “ como aceite de sándalo sobre el cuerpo

          para él nada más es deleite . . .”

          Para quien conoce el deleite de estar en Dios, nada más es gozo; todos los placeres desaparecen. Entonces hay un solo deleite, una sola alegría: la de estar en Dios, de ser parte de Él; la alegría de ser una gota en el océano, una onda en su infinitud.

          “Su trabajo y descanso están llenos de música . . .”

          Kabir dice: Solamente un hombre de esos es un verdadero músico. Todos los demás juegan. No crea música, sino que todo su ser es musical. En verdad, es Dios quien toca en ese hombre, creando millones de canciones. Dios se apodera de él, y juega a través de él, con él y para él.

          “Su trabajo y descanso están llenos de música . . .”

          Si ese hombre trabaja o descansa no hay diferencia, pues la música es incesante. Donde quiera que esté o haga es irrelevante: su música es eterna. Cuando abandonas el ego eres un canal, un vehículo de Dios.

          “Su trabajo y descanso están llenos de música;

          irradia el esplendor del amor”.

          Antes de eso, todo el amor era un reflejo. Si amas la comida, este es el primer reflejo. Si amas el poder, es el segundo. Si amas a un hombre o una mujer, será el tercer reflejo. Y así sucesivamente.

          En el séptimo, ya no amas: eres amor. Ahora el amor no es una relación con algo, sea comida o Dios; ahora el amor es tu estado de ser.

          Y eso es lo que Jesús quería decir, cuando enseña: “Dios es amor”. Los cristianos no fueron capaces de comprenderlo correctamente. Piensan que Jesús decía que Dios es amoroso. Dios es otro nombre del amor, o amor es otro nombre de Dios. Si dices que Dios es amoroso, significa que a veces puede serlo y a veces no. Pero cuando igualas a Dios y al amor, no hay posibilidad de ser otra cosa.

          Kabir dice: “Toca los pies de aquél que es uno e indivisible . . .”

          Los orientales son gente apegada a los maestros. Dios es una idea distante, un sueño. Pero pueden ver al maestro. Aquél que abandonó su “menos” y ahora es un vehículo para la energía “más” de Dios, es un maestro.

          “Toca los pies de aquél que es uno e indivisible . . .”

          Siempre que encuentras a alguien que se ha transformado en uno, que es amor, que ya no es una multitud, toca sus pies, para demostrar que también lo deseas, que también sueñas, que estás sediento por ese estado de ser.

          Tocar los pies es simbólico; significa que “ nosotros no podemos alcanzar al Supremo, porque está muy distante . . . pero podemos tocarLe los pies”. Un maestro es alguien cuyos pies están en la tierra y la cabeza en el cielo. La cabeza no puede ser tocada. Tiene raíces aquí, pero sus ramas llegan hasta Dios. Solamente los pies están disponibles y, al tocarlos, estamos contactando con aquellas ramas que desaparecen en las nubes. Los pies son la parte visible. el primer chakra, el coronario, es la parte invisible; no podemos verlo ahora, pero sí confiar.

          “Toqué los pies de aquél que es uno e indivisible,

          inmutable y pacífico . . .”

          Mira al maestro y verás que él es uno. El ansia por cualquier otra cosa no existe. Está en total paz y unión consigo mismo. Puedes sentirlo. Si estás junto a un maestro, sentirás su paz, su silencio, y experimentarás un poco de cada cosa. Verás que es inmutable, que nada lo modifica, porque está unido a lo eterno. También es pacífico. Ha llegado a casa.

         
          “ . . . que llena las tazas hasta el borde, de alegría . . .”

          Siempre que veas a un maestro, te llenará de alegría. Puedes venir con tristeza y miseria, pero él derramará alegría sobre ti.

          “ . . . que llena las tazas hasta el borde, de alegría,

          y cuya forma es el amor”.

          Estas palabras son bellísimas, casi intraducibles.

          “Va en compañía del bien . . .”

          No, esa no es la traducción real, no puede ser el bien, puede ser un significado, pero no es exacto. Porque cuando dices “el bien” nace la dualidad, “el mal”. Debe ser algo así, como “Es tan simple que no sabe lo que es el bien ni el mal . . .”

          Si puedes encontrar un hombre simple, un maestro, alguien que olvidó la dualidad, si puedes encontrar a alguien que sólo conoce el lenguaje del Uno y olvidó los demás . . . si puedes estar en compañía de tal persona, habrás encontrado al Amado; encontrarás a Dios a través de ella. Será la primera aproximación a Dios.

          “Va en compañía del bien,

          donde el Amado tiene Su morada;”

          Dios se refleja en los maestros. Él existe en toda parte, pero si no puedes verlo en el mundo, encuentra a alguien donde Él exista claramente; procura alguien donde Él exista tan poderosamente que, aunque sea una persona como tú, comiences a sentir sus vibraciones. Dios está en todas partes, pero a veces, en algunas personas existe de una manera muy fuerte. En algún lugar Su presencia es sólida. Buda, Jesús, se transformaron en fuerzas concentradas de Dios.

          Kabir dice: Es difícil encontrar al Amado en el mundo. Él está en todas partes, pero no puedes encontrarlo. Por esto, encuentra alguien donde Él se esté derramando, cayendo como lluvia.

          “Tomas todos sus pensamientos, amor e instrucción de allí.”

          Entra en sintonía con esa longitud de onda. Encuentra sus pensamientos, su amor, su disciplina; déjalo ser tu guía. Deja que el amor de un maestro, que su presencia, sea tus Escrituras. Esa es la Biblia viva; ese es el Corán.

          Benditos aquellos que pueden encontrar un maestro porque ellos encontraron a Dios. Y Lo encuentran de tal manera que se hace posible una primera experiencia divina. Una vez sucede, podrás mirar hacia cualquier lugar, que siempre Lo encontrarás.

          “Deja que la asamblea donde no es nombrado

          se queme hasta quedar reducida a cenizas  . . .”

          Evita las compañías donde no se nombra a Dios. Evita a las personas donde Dios es una ausencia. Si lo haces, aprenderás sus disciplinas, sus pensamientos y, poco a poco, quedarás embebido del espíritu de esas personas. Evita a la gente que no está llena del amor de Dios, que no reza ni medita. Evítalas.

          “Dime ¿cómo puedes hacer una fiesta de casamiento,

          si el propio novio no está allí?”

          Si Dios no está, todo es inútil, la fiesta no es posible, no quedarás satisfecho. El novio no está presente; ¿cómo es posible la fiesta? Se cuenta que un día estaba Jesús en una casa, cuando vino una mujer y derramó un perfume caro sobre sus pies y Judas criticó el hecho. Dijo: “Una cosa tan valiosa ha sido desperdiciada. Podíamos haber vendido este perfume y dado el dinero a los pobres”. Jesús miró a Judas y dijo: “En breve el novio se habrá ido, y entonces podrás hacer lo que quieras, pero ahora, que el novio está aquí, deja que haya una fiesta”.

          Dice Kabir: “Dime ¿cómo puedes hacer una fiesta de casamiento,

          si el propio novio no está allí?”

          Donde el maestro no está, donde Dios no está intensamente presente en alguien, todas las ceremonias religiosas son impotentes. Puedes ir a cualquier iglesia o catedral, a cualquier templo; todo es inútil. Vete a un maestro, pues donde quiera que el novio esté, allí está Dios celebrando la ceremonia. No hay otra manera. Solamente una llama viva puede hacer que tu vida sea una hoguera.

          “No vaciles más, piensa en el Amado . . .”

          Cuando conozcas a un maestro, no vaciles. La mente te hará retroceder, tendrás millares de disculpas, la mente no estará preparada, el ego creará razones. No vaciles más, pues es muy raro encontrar a una persona que ha llegado. Piensa sólo en el Amado . . . cuando estés en presencia de un maestro, donde Dios se está reflejando, brillando intensamente. No pienses en el mundo, el dinero, el poder, ni en la respetabilidad. Piensa en el Amado.

          Encuentra a esa persona tan simple, escogida por Dios para ser su vehículo.

          “No coloques tu corazón en el culto a otros dioses . . .”

          Cuando hayas encontrado un maestro, no habrá necesidad de adorar otros dioses; habrás encontrado tu dios. Los demás están muertos. Cuando Jesús está vivo, Jesús es Dios. Cuando un maestro está vivo, Dios escoge estar presente allí, pero nuestras mentes están presas en los viejos lugares. No vaciles.

          “No coloques tu corazón en el culto a otros dioses . . .”

          Hay que tener suficiente coraje para reconocer que es muy fácil venerar a dioses muertos. Ellos vivieron en alguna época; pero, cuando llegaste a conocerlos, ellos se habían marchado. Y, entonces, durante millares de años, sostienes su culto. Sólo algunas personas fueron hasta Jesús; los instruidos, los rabinos, los profesores, los eruditos, no fueron nunca. Solamente personas simples llegaron hasta él. Ahora, los estudiosos y eruditos van a él, ahora que es un dios muerto.

          Dios es traicionado cuando mientes a un maestro vivo. Cuando yo haya muerto, tu conexión conmigo termina. Será mejor que busques a otro maestro vivo, y no pensar que te puedo seguir ayudando desde el otro mundo. Dios escogerá a alguien más para manifestarse y no dejes que yo te atrape, no dejes que ese pensamiento sea una barrera. Si te apegas a mí, cuando yo salga de esta existencia me traicionarás.

          Jesús se fue y seguimos apegados a él. Dios ha escogido otro lugar para manifestarse. Mira siempre lo que está vivo. Dios es vida. Está siempre dejando la vieja cáscara y procurando nuevos espacios, nuevas expresiones.

          “No coloques tu corazón en el culto a otros dioses;

          no hay valor en el culto de otros maestros.”

          Si encuentras un maestro, olvida todo lo que sepas sobre los demás, porque eso sería una división dentro de tu cabeza. Deja que tu devoción sea total, caso contrario sería una vacilación en tu mente.

          Kabir dice: “Así nunca encontrarás al Amado.”

          Si haces un culto de los dioses muertos, dudando entre muchos maestros, nunca serás capaz de encontrar a Dios.

          “Así nunca encontrarás al Amado.”

          Si encuentras un maestro, es suficiente. Encontrarás al Amado.

          Del primer chakra al séptimo, del primer amor al último, la búsqueda es sólo una, el encuentro con la Unidad. Y, a menos que ese Uno sea encontrado, no habrá descanso, ni paz, ni contentamiento. Ese Uno puede ser encontrado: solamente tienes que estar cada vez más consciente. No te enredes con los centros más bajos. Recuerda siempre que tienes que ir a lo más alto, mas grande que la comida, que el sexo, que el amor y que la meditación. A menos que llegues a tu florecimiento supremo, al loto de los mil pétalos . . . Cuando la flor se abre, dice Kabir: “La primavera aún no ha llegado y el loto se está abriendo. La primavera aún no ha llegado y la abeja ha recibido la invitación del Amado”.

          En el fondo de tu ser, siempre es primavera. No hay otra estación. Ve cada vez más alto, no quedes preso ni obcecado con lo más bajo. Entiende que no estoy condenando lo más bajo, sino simplemente indicando que así, de esta manera, la meta no será alcanzada. Puedes tener placer comiendo, pero recuerda a Dios. Sé feliz con tus relaciones, pero recuerda a Dios. Goza con el sexo, pero recuerda a Dios. Camina en la tierra, pero no dejes de mirar al cielo. Y si encuentras a alguien donde la estrella está brillando intensamente . . .

          Se cuenta que Jesús, cuando nació, tres sabios vinieron de Oriente, pues habían visto una estrella brillando en el cielo. Ellos ya eran viejos y se llenaron de alegría, pues Dios había descendido en algún lugar. Y fueron siguiendo la estrella, hasta que ella se detuvo sobre la pequeña ciudad de Belén. Allí encontraron a Jesús en un establo.

          Tú puedes ver siempre a la estrella; siempre que hay un maestro vivo, está ella brillando ahí. Y los sabios comienzan a sentir, a buscar. Donde quiera que esté un maestro, una estrella brilla en el cielo, y las personas sensibles, que tienen en su íntimo una sed de búsqueda, inmediatamente son conscientes de la estrella y se ponen en camino. Vienen desde muy lejos, hasta el lugar donde está el maestro.

          En el maestro encuentras al propio Dios. El maestro es tu futuro: aquello que tú puedes ser, él ya lo es. El maestro no es más que tu propio despertar; y tú eres la semilla; él es una flor. Deja que el maestro sea una invitación para ti, te convida a la primavera interior, para tu florecimiento interno. La posibilidad está ahí y, a menos que esa posibilidad se convierta en realidad, nunca estarás satisfecho. A menos que un hombre refleje a Dios, no hay gracia ni bienaventuranza. Cada uno es un dios potencial, y la tarea de toda la vida es transformar la potencialidad en realidad.

                     

 

 

I N T E R E S A N T E

Si estás interesado en leer alguno de los libros, Circulares atrasadas o cualquiera de mis escritos, puedes hacerlo contactando con  las páginas web de Internet, siguientes:

Para consultas o pedidos, dirigirse a:

         Salvador Navarro Zamorano

         Madre de Dios de la Nieve nº 8

BUNYOLA  (Mallorca).

         Teléfono y Fax: 971: 61 33 92

         E-mail: snz2111@yahoo.es

           Página web: Salvador Navarro Zamorano

 

www.revistaalcorac.es

 

 

 

 

 

 

 

LIBROS ON LINE

Salvador Navarro Zamorano

 

 

 

Integración y Evolución

Enseñanza de Jesús de Nazareth y Grandes Religiones

Aforismos

Reflexiones

Segundo Nacimiento

Kábala

PROSAS LIBRES

Aforismos (LIBRO COMPLETO)

El Templo de la Luz

Rumbo a la Eternidad

La Busqueda del Ser

Una Escuela de Misterios

 

 

 

Enlaces de Interés

 

 

Revista Alcorac

Fuego Cósmico

Entrevista con las hadas

La Cueva de los Cuentos

Diccionario Esotérico

Filosofia del Arte

Como ser Don Quijote en el siglo XXI

CUENTOS DE ALMAS Y AMOR

NUEVA NARRATIVA

MONÓLOGO DE UN HOMBRE DIOS

DESECHOS URBANOS

EL CAMINO DEL MAGO

CRÓNICAS

REFLEXIONES_LIBRO

MANUAL DEL MAESTRO

HOMBRES Y DIOSES

LOS BUSCADORS DE LA VERDAD

NUEVA NARRATIVA 2

ORBISALBUM

 

 

 

 

 

 

OBRA LITERARIA DE D. SALVADOR NAVARRO ZAMORANO

 

Entre el silencio y los sueños

(poemas)

Cuando aún es la noche

(poemas)

Isla sonora

(poemas)

Sexo. La energía básica 

(ensayo)

El sermón de la montaña

(espiritualismo)

Integración y evolución

(didáctico)

33 meditaciones en Cristo 

(mística)

Rumbo a la Eternidad 

(esotérico)

La búsqueda del Ser

(esotérico)

El cuerpo de Luz 

(esotérico)

Los arcanos menores del Tarot 

(cartomancia)

Eva. Desnudo de un mito

(ensayo)

Tres estudios de mujer

(psicológico)

Misterios revelados de la Kábala 

(mística)

Los 32 Caminos del Árbol de la Vida

(mística)

Reflexiones. La vida y los sueños  

(ensayo)

Enseñanzas de un Maestro ignorado

(ensayo)

Proceso a la espiritualidad

(ensayo)

Manual del discípulo 

(didáctico)

Seducción y otros ensayos

(ensayos)

Experiencias de amor

(místico)

Las estaciones del amor

(filosófico)

Sobre la vida y la muerte

(filosófico)

Prosas últimas  

(pensamientos en prosa)

Aforismos místicos y literarios

(aforismos)

Lecciones de una Escuela de Misterios

(didáctico)

Monólogo de un hombre-dios

(ensayo)

Cuentos de almas y amor

(cuentos)

Nueva Narrativa (Narraciones y poemas)
Desechos Urbanos (Narraciones )
Ensayo para una sola voz VOL 1 (Ensayo )
En el principio fue la magia VOL 2 (Ensayo )
La puerta de los dioses VOL3 (Ensayo )
La memoria del tiempo (Narraciones )
El camino del Mago (Ensayo )
Crónicas (Ensayo )
Hombres y Dioses Egipto (Ensayo)
Hombres y Dioses Mediterráneo (Ensayo)
El libro del Maestro (Ensayo)
Los Buscadores de la Verdad (Ensayo)
Nueva Narrativa Vol. 2 (Narraciones)
Lecciones de cosas (Ensayo)
   

 

 

www.revistaalcorac.es

 

 

 

 

 

MAESTRO TIBETANO

 

Orbisalbum

 

 

 

 

 

La Cueva de los Cuentos