ALCORAC

SALVADOR NAVARRO 

 

 

                                              

Dirigida a la Escuela de:

                    Mallorca

                    Las Palmas

                                                                                  

                                                                       Circular nº 9 , año XII

                                                                       Bunyola, 1º de Septiembre de 2.006.

VIDA DE SAN PABLO.-

Es admirable el criterio de Pablo, toda vez que aborda este asunto. Considera el Antiguo y el Nuevo Testamento como una grandiosa unidad dogmática, una sola religión; porque el cristianismo estaba contenido en germen en el mosaísmo – tal es así, que el propio Jesús afirmó que no vino para abolir la Ley y los profetas, sino para llevarlos a la perfección. Por tanto, lo que Pablo enseñaba, no era innovación religiosa, sino el alma de Israel, plenamente evolucionada – mientras que el Sanedrín, rechazando al Mesías, adulteraba las profecías de sus propios directores religiosos, reduciendo el judaísmo a un raquitismo espiritual. Para Pablo no hay dos religiones reveladas, sino solamente una, que va desde Abraham a través de Moisés hasta el Cristo. Así como el árbol no es la adulteración de la semilla que le dio existencia, ni la flor la falsificación del botón, ni el día la abolición de la aurora, así no es el Evangelio la negación de la Torá, sino su plenitud y definitiva evolución.

En estos pensamientos se movía el discurso de Pablo, como se desprende del ligero esbozo que de él nos dejó su secretario.

Félix, gobernador de Judea desde mucho tiempo, era casado con una judía y conocía mejor que sus colegas romanos las cuestiones religiosas de Israel, y estaba en condiciones de dar su parecer sobre el asunto y reconocer la procedencia de la apología de Pablo.

Entretanto, en vez de absolver, como le pedía la conciencia, optó por el alargamiento del proceso. Como Pilatos, deseaba agradar al Sanedrín cuya oposición le podría acarrear no pocos problemas. Del resto, como dice el historiador, esperaba hacer buenos negocios con la prisión de Pablo pues, sabiéndolo al frente de una poderosa facción religiosa, convenía retenerlo como rehén para obligar a los adeptos de ese credo a rescatarlo a peso de oro.

En todo caso, dio orden de que le fuese aliviada la prisión, concediéndole “sala libre” permitiéndole recibir visitas de amigos. En ese estado de custodia militaris, podía Pablo moverse libremente en el interior de la fortaleza.

Pablo, aunque aislado entre las murallas de una plaza fuerte, sigue preocupando a los espíritus, no sólo de los cristianos, sino de personas ajenas al nuevo movimiento religioso.

Donde quiera aparezca un poderoso polo magnético, ahí oscilan todas las agujas.

Misteriosa estación emisora, el hombre de intensa espiritualidad llena de invisibles ondas todos los espacios.

En el lujoso “Herodeion” de Cesárea, vivía aquella judía, casi una niña, que Félix llamaba esposa. Tenía Drusila aspiraciones espirituales, herencia de sus mayores, ese pueblo de acentuada espiritualidad como ningún otro. Aunque mundana, no conseguía ocultar en las profundidades del alma la nostalgia del infinito, esa indefinible ansia que toda alma humana siente en los mejores momentos de su vida, ¡y la psiquis femenina es, a veces, tal clarividente en sus intuiciones espirituales. . .!

¿La poderosa espiritualidad de Pablo no habría impresionado el alma de Drusila? ¿No adivinaba ella un mundo incógnito más allá del fulgor de aquellos ojos y en el eco de aquella voz que hablaba del Cristo, siempre del Cristo? ¿Podía una hija de Israel encontrar su mundo y su paraíso en los apretados abrazos sensuales de un loco?

Era moda en las familias pudiente de aquél tiempo mostrar propensión por toda especie de espiritualismos, ocultismo y astrología. Drusila también habría tenido sus libros de sueños y compañía de magos. En su cualidad de hebrea no podía dejar de interesarse por el misterio de la personalidad de ese famoso patricio de Tarso, de cuyas virtudes superiores, sonaba en todo Oriente: prodigios, milagros, curas repentinas, expulsiones de demonios . . . todo eso se atribuía a Pablo.

También su padre tuvo, cierta vez, preso en Jerusalén a un hombre llamado Cefas, o como otros decían, Simón; pero cuando querían llevarlo a la muerte, se comprobó que las puertas de la celda se abrieron por sí solas, cayeron los grilletes y el mago se evadió.

Y su tío, Herodes Antipas, conservó por largo tiempo en el castillo de Maqueronte, a un famoso taumaturgo de nombre Juan, cuyas palabras ejercían sobre el rey el extraño efecto de una sugestión que le hacía estremecer todo el cuerpo y que, después, a petición de su mujer Herodías, lo mandara degollar.

¿Y no rezaban las crónicas que ese mismo Herodes se encontró un día con el más célebre taumaturgo de la época, Jesús de Nazareth? Verdad es que él rechazó hacer milagros ante el rey, pero Judea estaba llena de la fama de ese profeta. ¿Y no era ese mismo Jesús que Pablo anunciaba con tanto fervor y en cuyo amor se sentía feliz, aun entre los mayores tormentos?

Drusila andaba pensativa . . .

Cierto día, ante la insistencia de su joven esposa “mandó Félix llamar a Pablo para escuchar su discurso sobre la fe en Jesús el Cristo”.

El apóstol recibió el recado y sintió una repugnancia instintiva de hablar de su divino Señor y Maestro ante esa sociedad liviana y falta de fe que, a final de cuentas, consideraba al anunciador del Evangelio como una especie de mago o de ocultista. Esperaba la pareja pasar una noche interesante con la exposición de las ideas filosóficas de ese predicador vagabundo.

Pablo aceptó la invitación. Iba a cantar las glorias de su divino Maestro en la lujosa sala de palacio del Gobernador; pero aquél par de adúlteros también iban a oír el retumbar de los truenos del Sinaí.

Apareció el prisionero y habló.

En cuanto relataba tranquilamente la vida de Jesús, el ilustre auditorio, Félix, Drusila y todos los demás, escuchaban con placer. Pero, de repente, el orador pasó a decir las verdades expuestas y sus consecuencias prácticas en las vidas humanas: “y cuando comenzó a hablar de justicia, castidad y el juicio futuro, Félix se atemorizó “estaba como sobre brasas y cambiaba miradas inquietas con su gentil amante, la cual con sus grandes ojos de niña curiosa, veía relampaguear en las pupilas de Pablo el fuego de los profetas de Yahvé, del que hablaban los libros sagrados de su pueblo”.

No sabemos lo que estaba pasando en el alma de la juvenil mujer. Pablo no dijo una sola palabra áspera: sabía que era una pobre seducida. Él es siempre indulgente y delicado con las mujeres; cuando acusa, lo hace casi siempre a los hombres.

Félix tenía pues, toda la razón para temblar. Ante sus ojos pasaba, evocado por la conciencia culpable, el cortejo de sus infamias, robos, homicidios, injusticias, orgías sexuales . . . Tambaleándose, se levantó y dijo a Pablo: “Ya está bien . . . . Te volveré a llamar cuando sea oportuno”

Y, dando el brazo a Drusila, se retiró precipitadamente de la sala.

Todos le siguieron, silenciosos, pensativos.

Pablo fue llevado de nuevo a su celda.

¿Qué misterio ese en torno al Cristo? Nadie consigue permanecer neutro ante Él.

¡Y qué extraña energía irradian de sus discípulos! Sin saber ni querer, el hombre, por más profano sea se siente impresionado . . . como empujado por una mano invisible . . .  por una potencia de vida o de muerte . . . .

Sigue en la Circular de Octubre.

 

 

 

 

EL MAGNETISMO.-

El corazón que está vivo, que palpita, tiene las mismas cualidades del Ser primordial – Dios. Es por este motivo que el corazón humano es el mayor imán que existe. El aspecto primordial del Ser Divino es el amor, como está escrito en la Biblia. La manifestación de ese principio  - el amor -  en su plenitud es encontrada en el corazón del hombre. El despertar del corazón es, de hecho, el despertar de Dios. Si el corazón del hombre no está despierto es porque Dios todavía no ha despertado en él.

No existe nada en el mundo que mantenga a las personas unidas entre sí, al menos por la simpatía. Para la pregunta sobre lo qué atrae y lo qué repele, la respuesta es sencilla: la simpatía atrae y la antipatía genera un sentimiento de rechazo. Muchos tienen simpatía por una persona y antipatía por otra. Cuando hay desagrado por alguien, el magnetismo creado en su corazón por la simpatía es devorado por el sentimiento de la antipatía. Es por eso que las personas que son antipáticas pierden su magnetismo. Lo que es creado de un lado por la simpatía es consumido del otro por la antipatía.

La nobleza del corazón atrae a los seres humanos así como a los animales y aves. Cuando viajamos muchas encontramos una persona que sin hablar una sola palabra en nuestro idioma sentimos hacia ella una amistad silenciosa. No habla nuestra lengua, pero su corazón habla y el nuestro lo escucha. El corazón vivo es un fenómeno tan maravilloso que no necesita reivindicar cosa alguna. Una persona simpática no precisa decir a otra: “Estoy encantada contigo”, porque su simpatía proyecta todo lo que siente. La voz del corazón de la persona simpática penetra, antes de que pueda decir una sola palabra. La voz del corazón habla más alto. Las palabras que el corazón pronuncia son más claras que las palabras en cualquier lengua. Ninguna barrera existe cuando el corazón atrae a una persona. El corazón por sí mismo es un fenómeno. Si existe algo en el hombre que pueda llamarse “vivo”, es el corazón, no como órgano físico sino en sentido místico.

Hay tres razones que llevan a una persona a sentirse atraída por otra. La primera es que la cualidad del corazón de una es semejante a la cualidad de la otra, habiendo apenas una pequeña diferencia. Las personas se sienten atraídas unas por las otras. La segunda razón es que la cualidad del corazón de una es enteramente opuesta a la cualidad de la otra. La tercera razón es que en una persona existe un corazón y en la otra existe una piedra en lugar de corazón.

La explicación para la primera de esas razones es que lo semejante atrae a lo semejante. Una persona simpática es naturalmente atraída por una persona amorosa. La explicación para la segunda regla es que una persona tiene ciertas cualidades de corazón y la otra las tiene diferentes. Las cualidades de una completan las cualidades de la otra. Juntas forman un corazón completo. Es por eso que se atraen. Vemos frecuentemente dos personas con cualidades enteramente diferentes y, aún así, son amigas. La explicación para la tercera regla es que aquello que es muy refinado procura lo que es más denso para expresarse. ¿Las almas no son atraídas por la densidad de la Tierra para nacer como seres mortales? ¿Las almas que viven en el mundo angelical no son atraídas para un cuerpo humano, que usan como una vestimenta para poder andar bajo el Sol? Si el cielo puede ser atraído por la tierra, una persona espiritual puede ser atraída por otra material. Lo que es delicado no puede existir sin lo que es denso. Por tanto, dos polos opuestos, cuando se encuentran, forman un todo perfecto.

Hay otra ley: la ley de repulsión. Es posible a una persona simpática ser amiga de otra profundamente antipática, pero existe con mucha frecuencia un sentimiento de repulsa entre una persona simpática y otra de menos simpatía, como entre un sabio y un erudito. El enciclopedista hace difícil la vida del sabio.

Otro motivo para la repulsa es el agrupamiento sin armonía de las cualidades de dos personas. En otras palabras, las cualidades de una no se mezclan con las de la otra. Ambas pueden tener cualidades amorosas, pero pueden ser tan diferentes que no pueden juntarse. Es por eso que nace la repulsa.

La tercera razón de la repulsa es que no existe de parte de la otra persona eco para la simpatía que la primera está manifestando. Hasta de aquellos que decimos no tiene corazón, esperamos encontrar un eco para nuestra simpatía, pero cuando no encontramos el eco es como si estuviéramos frente a una pared de hierro que no podemos traspasar. Surge entonces la repulsa.

Las antiguas leyendas hablaban siempre que los santos, las almas iluminadas, hablaban con pájaros y animales. ¿En qué lengua? En la lengua del corazón. Leemos en la Biblia que los doce apóstoles comprendían todas las lenguas. ¿Qué es lo que quiere decir? Que sus corazones estaban despiertos. Después que el corazón despierta, se comienza a comprender el lenguaje de todos antes de que se pronuncie una sola palabra. Sin hablar de pájaros y animales, la simpatía influye hasta en árboles y plantas. Una persona simpática crea una atmósfera que atrae de forma natural a otros individuos. Son atraídos por su simpatía.

Existen hombres capacitados para simpatizar y otros incapaces de tener un sentimiento de simpatía. No obstante, todos poseen un corazón, sea vivo o muerto. Si el corazón está vivo, posee magnetismo. Cuanto más vivo el corazón, más magnetismo posee. Sin magnetismo el corazón está muerto, o dicho de otra manera, el corazón todavía no ha despertado, está adormecido.

Mayor tristeza es cuando el corazón despierta y vuelve a dormir. Es peor que si nunca hubiese despertado. Si el corazón está despierto y se mantiene en ese estado, su magnetismo se hace cada vez más fuerte, porque el poder del corazón va creciendo sin interrupción. Lo que el corazón puede atraer está más allá de lo que las palabras pueden explicar. Las almas que tienen el poder de hacer cosas maravillosas, que son capaces de operar milagros, lo consiguen por la fuerza del corazón. El poder del corazón es el poder de Dios. En la terminología sufí, el corazón despierto es llamado “mente maestra”. Aquél que consigue escuchar su voz interior ya despertó en su corazón.  El Gran Orador está hablando todo el tiempo, aunque el corazón esté completamente dormido. Si el corazón despierta, puede escuchar la voz silenciosa que viene de lo íntimo.

Cuando aparece una diferencia entre amigos, cuando la simpatía se transforma en antipatía, cuando lo dulce se vuelve amargo, si preguntamos a una de las dos partes, dirá: “Mi amigo no me comprende”. Es probable que ambos den la misma respuesta. Pocos pueden decir: “Yo es que no lo comprendí”. ¿Por qué, esa falta de comprensión? ¿Cuál es la causa? Está en la falta de simpatía. Ninguna palabra hace que las personas se comprendan, porque solamente el corazón es capaz de transmitir al otro corazón el pensamiento completo. Existen ondas sutiles de simpatía, hay percepciones delicadas de sentimientos, tales como la gratitud, admiración, bondad, que no pueden ser expresadas por medio de palabras. Los vocablos son inadecuados para explicar los sentimientos más refinados. La cualidad del corazón puede expresar los sentimientos plenamente y es también la cualidad del corazón la que puede entender los sentimientos en su plenitud. Siendo así, no sería exagerado decir que en cuanto el corazón del hombre no despierta, está como si estuviese muerto. Sólo después que el corazón despierta, es cuando el hombre comienza a vivir.

Viene ahora la pregunta: “¿Cómo desarrollar el magnetismo, que es más poderoso que cualquier otra influencia y cualidad del hombre? La respuesta es: “No se debe intentar desarrollar el poder del magnetismo, porque sería un error. Sería como desarrollar una cualidad sólo para atraer a los otros. Esa razón es egoísta y el egoísmo es opuesto al camino del magnetismo. Éste viene cuando no hay ningún deseo de obtener cualquier tipo de poder, cuando permitimos que las cualidades del corazón se desarrollen en nosotros de manera natural, pues el amor es la planta de Dios y no necesita agua para crecer. El amor es la vida propiamente dicha. El amor posee en sí el poder de crecer y expandirse, bastando que no lo cerremos. Lo que el hombre necesita hacer es no permitir que el corazón pare de evolucionar. Decir que una persona no tiene corazón ni amor es lo mismo que decir que no existe el agua en la profundidad de la tierra. Si excavamos con paciencia hasta el fondo del ser humano, veremos que no existe un corazón que no posea el elemento simpatía.

Toda la belleza de la vida se manifiesta en los ojos de quien su corazón abierto. La extensión del despertar depende la extensión del horizonte de la belleza que se manifiesta ante la visión del hombre. No es sólo porque el corazón despierto proporciona al hombre una aproximación, un acercamiento, a sus semejantes, porque un corazón atrae también a Dios más cerca de él. Hay una historia de un rey de Persia cuyo Gran Visir le dijo: “Durante el día Vuestra Majestad dedica todo el tiempo a los negocios del reino y la noche la ocupa en la devoción a Dios. ¿Por qué?” Y el rey respondió: “Durante la noche busco a Dios para que durante el día Él me acompañe”.

Se habla mucho sobre magia. ¿Puede haber una mayor que la cualidad del corazón? El sentimiento refinado de un corazón vivo es la más melodiosa de las canciones y la más bella de las poesías.

Sigue en la Circular de Octubre.

 

 

 

 

EL PENSAMIENTO INTELECTUAL EN LA EDAD MEDIA.-

La primera y más fundamental antinomia de la conciencia religiosa se basa en que el sujeto se encuentra, en cada momento, condicionado hacia atrás y dependiente de un modo absoluto, pero al mismo tiempo se sabe libre. Esta doble relación constituye, como nos lo muestra la descripción de la vida religiosa, el acicate del trabajo constante del espíritu religioso en el cual logra la idea de Dios su pleno desarrollo. Así, aparece dentro de la vida representativa religiosa una antinomia que ninguna fórmula ha sido capaz de domeñar. Por una parte, Dios es sujeto de los predicados de bondad, omnipotencia, omnisciencia, por otra, estos predicados aparecen en él como limitados por la voluntad libre y la responsabilidad del hombre, y su limitación significa tanto como su cancelación. Acaso ninguna otra cuestión ha absorbido las meditaciones de un tan gran número de hombres  sobre la tierra y ninguna ha agitado a tan poderosas naturalezas como esta que conmovió al mundo representativo del Islam y removió a Pablo, Agustín, Lucero, Calvino y Cromwell. Cuando recorremos las inmensas ruinas de sectas  y escritos provocados por este problema, sentimos con más fuerza que nunca cuán superada está ya la dogmática. Pues ninguna de estas disputas o distinciones agita hoy el corazón de los hombres. Su tiempo ha pasado. El silencio de la muerte se cierne sobre el vasto campo de estas ruinas.

El Occidente cristiano, para no hablar sino de lo más conocido, se debatió inútilmente a partir de los Padres con las antinomias entre la inmutabilidad de Dios y las repercusiones de las acciones humanas en la voluntad divina, entre la presciencia de Dios y la libertad de los hombres para hacer o dejar de hacer, entre la omnipotencia y la voluntad humana. Hacía tiempo que se había acallado en Occidente el eco de la disputa pelagiana, y la libertad de la voluntad, la responsabilidad del hombre y, con ello, su autonomía, se había sacrificado hasta los límites de un resto insignificante, a la tendencia de la iglesia católica de ofrecer todo lo bueno en el mundo humano como procedente de Dios a través de sus propios canales, cuando estalló la misma disputa en los países del Islam. Los racionalistas del Islam, las sectas que se separaron de un conjunto mayor, llamados mutacilitas, partieron del problema interno de la religión si bien seguidamente apelaron para su solución a la ayuda de la ciencia griega, y hasta acaso fueron influidos también por la teología y las sectas de los cristianos. El Corán se encuentra atravesado por la contradicción entre una rígida doctrina de la predestinación, según la cual el mismo Dios ha dispuesto a un número de hombres para el infierno, por ser incapaces de escuchar Su verdad, y la creencia práctica en la libertad de la voluntad en que descansa la responsabilidad de los hombres. Los mutacilitas hacen valer un lado de la antinomia, la certeza propia de la experiencia interna acerca de la libertad. Ellos viven la voluntad humana como un principio autónomo que pone en movimiento al cuerpo como un instrumento suyo, y su libertad implica que le es inherente un juicio sobre lo bueno y lo malo. Desde ese punto desarrollan proposiciones que mantienen una representación consecuente excluyendo la doctrina de la omnipotencia y la omnisciencia de Dios. El mal no puede ser reconducido a Dios como causa del mismo, pues lo malo es un atributo esencial del ser malo (en oposición con la idea que se figura este atributo como desapareciendo dentro de toda la conexión del orden cósmico); si Dios fuera la causa del mal cancelaríamos de ese modo su bondad. No se puede negar la libertad, pues con esa negación acarrearíamos también la de la responsabilidad y, en consecuencia, el ejercicio de la justicia de Dios en lo que respecta a premios y castigos.

Sigue en la Circular de Octubre.

 

 

 

 

 

LA REALIDAD OCULTA.-

El hombre primitivo poseía grandes conocimientos sobre el cielo y las nubes, las plantas y los animales, las piedras, los manantiales y los ríos entre los que vivía. Con la ayuda de sus sentidos extraía información sobre la naturaleza que le rodeaba, la cual le permitía enfrentarse de forma efectiva con el mundo exterior. Sin embargo, en los albores de su evolución social, tal vez cuando estaba convirtiéndose en Homo sapiens, comenzó a buscar una realidad de índole distinta de la que veía, tocaba, olía, oía y percibía directamente de otra manera. Su conciencia del mundo exterior llegó a trascender sus experiencias concretas sobre los objetos y seres con los que se hallaba en contacto, como si percibiera en ellos una forma de existencia más profunda de la que revelaba su apariencia externa. Imaginó, aunque probablemente no lo hiciera de forma consciente, un Ser detrás o en el interior de cada ser, una Fuerza responsable de todo el movimiento visible. A este Ser o Fuerza inmaterial lo consideró un dios, llamándole con cualquiera de los nombres que utilizaba para denotar el principio que creía oculto tras la realidad externa. Aún en nuestros días, los integrantes de las tribus que permanecen en la Edad de Piedra imaginan deidades por doquier y tienden a considerar a dioses y diosas como algo más real que los objetos y seres vivos que les rodean. El entorno intimista del hombre primitivo suele afectar su vida de forma más profunda que el entorno ambiental, afirmación que puede hacerse extensible al hombre moderno.

Los griegos clásicos y preclásicos simbolizaban los aspectos ocultos de la naturaleza del hombre, y en particular las fuerzas que le motivan a llevar a cabo hazañas memorables, mediante la palabra entheos, un dios interior. De entheos se deriva “entusiasmo”, una de las palabras más bellas que existen en cualquier idioma. En la actualidad, tal vez ya no creamos en el origen divino de la inspiración, pero muchos conservamos la antigua y casi mística creencia de que el entusiasmo es la fuente de la creatividad. Con independencia de sus convicciones filosóficas o religiosas, todos los hombres son conscientes de que pocas  oportunidades habría de mejorar el mundo si no fuera por la fe que se deriva del dios interior; el poeta callaría si no fuera por su Musa.

En el sentido original griego, la palabra “entusiasmo” significa mucho más que profundo interés, fervor ardiente o mirada febril. Implica la “locura divina”, la manía que Sócrates consideraba el móvil esencial de toda creación digna de este nombre. Como Platón lo expresaba en Fedro: “En realidad lo mejor de las bendiciones nos llega a través de la locura cuando nos es enviada como un regalo de los dioses . . . la locura que viene de Dios, es superior a la sensatez, que es de origen humano.”

El significado griego de entusiasmo también sugiere que el pensamiento lógico y transparente no es el único responsable de las manifestaciones creativas de la vida humana. En efecto, tanto los científicos como los artistas, los administradores o los reformadores, reconocen que sus logros e ideas más valiosos surgieron – espontáneamente, por así decirlo – de la difusa región que el subconsciente ocupa en sus mentes, como si fuera mineral bruto que tan sólo necesitaba ser refinado mediante procesos conscientes.

Incluso Descartes, defensor de la forma más pura de racionalismo, declaró que su famoso método se originó en un estado de somnolencia sobre el que el filósofo no ejercía control alguno. (El 10 de noviembre de 1619, cuando me hallaba lleno de entusiasmo y descubrí los principios fundamentales de una ciencia maravillosa. Así pues, el Discurso del Método se debió a la inspiración subconsciente antes que el pensamiento ordenado y metódico.

Ideales y compromisos son por lo tanto expresiones habituales del entheos, el dios que habita en el interior de cada uno de nosotros y que responde del origen y gobierno de nuestros pensamientos y acciones. Explicado de forma científica, este dios interior es la manifestación de los atributos y actitudes que se forjan en cada uno de nosotros a partir del caudal hereditario y las experiencias pasadas, de las fuerzas biológicas que generan la energía y rigen la dirección de nuestras vidas. Esta explicación es evidentemente incompleta, dado que no tiene en cuenta el libre albedrío, pero por lo menos señala los mecanismos mediante los cuales nuestras respuestas al entorno y a los acontecimientos determinan las características que hacen de cada uno de nosotros una persona única e irrepetible.

Las ciudades, los paisajes, las regiones y los lugares en general también adquieren su singularidad gracias a fuerzas ocultas. El viajero percibe inmediatamente la atmósfera de las Ramblas de Barcelona o la brisa marina de un paseo por una playa de San Sebastián o Pontevedra. No tiene más que pasar de una Comunidad a otra para advertir que ha entrado en otra dimensión de la cultura. Esto se aplica también a la diferencia entre las atmósferas de países diferentes. Pero no hay una explicación sencilla del origen de las diferencias entre una u otra ciudad, entre un país y otro. En la singularidad de un lugar hay algo más que la geología, la topografía y el clima de su suelo o la genética, la economía y la política de su población.

Los pueblos antiguos eludían este dilema identificando cada lugar con una deidad particular que personificaba sus cualidades distintivas.

Sigue en la Circular de Octubre.

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ISLAS CANARIAS.- Estoy visitando Las Palmas de G.C.,  donde en la calle Padre Cueto nº 22, Teléfono 928 – 27 11 70, (Centro de Talasoterapia Las Canteras), doy Cursos de Relajación y Meditaciones, en horas de las 16 a las 17, de las 18 a las 19 y de las 20 a las 21 horas, respectivamente. En Septiembre los días serán desde el 18 al 22. El sábado, día 23, impartiré un Cursillo titulado “TERAPIA MENTAL Y RELAJACIÓN”, desde las 9,30 a la 13,30 y desde las 17 a las 21,30 horas. En cualquier caso llamar siempre al teléfono del Centro.

Se aconseja llevar chándal o cualquier otra ropa deportiva por comodidad.

Los cursillos son mensuales. Consultar las fechas en que se realiza cada mes, en la página web: Talasoterapialascanteras.com.

OBRAS PUBLICADAS

         Entre el silencio y los sueños                 (poemas)

Cuando aún es la noche                         (poemas)

         Isla sonora                                             (poemas)

         Sexo. La energía básica                         (ensayo)

         El sermón de la montaña                       (espiritualismo)

         Integración y evolución                           (didáctico)

         33 meditaciones en Cristo                      (mística)

         Rumbo a la Eternidad                            (esotérico)

         La búsqueda del Ser                              (esotérico)

         El cuerpo de Luz                                    (esotérico)

         Los arcanos menores del Tarot              (cartomancia)

         Eva. Desnudo de un mito                       (ensayo)

         Tres estudios de mujer                           (psicológico)

         Misterios revelados de la Kábala            (mística)

         Los 32 Caminos del Árbol de la Vida      (mística)

         Reflexiones. La vida y los sueños           (ensayo)

         Enseñanzas de un Maestro ignorado     (ensayo)

         Proceso a la espiritualidad                      (ensayo)

         Manual del discípulo                              (didáctico)

         Seducción y otros ensayos                     (ensayos)

         Experiencias de amor                             (místico)

         Las estaciones del amor                         (filosófico)

         Sobre la vida y la muerte                        (filosófico)

Próxima publicación:

         Una mirada al siglo XXI

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                                         A V I S O     U R G E N T E

El Curso “El discípulo y el Camino” programado en principio para los días 8 y 9 de Septiembre, ha sido suspendido por causas no imputables a nuestra voluntad.

La nueva fecha será los días 4 y 5 de Noviembre, partiendo del Centro de Talasoterapia, de la calle Padre Cuento nº 22, en Las Palmas de Gran Canaria, a las 16 horas, para descansar la misma noche en el Hotel Rural, siendo el regreso a las 18 horas del domingo, día 5.

Para cualquier información, llamar a los teléfonos:

928 – 27 11 70 y preguntar por Niuska o Ruth.

971 – 61 33 92 y preguntar por Salvador Navarro.

 

 

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