ALCORAC  
  Salvador Navarro  

 

 

 

                

Dirigida a las Escuelas de :                   Llubí, 1º de Julio de 1.995

            Barcelona (2)

            Mallorca                      CIRCULAR nº 7

            Menorca

            Las Palmas                   

CONSIDERACIONES SOBRE EL DESIGNIO DIVINO

De alguna forma, aunque inconscientemente, todos los hombres están buscando el tesoro perdido, o la palabra perdida, o el elixir de la vida, o la piedra filosofal, todo esto representando simbólicamente aquello que también busca la Escuela Ave Fénix.

                                              * * * * * * *

Mensajero de los dioses, como decían los antiguos romanos, Mercurio, el Espiritu Santo, es la gran fuerza que tiene la posibilidad de traer desde arriba hacia abajo todas las informaciones del conocimiento. Entonces, si él es el mensajero, la palabra mensaje es una palabra con vibraciones propias.

Mensaje es una palabra de equilibrio, por muchas razones. Pero, ¿qué mensaje? Primeramente, se debe saber lo que es un mensaje, lo que se puede entender dividiéndose la palabra en tres sílabas: men - sa - je. En la lengua inglesa, men es la representación del hombre, pero el verdadero origen viene del sánscrito, queriendo decir el pensador, el hombre que piensa.

Sat, en el antiguo hindú representa a Dios en su eterno respirar, dentro del ritmo que Él impone sobre todas las cosas y posee dos aspectos: uno que produce lo positivo y el otro que hace lo negativo; uno espiritual y el otro material. Es el caso de la respiración, siendo la aspiración positiva, el OM positivo y el sat como expiración negativa. Entonces, el sat representa siempre el cuerpo material, el aspecto denso. Y gen es el principio, porque exactamente en el gen existe el principio del hombre.

La palabra mensaje, examinada bajo el punto de vista de la Ciencia Espiritual, significa el pensador material y el principio material de la mente o principio material del pensamiento, el que trae la información.

Asociando esas palabras, el pensador, lo material y el principio, entonces sería el principio material. Mensaje quiere decir el principio material, pero en el fondo esas tres cosas hacen una sola que se llama idea. Toda idea tiene un comienzo, y un comienzo armónico quiere decir que él puede ser descrito, porque proviene del fondo de la mente.

Todo mensaje no es más que la descripción de una idea, pero no es el pensamiento, porque la idea sería el mensaje revestido de condiciones para que el receptor lo entienda. Entonces ocurre que idea es el principio creativo de Dios; Él crea todas las cosas dentro de la idea que, enfocada hacia un determinado punto, se convierte en un objetivo de realización.

EL ASPECTO CREATIVO ES TERNARIO

En Ciencia Espiritual jamás se da el sentido a Dios de ser Él el hacedor o realizador de todas las cosas. Muchas sociedades lo llaman Gran Arquitecto del Universo. Esta afirmación es verdadera, pero ella no lo condiciona al verdadero principio de la creatividad, porque al pensar en el Gran Arquitecto del Universo se piensa que Él es el hacedor de las cosas. Pero no es así, Él sólamente emite la idea.

Es por esta razón que el tercer aspecto de la Divinidad, el Espiritu Santo, el mensajero de los dioses, se hace importantísimo para entenderlo, porque Él, efectivamente, va a dar color a esa idea, llevándola simultáneamente de vuelta al espacio, hacia la dirección espiritual y también a la dirección material de la vida. Por eso se dice que esa idea no proviene de arriba ni de abajo, sino de la profundidad.

Es exactamente la idea la que hace se entienda que el aspecto creativo es ternario, es exactamente en esta confluencia de fuerzas, cuando es tomada la idea, ese tercer aspecto, el Divino Espiritu Santo, que la lleva simultáneamente hacia abajo y hacia la vida.

En un templo donde hay dos columnas frontales frente al oficiante, éste, sentado en un trono, en la profundidad, da una orden hacia una dirección única y exacta: va directamente al centro de las dos columnas, porque va a alcanzarlas al mismo tiempo, tanto a la de la derecha como a la de la izquierda. Es la orden del oficiante la que representa la idea. Una idea es generada por lo Divino, pero que no hace nada en concreto. Después, esa idea toma su color y las inteligencias trabajan para interpretar los objetivos que lo Divino tuvo al emitir aquella idea, y sólamente la idea camina para tomar forma.

Es por esta razón que sólo Él, el Divino, la Profundidad, es quien sabe de las cosas y es por esa razón que muchas veces lo que está abajo no está debidamente correcto, a pesar de tener una Madre Naturaleza perfecta para su realización aquí; y otras veces las cosas de arriba tampoco están muy correctas, porque la idea de lo Divino no fue debidamente interpretada.

Si alguien cuestionase si la Madre Naturaleza y las demás Inteligencias. aún siendo deidades, no tienen posibilidades de interpretar perfectamente la idea de lo Divino, la respuesta cierta sería afirmar que la idea viene de lo Divino y ella es justa y perfecta. Ella se presenta como un mensaje y es interpretada por las Inteligencias de todas clases y de todo tipo, pero naturalmente quien toma la idea está muy alto, y al tomarla procura darle un color. Entonces hay una interpretación de la idea Divina, que muchas veces no puede ser totalmente justa y perfecta, ni totalmente correcta, porque la idea Divina tiene que ser adaptada al fenómeno cuando se dirige hacia abajo, que es el aspecto material de la vida.

EL VERDADERO CONCEPTO DE LA ESPIRITUALIDAD

De la misma forma, también está el fenómeno en el aspecto espiritual, que sería el entendimiento o la vivencia de esa idea justa y perfecta. Y muchas veces las Inteligencias no tienen la capacidad de interpretar la totalidad del impulso divino, porque él es siempre justo y perfecto. Además, la observación de ese aspecto nos hace verificar que todo lo que se llama espiritualidad no es más que el esfuerzo que hacen todas las personas en el sentido de hacer que el impulso Divino sea realizado en toda su perfección.

Al impulso de realizar la idea de lo Divino lo llamamos Espiritualidad, siendo Mercurio el principal elemento para interpretarlo debidamente. Él es el Señor del mensaje, es el mensajero, porque tiene la capacidad de a un tiempo subir hacia el lado espiritual y la posibilidad de descender a la materialización, dando cuerpo a la idea divina.

Entonces se verifica que, dentro de la espiritualidad, hay tres cosas que deben ser, de un modo general, divididas, clasificadas y bien entendidas. Una es la mente, otra es el pensamiento, y la tercera es la idea.

Cuando se dice idea, el objetivo es decir que ella es primordial, la que fue emitida desde la profundidad de lo Divino, porque Él no construye ni hace nada, sino que es el emisor de la idea.

Son las Inteligencias las que quieren imitar al Divino y realizar la idea, pero como Dios, que está detrás de todas las cosas, es justo y perfecto, hay un enorme esfuerzo de todas las Inteligencias en el sentido de realizar la determinación Divina, es decir, la idea de lo Divino. Este es el verdadero concepto de espiritualidad, que posee muchas clasificaciones y modos de ser entendido.

LA BELLEZA EN EL PROCESO DE EVOLUCION

En el plano físico todo posee forma, porque es el plano material, y toda forma es bella, lo que induce al hombre a especular como sería la espiritualidad soñada, aspirada y deseada por el mundo de la forma.

El mundo de la forma también recibe la idea divina y la realiza a través de la belleza. La forma evoluciona y se espiritualiza, por así decir, a través de la belleza, porque es la forma que, después de trabajada, realiza la belleza. Sería el ideario divino en el mundo de la forma, pero en el mundo material sería la belleza.

Pero esto aún no sería suficiente, y de vez en cuando la forma o materia realiza la belleza sin sentirse plena ni satisfecha, ni aún totalmente completa, porque entiende que apenas realizó una parte del ideario divino.

La cuestión sería saber lo que realmente busca  y procura la forma y la respuesta puede ser bastante simple a primera vista: la forma está buscando una cosa que llamamos vida. Pero es preciso comprender que la forma tiene su propia vida y, mientras tanto, ella, la forma, procura la vida.

LUZ Y VIDA PARA LA FORMA

Tal proposición evoluciona ahora para examinar lo que sería entonces la vida de la forma. Imaginemos un bloque de piedra que, a través de las manos de un escultor, fue transformada en una bella estatua, y que ahora aquella piedra, ensimismándose, desearía tener la vida. ¿Cuál sería la primera reacción que la piedra debería sentir o poder sentir? ¡La posibilidad de absorber la luz! La vida, para la forma, es luz. Es la luz la que hace que la forma efectivamente se vea y se sienta.

Al diseñarse o describirse cierta forma, un arco, por ejemplo, se producen dos elementos, uno de los cuales es llamado sombra. En ese momento, el elemento arco tiene forma. La proyección de la luz sobre el arco obliga a sentir que ella está apuntando hacia un foco, que es conocido en Geometría como punto de fuga. Es punto de fuga para quien mira, pero para la forma es una especie de movimiento, es la vida que está entrando en ella, tanto que está produciendo sombra, que es como decir que alguien está tras de ella, alguien que depende de ella. Cambia la dirección de la sombra, pero la sombra  no fue producida por la luz y sí por la forma que recibe la luz.

Entonces, toda forma desea la vida y la vida en la forma tiene que ver con el movimiento de la luz. Al movimiento de la luz, la forma piensa que es ella la que se ha movido, y a partir de ese momento es cuando comienza a sentir la vida y la inteligencia.

De la misma manera, la luz comienza también a modificarse, porque hay diversos tipos de luz. Hay formas que comienzan a escojer, porque a unas les gustan más la luz azul, otras  la luz roja, otras  amarilla y así sucesivamente. A medida que la inteligencia de la forma crece y sube, va siendo revestida de diversos colores. Este es el deseo o vida de la forma. Quiero decir que, cuando la forma consigue absorber, vivir y sentir los siete colores del arco iris, sólo para dar una idea, la forma comienza a espiritualizarse, o sentir que puede efectivamente representar y tener una idea a través de esos colores, de cómo sería el mundo de la espiritualidad, que no tiene forma, pero tiene energía.

Ahora la forma comienza a sentir que aquella energía que está en ella, que absorbió (como es el caso del magnetismo), tiene determinados colores.

Del mismo modo, el mundo espiritual ama la forma, porque es la energía la que ama la forma y el modo de espiritualizarse se llama manifestación. Todo mundo espiritual está por encima del mundo de la forma, deseando manifestarse.

EL HOMBRE COMO OBJETO DE LA IDEA DIVINA

De todas las formas de vida, el hombre es considerado la más elevada de las criaturas, y esto tiene una razón de ser, porque las criaturas del Señor son colocadas en  planos diversos.

Siete son los mundos o planos donde la vida se manifiesta, a saber: físico, emocional, mental, psíquico, inteligencia, sabiduría y voluntad. Esa escala también puede ser considerada bajo el aspecto de cuerpos, donde los tres primeros son los inferiores y los tres últimos son los cuerpos superiores, interligados por el equilibrador, que es justamente el psíquico.

El equilibrador está situado en el cuarto plano, que también es conocido como plano búdico, regido por la inteligencia de Mercurio. Ese plano es tenido como el que equilibra la vida en función de que existe tres planos arriba y tres abajo. En verdad, él está en el medio de la vida (Mercurio es el Señor del Camino de en medio), donde recibe la idea de lo Divino y quiere interpretarla.

La cuestión a que se llega ahora es saber lo que realmente representa el hombre como personalidad, lo que nos remite a la afirmación de que el hombre sólo tiene existencia en el cuerpo búdico. La idea del Gran Arquitecto del Universo, esto es, la que alcanza al cuarto plano, donde la inteligencia mercurina tiene su actividad, es afirmada en la Ciencia Espiritual en el sentido de que es la sede del hombre en el cuerpo búdico.

En su jornada por los Rayos de la manifestación, el individuo actúa y reacciona ante todo, pero de un modo diferente, representando múltiples actividades de sentir la misma cosa, lo que hace que todos sean diferentes con respecto al otro.

Esto es lo que realmente ocurre con los siete cuerpos del hombre. Si un individuo estuviese actuando en el plano de la armonía sus manifestaciones serían de una forma; mientras, otra persona puede manifestarse en otro plano totalmente diferente.

Es por esta razón que los hombres son totalmente diferentes unos de otros. Es la idea Divina que, tocando en determinado punto, al ser recibida e interpretada, recibe mayor o menor énfasis, mayor o menor atención, mayor o menor absorción, y entonces hace que todos seamos diferentes.

De alguna forma, es necesario considerar todas las vivencias, largo, ancho y alto de todas las experiencias, o sea, una serie de elementos para constatar muy fácilmente que ninguna vida física es igual a otra. Esto es lo que representa exactamente la manifestación física en un cuerpo.

Todo eso es producido, no por la creatividad de Dios, sino por su mensaje, por su idea, pues ella es la que se lleva al plano búdico. Se puede afirmar que los que nacen en el plano búdico tienen una especie de primacía del ideario Divino, porque la idea toca en el plano búdico.

Igualmente, se dice que el hombre, entre otros aspectos señalados anteriormente, representa el experimento de las inteligencias superiores y que es llamado como la divina experiencia. Pero no divina experiencia en el sentido de ser divino, sino en el sentido de ser la construcción de altas inteligencias que procuran interpretar la idea de Dios.

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