ALCORAC

SALVADOR NAVARRO                                 

 

 

 

Dirigida a la Escuela de:

                    Mallorca

                    Las Palmas

                                                                                  

                                                                                   Circular nº 1 , año XIII

                                                                                   Bunyola, 1º de Enero de 2.007.

VIDA DE SAN PABLO.-

En la mañana que el almirante Nelson fue mortalmente herido en la batalla de Trafalgar, que aseguró a Inglaterra el dominio de los mares, encontraron sobre su mesa la Biblia abierta en el capítulo 27 de los “Hechos de los Apóstoles”, donde Lucas describe magistralmente la tormenta y el naufragio del navío que debía llevar a Pablo hasta Roma.

Esta descripción, es el más precioso documento náutico que poseemos de la antigüedad, y sólo puede tener por autor a un testigo ocular.

Era finales de Septiembre del año 60.

Había pasado el equinoccio del otoño y dentro de un mes más comenzarían las nevadas del invierno a ocultar las estrellas, y los vendavales a azotar los mares, imposibilitando la navegación. Urgía, pues, embarcar a los presos destinados a Roma.

El encargado del transporte se llamaba Julio, comandante de la nao “Prima Augusta Itálica”, esto es, del destacamento de la policía imperial. A falta de un navío directo de Casaréia a Italia, escogió Julio un velero con destino a Adramítio, en la Misia, donde tenía esperanza de encontrar una embarcación con destino a Roma.

Era una mañana de Septiembre cuando apuntaron en los muelles de Cesaréia las lanzas y los yelmos de soldados romanos, escoltando un centenar de hombres, parte presos políticos, parte bandidos y agitadores que, para diversión del pueblo iban a luchar contra las fieras en la arena del “Circus Maximus” de la capital.

Se unió a esa multitud anónima un preso conducido por un pretoriano de la guarnición militar de Cesaréia, Pablo de Tarso. También era éste gladiador t hacía más de veinte años que luchaba en la arena mundial del Evangelio  - espectáculo para los hombres y los ángeles -  con los ojos fijos en el Divino Soberano. Iba ahora a continuar la ingente pelea en la metrópolis de los Césares.

Julio trataba a Pablo con humanidad, casi con reverencia. Era de esa clase de oficiales romanos que aparecen en la persona del centurión de Cafarnaún y de Cornelio de Cesaréia. Llegaría a conocer y estimar a Pablo probablemente en ocasión de la solemne reunión en el “Herodeion”, cuando el preso hablaba ante Festo y Agripa. El comandante adivinaba en él algo superior, porque en nada se parecía a los otros cautivos.

Gracias a la bondad de Julio, tuvieron permiso para embarcar con Pablo algunos de sus amigos, entre ellos, Lucas, Timoteo y Aristarco.

En cuanto el navío tomó vientos, se distanció del continente asiático, quedando Pablo en la cubierta contemplando con el alma llena de gratitud el escenario de tantas luchas y victorias. La cuna del nacimiento del cristianismo en el Asia hasta entonces conocida, punteada de una floreciente cristiandad que, cual inmensa vía láctea, emergía en las azules aguas del Mediterráneo.

Hoy, después de los hechos consumados, nos parece todo esto evidente y natural. Pero ¿qué curso hubiera tomado la evolución del cristianismo si le faltara en su amanecer la poderosa personalidad de Pablo de Tarso? Es cierto que Dios no necesita a ningún hombre, y el cristianismo también existiría sin la conversión del fariseo en las puertas de Damasco, pero ¿habría adquirido ese carácter mundial? ¿Esa grandiosa universalidad? ¿Ese cuño cosmopolita que hoy conocemos? ¿No habría dado la ley judía de cristianos y apóstoles palestinos en concepto de préstamo al Evangelio, un colorido demasiado judío y racista? ¿No habría sido repelido por los pueblos gentiles, especialmente por griegos y romanos?

La preservación del Evangelio del sofocante ritualismo israelita por un lado, y del degradante materialismo de los gentiles por otro, es la obra gigantesca de ese hombre sin compromiso, que como ningún otro, personificó el espíritu del divino Maestro.

Aunque tratado con benevolencia, no deja Pablo de sentir en esa travesía un tormento continuo. Preso, arrojado en medio de grupos de criminales . . .

¡Sólo Dios sabe cuántos de esos hombres encontraron en ese viaje el camino de la regeneración! Raras veces tendrá un alma tenido mejor “director espiritual” del que tuvieron esos doscientos y tantos compañeros de Pablo. Muchos eran mejores que la calificación de los delitos que se le suponían. ¡Cuántos hombres no acaban como criminales porque no hay quién los comprenda, que le extienda la mano, quién le de una gota de amor!

¿Lucas, por qué no nos conservaste al menos el esbozo de una de las charlas espirituales de Pablo con los compañeros de travesía?

Los barcos de aquellos tiempos eran veleros de madera que, por falta de brújula, se guiaban por el curso de los astros y se mantenían, en lo posible, en las proximidades del litoral. El navío fletado por Julio fue costeando el Asia Menor, rumbo Norte, hasta el puerto de Mira, en la Lícia. De este notable puerto comercial acostumbraban llevar hierro las embarcaciones mercantes de Egipto con destino a Italia, exportando también grandes cantidades de cereales.

En el puerto de Mira, ajustó Julio con el dueño de una embarcación que llevaba trigo venido de Alejandría, el transporte de su personal hacia Italia.  Eran en total unas 276 personas, entre tripulantes y pasajeros. En su cualidad de comandante de la policía imperial le competía también la dirección del navío.

Embarcaron hierro con el viento desfavorable. Soplaba fuerte desde el nordeste, que no los dejó hasta dejar a Cnido. Hacía tres semanas que habían dejado Cesaréia.

A esas alturas es que comenzó lo más difícil de la travesía. Tenían que contornear la península de Peloponeso, extremo sur de Grecia, pero antes de doblar el cabo de Matapan, fueron sorprendidos por un violento vendaval que los arrojó a la costa oriental de Creta. Les ofrecía esta isla algún peligro, de manera que consiguieron costearla lentamente por la parte sur hasta Kalo-Limenes, cerca de Laséia.

“Entretanto  - dice Lucas -  transcurría el tiempo y se iba tornando peligrosa la navegación, porque ya había pasado el gran ayuno.”

El tiempo del “gran ayuno”  era la fiesta de la reconciliación judaica, o “Yom Kippur”, e incidía en el mes de Octubre. Se pensó en invernar donde se encontraban. Julio intercambió ideas con el dueño de la nave y también solicitó el parecer de Pablo. Éste optó por invernar en Creta. Pero el dueño de la nave, recelando por el daño que produciría en los cereales por falta del conveniente almacenamiento, propuso que se intentase arribar al puerto de Fenice, situado más al oeste de la isla.

Prevaleció esta última opinión, por más que Pablo le advirtiera de semejante temeridad.

Tomaron hierro en Kaloi-Limenes, pero nunca vieron el puerto de Fenice. Al principio, cuando dejaron el puerto, soplaba un ligero viento, razón por la que se juzgó posible la ejecución del plan. Pero, de súbito, al doblar el cabo Matala, rumbo norte, tripulantes y pasajeros observaron que la “montaña sagrada” Ida, estaba con su cumbre envuelta en un velo de nubes blancas, anunciando una inminente tempestad. Al momento, una formidable racha de viento hizo estallar los mástiles del navío; y un furioso tifón pasó sobre las aguas, bramando y ululando lúgubremente.

Sigue en la Circular de Febrero de 2007.

LA REALIDAD OCULTA.-

La civilización tecnológica, con sus aviones a reacción, sus agencias de viajes, sus alimentos enlatados y sus programas de televisión, ha impreso un sello de uniformidad superficial a la mayor parte del mundo. Al mismo tiempo, todos los seres humanos se ven amenazados directa o indirectamente por la guerra nuclear, la escasez de materias primas, la falta de proteínas, el envenenamiento de las aguas de los acuíferos, la radiación y las sustancias contaminantes. Por lo tanto, es imperativo que el planeta Tierra sea considerado como una unidad por parte de estadistas, tecnólogos y sociólogos, y sea administrada como un sistema ecológico integrado. De todos modos, esta necesidad no implica que el planeta vaya a convertirse en un “único mundo”. La visión global de la Tierra es esencial para los que se ocupan de los problemas del mundo. Pero poco significa para aquellos seres humanos, la inmensa mayoría de nosotros, cuya vida cotidiana está determinada por cuestiones de ámbito local y problemas concretos de la existencia diaria. A pesar de la creciente movilidad de la población y la uniformidad que conlleva el despliegue de la moderna tecnología, la mayoría de la gente se mueve en un segmento limitado del mundo, tan limitado socialmente como a nivel geográfico. Para estas personas los problemas locales son de mucha mayor magnitud y urgencia que los problemas globales del planeta.

Además, las características locales persisten a pesar de los cambios e imponen pautas propias sobre los modos de vida procedentes del exterior. El golf se juega en todo el mundo según las mismas reglas, pero la actitud del jugador no es la misma en Escocia, donde tuvo su origen y donde puede que las ovejas sigan paciendo sobre el  campo de juego, que los exclusivos clubs de otros países, donde el terreno de juego se crea y mantiene artificialmente y sólo se accede a él mediante cochecitos automatizados.

Los nombres de los países, regiones y ciudades denotan paisajes y actitudes humanas con una marcada y profunda personalidad. A pesar del impacto tremendo  - y podría pensarse, unificador -  de las revoluciones industrial, agrícola y social que han afectado casi simultáneamente a Europa y América. Cuando en lugar o en una cultura se producen cambios, éstos tienen lugar en el marco de una continuidad histórica que asegura la persistencia de las características originales, si bien quizá bajo una forma muy modificada. Cada lugar posee un espíritu propio que va conformando progresivamente su aspecto físico y el carácter de su gente.

Muchos turistas recorren con prisas los bazares de Asia, las ciudades provincianas de Europa, las grandes ciudades de Norteamérica, sin reconocer las fuerzas interiores responsables de la singularidad de cada uno de estos ámbitos concretos. El turista visita Nueva York, Londres, París, Moscú, Calcuta, sin entrar en contacto con la vida orgánica, íntima, de estas ciudades y, desde luego, sin comprender las peculiaridades ocultas que son responsables de la continuidad de sus características físicas y humanas.

Las personas enraizadas en un lugar  - como es el caso de la mayoría, que no tiene la oportunidad y rara vez el deseo de alejarse de su hogar -  tal vez sea menos conscientes de sus características distintivas que el estudioso, e incluso que el turista. Pero debido a esa estabilidad geográfica se convierten en parte orgánica del lugar y contribuyen a la persistencia de su carácter. Encarnan su espíritu.

Vaya donde vaya, advierto que la Tierra, el modo de vida y las reacciones de la gente se parecen mucho a lo que yo recuerdo de anteriores estancias o a lo que he imaginado a partir de lecturas. Cuando he viajado a la Argentina o al Brasil, no tuve dificultad alguna en relacionarme con sus paisajes y sus gentes a causa de lo mucho que tenían en común con las imágenes que me había formado.

Cierto que cruzar el océano en un avión a reacción proporciona poco tiempo para llevar a cabo una muestra de las características nacionales. Todas las grandes líneas aéreas utilizan la misma clase de aparatos, sus pilotos, su personal de a bordo y sus tripulaciones actúan de acuerdo con las mismas reglas internacionales, la comida que se sirve a bordo es internacional. No obstante, los aeropuertos conservan algo del carácter nacional. La atmósfera humana que se respira en estos grandes centros del tráfico aéreo internacional es intensamente nacional. Es distinta la forma de sentarse en el bar, el tono y el tema de la conversación con el camarero, la forma de abordar al taxista, etc.

Las comidas también cambian de carácter para adaptarse a los gustos locales. El queso difiere del que bajo la misma denominación se sirve en distintos países. Lo mismo que la pastelería.

Así pues, las conferencias y publicaciones sobre “un único mundo” son más bien vanas ante la persistencia del carácter propio de cada lugar. Cuanto más viajo y me muevo entre distintos grupos de gente, más creo en la validez del proverbio: “Cada país tiene sus leyes, cada casa sus costumbres”.

He vivido en diversos países, he viajado repetidas veces de un continente a otro, y he llegado a la conclusión de que, lejos de ganar en uniformidad, la gente y los lugares se diferencian cada vez más, como lo han venido haciendo desde las grandes dispersiones de la Edad de Piedra. Me alegro de que la Tierra albergue muchos mundos en lugar de uno solo, porque la diversidad enriquece la vida humana y facilita la aparición de nuevas culturas y nuevos valores. Creo que si aprendemos a practicar la tolerancia, los numerosos mundos de nuestro planeta, cada uno de ellos orgullo de su propio carácter, tienen más probabilidades de producir un estado de paz real y creador que los que tendría un homogéneo y anónimo mundo único.

Si nos remontamos hasta las primeras manifestaciones escritas del pensamiento humano  - quizá los textos sumerios de hace cinco mil años -  vemos que los hombres han tratado siempre de descubrir o imaginar una base universal para la materia y la vida. Este deseo de unidad, que parece ser una de las necesidades fundamentales del género humano constituye tal vez la base de los complejos sistemas de simbiosis  - asociación biológica -  omnipresentes en la naturaleza entre especies distintas. Puede que contribuya a las expresiones espontáneas y profundamente emotivas de unidad tribal y nacional como conducta de masas: la formación espontánea de grandes grupos que protestan contra situaciones sociales censurables, que se regocijan tras la obtención de grandes logros colectivos o lloran por la muerte de un líder.

N o obstante, las fuerzas que actúan a lo largo y a lo ancho del planeta a favor del proceso de diferenciación y que son responsables de la abrumadora variedad presente tanto en el mundo orgánico como en el inanimado son aún más poderosas que ese instinto de unificación. Nuestro planeta debe su estimulante diversidad al hecho de que cada persona y cada lugar poseen unas características y un destino únicos. Cierto que hay leyes universales que se aplican a toda forma de materia y de vida, pero hay también fuerzas que hacen que cada persona y cada lugar sean la expresión única de dichas leyes. Para mí, la expresión “realidad oculta” simboliza un conjunto de fuerzas capaces de crear mundos privados a partir de la materia virgen original del Cosmos, permitiendo que la vida se exprese bajo la forma de innumerables individuales.

Sigue en la Circular de Febrero de 2007.

EL MAGNETISMO.-

Hay otro aspecto importante de la psicología y es cuando una persona piensa: “Yo lo siento así y no lo puedo evitar” o “Yo lo pienso así y no puedo evitarlo”. En realidad las cosas no son exactamente de esta manera. El hombre es dueño de sus pensamientos y maestro de sus sentimientos. Nadie piensa o siente a menos que lo quiera. Cuando una persona dice: “no puedo evitar que este pensamiento venga a mi mente”, se vuelve esclavo de su pensamiento. Al revés de ser dueño de su mente, es ella la que se torna su dueña. Ahí está una especie de pobreza e impotencia que es mayor que cualquier otra cosa en el mundo. Algunas personas se vuelven tan negativas que el pensamiento de cualquier otra pasa a trabajar en su mente, el pensamiento o sentimiento de alguien que conocen y hasta de cualquier desconocido. Su negatividad permite a los otros trabajar sus mentes. Ya no consiguen distinguir entre sus pensamientos o sentimientos y los de los otros. Después, el hombre comienza a decir: “Pienso así y no sé por qué”, o “Yo siento así pero no quiero sentirme de tal manera” y está comenzando a descender un grado en el estado normal de su mente, porque un hombre que es impotente ante su propia mente, es un desamparado ante todo el mundo. Por tanto, la gran maestría o dominio es colocarnos ante nuestra mente y hacerla pensar lo que queremos que piense y hacerla sentir lo que deseamos sienta.

Otro aspecto de la psicología dice con respecto a la sugestión inconsciente contra nuestros deseos. Por ejemplo, cuando una persona dice: “Estoy viendo que mi actitud está completamente equivocada”, y no hace nada contra eso. Se trata de una actitud personal, y está en las manos de la persona corregirla. Si sabe que está equivocad, ¿por qué razón no la corrige? Significa que esta persona se limita a sugerirse a sí misma el error de su actitud y no hace nada por cambiar. O una persona que dice: “¡Cómo me gustaría tener un sentimiento de amistad para contigo  y mientras tanto siento que estoy frustrado y no puedo evitarlo! Significa que esa persona se ha dicho a sí misma que tiene que frustrar a la otra y se siente impotente ante la idea. Cuando alguien dice que desea ser nuestro amigo pero está triste por estar actuando como un enemigo, esa es la mayor impotencia en la vida de un hombre. Es como si ese alguien no existiese. Quien acepta una sugestión que le es contraria a sus deseos, se está envenenando y actuando contra su felicidad.

Aunque el hombre adquiera muchos conocimientos sobre ciencia, arte o filosofía, si no lleva en consideración estos simples aspectos de la psicología, permitirá que su mente le cause muchas enfermedades que no pueden ser curadas con medicinas. Nuestra actitud con respecto a la enfermedad es que nos debemos resignar con la enfermedad del pasado, pero debemos evitar los males del futuro. Si pensamos que algo de bueno va a surgir en nuestro camino, debemos decir que ese día se está aproximando cada vez más, pero si es algo que no deseamos, debemos decir que ese día nunca vendrá.

La mente puede ser entrenada si la consideramos una entidad separada, si la vigilamos y educamos. Está el ego y también la mente. El ego es nuestro ser, la mente está ante nosotros. Debemos mirar la mente y pensar: “Yo soy el ego, mi mente está ante mí”. Luego hemos de analizarla, imaginarla como una entidad y hablar con ella. La respuesta vendrá. Hasta los animales son entrenados. ¿Por qué el hombre no puede serlo? Si el hombre no puede entrenarse, ello significa que no lo quiere, tiene pereza, es letárgico, no quiere ese trabajo. Por ejemplo: vemos con frecuencia que hay personas a quien se le pide leer un poema y su respuesta es: “Pues no, me gustaría dejarlo para después”. No quiere hacer ningún esfuerzo con el cerebro. Pueden llegar un día a un estado en que no quieran trabajar consigo mismas. Comienzan por no querer tener trabajo con los otros. Después la pereza aumenta y acaban por no querer tener trabajo con sus propias personas. Comienza el egoísmo. No quieren ni pensar en los demás y terminan no queriendo pensar en ellos mismos. ¿Qué piensan esas personas? No piensan en nada.

Debemos hablar con nuestra mente en lo términos siguientes: “Atiéndeme, tú eres mi mente, mi instrumento, eres mi esclava, estás aquí para ayudarme, para trabajar para mí en este mundo. Tienes que escucharme. Harás lo que yo quiera, pensarás en aquello que quiero, sentirás lo que quiero sentir. No pensarás o sentirás diferente de lo que deseo, pues eres mi mente y debes saber siempre que eres mía”. Haciéndolo así, comenzamos a analizar nuestra mente. Comenzar a ver dónde hemos cometido un error y dónde hemos acertado, lo que está frío y lo que es caliente. Podemos entrenar nuestra mente en nosotros mismos, conforme sus condiciones. Nosotros somos los mejores entrenadores de nuestras mentes. Somos mucho mejores en ese entrenamiento que cualquier otra persona en el mundo.

                                                             F   I   N

                                    Atención: si desea suscribirse a las Circulares mensuales, así como recibir información sobre otras publicaciones,  libros, C. D.  y cintas para radio-cassette, dirigirse a:

                                                     Salvador Navarro Zamorano

                                                     Madre de Dios de la Nieve nº 8. Teléf. 971 – 61 33 92

                                                     07110 - Bunyola (Mallorca).

                                                     Antonio del P. Viera Almeida

                                                     Edificio La Lajilla. Apartamento 106. Tfno. 609 - 58 91 48

                                                     35120 - Arguineguín (Mogán) Gran Canaria.

                                                     Jesús Navarro Sánchez

                                                     Padre Cueto nº 22. Centro de Talasoterapia. Tfno. 928-27 11 70

                                                     35008. Las Palmas de Gran Canaria.

 I N T E R E S A N T E

      Si estás interesado en leer alguno de los libros, Circulares atrasadas o cualquiera de mis escritos, puedes hacerlo contactando con  las páginas web de Internet, siguientes:

                

                    salvador navarro zamorano

                                                   OTRAS NOTICIAS

ISLAS CANARIAS.- Estoy visitando Las Palmas de G.C., en la calle Padre Cueto nº 22, Teléfono 928 – 27 11 70, (Centro de Talasoterapia Las Canteras), donde doy Cursos de Relajación y Meditaciones, en horas de las 16 a las 17, de las 18 a las 19 y de las 20 a las 21 horas, respectivamente. Teléfono: 928 – 27 11 70.

Los cursillos son mensuales. Consultar las fechas en que se realizan cada mes, en la página web: Talasoterapialascanteras.com.

ISLAS BALEARES.- En Mallorca prosigue las charlas semanales de cada miércoles, en horarios de 20,30 a 22,30, en la calle Jafuda Cresques nº 17, 1º - 2ª, teléfono 971 – 75 37 19. Se ruega confirmar asistencia por la escasa capacidad de la sala.

Actualmente se desarrolla un ciclo sobre temas de mística cristiana.

También en horario de las 20.00 a las 20,30 horas, se reúne un grupo para meditaciones por la paz de la Tierra, dirigidas por Amanda Reynés Salas.

OBRAS PUBLICADAS

Entre el silencio y los sueños (poemas)
Cuando aún es la noche (poemas)
Isla sonora (poemas)
Sexo. La energía básica  (ensayo)
El sermón de la montaña (espiritualismo)
Integración y evolución (didáctico)
33 meditaciones en Cristo  (mística)
Rumbo a la Eternidad  (esotérico)
La búsqueda del Ser (esotérico)
El cuerpo de Luz  (esotérico)
Los arcanos menores del Tarot  (cartomancia)
Eva. Desnudo de un mito (ensayo)
Tres estudios de mujer (psicológico)
Misterios revelados de la Kábala  (mística)
Los 32 Caminos del Árbol de la Vida (mística)
Reflexiones. La vida y los sueños   (ensayo)
Enseñanzas de un Maestro ignorado (ensayo)
Proceso a la espiritualidad (ensayo)
Manual del discípulo  (didáctico)
Seducción y otros ensayos (ensayos)
Experiencias de amor (místico)
Las estaciones del amor (filosófico)
Sobre la vida y la muerte (filosófico)
Prosas últimas   (pensamientos en prosa)
Aforismos místicos y literarios (aforismos)
Lecciones de una Escuela de Misterios (didáctico)
Monólogo de un hombre-dios (ensayo)
Cuentos de almas y amor (Cuentos) Isabel Navarro /Quintín
Desechos Humanos (Narración) Ruben Ávila/Isabel Navarro
Nueva Narrativa (Narraciones y poesía)Isabel Navarro/Q
Ensayo para una sola voz (Ensayo)
En el principio fue la Magia   (ensayo)
La puerta de los dioses   (ensayo)
La Memoria del tiempo Cuentos,Poesía Toni Coll/Isabel Nav.
El camino del Mago Ensayo Salvador&Quintín
Crónicas Ensayo Salvador&Quintín

  

Para consultas o pedidos, dirigirse a:

         Salvador Navarro Zamorano

         Madre de Dios de la Nieve nº 8

BUNYOLA  (Mallorca).

         Teléfono y Fax: 971: 61 33 92

         E-mail: snz2111@yahoo.es

           Página web: Salvador Navarro Zamorano

 

www.revistaalcorac.es