ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Salvador Navarro Zamorano

 

 

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                                                    L O S   I L U M I N A D O S

            Los Iluminados proliferan en estos días, esparciendo sus “visiones” por el mundo. Ya que sus teorías son diferentes, ¿cómo saber lo que es cierto? Vamos a estudiar el tema y el modo de acercarnos a estos personajes.

            Iluminado es hoy una palabra bastante usada, así como otra a la que llamaremos auto-realización. Alcanzar ese nivel de consciencia es la meta principal de muchos cursos de meditación y entrenamientos espirituales. De todas maneras creo que la toma de la consciencia por lo divino no puede ser objeto de entrenamiento. Y no importa de qué modo ni durante cuánto tiempo las personas intentan prepararse, pero lo que viniendo del inconsciente tome la consciencia, no siempre es iluminación.

            Quien tenga contacto con el esoterismo, personas que buscan a Dios y otros espiritualistas, saben del gran deseo de todos por la libertad interior y la perfección espiritual. Tan grande es ese deseo que frecuentemente quien busca la realización interior está pronto para intentar cumplir todas las condiciones posibles, consideradas esenciales para llegar a su destino. Todos quieren “purificarse”, esto es, dar atención especial al cuerpo, la mente y el espíritu, disciplinándose para poder llegar a la trascendencia.

            Sabemos todo lo que ocurre en la práctica. Se intenta llevar una vida correcta, moralmente hablando. La persona descubre sus pecados y se esfuerza para actuar sólo en nombre del amor. Se preocupa en combatir los vicios mentales y físicos (tabaco, alcohol, sexo, etc.) eliminando de ese modo también las dependencias psicológicas.

            Aplicando eso a la mente, nos damos cuenta que comienza una nueva forma de disciplina, conteniendo ejercicios espirituales, esto es, meditación y contemplación. La deseada meta en ese caso es provocar el estado de iluminación, un estado de trascendencia que ha de mostrar la realidad de nuestro espíritu, nos hace conocer aspectos más elevados o de acuerdo con la mentalidad de cada uno, nos posibilita a descorrer el velo que nos separa del más allá. Existen cursos de meditación con esa finalidad, muchos maestros y profesores, gurús y líderes de seminarios.

            Sin embargo, lo que casi nunca se dice es que la verdadera iluminación es un fenómeno paranormal. No podemos hacer cualquier ejercicio para aproximarnos a ella, como si hiciéramos escalas en el piano. Es verdad que podemos adquirir una buena técnica con el piano, pero eso no garantiza que seamos compositores ni mucho menos un Beethoven.

            Quiero decir que nuestros esfuerzos para ser iluminados a través de ejercicios psíquicos no nos lleva necesariamente al éxito tan deseado. Ni el comportamiento ético, el ascetismo o el entrenamiento subconsciente nos aproximan a la iluminación. Quien quiera alcanzarla a través del desarrollo de dones paranormales, tal como la telepatía, clarividencia o precognición, no lo conseguirá.

Está claro que podemos, a través de ejercicios mentales, ampliar la percepción y profundizar en nuestra sensibilidad. Podemos salir del vacío de las frustraciones diarias y dedicarnos a la busca de nosotros mismos. Es queriendo, que podemos activar nuestro subconsciente con ejercicios de imaginación, penetrando en campos psicológicos anteriormente desconocidos.

            Conseguiremos, durante años, evocar alucinaciones y visiones en nosotros mismos, encontrando arquetipos y símbolos para penetrar en regiones mágicas. Pero todo eso nada tiene que ver con la iluminación. No podemos alcanzar la intuición mística de ese modo y aún menos el estado de pérdida del ego que acompaña a la verdadera iluminación.

Marcel Proust, novelista francés, autor del libro En busca del tiempo perdido, describe una iluminación que tuvo cuando observaba tres pinos. Ella explotó dentro de él como una rayo en una tempestad, llevándolo a un estado indescriptible de unión con todos los seres y con todo lo que existe.

Pero Proust no era un santo, ni un moralista ni asceta, era un individuo que vivía bien y se divertía, un bohemio nato, que amaba a las mujeres y la vida alegre. ¿Cómo tuvo, entonces, el privilegio de esa iluminación? En primer lugar, eso nos prueba que a la intuición mística no le importa las formas exteriores ni las apariencias. Ella se esconde en las profundidades de nuestro ser y no permite ser influenciada por nuestro comportamiento moral y ético. Es tan moral o amoral, como Dios o la Naturaleza. El bien y el mal pertenecen sólo a la escala humana de valores para la sobrevivencia. Debemos pensar solamente en lo que significan bien y mal ; bien es todo aquello que nos gusta y que nos es útil; mal, lo que nos perjudica y aquello que no gustamos. Esos son nuestros valores. El resto de la creación tiene que sujetarse a esa escala.

            La iluminación no surge de la consciencia de nuestro “yo”, sino de una zona  de la que somos inconscientes, una superconsciencia que permanece intocable por nuestra escala de valores. Y ese es el segundo punto importante a considerar. La experiencia muestra y los místicos  afirman, que ese ego y su campo egocéntrico, tiene que ser expulsado del alma, para poder ser sustituido por la iluminación.

            El ego aquí es el polo negativo frente al polo positivo que es el Yo Superior; es el principio luciférico que se rebela contra el Creador. El ego quiere vivir, preservarse; quiere inmortalidad, ser igual a Dios. Pero, al mismo tiempo, sabe que nada es frente al Ser Superior. Por eso, asume siempre el papel de aquél que pide, implora o exige, o el del renegado y cínico. En todo caso, el ego revela siempre lo distanciado y desesperado que está de Dios.

            Así, él es el centro de nuestra existencia; está inevitablemente en el camino de nuestro reconocimiento de la naturaleza, pero totalmente entregado a su polaridad. Por otro lado, decimos que sin ese ego nada sería posible. Seríamos igual que animales entregados al instinto. Pero con el ego vemos todo bajo su prisma y, para nosotros, Dios es una forma de nosotros mismos. Entonces, de repente, sentimos que Dios no cabe en nuestra escala de valores y nos es totalmente incomprensible.

            La iluminación, ese estado sin ego, significa abandonar todo el conjunto y campo de deseos, imágenes y conceptos, hasta restar sólo una simple función periférica de nuestra existencia. Es justamente ese estado el que evoca la iluminación en sí. Lo que podemos hacer  es preparar y reconocer la verdadera naturaleza del ego de forma total.

            Un antiguo proverbio dice: “Ayúdate que Dios te ayudará”. Esto es cierto en el mundo de los deseos y metas. Pero es un error cuando la gente deja de ayudarse. Entonces desistimos para dejar que Dios nos ayude. Nos resignamos, desesperamos por nuestro ego tan débil y desistimos de sus dudosas promesas. Si eso ocurre en un momento de contemplación o en un tiempo sin ego, ahí puede ocurrir un milagro y podemos ser ayudados. En ese caso, nuestro inconsciente deber haber interferido de un modo paranormal.

            Es lo que acontece en las llamadas curas milagrosas cuando el desespero no está presente y nos entregamos a la fe, olvidándonos de nosotros mismos. Pero eso puede pasar también a través de una consciencia que no existe de modo racional, pero que está dirigida por fuerzas inconscientes y subconscientes; esto es lo que ocurre con visionarios, místicos y artistas de todo tipo. Hablamos entonces de tendencias mediumnicas, genios creativos o intuitivos, dependiendo de la forma que se manifiesta el inconsciente.

            Y con eso vuelvo a Marcel Proust. Si la intuición es de naturaleza mística, existe la posibilidad de tener la experiencia de una visión interior espontánea, que puede ser traducida como iluminación, independientemente de su amplitud y punto crucial. Porque no todas las iluminaciones nacen de la unión mística.

            Analicemos por un momento ese aspecto. Todas las organizaciones religiosas se apoyan en sus iluminados que, generalmente, son también sus fundadores. Veamos algunos ejemplos.

            La Iglesia del reverendo Moon. Ese iluminado coreano dice tuvo una visión de Cristo en 1.936. Se vio como el Mesías del pasado, del presente y del futuro con la tarea de crear una nueva familia humana. Pyongyang, capital de Corea del Norte, es la segunda Jerusalén y los Estado Unidos el segundo Israel.

            El movimiento Eckankar. Nació en Las Vegas (EE.UU.) y su constitución fue ordenada al americano Paul Twitchell, según sus palabras, cuando se encontraba en un monasterio en el Tibet. Todas las Sagradas Escrituras del mundo, están basadas en el Libro Eckankar que revela la palabra de Dios. Los maestros Eck ambicionan la realización divina para tornarse colaboradores de Dios.

            La Iglesia de la Cientología, fundada por el americano L.R. Hubbard. Su doctrina, la teoría Engram, que contiene muchos factores psicoterapéuticos, para una construcción religiosa que permite al iniciado convertirse en un thetano, disponiendo así de posibilidades ilimitadas.

            Creo que esos ejemplos son suficientes para mostrar que escoger no es fácil para quien busca la verdad y se prepara para entregarse a una u otra religión. Encontramos muchos iluminados, cada uno acusando de falso a los otros. ¿El reino de Dios se realiza entonces en Pyongyang, Jerusalén, Estados Unidos o el Himalaya? ¿ Y el camino espiritual nos lleva a través de la sabiduría del thetano, del maestro Eck, o la Iglesia de Moon?

            Hasta la tradicional religión cristiana dejaría estupefacto a un visitante extraterrestre. De vuelta a su planeta, informaría a su gente que en la Tierra se cree que en un lugar cualquiera del cosmos reina una familia divina, compuesta de un Dios Padre, una diosa Madre y un dios Hijo. Dios Padre se encuentra eternamente envuelto en una guerra sin treguas con un formidable adversario. Ese Dios es justo, omnisciente, todopoderoso y bondadoso. Aún así, se inventó condenar a sus propias criaturas, los seres humanos, a una muerte colectiva, porque infringieron una o varias de sus leyes, Más tarde, para reequilibrar a la humanidad, mandó a su propio hijo para ser sacrificado en la Tierra. Quien crea en esa historia puede volver a la casa divina del Padre. Los otros, los que duden, serán quemados para siempre en el fuego eterno del infierno.

            Un extraterrestre, de civilización superior, desconfiaría de esa visión bíblica. Entretanto, no debemos olvidar de que todo cristiano fiel cree en eso desde hace 2.000 años, al pie de la letra. Hasta hoy, existen millones de personas píamente convencidas de la verdad absoluta de esa doctrina.

            Por eso, no debemos criticar a otras religiones. El ser humano está siempre preparado para creer en cualquiera que le prometa que sus deseos y esperanzas se van a realizar. Y el arquetipo de su dirigente interno asume cualquier disfraz, tal como educación y doctrina sugestiva que se enraíza en el hombre desde niño. Cuando la fe, a través del hábito y la costumbre, se tornó un segundo ego, se transformó en una verdad inmutable.

            Observando la iluminación bajo ese punto de vista, descubrimos que frecuentemente ella no trae la verdad ni la realidad en la forma deseada. A pesar de la trascendencia de la consciencia, son proyectadas figuras e imágenes subconscientes. Así, el reverendo Moon transfiere su Jerusalén e Israel para Pyongyang y los EE.UU. La fijación subconsciente de Twitchell contiene muchos elementos esotéricos. Hubbard ve la fuente de su espiritualidad en una galaxia extraña y su meta son los thetanos divinos. Todo eso es imaginación, sueño del subconsciente que, durante la experiencia de éxtasis inunda la consciencia diaria manifestándose como realidad.

            Pero todas ellas no son iluminaciones místicas verdaderas. Son intemporales, no están sujetas a imágenes, lugares, conceptos y opuestos. La liberación no ocurre en un lugar determinado, sino dentro del alma humana, no importando donde ésta se encuentre.

            Iluminación mística significa tocar en un mundo infinito que no conoce tiempo, espacio o causalidad. Cuando lo eterno penetra en el alma, dejan de existir las formas exteriores, el pasado y el futuro, porque todo fluye continuamente en un presente sin fin. Quien pasó por eso reconoce no sólo las flaquezas de todas las definiciones religiosas, sino sabe también que, colectivamente, ellas son imágenes producidas por nuestra propia consciencia. Lo que es divino se encuentra con él en forma de luz radiante o de oscuridad de una frontera que, con su consciencia actual, no podría atravesar.

Esta es la diferencia entre la revelación mediumnica y el misticismo que no conoce opuestos. Las dos muchas veces son básicamente diferentes, aún teniendo sus orígenes en experiencias trascendentales. Entre los médium encontramos siempre grandes personalidades cuya proyección visionaria es genial, revelando un mundo interior espiritual elevadísimo. Pero, al mismo tiempo, ese mundo está siempre repleto de fuerzas distintas, de opuestos de todo tipo, de valores y relaciones. Igualmente, llevando nombres sagrados, de alto contenido ético y moral, representando causas y metas espirituales, su mundo no deja de ser el de nuestra consciencia. Está lleno de jerarquías, esferas, niveles astrales, ángeles y espíritus. Lo revelado tiene el nombre de Dios, pero posee todas las marcas de la consciencia humana trascendentelizada.

            Lo divino contiene todos los predicados de nuestro lenguaje: eterno, omnisciente, omnipresente, transmitiéndonos así la ilusión de poder reconocerlo. El misticismo especulativo, al contrario, nos dice que estamos totalmente en la oscuridad cuando unimos la imagen de Dios con cualquiera de sus atributos. No sabemos nada sobre Dios, ni sabemos cosa alguna sobre nosotros mismos. El místico siente esa oscuridad, pero ella es el gran misterio que lo atrae. No desvaloriza con indicaciones o cualquier nombre de origen mediumnico, marcados siempre por la limitación humana.

            La iluminación mística no nos lleva al reino de los opuestos, la batalla de las luces y las tinieblas o la oferta de sectas y grupos religiosos. Nos lleva a una total rendición, nacida del saber de que Dios está en los hombres y los hombres en Dios y los dos forman una unidad inseparable.

                                                                                              Salvador Navarro Zamorano

 

 

 

 

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                                                           MUJER Y PRIMAVERA

            Con la entrada de la primavera y del eterno reiniciar del ciclo de la vida en la naturaleza, vuelvo a buscar nuevos ángulos de visión sobre uno de los asuntos de mayor importancia para el entendimiento del presente, época de grandes transformaciones y renacimiento de la energía femenina en el ámbito de la humanidad. No es un fenómeno ausente de generaciones pasadas, pero sin duda está entre las características más representativas de la revolución cultural moderna, y será determinante en los cambios de este siglo.

            Es evidente el énfasis del principio femenino en muchos acontecimientos que se pierden en medio de las noticias de los medios de comunicación. He leído que un laboratorio ha creado un spray destinado a facilitar el orgasmo de la mujer, siguiendo la tendencia de colaborar con el sexo opuesto, muchos partidos políticos se han visto obligados a tener un 25% de mujeres entre sus candidatos a diputados y senadores, aumenta el número de mano de obra femenina, proporcionando más perfección y menos desperdicios de energía aunque reavivando el viejo tema de la mujer que se “disfraza” de hombre para enfrentarse al mito del universo machista, estudios de Disney lanza la película de dibujos Mulan, en nuevos diseños, inspirada en una milenaria leyenda china.

            Podría citar una lista enorme de datos de igual naturaleza. Aunque ni de lejos pretenda afirmar que ellos signifiquen el fin definitivo del sistema patriarcal en vigor en la vida de la mayoría de las mujeres y hombres de nuestro planeta. Creo, si, que el poder masculino ha sacado provecho de esa, digamos, predisposición a revalorizar el principio femenino en nuestro tiempo, utilizándola en provecho propio y con una visión estrecha. Tal como un día presencié en una sociedad espiritualista en Brasil, que no admite la presencia de mujeres, justificando esa prohibición diciendo: “Es que ya la mujer es perfecta”.

            Cuando era niño, mi querida abuela siempre repetía, a la hora de separar a los niños de las niñas cuando íbamos a jugar, el dicho “los niños con los niños y las niñas con las niñas” o su equivalente “hombre con hombre, mujer con mujer, navaja sin punta, gallina sin pie”. Era su manera de controlar la “curiosidad” de los pequeños y delimitar papeles. Curiosamente, los conceptos de educación en el mundo de hoy evolucionan hasta el punto de aceptarse hasta que los pequeños muestren interes por los juguetes femeninos, sin que despierte la alarma de los padres. En el entender de algunos psicólogos, ese tipo de experiencia repercutirá más tarde en su fase adulta, cuando sean padres y tengan que cuidar de su hijo en ausencia de la madre.

            Se camina para hacer valer la idea de que “ser padre sólo no basta, pues es mucho más importante participar”. Esto deriva de la nueva cultura, transformando en realidad las influencias de lo femenino emergente, que convoca al hombre a ejercer otros aspectos ocultos en su sensibilidad reprimida. Como consecuencia, el nuevo hombre, liberado de la coraza patriarcal-militar, sólo podrá nacer por el intercambio creativo con la energía del principio femenino, partiendo de la revalorización de esa energía en sí mismo (su ánima) antes de esparcirla en sus relaciones con el sexo opuesto.

            Esta actitud hasta parece sugerir una especie de rehabilitación de la antigua práctica del culto a la feminidad, observada en sociedades que poseían el conocimiento de la identidad compartida entre materia y energía. La palabra “materia” viene de máter (madre en latín) lo que subyace en el proceso renovador perpetuado por el “útero de la creación”. Aquí nos hallamos ante la inexorable rueda del tiempo y del destino, simbolizados por la Gran Madre cósmica o Madre Universal, la Gran Madre o el Ánima Mundi.

            La estructura patriarcal de muchas religiones trae una larga historia de intolerancia en cuanto a los aspectos femeninos de la divinidad. Por muchas generaciones, la consciencia femenina no se ha sometido al juego del patriarca de la familia ni a la omnisciencia de un Dios masculino, en nombre del cual innumerables atrocidades fueron absurdamente cometidas.

El carma resultante comenzó a ganar dimensiones explosivas en el cuerpo social a traves del radicalismo del movimiento feminista, impulsado en Norteamerica por Betty Friedan, con la publicación de su libro “Mística femenina” en 1.963. Hoy, la diversidad de movimiento ha creado diferentes caminos en la lucha por la igualdad entre sexos, pero no obstante, hay grupos en EE.UU. de orientación implacable y extremista, guiados por la ideología anti-sexo, anti-casamiento, anti-maternidad y otros extremos. Es el lado oscuro (el ánima negativa) inevitable del proceso de emergencia del feminismo, que normalmente combate al machismo con una violencia semejante a los abusos cometidos por el poder masculino.

Las mujeres esterilizadas por convicción de no desear descendencia y las mujeres que escogen hombres sólo para fecundarlas y así realizar el sueño de la reproducción independiente, probablemente todavía no se han encontrado con la totalidad luminosa de su esencia. Tal vez, usen sus dotes femeninas como un recurso de sobrevivencia en la “dureza de este mundo machista”, tomando parte en el juego de poder con la falsa superioridad que las hace mirar con desprecio y envidia las mujeres que no han conseguido entender.

Para compensar esas y tantas otras distorsiones lamentables, cito el final de una impresionante conferencia de L. Pauwels, titulada “La mujer extraña”:

            “Señores, descubrir la verdadera mujer es una gracia. No asustarse, es otra. Unirse a ella requiere la benevolencia de Dios. ¡Que extraño encuentro! Ella aparece bruscamente en el rebaño de las falsas mujeres y el hombre favorecido que la ve se pone a temblar de deseo y temor”.

            Esa afirmación es otro modo de explicar por que el tantrismo, cuyos orígenes se remontan a la pre-historia de la India (7,500 años a.C. aproximadamente) considera a la mujer como la “iniciadora” del hombre. En  posesión de la plenitud de  su madurez, la mujer tiene una fuerza para transformar, que le es otorgada por su propia naturaleza, y que la mayor parte de las veces ignora. Es lo que el Tantra define como “la más temible de las fuerzas de la materia”.

            El poder de la naturaleza femenina al que me refiero, nos abre la visión planetaria como una generosa madre acogedora y nutridora, de la tierra y la naturaleza como sinónimos de hartura para todas las especies, del mar como un gigantesco y misterioso útero de vida; de la Luna como un centro emisor de poderosas e indispensables energías para nuestra sobrevivencia; de la humanidad, como una gran fraternidad unida por los mismos ideales; del placer de ser y crear valores esenciales de paz, verdad y justicia, al amor por el prójimo y muchas otras cuestiones urgentes que se presentan en este portal del siglo XXI.

            Se que es polemico continuar identificando a la mujer con la naturaleza en una epoca de violaciones generalizadas contra la ecología del planeta, del saqueo de los principales recursos naturales de toda la humanidad. Las consecuencias de los excesos facilitados por la "pasividad” de Gaia, la Diosa-Tierra, las vemos desde hace decadas que viene emergiendo en diversas partes del planeta, por medio de cataclismos y desastres naturales, a consecuencia de la ambición humana.

            No deja de ser un interesante ejercicio de imaginación relacionar las medidas por la salvación del planeta con los modernos trabajos terapeuticos por revalorizar la naturaleza femenina. Trabajos para despertar una nueva consciencia sobre el poder del útero en la vida de la mujer, cuyo vientre simboliza el “cáliz sagrado que contiene la vida”. Con una aproximación poco frecuente sobre la menstruación y la menopausia, se procura volver a conectar a la mujer al ciclo de su propia naturaleza, fuera de la realidad superficial y productiva del mundo moderno que restringe la vivencia de la autentica feminidad.

            El útero, por tanto, parece naturalmente predestinado a ser un símbolo de terapia individual y planetaria a la que todos aspiramos en esta nueva era. Utilizo la expresión “terapia” en el sentido más amplio posible, abarcando todas las medidas que necesitamos para poner en práctica y anclar en el mundo de la materia nuestro ser verdadero o nuestra esencia espiritual. Pues el útero tal como la caverna oscura que representa la iniciación, tiene analogía con el espacio sagrado interior de cada ser humano, donde se gesta la nueva consciencia.

            Hay ceremonias que requieren la comprensión de una mente civilizada. En rituales indígenas de los amerindios, está la danza del sol, un sacrificio de sangre, porque para ellos es la única cosa verdadera que podemos ofrecer a la Tierra. La mujer, por la menstruación, lo hace todos los meses, como una ofrenda de sangre a la Madre. Los hombres, no poseen ese privilegio, por lo que acusan a la mujer de “menstruar”, es decir, “monstruo que mata la posible vida”.

            Este ritual, proceso doloroso, busca por el sacrificio cruento el poder personal, una enorme concentración de energía, con revelaciones y visiones obtenidas por la persona. Para nosotros es importante destacar la manera por la cual el rito indígena permite al hombre la opción de realizar una ofrenda a la Madre Tierra, respetando la lógica inherente a la naturaleza femenina.

Mucho se ha hablado y escrito sobre el enfasis de la energía femenina en este nuevo ciclo acuariano que ha comenzado. Cada vez más es evidente que llegamos al fin de un aprendizaje exclusivo para las energías masculinas, aunque aún queda mucho por hacer en terminos colectivos por el equilibrio ideal entre lo masculino y lo femenino. Por la unión con esa energía germinadora en franca ascensión, vamos a rehabilitar el don de consagrar y celebrar la vida en sus múltiples aspectos. Entonces recuperaremos lo que realmente tiene de valioso y significativo.

            Nuestro satelite, la Luna, tiene un simbolismo esencialmente femenino. Por ser un astro con ciclos de rápidos cambios, ella guarda íntima relación con las transformaciones inherentes al mundo natural y, por extensión, con las fluctuaciones del alma humana. Además, ella es un símbolo consagrado del alma que, a su vez, hace de intermediario entre la personalidad y el espíritu.

            Las cualidades y virtudes femeninas que buscan manifestarse en nuestra realidad se encuentran disponibles en el interior del alma, siendo que la imaginación (nuestra capacidad mental de visualizar anticipadamente lo que deseamos crear en el plano material) es el medio para acceder a ella. Imaginación, sensibilidad, intuición, inteligencia, integración, preservación, receptividad, creatividad y amor son algunos de los valores del universo femenino que, en este momento de nuestra historia, quieren colaborar con nosotros para la sanación y unión de todo lo que está dividido y disperso.

            Un proverbio chino dice: “las mujeres sustentan la mitad del cielo”. Creo que, a medida que los hombres asuman su parte, libres de la tiranía del patriarcado, aumentarán las ocasiones de alcanzar el tan soñado equilibrio entre los sexos. Probablemente, será el amanecer de la realización del andrógino, con hombres y mujeres de buena voluntad, con sus partes opuestas pero complementarias

                                                                                  Salvador Navarro Zamorano

                                                                                  Escritor.

 

 

A68               

                                                           LA FALSA OBJETIVIDAD

Poco a poco va cayendo por tierra la idea de que la ciencia avanza de manera objetiva. En verdad, hasta el científico hace mención a un conjunto de creencias que explica lo que él va descubriendo del mundo real.

¿De qué modo, exactamente, funciona la ciencia? ¿Qué manera tienen los científicos de “hacer” ciencia?

De manera común, pensamos que la ciencia avanza de manera continua. En términos de ideas, los científicos hacen observaciones, formulan hipótesis y las comprueban haciendo más observaciones. Cuando hay discrepancia entre lo que es observado y lo que fue previsto por la hipótesis, hay una revisión. La ciencia avanza de esa manera, que es un método gradual de encontrar el mejor ajuste entre observación y predicción.

Pero esa versión idealizada del modo cómo se “hace” ciencia es ingenua. Aunque la ciencia exija pruebas de que las observaciones hechas por un científico puedan ser testadas por otros observadores, usando los mismos métodos, no está de ningún modo claro que, aunque sean confrontadas con fenómenos idénticos, las observaciones sean semejantes. Y, con toda seguridad, aunque las mismas observaciones sean hechas, las conclusiones en cuanto al significado de ellas difieren.

El hecho es que todos nosotros, incluyendo los científicos, vemos las cosas de modo diferente. Las variaciones en la percepción humana son bien conocidas y han sido ampliamente estudiadas. Distorsiones en la percepción frecuentemente son encontradas entre dos observadores, aunque ellos puedan estar en idénticos escenarios, contemplando fenómenos idénticos.

Un error de percepción registrado por la historia puede ser encontrado en la experiencia de Charles Darwin. Su navío, el Beagle, después de anclar a lo largo de la costa de la Patagonia, envió un grupo de desembarco en pequeñas barcas a remo. Curiosamente, los nativos que observaban desde la playa, no vieron al navío, pero podían ver perfectamente las pequeñas embarcaciones. No habían tenido experiencias anteriores con grandes veleros, pero las lanchas formaban parte de su vida cotidiana. Las canoas a remo eran adecuadas a su modelo del mundo, el velero no. El modelo que tenían del mundo determinó su percepción.

Nuestra idea de que la ciencia avanza en línea recta y de forma totalmente objetiva ignora las distorsiones de la realidad impuesta por nuestros órganos de percepción. En muchos casos, vemos aquello para lo que fuimos educados, lo que estamos acostumbrados a ver. Eso se evidencia a partir de estudios hechos con la percepción visual humana. Si una persona recibe gafas especiales proyectadas para invertir el campo visual, al principio lo ve todo cabeza abajo. Después de algún tiempo, si continúa usando las lentes, la corrección es hecha por nuestro mecanismo de percepción y la imagen se invierte de modo que el mundo aparece nuevamente en la posición normal. Esas observaciones sugieren que los modelos que hacemos del mundo acaban, efectivamente, en alguna medida, determinando lo que vemos, haciendo esquiva la meta de la objetividad científica.

El lenguaje de la observación pura  aún no ha sido creado. Tres siglos después de Descartes, nuestra esperanza de que eso suceda sigue dependiendo exclusivamente de una teoría de percepción y de mente.

Un modelo es apenas un conjunto de creencias usadas para explicar lo que percibimos del mundo real. Aunque ellos puedan influenciar aquello que observamos, los modelos son en largada medida determinados por lo que vemos. Antes de 1.492, por ejemplo, una persona podía considerarse culta y creer que la tierra era plana. Esa creencia era un modelo coherente para la experiencia personal. No había nada para contradecirlo en la experiencia de una persona común y se ajustaba a los datos objetivos de la época. Pero, cuando fue posible viajar a largas distancias, las premisas cambiaron. Consecuentemente, el modelo de configuración de la Tierra tuvo que ser revisado.

Actualmente, la medicina hace el viaje de Magallanes. Las referencias cambian. Ya no vivimos en el nivel del terreno del modelo molecular que sirvió para explicar un conjunto limitado de datos. Hoy estamos obligados a reconocer que la salud humana es demasiado compleja para ser explicada por el modelo molecular.

En la bio-ciencia, los Magallanes retornan con noticias respecto a tierras extrañas y las novedades no son menos revolucionarias que las anunciadas por los primeros navegantes que dieron la vuelta al mundo. Nuestros modelos actuales se circunscriben con informaciones restringidas y, por eso, limitadas.

¿Cuál es la nueva información? Este será tema de un nuevo artículo.

                                                                  Salvador Navarro Zamorano

                                                                  Especialista en Homeopatía.

 

 

 

 

 

 

 

A69

                                                           EL “YO” SAGRADO

            Para el ego, el centro principal de la vida es el mundo de las apariencias. Superar esa ilusión y dar espacio para que nuestro YO interior se manifieste de forma adecuada es condición básica para encontrar la tan deseada satisfacción espiritual.

            La oración citada con más frecuencia en el mundo occidental incluye estas palabras: “hágase Tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo”. El ego se propone separar su concepción sobre lo que es la Tierra y el Cielo. Para el ego tener el Cielo en la Tierra significa ser la persona más rica y famosa en este mundo. Para el YO sagrado, el “Cielo en la Tierra” significa que no existen tales diferencias.

            La Tierra, insiste el ego, es el lugar donde tú deberías preocuparte sobre apariencias y adquisiciones. El centro principal de la vida aquí, conforme el ego, tiene que ver con las apariencias, especialmente la física, que prevalece sobre los sentimientos interiores. La carrera profesional, la cualidad y cantidad de las posesiones y la pompa del éxito, son los objetivos para los cuales el ego desea dirigir sus energías. Todo eso y sin duda es más importante que la vida interior.

            Pero todos nosotros tenemos consciencia del vacío y la futilidad de los recursos del ego. Estás leyendo este artículo, entre otros motivos, porque sabes que, al fin de tener una experiencia de vida más rica y más profunda, necesitas saber como integrar el ego en el YO interior que le ofrece su presencia amorosa.

            Para comprender de qué manera trabaja el ego, debes entender que tu falsa visión de ti mismo, cree que la Tierra es tu hogar. Si te identificas como materialista, como el ego quiere, entonces tu felicidad y plenitud vendrá en forma de cosas físicas en el mundo manifestado.

            Mas hay una faceta en ti consciente de que estas cosas no proporcionan la satisfacción espiritual que es la promesa de la búsqueda sagrada. El planeta Tierra no es tu único hogar. Lo que te ofrece es sólo parcialmente satisfactorio, lo visible desde el mundo de los sentidos. Tu aspecto interior sabe que la Tierra no es tu destino final.

            Tu Yo Superior está más allá de este mundo de vida y muerte, donde las apariencias son tenidas como de absoluta importancia. Considera seguidamente dos formas de esas apariencias:

            Juzgar a los otros por su apariencia exterior.- Es característico de personas orientadas por el ego juzgar a otros según dimensiones externas, posesiones, nivel social y conducta.

Frecuentemente, el juicio es cortés y sin mala predisposición, en casos de que clasifiques y prefieras no estimular la relación amistosa con alguien, basado en la posición de la persona en tu escala de valores. Con todo, es una técnica útil para el ego a fin de impedir que puedas llegar a conocer tu Yo Superior.

            Todo el juicio que envuelve las apariencias es una herramienta de autorización para comparar las personas. El ego te utiliza para reconfirmar tu separación y adora mantenerte separado de los otros. De esa manera, consigue evitar que te sientas unido como en realidad lo estás.

            Cuando consultas tu Yo Superior aprendes que es una parte de la misma esencia divina que une todos los seres en la fuente del Espíritu. Tu Yo interior confirma que no eres mejor que otros y no necesitas juzgar o compararte con los demás. Hay un Dios y una fuente con muchas manifestaciones diferentes.

            Cuando tienes esta consciencia, no puedes ver a otras personas en función de lo que poseen o como se presentan, incluso ni de cómo se comportan. Te enfrentas a estas personas en términos de la divinidad que fluye a través de ellas, manifestación de la energía que sustenta al mundo físico. En tus pasos por el camino sagrado, experimentas esa fuerza fluyendo a través de ti y de los demás.

            Trata de enviarles amor y sabiduría, sin reparar en las apariencias porque eres sensible a la energía sagrada que fluye a través de ambos. Tu Yo Superior te recuerda la verdad respecto a alguien, aunque ese otro la haya olvidado.

            Aquellos seres dirigidos por el ego con los cuales nos relacionamos, no han de ser juzgados de ningún modo. Puedes sólo testimoniar amorosamente esa relación, sintiendo la presencia amable por dentro, aunque ellos no la perciban. Tú y Dios son uno cuando permites que tu Yo Superior esté presente.

            En esa unión tienes la serena consciencia de que este planeta es una pausa en un largo viaje. Este es el lugar donde sus habitantes y propiedades jamás permanecen iguales. Ellos soportan continuamente una serie de cambios físicos. El Cielo, al contrario, es inmutable y eterno; hay ausencia de enjuiciamiento crítico, ausencia de propiedades y de status social.

            “Así en la Tierra como en el Cielo” no debería ser una expresión de palabras vacías, sino una percepción por cual tu Yo Superior te urge a apartarte de todo pensamiento de separación de tu prójimo y de Dios.

            Ciertamente, muchas personas se conducen de manera que demuestran no están orientadas por su Yo Superior. Tu tarea en estos momentos es recordarlo y evitar aceptar la invitación del ego para juzgarlos.

            Esas personas aprenderán con sus propios comportamientos, pero tú necesitas consultar con tu espíritu interno para encontrar respuestas. Este es un medio de dominar el ego y experimentar la paz que acompaña el rechazo de juzgar a otras personas. Esto no equivale a decir que tienes que estar de acuerdo con las conductas torpes de los otros o que ellos deban ser responsables por sus comportamientos. Lo que debes de hacer es consultar con tu Yo Superior antes que a tu ego, y negarte a juzgarlos o colocarte por encima de cualquier comparación.

            Juzgar con base en las apariencias.- Si te has dejado convencer por el ego para juzgar personas según sus apariencias externas, probablemente serás juzgado por ti mismo con el mismo descrédito. Cuando analizas tu propia vida valiéndote de evaluaciones basadas en apariencias externas, concluyes que no has correspondido a tu potencial y puedes tener la seguridad de que tu ego te está gobernando.

            Cuando necesitas de alguna cosa para tener una imagen positiva de ti mismo, te encuentras en una carrera sin meta y no conseguirás la paz espiritual. El camino para salir de esta trampa de auto-rechazo es admitir que la Tierra no es tu casa definitiva.

            El Cielo en la Tierra comienza a ocurrir cuando abandonas la falsa idea de que necesitas probar a alguien que posees las credenciales necesarias para ser considerado como un éxito.

            Cómo el mundo de las apariencias surge en tu vida.- La busca de apariencias es uno de los medios más comunes por los cuales tu ego domina tu existencia cotidiana. A fin de trascender estas tendencias que te apartan de tu substancia interior, debes ser capaz de identificarlas desde el momento que hagan notar su presencia. Voy a dar unos ejemplos frecuentes de este tipo de comportamiento y pensamiento.

            Estar más preocupado con tu apariencia que con tu misión en la vida. Gastar gran parte de tu tiempo y dinero en el cuidado de tu cuerpo por causa de la apariencia.

            Buscar posición social, premios y símbolos externos de éxito, en vez de la alegría de participar y aprender. Usar tu colección de trofeos o diplomas al mérito como fuente de valores, creyendo que las notas del colegio de tus hijos son lo más importante que ellos reciben en la escuela.

            Un estilo de conversación que revele hasta qué punto tu ego controla tu vida. Dedicar mucho tiempo a hablar de tus realizaciones y victorias, sobre los otros o el sistema; referirse a otras personas y sus deficiencias, resaltando siempre tu propia superioridad; por ejemplo, diciendo que jamás harías tal cosa como ellos la hicieron.

            Preocuparse con gastar dinero. Usar el precio de las cosas como medida de valor; usar el dinero no sólo como índice de éxito y status, sino como sistema central de pensamiento en tu vida cotidiana.

            Creer que sólo eres un cuerpo. Estar insatisfecho con tu apariencia y siempre buscar elogios para valorar tu sentido de adaptación física; evaluarte a ti mismo y tu felicidad sobre la base de cambios físicos, como flaccidez, arrugas, aparición de canas, etc.

            Permitir ser controlado por la publicidad. La propaganda, en todas sus modalidades, se usa generalmente como un esfuerzo para convencerte de que estás incompleto y necesitas comprar alguna cosa para estar satisfecho.

            Resaltar las deficiencias de otras personas. Emplear el tiempo describiendo lo que consideras imperfecciones físicas; por ejemplo, una nariz grande o una voz desagradable.

            Luchar para que se te reconozca, buscando una autoridad propia más elevada. Sufrir por no estar recibiendo lo que consideras una “posición justa” en el mercado de trabajo, sentirte frustrado o deprimido cuando tus esfuerzos no son premiados con una posición, título o contrato mejor. A menudo, estos premios sirven a la finalidad de dar terreno para que el ego proclame su superioridad material.

            Los reportajes chismosos referente a los salarios astronómicos de artistas y deportistas, son evidencias altamente visibles de esa actividad del ego. Es irrelevante que estas cantidades queden más allá de la capacidad de sus gastos, aunque paguen fuertes impuestos. La cuestión es la exigencia de status del ego, que lleva a la persona a la falsa creencia según la cual el hecho de alguien en cualquier actividad reciba un buen pago, sea vista como un insulto.

            Molestias alimentarias. La mayoría de los problemas causados por alimentos son al principio esfuerzos para tomar un sistema de apariencia que alguien crea va a traer felicidad. El ego convence a las personas que padecen del estómago de que la verdadera esencia se sitúa en el valor de la apariencia de ellas ante los demás.

La retribución del ego.- La excesiva preocupación por la superación de la apariencia externa, sustituyendo la esencia interna, viene junto con la comprensión del por qué el ego controla tu vida. Voy a dar algunas razones de este fenómeno.

            La función del ego es impedir conocer a tu Yo Superior. Todas las apariencias son máscaras que utilizas para esconder tu Yo divino, el cual no tiene preocupación alguna con adquisiciones, apariencias o puestos de poder.

            El estado de ansiedad con relación a tu carrera profesional garantiza que no volverás a mirar hacia dentro. La continua preocupación con el trabajo profesional y otros papeles, evita el conocimiento de tu luz interna.

            Intentar llenar el vacío que el ego dice existe dentro de tu ser. El “tanto tienes tanto vales”, se encuentra superficialmente centrado en las cosas externas a uno mismo. El ego quiere que te consideres incompleto, de manera tal que continúes en un interminable paseo de compras, intentando llenar ese vacío.

            El ego quiere ser el amo de toda tu vida. Sabe que su poder superior, más sabio, tiene respuestas permanentes para ti, y que estás dejando el camino para encontrarte a ti mismo. Esta necesidad de encargarse de todo es un control central para el ego. Si no tuviese tu gobierno, recelaría que pudieras encontrar la verdad de tu Yo auténtico.

            El ego te hace evitar correr riesgos y realizar cambios. El ego no te quiere pensando en alguna idea sobre los beneficios de correr riesgos y permitir cambios en tu vida. Esas son ideas extremas desde su punto de vista, pues considera mucho más seguro que te concentres en las apariencias que experimentar el beneficio de la paz interior.

            Ese mensaje ayudó a crear la cultura dentro de la cual vives, que está de acuerdo con la noción fija de la apariencia suplantando el valor interior. El déficit espiritual resultante se encuentra en la raíz de todos los problemas sociales.

            Algunas ideas para superar las apariencias. Dedica algunos instantes del día a estar callado.  En silencio, iniciar un desprendimiento o renuncia a la importancia de las impresiones externas. Te puedes visualizar a ti mismo haciendo una gran hoguera e imaginar que arrojas todas esas cosas al fuego. Con cada cosa que quemas, procura sentirte más libre.

            Retira los rótulos que has colocado en tu vida. Haz la tentativa de describirte sin usar ningún rótulo. Escribe unos pocos renglones, sin mencionar edad, sexo, posición, título o realizaciones. Escribe simplemente una frase con quién eres, independientemente de todas las apariencias.

            Al principio es difícil describir tu Yo eterno, inmutable y divino, aquella parte de ti que no es percibida por medio de los sentidos. Cuando retires los rótulos verás la parte invisible de ti mismo.

            Busca la presencia amorosa de otras personas. Toma un día para intentar ver la plenitud de Dios en las personas que encuentres. Más que ver a otro ser físico, dite a ti mismo que el Cristo en ti está encontrando el Cristo en el otro.

            Defiende al ausente. Cuando participes de una conversación que tenga referencias a otra persona no presente, habitúate a defenderla. Puedes preguntar en voz alta, de qué forma esa persona explicaría el hecho por el que está siendo criticada y sugiere que puede haber más de lo que aparece superficialmente.

            Este tipo de colocación sirve para reprimir la necesidad de que tu ego se compare y se sienta superior, mientras que sirve a tu Yo Superior que quiere ayudar a otros. Es particularmente benéfico enseñar esta lección a los niños, pues ellos tienen tendencia a unirse y criticar al compañero ausente.

            Recuerda que desarrollas un músculo levantando objetos más pesados. Esto vale también para la halterofilia espiritual. Se mejora espiritualmente proponiéndose misiones difíciles. Una de ellas es ignorar el mensaje del ego que te induce a evaluar por el criterio de la apariencia y las riquezas.

            Ejercitarse en la compasión y el amor. La presencia de aquellos que no tienen bienes de fortuna puede suministrar la oportunidad de practicar el amor y la compasión. Usa estas ocasiones para identificar la plenitud de Dios dentro de esas personas, aunque no sea con dinero u otro tipo de asistencia.

            El sufrimiento de los otros, independientemente de ser por fuerza del destino o resultar de algún vicio, representa un déficit espiritual en el seno de la comunidad de los seres humanos. Puedes disminuir esta quiebra con pensamientos de amor y compasión.

            Cultiva tu vocación. Intenta cambiar tus objetivos de autoafirmación por una vocación. Recuerda que éste es un sistema inteligente y que estás aquí por ser y tener amor por medio del servicio. Usa tus talentos e intereses especiales para cumplir con ello.

            Afirmaciones. Adopta el hábito diario de afirmar. Crea tus propias afirmaciones o comienza con estas: Alimento antes de ser alimentado. Dar antes de recibir.

            Envía donaciones o regalos anónimos. Obsequia con regalos inesperados a tus amigos, familiares o extraños.

            No des tanta importancia a las notas colegiales. Alivia la presión sobre tus hijos, quitando énfasis a las notas. Enséñalos a seguir sus propios intereses y talentos con la finalidad de que se conozcan a sí mismos y servir a los otros. Esto va a ayudarlos a encontrar el Yo Superior de cada uno y descubrir que ellos también tienen la fuente del conocimiento interno.

            Practica la generosidad. Recuerda que si no eres generoso cuando es difícil, no lo serás cuando sea fácil. Muchas personas que donan voluntariamente sus objetos y dinero no lo hacen “porque tienen que dar”. Esa actitud de ellos viene de un espacio especial del corazón, atraído por el acto de servir y compartir.

            Dedica muchos momentos a observar atentamente. Percibe cómo eres milagroso en cualquier momento e intenta centrar tu atención en ese momento. Todo en tu vida es una oportunidad de practicar la observación atenta.

            Observando tu medio circundante, atentamente, en actitud de admiración y consciencia, superas la necesidad del ego, que es la de acumular y consumir. Entonces te centrarás en momentos de tu vida individual y vas a experimentarlos a través de tu Yo espiritual.

            Para saber lo que verdaderamente significan las palabras: “Así en la Tierra como en el Cielo”, debes ir más allá de este mundo. Si yo encuentro en mi un deseo que ninguna experiencia en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo.

            Nada en el mundo manifiesto satisface tu deseo de conocer el camino de tu búsqueda sagrada. El camino para aquél mundo donde el juzgar es imposible, las posesiones no son siquiera motivo de duda y la paz es perfecta, no es el camino del ego. Ese camino conduce fuera de la experiencia en la Tierra, pues está en el Cielo.

                                                                                  Salvador Navarro Zamorano.

 

 

 

 

 

A70

                                               LAS BASES DE LA EVOLUCIÓN

            Todavía hoy, los Versos de Oro de la tradición pitagórica, como un plano del camino hacia la sabiduría divina, permanecen actuales y llaman la atención por el mensaje regenerador que señala para cada uno de nosotros.

            Los Versos de Oro de la tradición pitagórica constituyen un documento de inestimable valor. Ese texto breve y único es un mapa preciso del camino hacia la sabiduría.

            Es verdad que el documento ha sido mantenido en un relativo olvido, como también otros que pertenecen a la sabiduría tradicional de Occidente. Pero eso sólo aumenta el valor de su descubrimiento personal por parte del lector. Por otro lado, el significado de ese texto brilla dento de un contexto mayor, por el cual las filosofías clásicas griega y romana vienen, desde el siglo XX, recuperando gradualmente su popularidad.

            Los Versos de Oro expresan en pocas palabras y con una claridad meridiana el compromiso con la vida de los pitagóricos de todos los tiempos. Su mensaje será actual dentro de veinte o veinticinco siglos, como lo fue en la Grecia y Roma antiguas. Por otro lado, durante la compleja transición actual hacia una civilización planetaria y democrática, los Versos apuntan y señalan impecablemente el camino de la auto-regeneración de cada indivíduo, que constituye la base fundamental para un renacimiento colectivo a medio plazo, de la sabiduría en el futuro.

            Traduzco los Versos  a partir del texto de Hierocles de Alejandría, filósofo neoplatónico y neopitagórico del siglo V de la era cristiana. Fue alumno de Plutarco de Atenas, antes de comenzar a enseñar filosofía en Alejandría. Añado unos comentarios adicionales en otros textos que pondré en vuestras manos.

            Seguidamente, un texto inmortal que se puede y debe releer muchas veces a lo largo del tiempo. Es un plano, una guía y un tratado completo sobre la vida de los sabios.

            1º.- Honra en primer lugar los dioses inmortales, como manda la ley.

            Los dioses o espíritus inmortales son los grandes instructores de la humanidad. La ley a la que se refiere aquí es la ley de la evolución, que guía simultáneamente al cosmo y a cada ser que vive en él.

            2º.- Reverencia el juramento que hiciste.

            En su aspecto más profundo, el juramento o voto es simplem,ente la decisión tomada en nuestro propio corazón, de seguir el camino de la sabiduría.

            3º.- Después a los héroes ilustres, llenos de bondad y luz.

            Los héroes ilustres son seres de alto grado de evolución, aunque aún no hayan llegado a una completa libertad espiritual.

            4º.- Da homenaje a los espíritus terrestres y manifiesta por ellos el debido respeto.

            Los espíritus terrestres son los hombres buenos y sabios.

            5º.- Honra seguidamente a tus padres y a todos los miembros de tu familia.

            Cumplir los deberes familiares y tener un comportamiento equilibrado en el plano emocional, garantiza una buena parte de la tranquilidad básica necesaria para encontrar la sabiduría divina. Pero el desapego es igualmente importante.

            6º.- Entre todos, escoge como amigo a aquél que se distingue por su virtud.

            En una obra titulada “Dichos y hechos memorables de Sócrates” Jenofonte cuenta que Sócrates aconsejó a Cristóbulo “Queda tranquilo, procura hacerte bueno y, una vez así, ponte a la busca de corazones virtuosos”.

            7º.- Aprovecha siempre las suaves exhortaciones y sigue el ejemplo de las acciones virtuosas y útiles.

            Los pitagóricos buscan enseñar por el ejemplo.

            8º.- Pero evita, tanto como sea posible, apartarte de tu amigo por un pequeño error.

            9º.- Porque la fuerza está limitada por la necesidad.

       10º.- Recuerda que todas esas cosas son como te he dicho.

        11º.- Pero acostúmbrate a vencer esas pasiones: primero la gula; después la pereza, la lujuria y la cólera.

            Según Hierocles “esas son las pasiones que debemos restringir y mantener dominadas, para que ellas no puedan descomponer y nublar nuestra razón”.

       12º.-  “Nunca hagas, junto con otros, ni solo, algo que te avergüenze”.

       13º.-  “Y, sobre todo, respétate a ti mismo”.

       14º.-  “Practica la justicia con tus actos y palabras”.

       15º.-  “Y establece el hábito de nunca actuar sin pensar”.

       16º,   “Pero recuerda siempre un hecho: que el destino establece que la muerte viene para todos”,

       17º.-  “Y que las cosas buenas del mundo son inciertas, y así como pueden ser conquistadas pueden ser perdidas”.

       18º.-  “Soporta con paciencia y sin murmurar, sea lo que fuere.”

       19º.- “los sufrimientos que el destino, determinado por los dioses,, lanza sobre los seres humanos”.

      20º.- “Pero esfuérzate por aliviar tu dolor cuanto te sea posible”.

      21º.-  “Y recuerda que el destino no manda muchas desgracias a los buenos”.

     22º.-  “Lo que las personas piensan y dicen varía mucho; ahora es algo bueno y, seguidamente, es algo malo”.

     23º.-  “Por tanto, no aceptes ciegamente lo que oyes, ni lo rechazes de un modo precipitado”.

    24º.- “Pero, si fueran dichas falsedades, retrocede suavemente y ármate de paciencia”.

    25º.-  “Cumple fielmente, en todas las ocasiones, lo que te digo ahora:”

    26º.-  “No dejes que nadie, con palabras o actos,

    27º.-  “te lleve a hacer o decir lo que no es mejor para ti.

    28º.- “Piensa y delibera antes de actuar, para que no cometas acciones torpes,

    29º.- “Porque es propio de un hombre miserable actuar y hablar impensadamente”.

   30º.-  “Mas haz aquello que no te traerá aflicciones más tarde y no te causará arrepentimiento”.

   31º.-  “No hagas nada que seas incapaz de entender”.

   32º.-  “Pero aprende todo lo que necesites y, de ese modo, tendrás una vida feliz”.

   33º.-  “No olvides de ninguna manera la salud de tu cuerpo”.

   34º.- “Pero dale alimento con moderación, el ejercicio necesario y también reposo a tu mente”.

   35º.-  “Lo que quiero indicar con la palabra “moderación”, es aquello que no te provocará malestar”.

   36º.-  “Acostúmbrate a una vida decente y pura, sin lujuria”.

   37º.-  “Evita todas las cosas que causen envidia”.

   38º.-  “Y no cometas exageraciones en el uso de bienes materiales. Vive como alguien que sabe lo que es honrado y decente”.

   39º.-  “No actúes movido por la codicia o avaricia. Es excelente usar la justa medida en todo”.

   40º.-  “Haz solamente las cosas que no puedan herirte y decide antes de hacerlas”.

   41º.-  “Al acostarte, nunca dejes que el sueño se acerque a tus ojos cansados,”,

   42º.-  “ sin examinar con tu consciencia más elevada todas tus acciones del día”.

   43º.-  “Pregunta: “¿En qué me equivoqué?” ¿En qué actué correctamente?” “¿Qué deber dejé de cumplir?”.

   44º.-  “Recrimínate por tus errores; alégrate por tus aciertos”.

            Cada día de la vida es la imagen en miniatura de una vida entera. Por la mañana, temprano, tenemos la vitalidad de un niño y por la noche sentimos cansancio, como alguien que ha envejecido. La revisión pitagórica nos permite evaluar el karma plantado y el karma recogido durante el día. De ese modo podemos dormir completa y profundamente y con la consciencia en paz. El estudiante de la sabiduría esotérica queda así libre para el aprendizaje que ocurre durante el sueño de su cuerpo físico. Porque, como se sabe, ciertos sueños pueden ser fuente  importante para la enseñanza espiritual.

   45º.-  “Practica integramente todas estas recomendaciones. Medita bien en ellas. Debes amarlas con todo el corazón”.

   46.-  “Son ellas las que te colocarán en el camino de la Virtud Divina”.

            El término Virtud no es algo que ha de ser cultivado superficial o artificialmente. Sino que es aquella actividad propia y específica de una determinada cosa o persona. La virtud de una bicicleta es el movimiento, la virtud de un pez es nadar y la virtud de un médico es curar. Así, también la virtud divina del alma humana es una característica y una vocación esencial del lado superior y racional del indivíduo.

   47º.-  “Yo lo juro por aquél que transmitió a nuestras almas el Cuartenario Sagrado”.

   48º.-  “la fuente de la Naturaleza, cuya evolución es eterna”.

            El Cuartenario Sagrado es la tétrada, el cuatro sagrado por el cual juraban los pitagóricos: “Aquél que transmitió el Cuartenario” y el Maestro, cuyo nombre se evitaba pronunciar en vano.

            Geométricamente, la presentación de la tétrada sagrada de los pitagóricos es la siguiente:

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            La primera línea de la figura representa la Unidad y lo Divino. La segunda línea, la dualidad y la materialidad. La tercera línea significa la triada, el Yo inmortal en evolución, que reúne en sí la unidad y la dualidad. Y la cuarta línea simboliza la tétrada o perfección, que expresa la vacuidad y la plenitud. Presente en la figura está también la década o diez, la suma total de los puntos, que simboliza el cosmos.

   49º.-  “Nunca comiences una tarea antes de pedir la bendición y ayuda de los dioses”.

   50º.-  “Cuando hagas de todo eso un hábito,”

   51º,.- “Conocerás la naturaleza de los dioses inmortales y de los hombres”.

   52º.- “Verás hasta qué punto va la diversidad entre los seres, y también aquello que los reúne en sí y coloca en unidad unos con otros”.

   53º.- “Verás entonces, de acuerdo con la justicia, que la sustancia del universo es la misma en todas las cosas”. 

            “De acuerdo con la justicia”, esto es, “en la medida de tus méritos”. La palabra justicia, en este caso, significa la ley del karma.

   54º.-  “De ese modo no desearás lo que no debes y nada de este mundo será desconocido para ti”.

            La felicidad no consiste en tener lo que se desea, sino en no desear lo que no es adecuado. Los deseos personales tuercen la realidad y mantiene al ser humano en la ignorancia.

   55º.-  “Percibirás también que los hombres lanzan sobre sí mismos sus propias desgracias, voluntariamente o por libre elección”.

   56º.-  “¡Cómo son infelices! No ven ni comprenden que el bien de ellos está a su lado”.

   57º.-  “Pocos saben cómo liberarse de sus sufrimientos”.

   58º.-  “Ese es el peso del destino que ciega a la humanidad”.

            El peso del destino es el aspecto negativo del karma humano; la carga acumulada de errores cometidos por la humanidad.

   59º.-  “Como grandes cilindros, los seres humanos ruedan de un lado para otro, siempre oprimidos por sufrimientos interminables”.

   60º.-  “Porque son acompañados por una negra sombra, la desunión fatal entre ellos, que los lanza hacia arriba y hacia abajo sin que lo perciban”.

            Una enseñanza central de la tradición esotérica es la de unidad y fraternidad universal de todos los seres. Es el primer paso para ver la realidad de la vida.

   61º.-  “Trata discretamente de nunca despertar desarmonía, sino que huye de ella”.

            Es oportuno destacar que hay, por lo menos, dos tipos de unión o armonía. Existe una armonía aparente, mantenida como fachada para evitar y reprimir la libertad e independencia natural de los seres; y hay otra armonía interior, del corazón, que es capaz de identificar, respetar y preservar las diferencias naturales entre los seres.

   62º.-  “¡Oh, Gran Zeus!, padre de los hombres. Tú los libraría de todos los males que los oprimen, si mostrases a cada uno el Espíritu que es su guía”.

            El Espíritu que guía a cada ser humano es su propio Yo inmortal, también llamado “mónada”, “atma” o “atma-budhi”.

   63º.-  “Pero, tú no debes tener miedo, porque los hombres pertenecen a una raza divina”.

            De hecho, tanto el origen como el destino de nuestra humanidad, son divinos. “Luz en el camino” , un clásico de literatura esotérica, afirma: “El alma humana es inmortal y su futuro es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no tiene límites”.

   64º.- “Y la naturaleza sagrada revelará a ellos los misterios más ocultos”.

   65º.-  “Si ella te comunicara todos sus secretos, colocarás en práctica fácilmente todas las cosas que te recomiendo”.

            Cuando la disciplina espiritual nos parece difícil, es porque todavía no comprendemos bien la realidad de la vida. La verdad es que la ausencia de disciplina trae dificultades mucho mayores.

   66º.- “Y al curar tu alma la liberarás de todos esos males y sufrimientos”,

   68º,-  “Pero evita las comidas poco recomendables para la purificación”.

   69º.-  “Buscando siempre guiarte por la comprensión divina que todo debería orientar”.

   70º.-  “Así, cuando abandones tu cuerpo físico te elevarás en el más puro éter”.

            El éter es uno de los niveles inferiores del akasha, la substancia primordial o luz astral. En el contexto específico del verso 70, éter significa el mundo de la luz astral, las condiciones de la vida después de la muerte, que son determinadas por el karma producido en vida.

   71º.-  “Serás divino, inmortal, incorruptible y la muerte no tendrá más poder sobre ti”.

            Ese verso final simboliza, no sólo el momento en que se alcanza la sabiduría en términos generales, sino también la conquista de la liberación espiritual, la condición de un buda, un mahatma o inmortal. En ese estadio el alma conoce el Nirvana y no tiene ninguna necesidad de renacer.

 

 

 

 

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