AFORISMOS (Volumen 4)  
  Salvador Navarro Zamorano  

 

 

 

     

 

 

 

93º. El Camino nació antes que los cielos y la tierra. Es profundo, oscuro, silencioso, indefinido, con imágenes abstractas.

          El Infinito no tiene día y noche; representado no llena el hueco de la mano. Absorbe lo negativo y emite lo positivo. Se funde con la vida y la muerte.

          Lo incognoscible es el Origen, lo que llegó desde donde el tiempo no tiene límites; lo llamamos Infinito, como si fuese una frontera que señala el principio de la Eternidad.

          La Cábala lo define como Ain Soph Aur “más allá de la luz” y aún precisa más al señalar Ain Soph, “más allá” y acentúa Ain  “nada.”

          “En el principio era el Verbo . . .” dice Juan el Evangelista. Quien tiene la voluntad de andar por esta Senda, adopta el credo de buscar la perfección en la justicia, es decir: en el justo medio de las cosas.

          Gautama Buda lo comprendió, cuando afirma: “No hay otro camino, más que el camino del centro.”

          Ver la unidad en la pluraridad, cesar de multiplicar para ser indiviso, ir más allá de las polaridades, pide comprensión al discípulo que inicia el Camino.

94º. El Camino natural da nacimiento a los seres, pero no los posee; engendra la evolución, pero no la gobierna. Todos mueren por su causa, pero ninguno queda resentido por ello. No se enriquece por la acumulación, ni se empobrece por el disfrute.

          La vida da con liberalidad y no exige de nosotros más que aceptación y conocimiento.

          Venimos al mundo para vivir y morir y de ello se vale la existencia para proyectar la perfección por medio de formas cambiantes y cada vez más bellas.

          A pesar de los esfuerzos del hombre para desviar el curso de la Naturaleza, ella continúa haciendo caso omiso de sus habitantes y elabora sus planes para la conclusión final de su programa cósmico, aunque en apariencia nos figure que somos ajenos a este proceso natural.

95º El vacío significa que no hay peso dentro. Cuando no se tiene preferencias ni aversiones, es la ecuanimidad. Cuando se está unificado e inalterable, es la calma. Cuando no estamos implicados en las cosas, es la pureza.

          El espiritualista trabaja para que el vacío exterior y el interior se unifiquen; por ello él se libera de hábitos, compromisos y otros egos que le atan a la existencia.

          “Venid a mi los que estáis cargados . . .” dice el Maestro Jesús. Él explica cómo las cargas y el cansancio presionan al hombre materializándolo, no dejándole espacio suficiente para pensar liberarse de la servidumbre de su condición humana.

          Ser de este mundo más no pertenecer a él, concreta la realidad del ser que hace su alma inmortal, transformando sus vicios en virtudes imperecederas.

96º La sabiduría es ordenarse a sí mismo. La nobleza no es poder ni rango, sino autorealización, cuando el mundo está dentro de uno mismo.

          Confundir erudición con sabiduría es propio del intelectual común, que piensa en el conocimiento prestado como pura ciencia.

          El hombre que se gobierna a sí mismo, adquiere sabiduría, pues todo lo que ve, escucha y palpa, es saboreado con el placer del sabio y aprende de la propia naturaleza de las cosas.

          El mundo se hace dentro y fuera de nosotros mismos y la autorealización ocurre espontáneamente, por un estado de gracia.

 

 

 

97º El Camino moldea, pero no tiene forma. Nada es suficientemente grande para estar fuera de él, ni bastante pequeño para estar dentro. No tiene morada, pero origina lo que existe y lo que no existe.

          La Vida no tiene existencia corpórea, pero ella da millones de formas para expresarse. No la podemos ubicar en un espacio definido, pero ella da la razón de existir o perecer, de la vida y la muerte.

          Todo se manifiesta en el movimiento de las cosas, en la escala vibratoria de los cuerpos y en los ritmos, causando su desarrollo hasta la extinción.

          Ella hace madurar el cuerpo y la mente, la planta y el grano, la nube y la lluvia, y el objeto de su método es prolongarse indefinidamente en el tiempo, aún sabiendo que hay un fin en sí misma.

98º Quien sirve a la vida se adapta a los cambios. Los cambios surgen de los tiempos; quien conoce los tiempos no se comporta de manera fija. Los caminos pueden ser guías, pero no senderos marcados; los nombres pueden señalarse, pero no son etiquetas fijadas.

          Quien se niega a los cambios rechaza la vida; ella es eternamente mutable y aunque sujeta a ciclos y ritmos, no los repite nunca.

          El sabio no adopta ninguna actitud predeterminada; él es cambiante y obedece a las circunstancias tal como ellas se presentan, siempre respondiendo al momento.

99º Quienes admiran las palabras son muchos, quienes las aplican son pocos; los que estiman las cosas son numerosos, quienes las ponen en práctica son escasos. La razón es que muchos se aferran a las cosas y están atados a lo mundano.

          “Del dicho al hecho . . .”  Los hombres aprecian aquello que llaman “sus pertenencias”, por escasas y poco valiosas que sean. Estamos tan atados a las cosas de este mundo, que pocas veces notamos su peso y las cargamos toda la vida.

          La existencia material funciona como un sueño inacabable y cuando algo nos sobresalta tan bruscamente que provoca la consciencia, lo incorporamos al sueño, y seguimos durmiendo hasta la próxima vida.

          Comida, poder y sexo nos intoxican naturalmente, facilitando el sueño de la mente; es lo que llamamos inconsciencia.

          Y seguimos soñando en cambiar, en transformarnos, en ser cada día mejores, pensando que el sueño hace algo positivo por nosotros, hasta que algo o alguien nos despierta y, mirando hacia atrás, vemos el tiempo perdido.

100º Unidad significa ausencia de mente fundiéndose con el mundo.

          Nacemos unificados; después, crecemos y nos multiplicamos en tantos egos que nos atormentan la vida, robándonos el tiempo y el espacio necesarios para ver con claridad.

          Cuando el pensamiento deja espacio al silencio y la mente se vacía de conceptos, el mundo se amplía de tal manera que el espacio interior se funde con el espacio exterior y conocemos intuitivamente el sabor que tiene lo Eterno.

 

 

 

 

 

 

 

101º Los deseos habituales son fardos de la vida. Si las personas pueden liberarse de estas cosas, se funden con la luz espiritual, con el logro de lo interno.

          Buscamos la perfección, no la espiritualidad. Los deseos actúan como anclas que nos detienen, atados al puerto de la materia. Por esta razón decimos que las cosas de este mundo nos pesan como un fardo.

          Al liberarnos del cuerpo de deseos, sucede todo un proceso de liberación, que termina su primera fase cuando se encuentra luz en la mente, al darse como hecho concluído la conquista del cuerpo y sus sensaciones.

102º El Camino es muy grande. Cambia costumbres sin haber dado ninguna orden. Sólo es acción mental: todas las cosaas tienen resultados, pero él va sólo a las raíces.

          El hombre, en su ignorancia, es insensible a la sutilidad de su espíritu. Su campo de acción es tan amplio que no hay nada que no abarque, y sus hilos trabajan tan finamente, que cambiamos modas, costumbres y actitudes. Actúa desde la mente, marcando las diferencias entre razas, países, ciudades y hombres, creando en todo profundas raíces.

          Y así, cada uno se identifica con su familia, su pueblo, la nación y la raza, con todo lo que implica de creencias, cultura y evolución.

          A este espíritu le llamamos electro-magnetismo, que circula alrededor del mundo como ondas de energías, en dirección oriente – occidente, marcando su sello en el gran libro del tiempo que llamamos Historia.

103º Utiliza lo pequeño para contener a lo grande; permanece en el centro para controlar lo externo. Sé flexible pero firme y no habrá poder que no puedas vencer.

          Sólo lo pequeño pueden contener en sí todo lo que es grande. El niño contiene al hombre, la semilla al árbol, la gota de lluvia al río.

          El centro controla la periferia, el eje a la rueda, la capital a la nación, la cabeza al cuerpo.

          El poder se ejerce desde la autoridad aplicada con flexibilidad, en cada situación que sea conveniente.

          Por ley de analogía, el hombre experimenta estos preceptos en su vida, siendo los beneficios ilimitados cuando la justicia resplandece en sus acciones.

104º Cuando se promulga gran abundancia de leyes y de obligaciones, proliferan ladrones y bandidos.

          Las grandes legislaciones, Cartas Magnas y Mandamientos, fueron escritas con las palabras necesarias, sin permitir en ellas ningún exceso.

          La vida se ha hecho tan diversa y heterogénea, que las leyes que hoy se promulgan pecan de tal fárrago de palabras, que se necesita mucho tiempo para definir un delito, su causa y la aplicación de la pena, amén de la interpretación jurídica.

          La conclusión es que, ante tal mescolanza de leyes y distintas interpretaciones, se ha dado lugar a un especial caldo de cultivo donde germinan y crecen pícaros, granujas, etc., en una cadena que acaba en el fraude y el encanallamiento de un sector social que funciona con toda una gama de actuaciones lucrativas incalificables, fuera del campo de aplicación del legislador, el cual se ve impotente y maniatado por sus propias leyes.

 

 

 

 

 

105º La amplitud y la riqueza son famosas; lo que es famoso es considerado noble y completo.

          Ser noble y completo en sí mismo, ser vasto como el mundo y rico con los dones naturales que da la existencia, es el destino que anhela cada hombre de una u otra manera.

          El conocimiento y conquista de sí mismo conduce a la nobleza del alma, y la mente libre de prejuicios y conceptos preconcebidos, deja paso a un espacio que le acerca al Infinito, haciéndole rico por la paradoja de no sentir necesidad de nada que el mundo material le pueda dar.

106º El Camino almacena vitalidad en su interior y aloja el espíritu en la mente.

          Si hay causa para la vida, esta podría llamarse energía vital o el fuego de la vida.

          Todo lo que late y vive, guarda dentro de sí la energía vital, para que se cumpla el proceso de la vida: nacer, crecer, madurar, envejecer y morir.

          El Camino que lleva a la perfección está pleno de vitalidad, pues la Divinidad no es más que vida en todo su esplendor.

          El hombre vive en el cuerpo como un animal natural, pero la vida, tal como ella es, mora en su mente donde la Luz hace su casa y habita en ella para siempre.

107º El cielo y la humanidad tienen interconexiones . . . . Aceptando la mente del cielo y la energía de la tierra, se afianzan a la energía y absorben la paz.

          Las raíces pertenecen a la tierra y las alas están hechas para ganar alturas. Ambas tienen su razón de ser, porque están interconectadas para mayor gloria del hombre.

          Si somos conscientes de las inteligencias aéreas que nos rodean, podríamos conectar con ellas y actuar conjuntamente para alcanzar una mayor cuota de felicidad.

          Esta se concretaría en la receptividad y aceptación de una nueva energía y, al mismo tiempo, seríamos poseedores de una paz infinita.

108º Los sabios minimizan sus asuntos  . . . Intentan tener poco y así tienen suficiente . . .  Ganan sin buscarlo, triunfan sin luchar. Sobre lo que trabajan es sobre la raíz.

          La pasiva actividad y el arte del no-hacer son secretos que guarda el sabio y que revela por su conducta.

          Nada es tan importante como para apartarlo de la Senda; hace de lo necesario su necesidad y no carece de nada cuando tiene lo que precisa. Aquello que le es necesario llega a él sin pedirlo y sus causas con los hombres las soluciona con la ayuda del tiempo.

          El sabio vive y trabaja con las causas que comprende y acepta y sus efectos le parece normales por su naturaleza original.

 

 

 

 

109º Todos los seres acuden a la luz del sol en invierno y a la sombra del sol en verano, sin que nadie les coaccione a hacerlo.

          Volviendo a la mencionada ley de la necesidad, el hombre actúa inconscientemente de acuerdo con los ciclos naturales.

          Busca la luz, el conocimiento, la sabiduría, por un impulso atávico de separarse de la sombra, el frío, la ignorancia y el anonimato.

          Busca el amor, el afecto, la adhesión, la fidelidad, sin que haya sido orientado para ello, sino que por instinto desea encontrar lo mejor y lo hace a pesar de no ser consciente del por qué de sus inclinaciones.

          Aún el iletrado compra libros para adornar su estantería, como el viajero que llega del Norte y busca el calor para sus helados miembros.

110º Cuando el pueblo es influenciado por los gobernantes, no siguen sus palabras sino sus acciones.

          La cabeza ordena y los pies obedecen. Los pueblos son dominados e influenciados por su clase dirigente, que le da leyes y normas para el mejor gobierno.

          Pero, si los rectores de los destinos del pueblo, tienen conductas desordenadas e inmorales, el pueblo las adopta como suyas y prevalece la desobediencia, la pobreza, la astucia, el robo como norma y el engaño como signo de inteligencia. Las leyes son burladas y la honradez, así como la modestia, son señales de ineficacia.

111º Los Maestros actúan mediante el conocimiento, no mediante el talento.

          El talento es coyuntural; tiene fases de evolución y otras de ineficacia. Hay obras de talento y otras anodinas, siendo ambas de la misma autoría.

          El conocimiento se labra día a día. No es espontáneo como el talento, sino que es fruto de un trabajo de investigación laboriosa y eficaz.

          El verdadero Maestro aplica el conocimiento en sus acciones y no deja nada a la improvisación, más propia del hombre de talento, capaz de una acción magistral, pero sin continuidad-

112º Cuando estás en calma, te fundes con la cualidad de la oscuridad; cuando estás activo, estás en la misma onda que la luz.

          Hay dentro del esoterismo profundo una relación entre luz y oscuridad, no siempre entendida.

          La actividad es un proceso que origina calor y, por tanto, luz. La quietud da nacimiento al frío y, como consecuencia, oscuridad. ¿Dónde está lo que nos conviene?

          Ambos lados son naturales y, por ello, lícitos para el alumno que alterna uno u otro período, viviendo en un equilibrio justo y perfecto.

 

 

 

 

 

 

 

113º El rango, el poder y la riqueza son cosas que la gente codicia, pero cuando se comparan con el cuerpo son insignificantes.

          ¿Qué y cuánto vale la vida? La entregamos o hipotecamos a cambio de algunos bienes materiales, como vivienda, relaciones frustrantes o morbosas, fanatismo o cualquier otra cosa que creemos necesaria o que pensamos puede hacernos feliz.

          Vendemos la vida a cambio de dinero o por alguna nota honorífica en nuestro pecho o apellido. Vendemos la vida por la satisfacción de un vicio. Vendemos la vida por algo de comida o a cambio de una posición social.

          El valor de la vida es inestimable. ¡Cuánto ignoramos sobre nosotros! La primera enseñanza en el seno familiar, en la escuela o en la sociedad, es conocer cuánto vale una vida y sentir gratitud por estar en posesión de un tesoro de valor incalculable.

114º El espíritu se halla donde se reúne el conocimiento  . . . El conocimiento es la sede del corazón.

          Conocer (con – el – ser), es la palabra mágica, pues al profundizar en su contenido entramos en el secreto que da la sabiduría al hombre.

          El conocimiento pertenece a la cabeza, pero el corazón escucha y conoce, formando un lazo de unión imperecedero. “Lo que el hombre ata en el cielo, nadie lo desate en la tierra.”

          El ser crea un alma inmortal que sirve de ropaje de luz al espíritu y éste, acompañado por el conocimiento, levanta al hombre hasta el Templo de la Sabiduría.

115º La abstracción tranquila y la luminosidad del corazón son maneras de alimentar la vida.

          El cuerpo se nutre de diferentes alimentos que le proporciona aquello que necesita. El corazón se alimenta de sensaciones y sentimientos. El cerebro se nutre de ideas.

          La vida, que todo lo abarca, se alimenta por la meditación y la luz, que desde el corazón irradia por la forma corporal y exteriorizándose aclara el entorno donde actúa.

          El árbol de cuya raíz nace la vida real, se divide en estas ramas que completan el cuadro de necesidades humanas.

116º En el Camino, lo grande se hace gracias a lo pequeño, lo mucho está basado en lo poco.

          Cuando se da el primer paso, se inicia un camino. La primera palabra, el Verbo, hizo los mundos. Una chispa es todo lo que se necesita para un incendio.

          La primera voluntad hacia la perfección, nos acerca a la Voluntad que todo lo completa. La primera oración, lleva a la paz universal.

          No desprecies nunca lo que nace; el principio es débil, desvalido, inocente, pero si le damos tiempo y energías, se volverá poderoso e inmortal.

 

 

 

 

117º  . . . a todo el mundo le gusta el honor y le disgusta la humildad. La gente ordinaria lucha por esta razón y, por ello, no puede tener éxito; porque se agarran a algo no pueden dominarlo.

          La vanidad y la ambición son aliadas naturales y combaten la prudencia y la modestia, que son virtudes naturales en el sabio.

          Luchamos por el éxito y éste se burla de nosotros porque él no tiene dueño ni permite que lo domine ningún mortal que lo desee. Su principio de existencia es femenino y no se entrega a nadie.

          Al iluso que pretende atar la fortuna a su destino, le espera el desengaño, pues ésta no sólo es esquiva sino que con sus hermanos, el éxito y la fama, actúan sin reglas y no obedecen sino a su propio arbitrio, de una manera incomprensible para la mente lógica.

Solamente se sienten atraídas hacia el sabio, pero éste no está interesado por ellas.

118º . . . quienes comprenden la lógica de las funciones mentales consideran los deseos, las ansias, las preferencias y las aversiones como cosas externas. Todo es misteriosamente lo mismo; nada es erróneo, nada es correcto.

          La última ciencia conocida es la psicología, que profundiza en los secretos de la mente y el comportamiento de los seres vivos.

          Lao-Tsé es profundo al considerar como lógico el proceso mental que nos hace elegir, rechazar, desear, anhelar y otros estados carenciales del cuerpo, como externo a nuestra realidad.

          Afirma que los extremos son lo mismo y que no hay ni error ni acierto en las cosas.

          El sabio chino coincide con todos los maestros, ya que ellos viven en el mismo mundo del espíritu. Cuanto existe, o es real o no existe, depende de nuestra interpretación y las circunstancias en el tiempo que tienen lugar.

119º Por ello, quienes encarnan el Camino no se enfadan ni se alegran en exceso. Cuando se sientan, no están rumiando pensamientos; cuando duermen, no sueñan. Nombran a las cosas cuando las ven y responden a los acontecimientos a medida que se producen.

          Vivir el presente; actuar en el instante que la acción sucede; caminar por el filo de la navaja, del equilibrio. Estas son las reglas del sabio.

          Rechazar el pasado y vivir el presente. Esto implica responder al instante que nace la pregunta.

          Dice el sabio que la suma del conocimiento está en el presente: “cuando trabajo, trabajo; cuando tengo hambre, como; cuando tengo sed, bebo; cuando tengo sueño, duermo.”

          Vivir el momento es convertir cada segundo de tiempo en una intemporalidad. Es hacer eternos los latidos de la existencia.

120º  . . . si quieres lo que es beneficioso, elimina primero lo que es dañino.

          La vida es una cuestión de espacios. Lo negativo, lo feo, la ignorancia, ha de dejar lugar a lo positivo, lo bello, lo inteligente.

          “El saber no ocupa lugar” es una de las sentencias menos conocida en profundidad, porque el conocimiento, la iluminación, no requiere de espacio material, sino que vive en el terno presente, sin tiempo ni espacio.

 

 

 

 

 

 

 

121º El logro es una cuestión de tiempo, no de competición; el orden se halla en el Camino, no en el gobernante.

          . . . los sabios no se agarran a nada y no pierden nada, no planifican nada y así no fallan en nada.

          La vida es competitiva. Y no es que en sí lo sea, sino que hemos invertido el orden natural de las cosas y lo que antes era dedicación, placer, paz, ilusión, lo hemos cambiado inconscientemente por prisa, excitación, ruido, ansiedad, resultando en un hombre neurótico y activamente pasivo, es decir, con movimiento pero sin ningún objetivo.

          Hemos de ser aliados del tiempo y él nos entregará la esperanza, una de las llaves que abre las puertas de los mundos superiores

NOTA.- Los textos de estos Aforismos, han sido extraídos del libro “Wen-Tzu” , escrito hace más de 2.000 años y atribuido a Lao-Tsé y que abarca toda la gama del pensamiento taoísta. Los comentarios de estos textos son míos.

 

 

 

 

 

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