MEDICINA NATURAL

Salvador Navarro Zamorano

ARTÍCULO para Boletín Federación Internacional M.A.

Febrero 200

 

 

 

 

 

 

         LA  GRIPE

 

        La gripe es una dolencia común al organismo humano en todas las edades y acostumbra a desaparecer por sí sola. El problema es que a veces el cuadro se complica si no se toman los debidos cuidados. Vamos a explicar lo que se puede hacer para no quedar en la cama por mucho tiempo y en qué casos se puede recomendar la vacunación.

        Primero, empieza un dolor generalizado por todo el cuerpo. Después llegan los estornudos y el goteo de nariz. Ahí es cuando el termómetro indica que la temperatura está subiendo. Dolor de cabeza y garganta, tos y fiebre. ¿Quién no ha pasado por una gripe en su vida?

        Es una de las infecciones más populares del mundo, principalmente en invierno, su estación preferida. Aunque sea una enfermedad que, en sí no causa mayores problemas, sí que incomoda. Por tanto, cuando el asunto es la gripe, vale el buen dictado: “mejor prevenir que curar”.

        Alimentarse bien y llevar una vida lo más saludable posible, sin duda ayuda a dejar no solamente la gripe, sino una serie de problemas relacionados con la salud. La ingestión regular de frutas, verduras y legumbres suministra al organismo las vitaminas y minerales necesarios para su funcionamiento perfecto, facilitando el combate contra los virus. De la misma forma, está probado que la actividad física es capaz de reforzar las defensas inmunológicas. Mantener la casa y el ambiente de trabajo limpios, ventilados y soleados, también dificulta la propagación de microorganismos. Enemigos de la luz y el calor, los virus que provocan la gripe, influenza, principalmente, les encantan los ambientes poco ventilados y oscuros. Por esa razón es que la gripe encuentra terreno fértil durante el invierno, cuando las personas tienden a quedar en ambientes cerrados, y los días pierden luminosidad.

        Otra medida preventiva, que parece ser eficaz, es la vacuna antigripal. Fabricada a partir de tres sub-tipos del virus influenza, la vacuna proporciona eficacia clínica en torno del 80% y su efecto dura, aproximadamente, un año. Los anticuerpos comienzan a ser producidos cerca de 15 días después de la aplicación vía subcutánea. Los efectos colaterales son mínimos. En la mayor parte de las personas puede observarse apenas fiebre 48 horas después de su aplicación.

        Aunque cualquier persona pueda tomarla, los médicos prefieren recetarla a personas que forman parte del grupo vulnerable a la infección, como los ancianos, portadores de enfermedades cardio – respiratorias o con deficiencia inmunológica. El uso generalizado de la vacuna es cuestionado por especialistas, en virtud de la gran variedad de virus existentes y su carácter mutante. La gripe es una infección benigna que, en una persona no vulnerable, termina en cinco días aproximadamente.

        Si en un joven sin problemas de salud, la gripe pasa rápidamente y no causa mayores complicaciones, todo cambia cuando se tiene a un paciente vulnerable. La gripe debilita el organismo y lo predispone a otras enfermedades como otitis, amigdalitis, sinusitis, neumonía y, en raros casos, meningitis. Eso ocurre porque las mucosas, al entrar en contacto con el virus, se inflaman y crean de esa manera un ambiente favorable al desarrollo de bacterias. Es por esa causa que una infección vírica pasa a tener como coadyuvante una infección bacteriana que, dependiendo del estado general del paciente, puede llevarlo a un situación crítica.

        Los adultos de más de 60 años, con reserva inmunológica baja en razón de la edad, son los más susceptibles y, es por eso, que forman parte del grupo de personas en los que el uso de la vacuna es más indicado. La neumonía es la complicación más frecuente. Como se tiene dificultad en expectorar, las secreciones se acumulan y crecen las oportunidades de proliferación de bacterias, es especial el pneumococo. Con los pulmones implicados, hay una sobrecarga en el corazón. Es un efecto cascada. Entre los síntomas ocasionados por el nivel elevado de toxinas en circulación en el organismo, están los cambios bruscos de comportamiento y hasta el no reconocimiento de familiares.

        La vacuna está también indicada para niños y adultos con deficiencia inmunológica y problemas cardio-respiratorios, como asma, bronquitis y molestias del corazón. Así como ocurre con los ancianos, la gripe actúa como un factor agravante en pacientes con dolencias de base, cuya salud ya esté comprometida.

        En un punto, por lo menos, todos estamos de acuerdo. En invierno es difícil escapar del ataque de los virus que flotan en el aire. Aunque tengamos precauciones, la gripe nos puede alcanzar. Cuando esto sucede, lo mejor es el contraataque, lo que no significa entrar en la farmacia más próxima y llevarnos todos los antigripales que estén a la venta. Vale más oír la experiencia médica, que recomienda básicamente, reposo e hidratación.

        Ningún medicamento interfiere en el proceso curativo de la gripe. Traduciendo: no hay medicamento que acabe con ella. Lo máximo que se puede es tratar los síntomas. Analgésicos y antitérmicos, alivian dolores y fiebre. Como la pérdida de agua es grande, especialmente por la transpiración febril, hay que mantener el cuerpo bien hidratado, así como el reposo obligatorio. No imaginemos que pasar el día en la cama es una estupidez. Por la infección el metabolismo se ralentiza y “exige” un ritmo más lento. Para aquellos que toman antibióticos en la gripe, un consejo: además de no curar, ese tipo de medicamento sólo trae perjuicios, cuando son tomados innecesariamente.

        Es bueno saber que algunos remedios caseros, que prometen acabar con la gripe, generalmente no funcionan. Según especialistas, no hay estudios científicos que comprueben su eficacia. En suma, vale reiterar que no hay medicamentos que curen la gripe, sean caseros o de laboratorio. Las infusiones, opción preferida de casi todos los griposos, traen cierto alivio porque hidratan el organismo. Auxilian, pero no curan. Otra fórmula utilizada, principalmente por los que tosen, es miel con algunas gotas de limón. Puede no solucionar el problema, pero por ser dulce y consistente, la miel lubrica las mucosas, atenuando los accesos.

        Zumos de naranjas y limones, pueden ser una buena idea. Además de atenuar la deshidratación, son una fuente de vitaminas C, que coopera en las defensas del organismo. Añadir ajos a los alimentos, también es buena idea para ayudar a combatir los virus del resfriado y la gripe. Eso es porque uno de sus componentes es la alicina, que ayuda a abrir las vías aéreas superiores y fluidifica las secreciones pulmonares, auxiliando en la expectoración.

        Es necesario estar atento para, en caso de gripe, no dudar en ir directamente al consultorio médico. Un especialista o una sugerencia del farmacéutico, son soluciones que siempre van bien. Complicaciones como la neumonía, amigdalitis y otitis, provocadas por bacterias, merecen atención y medicación especiales. Solamente un especialista puede diagnosticar con precisión la extensión del problema e indicar los medicamentos adecuados.

                                                                            Salvador Navarro Zamorano

Especialista en Homeopatía.

 

                                

 

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