MEDICINA NATURAL

Salvador Navarro Zamorano

MAYO 2001

 

 

 

                              EL HIERRO Y SUS RESERVAS EN EL ORGANISMO

 

          En materia de salud, el hierro ¿quién lo diría? vale más que el oro. Gracias a él, el organismo forma la hemoglobina, pigmento rojo de la sangre que fija el oxígeno del aire y lo distribuye por los tejidos.

 

          Las consecuencias de un bajo contenido de hierro pueden variar, desde una discreta fatiga hasta una anemia severa, pasando por síntomas como náuseas, pérdida de apetito y dificultad de concentración. Pues bien, esto se puede prevenir si verificamos que se ingiere la cantidad de hierro que el cuerpo exige. Lo primero es saber que hay presencia del mineral en nuestra alimentación. Después, comprobar la parte relativa a los “ladrones de hierro” escondidos en nuestra dieta.

          Vamos a imaginar un cuestionario con sus explicaciones:

          ¿Comemos, al menos una vez a la semana, pescado o marisco?

          ¿Se incluye en nuestra dieta, al menos dos veces en semana, alubias, guisantes, uvas pasas, brócoli, semillas de girasol, almendras o ciruelas pasas?

          ¿Incluye nuestra dieta, al menos dos veces en semana, zumo de naranjas, pimientos verdes, col de Bruselas, coliflor, zumo de tomates, patatas, tomates, repollo, cerezas?

          ¿En nuestra dieta diaria, consumimos yogur, quesos y almendras?

          ¿Comemos durante la semana algún plato que contenga champiñones, nueces, plátanos, germen de trigo y perejil?

          ¿Tomamos vitaminas del complejo B, como suplemento alimenticio? ¿Y vitamina C?

          Si a este diminuto cuestionario contestamos que sí, estamos dando a nuestro organismo el hierro que necesita para nuestra supervivencia.

          El hígado animal es una de las mejores fuentes de hierro, en 100 gramos hay 10 mg. del mineral. Pero el cuerpo no absorbe esta cantidad, pues aprovecha sólo un 25%. Con relación a las fuentes vegetales, la situación es más dramática: la proporción cae hasta un 10%. El hígado tiene doble importancia, pues además de rico en hierro, contiene nutrientes, tal como la vitamina C, riboflavina y cobre, que favorecen la absorción del hierro. Pero atención: debido al colesterol y a las toxinas del animal, su ingesta no debe pasar de una vez a la semana.

          Carne y pescado tienen la virtud de ofrecer un hierro de fácil absorción. La carne roja es más rica, pero el pollo y el pescado, también son buenas fuentes. Dividir la misma cantidad de carne en tres comidas, en vez de una o dos, aumenta la absorción del mineral.

          Los alimentos de estas fuentes son ricos en hierro, pero la absorción se limita en torno a un 5%. Para aumentarlo, combínelos con zumo de naranja, pimiento verde, col de bruselas, naranjas, coliflor, zumo de tomates, patatas, tomates, repollo, cerezas, almendras, yogur, champiñones, nueces, plátanos, cacahuetes, almendras, brócolis y otros alimentos vegetales con alto contenido en hierro.

          Aquí está un grupo rico en vitamina C. Se sabe que un vaso de zumo de naranja fresca, junto con una comida compuesta de alubias y puré de patatas, eleva en un 85% la absorción de hierro. Causa: el hierro necesita de un medio ácido para ser absorbido, y el azúcar natural de las alubias y la patata ayudan al proceso.

          Los alimentos con bastante vitamina C, combinados con carne y un vegetal conteniendo hierro, forman una comida perfecta.

          Las cacerolas de hierro pueden aumentar hasta cuatro veces el contenido de hierro de los alimentos. Siempre que sea posible, hemos de usarlas en nuestra cocina.

          Estudios realizados por investigadores internacionales indican que las mujeres ingieren menos hierro que los 18 gramos diarios establecidos como ideales. La pérdida de sangre menstrual es la principal responsable. A ese factor se le une la tendencia a hacer dietas de bajas calorías. El resultado es una deficiencia de hierro que puede tener consecuencias desagradables.

 

          Yogur, cacahuetes, quesos y menudillos de aves, sustraen hierro al organismo.

          Aunque no esté haciendo régimen, la mujer tiende a comer menos carne e hígado que el hombre, cuando debería comer por lo menos la misma cantidad.

          La leche, por ser alcalina, perjudica la absorción del hierro; de ahí, el papel positivo desempeñado por el zumo de naranja.

          La edad, para ambos sexos, hace que aumente el riesgo de deficiencia de hierro.

          Las fibras son esenciales, pero pueden interferir un poco en el aprovechamiento del hierro. Si tomamos suplemento de hierro, hemos de hacerlo fuera del horario de las comidas para aprovecharlo mejor.

          El calcio inorgánico puede ser un potente bloqueador del hierro. Según los especialistas, el ácido tánico presente en el té negro y en el café, inhibe la absorción de hierro. El cadmio y el plomo, son grandes “ladrones” de hierro.

          Los ejercicios extenuantes también asaltan nuestras reservas. Pero la llamada “anemia deportiva” es relativamente rara y está más unida a la cualidad de la dieta que a la cantidad de ejercicios. Solamente quien tiene una intensa actividad física y está habituado a una dieta pobre en hierro, puede tener ese problema.

          El stress es un “ladrón” contumaz de muchas cosas buenas en la vida. Ninguna sorpresa es que sea otro asaltante de nuestras reservas de hierro.

                                                                               Salvador Navarro Zamorano

                                                                               Especialista en Homeopatía.

 

 

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