ALCORAC
	Salvador Navarro

 

Dirigida a las Escuelas de:

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                                                                                                         Circular nº 10  , año V I

                                                                                                         Llubí, 1º Octubre de 2.000.

Comienza un nuevo ciclo, una etapa diferente y una nueva orientación de la Circular "Alcorac", que nos va a llevar hacia el pensamiento de hombres que, como puntas de lanzas de un ejército de la Luz, han llevado a la Humanidad de un modo sutil hacia su liberación por el conocimiento de la Verdad.

EL NÚMERO SIETE

Llegamos ahora al gran número de la perfección espiritual. Un número que por ello mismo ocupa un puesto en la Obra de Dios y especialmente en Su Palabra, inspirada por el Espíritu Santo.

He escrito algunas cosas acerca de la importancia de este número en la Naturaleza y en la Gracia, por lo que no es necesario insistir aquí.

Como número, la palabra y número "SIETE" se emplea como ningún otro número. Siete y sus compuestos aparecen en el Antiguo Testamento en múltiplos de siete. Así como setenta y en combinación con otros números.

Sin embargo, es cuando pasamos a considerar su significado, que se revelan las verdaderas glorias de su perfección espiritual.

Hemos visto en la Circular anterior que seis es el número que marca a todas las cosas humanas, como siendo el número del hombre. Observemos el empleo de los dos números.

El seis y el siete juntos, como combinando y constrastando lo que es humano y lo que es espiritual.

Una ilustración de ello se ve en las dos genealogías de Jesús.

Nótese, primero, en cuales de los cuatro Evangelios se encuentran, porque ello es significativo.

En Mateo, dice: "He aquí que viene a tí tu Rey" . (Zacarías 9.9).

En Marcos, dice: ""He aquí a mi Siervo". (Isaías 42:1).

En Lucas, dice: "He aquí el Hombre". (Zacarías 6:12).

En Juan, dice: "He aquí a vuestro Dios". (Isaías 40:9).

Ahora bien, un siervo no tiene necesidad de presentar su genealogía; ni tampoco puede Dios tenerla. Es el Rey quien debe tenerla, y el Hombre quien debiera tenerla. Es por ello que tenemos dos genealogías. Y ésta es la razón de que tenemos una en Mateo en la que se nos da la genealogía Regia de Jesús como Rey; y la de Lucas que nos da la genealogía Humana de Jesús como Hombre. Por ello es también que en Mateo tenemos una genealogía de descendencia, mientras que en Lucas es de ascendencia. Porque los reyes deben seguir su descendencia, siendo que todo poder en el mundo se deriva de Dios, que dice: "Por mi reinan los reyes"; y el hombre debe seguir sus ascendientes hasta un antepasado particular. Por ello es que Mateo comienza con Abraham y va hasta José, hijo de Elí; mientras que Lucas comienza con José y llega hasta Adán y Dios.

Hasta llegar a David ambas listas coinciden. Pero aparece una divergencia. En Mateo, después de David, tenemos a su hijo Salomón; mientras que en Lucas tenemos a otro hijo, el hermano mayor de Salomón, Natán. A partir de este punto, tenemos dos líneas. La de Mateo que nos da la línea regia y legal a través de Salomón; la otra de Lucas, que nos da la línea natural y lineal a través de Natán. La primera es la línea siguiendo la sucesión legal; la última es la línea siguiendo la descendencia natural. Ambas líneas se encuentran en José, el hijo de Jacob por nacimiento, e hijo de Elí por su matrimonio con María, hija única. Las dos líneas quedan unidas en Jesús. Así Él era Rey de Israel de derecho; y vino a ser proclamado Hijo de Dios mediante Su resurrección de entre los muertos.

Ahora bien, el hecho maravilloso es que en la genealogía de Lucas 3, tenemos exactamente 77 nombres, con Dios en un extremo y Jesús en el otro.

Aunque la genealogía de Mateo esté artificialmente construida, está dispuesta de tal manera que contiene 42 generaciones o SEIS sietes.

Estas 42 generaciones contienen:

41 nombres mencionados en Mateo 41

4 omitidos 4

Si añadimos los 21 nombres antes de

Abraham (Lucas 3). 21

Tenemos en la línea real a través de Salomón 66 nombres

Los alimentos de Egipto se presentan como seis artículos: pescado, pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos (Número 11:5), mientras que la provisión de la tierra Prometida está marcada por el número siete: trigo, cebada, vides, higueras, granados, aceitunas y miel.

Los días de Creación son seis de trabajo y el séptimo de reposo.

El candelero de oro tenía seis brazos que salían de un tronco central, lo que daba en total siete soportes, en armonía con el hecho de que la luz era la luz del pueblo de Dios en el mundo, pero que su fuente era divina.

En la carta a los Efesios 6:14-18, la armadura del cristiano consiste en seis artículos, pero hay un séptimo sin el que los anteriores no sirven, y es la "lanza" que es la Oración.

En hebreo siete procede de una raíz que significa estar lleno o satisfecho, tener suficiente de. De ahí que el significado de la palabra "siete" este dominado por esta raíz, porque en el séptimo día Dios reposó de la Obra de la Creación. De ahí Sabbath o día de reposo.

Es el siete por ello, que da la impronta de perfección y plenitud a aquello en relación con lo que se emplea. De tiempo, habla del sábado y marca la semana de siete días.

En las obras creativas de Dios, siete completa los colores del espectro y del arco iris, y las notas de la escala musical. En cada una de éstas la octava es sólo una repetición de la primera.

En la bendición de Abraham (Génesis 12: 2-3) leemos la séptuple bendición:

"Haré de tí una nación grande,

y te bendeciré,

y engrandeceré tu nombre,

y serás bendición.

Bendeciré a los que te bendigan,

Y a los que te maldigan maldeciré;

Y serán benditas en tí todas las familias de la tierra"

En Éxodo 6:6-8 aparecen siete promesas en tiempo futuro:

Yo os sacaré . . . de Egipto.

Os libraré de su servidumbre,

Os redimiré.

Os tomaré por mi pueblo.

Seré vuestro Dios.

Os meteré en la tierra.

Os la daré por heredad.

Los Salmos están marcados de muchas maneras con este número:

Hay 126 Salmos que tienen título. Esto es 7 x 18.

Hay 14 Salmos, todos de David: 3,7,18,30,34,51,52,54,56,57,59,60,63 y 117.

Hay siete cosas débiles en los Jueces de la Biblia, empleadas por Jehovah como instrumentos de liberación:

Un hombre zurdo: Eud.

Una aguijada de buey: Samgar.

Una mujer.

Una estaca de una tienda: Jael.

Un pedazo de rueda de molino: Abimelec.

Los cántaros y las trompetas de Gedeón.

La quijada de un asno: Sansón.

Siete de los hijos de Isay pasaron delante de Samuel (1º Samuel 16), para mostrar que la perfección de la naturaleza no puede dar nada a Dios.

Siete son los milagros en el Evangelio de Juan:

El agua transformada en vino.

El hijo del noble.

En el estanque de Tetseda.

La multiplicación de los peces y el pan.

El hombre nacido ciego.

La resurrección de Lázaro.

La pesca milagrosa.

Las siete palabras a la mujer de Samaria, en el pozo de agua:

Atrayendo la atención de ella con Su petición: "Dame de beber".

Llevándola a pedirle a Él de beber,.

Describiendo el agua que Él da.

La flecha de la convicción: "Ve", "llama" y "ven".

Aumentando la convicción.

Respondiendo a sus preguntas y a sus dudas.

Revelándose a Sí mismo.

Las siete apariciones de ángeles:

A los pastores. (Luc. 2:9).

A José. (Mat. 2:13).

A José (Mat. 2:19).

Después de la tentación (Mat. 4:11).

En Getsemaní (Luc. 22:43).

En la Resurrección (Mat. 28:2).

En la Ascensión (Hechos 1:10).

Las cartas con las promesas a las Iglesias de Asia Menor, son siete.

Las siete trompetas del Apocalipsis.

Las siete palabras de Jesús desde la Cruz:

1.- "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

2,- "De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso".

3.- "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

4.- "Mujer, he ahí tu hijo . . . He ahí tu madre".

5.- "Tengo sed".

6.- "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".

7.- "Consumado está".

Los animales limpios fueron introducidos en el Arca en número de siete. Los otros, fueron introducidos a pares.

Y hasta aquí, para no seguir cansando al amigo lector, las maravillas y misterios del número 7, llamado también el número de la Madre o Espíritu Santo.

 

 

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