ALCORAC

SALVADOR NAVARRO

                                                                                         

Dirigida a las Escuelas de :                                                    CIRCULAR nº 9

                        Barcelona (2)                                                                                     

                        Mallorca                                            

                        Menorca

                        Las Palmas                                         Llubí, 1º Septiembre de 1.996

 

 

LOS DISCIPULOS DE BUDA

                    Aquí, oh Sariputra, la forma es el vacío

                    y el propio vacío es la forma;

                    el vacío no difiere de la forma,

                    la forma no difiere del vacío;

                    todo lo que es forma es vacío,

                    todo lo que es vacío es forma;

                    lo mismo es verdadero para los sentimientos,

                    percepciones, impulsos y consciencia.

                    Aquí, oh Sariputra,

                    todos los dharmas son marcados por el vacío;

                    no son producidos ni interrumpidos,

                    no son corrompidos ni inmaculados,

                    no son deficientes ni completos.         

El conocimiento es la maldición, la calamidad. Es a través del conocimiento que el hombre se separa de todo. El conocimiento crea la distancia.

Encontramos una flor en las montañas y no sabemos lo que es; nuestra mente no tiene nada que decir, está silenciosa. Miramos, vemos la flor, pero no nace ningún conocimiento en nosotros. Hay un encanto y un misterio. La flor existe y nosotros existimos. A través del encanto, no estamos separados sino conectados.

Si sabemos que ella es una rosa, una margarita u otra flor cualquiera, ese propio conocimiento hace que nos desconectemos. La flor existe, estamos ante ella, pero no hay ningún puente: ¡nosotros la conocemos! El conocimiento crea la distancia. Cuanto más se conoce, mayor es la distancia; cuanto menos se conoce, menor es la distancia. Y cuando el momento es de no-conocimiento, no hay ninguna distancia: estamos unidos.

Cuando nos enamoramos de alguien, en el día que conocemos el amor, no hay ninguna distancia. Es nada más que excitación, encanto, pero ningún conocimiento. No sabemos quien es la otra persona. No sabemos nada sobre ella, no hay nada que nos divida. Por eso, los primeros momentos de amor son tan bellos. Si quedamos con la otra persona durante un tiempo, el conocimiento comienza a surgir. Entonces, tendremos algunas ideas sobre ella, sabremos quien es, habrá una imagen. Ese tiempo transcurrido crea un pasado, va dejando marcas en nuestra mente: miramos para la misma persona y ya no va quedando nada del antiguo misterio, cada vez va quedando menos. Hemos bajado de la montaña del encanto y el frenesí.

Entender esto ya es mucho entender. Entender que el conocimiento divide, que el conocimiento crea la distancia, es entender el secreto de la meditación. Meditación es el estado de desconocimiento. La historia relatada en la Biblia es verdadera: el hombre pecó por el conocimiento, por comer la fruta del Árbol del Conocimiento. Ninguna otra Escritura va más allá; esta parábola es la última palabra. Ninguna otra alcanzó tal altura y percepción como la Biblia.

Parece ilógico que el hombre haya caído por el conocimiento. Parece ilógico, porque la lógica es una parte del conocimiento, es su propio soporte. Parece ilógico, porque la lógica es la raíz de la caída del hombre. Una persona absolutamente lógica, absolutamente sana, un hombre que jamás permite nada ilógico en su vida, está loca. La salud tiene que estar balanceada por la enfermedad; la lógica tiene que ser contrapesada por lo ilógico. Los opuestos necesitan un equilibrio. Un hombre siempre racional es irracional. En verdad, está perdiendo todo lo que es bello y verdadero.

La parábola bíblica tiene una visión amplia. ¿Por qué el hombre cayó por el conocimiento? Porque el conocimiento crea la distancia, crea el "yo"y el "tú", crea el sujeto y el objeto, el conocedor y lo conocido, el observador y lo observado. El conocimiento es básicamente esquizofrénico, crea división y entonces no hay como unirlo. Es por eso que, cuanto más un hombre conoce, menos religioso es; cuanto más culto, menor es la posibilidad de acercarse a Dios.

Jesús está en lo cierto cuando dice: "Solo los niños pueden entrar en el Reino de los Cielos." ¿Qué cualidad es la que el niño tiene y nosotros hemos perdido? La cualidad del desconocimiento, de la inocencia. Ellos miran con encanto, con ojos totalmente claros. Miran profundamente, pero sin opiniones, no juzgan, no tienen ideas preconcebidas. Los niños no proyectan y por eso pueden conocer lo que realmente es.

Ya he hablado y escrito sobre la distinción entre realidad y verdad. Los niños conocen la verdad; nosotros conocemos la realidad. Realidad es aquello que creamos en nuestro alrededor, proyectando, deseando y pensando. Realidad es nuestra interpretación de la verdad. Verdad es lo que es; realidad es aquello que podemos entender, nuestra idea sobre la verdad. La realidad consiste en cosas aisladas. La verdad consiste en una energía cósmica; consiste de unidad. La realidad se apoya en los "muchos", es una multitud, mientras que la verdad es una integración, la búsqueda y el encuentro con el Uno.

Estas van a ser las bases de la Circular antes de entrar en los versos del Maestro.

Krishamurti dice: "Negar es el silencio." ¿Negar el qué? Negar el conocimiento, la mente, negar esa constante ocupación interior. Negar es crear un espacio desocupado. Cuando estamos sin nada que hacer, entramos en sintonía con el Todo. Por eso, siempre que nos ocurre un momento de silencio, sentimos una alegría grande. En ese momento, la vida tiene significado, tiene una grandeza que está más allá de las palabras. Y aunque la muerte llegue, será una fiesta, porque no existe nada más allá de la alegría. Es un momento lleno de gracia.

El conocimiento tiene que ser negado. Pero no porque yo lo diga, o cualquier Maestro lo afirmara. Si lo negamos por eso, estaremos negando lo que conocemos, pero en su lugar pondrá lo que yo estoy diciendo y transformarás eso en un conocimiento propio. Haríamos una sustitución. La negación no puede venir de la mente porque ella está llena de trucos. Entonces, todo lo que yo diga se volverá conocimiento. Estaríamos echando fuera los viejos ídolos y sustituyéndolos por otros nuevos. Pero será el mismo juego, solo serán nuevas las palabras, las ideas y los pensamientos.

¿Cómo entonces negar el conocimiento? No puede ser por otro conocimiento, pero sí mirando intensamente el hecho de que el conocimiento crea distancia. Basta mirar profundamente, totalmente, este hecho. Esto es suficiente. No sustituímos el conocimiento anterior por otra cosa; es el fuego de esta intensidad que lo reduce a cenizas. Basta la intensidad; es suficiente con lo que conocemos como "percepción." La percepción quema el conocimiento y no es sustituída por ninguna otra cosa. Entonces llega el vacío. Queda el vacío porque no hay más contenido. Queda la verdad no turbada, no distorsionada,

Es necesario ver lo que estoy diciendo y no aprender. Ahora, leyendo con tranquilidad esta Circular, no comencemos a juntar conocimientos ni almacenarlos. Tiene que ser una experiencia de percepción. Es preciso entender con intensidad, con totalidad, con el máximo de atención que fuera posible. En esta atención algo será percibido y, en esa visión, está la transformación. No es que tengamos que hacer alguna cosa; la propia visión trae la mutación. Si hay un esfuerzo, eso significaría un fracaso. Si mañana dijéramos: "Entendí que el conocimiento es la maldición, que él crea la distancia. Y ahora, ¿cómo puedo abandonarlo,?" hemos perdido. Si el "cómo" está presente, es que no hemos comprendido. El "cómo" no puede estar, porque eso significaría que estamos pidiendo más conocimientos. El "como" entra pidiendo métodos y técnicas. La percepción es suficiente, no necesita ser auxiliada por ningún esfuerzo. Nuestro fuego es más que suficiente para quemar todo el conocimiento que cargamos dentro de nosotros.

Hace un tiempo conversé con un buscador de la Verdad. Estaba cargado de conocimientos. Su corazón estaba dispuesto a abrirse, pero su mente lo cerraba. Cuando se movía en dirección al corazón, la mente interfería. Yo dije algo con lo que él no estaba de acuerdo. Pienso que fue algo sobre la Cábala. Pero me dijo: "Todo lo que me dices es verdad, lo siento así, pero  no con esto que me dices sobre que Dios no tiene un objetivo, que la vida no tiene un propósito. La Cábala dice lo opuesto. Dice que la vida tiene una meta.

Tal vez él no se diera cuenta, pero el momento se perdió, porque nació una comparación. ¿La Cábala qué tiene que ver conmigo? Cuando alguien está conmigo, se ha de estar sin el conocimiento sobre cualquier doctrina. Y si está conmigo, que lo esté totalmente; pero no estoy diciendo que deba estar de acuerdo, porque no es una cuestión de concordar o discordar.

Ante una flor, ¿podemos acordar o discordar? Viendo al sol nacer en el horizonte, ¿se puede concordar o discordar? Viendo la luna llena en la noche, ¿podemos hacer algo más que contemplarla? Vemos o no vemos, pero ni concordamos ni discordamos.

Pues así se ha de estar conmigo, de la misma manera. No estoy intentando convencer a nadie de ninguna cosa, ni quiero convertir a nadie para un dogma o una religión, para alguna filosofía o teoría. Solo compartir con vosotros lo que a mi me pasa, lo que pienso. Y si todos compartimos, comprobaremos que eso es contagioso. La percepción transforma.

Cuando digo que el conocimiento es una maldición, vosotros estaréis o no de acuerdo, pero eso sería perder la cuestión. Simplemente hay que leer, escuchar lo que estoy diciendo y entrar en proceso del conocimiento. Ver como se crean las distancias, como se forman las barreras; ver que conforme el conocimiento va aumentando, crecen también los muros; como a través del conocimiento, vamos perdiendo la inocencia; como se destruye el encanto, asesinado por el conocimiento insípido. El misterio se pierde y con él perdemos a Dios.

Cuando comenzamos a saber que sabemos, perdemos el misterio. ¿Cómo puede haber misterio cuando se conoce? El misterio es posible cuando no hay conocimiento previo.

Y recordemos: ¡el hombre no conoce nada! Todo lo que ha conseguido conocer es inútil. El Supremo está más allá de todo control. Lo que podemos almacenar son hechos, pero la verdad sigue intocable. Y esta no es una experiencia solo de Buda, Krishnamurti, sino la de Newton, Einstein y otros sabios modernos. Es la experiencia de los pintores, de los poetas. Todas las grandes inteligencias del mundo, sean de místicos, poetas o científicos, están de acuerdo en una cosa: cuanto más se conoce, más se comprende que la vida es un misterio absoluto. Solo una mente muy mediocre se prende al conocimiento. La gente inteligente está por encima de él. El sabio utiliza el conocimiento, porque es utilitario, pero sabe muy bien que todo lo que es verdadero está oculto. Podemos conocer cuanto queramos, pero Dios permanecerá inagotable.

Escuchemos con percepción, con atención. Y en esa propia visión, veremos algo; esa visión nos cambiará. Y no preguntaremos "cómo."

Este es el significado de lo que Krishnamurti dice: "Negar es el silencio." La percepción niega. Y cuando se niega algo y no se añade nada, cuando algo es destruído y no sustituído por nada, el silencio llega. Hay espacio para él. Hay silencio, porque lo viejo fue echado fuera y lo nuevo fue introducido. Este silencio es el vacío, la nada. Y solo la nada puede operar en el mundo de la verdad.

En este mundo el pensamiento sirve para muy pocas cosas. Solo puede servir en el mundo de las cosas, porque el pensamiento también es una cosa, sutil pero también material. Es por eso que puede ser transmitido y comunicado. Puede ser dado y tomado, porque es un fenómeno material.

El vacío no puede ser dado. Es posible participar de él, moverse dentro de él, pero no puede ser dado a nadie. Es intransferible. Y solo el vacío puede operar en el mundo de la verdad. La verdad es conocida cuando no hay mente. Para conocerlo la mente tendrá que parar, callar y quedar quieta.

El pensamiento no puede operar en la verdad, pero la verdad puede operar a través del pensamiento. No se puede llegar a la verdad por el pensamiento, pero cuando la verdad es alcanzada, el pensamiento puede ser usado.

No sé si os habréis dado cuenta de este fenómeno. No se puede pensar sobre el vacío, ni podemos hacer de él un pensamiento. No se piensa sobre él, es impensable. Si pudiese ser pensado no sería un vacío. Para que sea un vacío real el pensamiento tendrá que desaparecer; los dos no se encuentran nunca.

La percepción es un estado de no-pensamiento. Cuando vemos alguna cosa, percibimos siempre que no hay ningún pensamiento. Esos momentos son como brechas, intervalos. Hay un pensamiento y llega otro; entre ellos hay un espacio, y si esa brecha es alcanzada, comenzamos a vibrar. Es como si alguien tocase un tambor: él está vacío por dentro y por eso puede ser tocado en la superficie. Ese vacío vibra. Cuando no tenemos ningún pensamiento, algo es posible, es inmediatamente posible. No serán palabras, sino una intuición, una percepción, una visión.

La percepción es un estado de no-pensamiento. Es un espacio, un intervalo en el proceso de pensamiento; y en ese intervalo está la verdad.

En inglés, la palabra "vacío" proviene de una raíz que significa "estar desocupado". Si fuéramos hasta la raíz  comprenderíamos que estar libre, desocupado, es estar vacío. El proverbio dice que la mente desocupada está al servicio del demonio. La verdad es que la mente vacía está al servicio de Dios. La mente ocupada está al servicio del demonio. Pero eso necesitamos entenderlo. Vacío significa estar libre, relajado, sin tensiones, inmóvil, sin deseos, sin ir a lugar alguno, estando totalmente aquí. La mente vacía es presencia pura. Y todo es posible en esta presencia, pues toda la vida tiene en ella su origen.

Las plantas brotan de la presencia pura; las estrellas nacen de la presencia pura; nosotros, vivimos de la presencia pura. Y en la presencia pura estamos con Dios. Estando ocupados nosotros pecamos; tenemos que ser expulsados del Jardín del Edén. Desocupados volvemos al Paraíso, volvemos a casa.

Cuando la mente no está ocupada por la realidad, por las cosas, por los pensamientos, entonces solo existe lo que és. Y esto que és, es la verdad. Solo en el vacío existe un encuentro, una disolución. Solo en el vacío nos abrimos a la verdad y en ella entramos en nosotros mismos. Solo en el vacío somos preñados por la verdad.

Estos son los tres estados de la mente:

El primero es el contenido y la consciencia. Siempre tenemos algo en la mente: un pensamiento que se mueve, un deseo que nace, una rabia, ambición o avaricia. Siempre tiene algún contenido, nunca está desocupada. Es un tráfico de entradas y salidas que no para. Continúa cuando estamos despiertos y también cuando dormimos. Si estamos despiertos lo llamamos pensamientos y estando dormidos podemos llamarlos sueños, pero el proceso es el mismo. Durmiendo, es un poco más primitivo, porque lo vemos en imágenes. No utiliza conceptos sino imágenes. Es como piensan los niños. Por eso, en los libros infantiles es necesario hacer grandes dibujos coloreados. Y por las imágenes aprenden las palabras. Después, esos dibujos van siendo menores hasta que casi desaparecen.

El hombre primitivo también piensa por imágenes. Los lenguajes más antiguos que se conocen, son pictóricos. El chino es un lenguaje pictórico, no tiene alfabeto. Es el lenguaje más antiguo que existe.

La visión psicoanalítica del sueño es valiosa. Porque en ellos somos más primitivos, más verdaderos. No estamos tentados de mentir, somos más auténticos. Durante el día tenemos una personalidad bajo la cual nos escondemos, habiendo varias capas de personalidades. Es difícil descubrir al hombre verdadero. Será necesario cavar hondo. Pero en la noche, despedimos a nuestras personalidades. Ellas no son necesarias porque no tenemos que comunicarnos con nadie. Ya no estamos en el mundo sino en nuestro reino particular. No hay necesidad de esconderse ni de fingir. Es por eso que los psicólogos intentan penetrar en nuestros sueños, pues ellos muestran claramente quienes somos. Pero es el mismo juego con diferente lenguaje; el juego no es distinto. Es el estado común de la mente: mente es contenido, consciencia más contenido.

El segundo estado de la mente es la consciencia sin contenido; esto es meditación. Estamos completamente despiertos; hay un intervalo, un espacio. No se encuentra ningún pensamiento. No estamos dormidos, pero no hay pensamientos. Esto es meditación.

Hay un tercer estado. Cuando desaparece el contenido, desaparece el objeto, el sujeto no puede permanecer mucho más tiempo, porque ambos solo existen juntos. Se producen el uno al otro. Cuando el sujeto está solo, puede quedar atado por unos momentos por el pasado. Sin el contenido, la consciencia no permanece mucho tiempo, es innecesaria. La consciencia siempre es sobre  alguna cosa. Cuando decimos que somos "conscientes", se puede preguntar: "¿sobre qué?". El objeto es necesario; es una necesidad para que el sujeto pueda existir. Cuando él desaparece, desaparece también el sujeto. Primero desaparecen los contenidos y después la consciencia.

Este tercer estado es llamado samadhi: ningún contenido y ninguna consciencia. Pero recordemos que este no-contenido, esta no-consciencia, no es un estado de inconsciencia. Es un estado de superconsciencia, de consciencia trascendental. La consciencia entonces es una autoconsciencia. Ella da una vuelta sobre sí misma y el círculo se completa. Llegamos a casa. Este es el samadhi, el tercer estado.

Primero, desaparece el contenido: nos volvemos casi vacíos. Después, desaparece la consciencia y nos tornamos completamente vacíos. Y ese vacío total es la cosa más hermosa que nos puede pasar, la mayor bendición.

En esta nada, en este vacío, en esta ausencia del yo, hay completa seguridad y estabilidad. Quedaremos sorprendidos al saber: que existe completa seguridad y estabilidad cuando no estamos. Desaparecen todos los miedos. ¿Cuál es el miedo básico? El miedo a la muerte. Todos los demás son reflejos del miedo básico.

Para evitar ese miedo nos movemos de manera que podamos vivir el mayor tiempo posible. Intentamos asegurar nuestras vidas. Comenzamos a no comprometernos, a ser cada vez más seguros, colocarnos más a salvo, debido a ese miedo. Nos volvemos más paralizados, porque cuanto más seguros estamos, mientras más a salvo, menos vivos estaremos.

La vida existe en los desafíos, en las crisis, la vida necesita inseguridades. Ella crece, no solo de la inseguridad, sino que en ese estado somos más vivos, más despiertos. Es por eso que muchos ricos son idiotas: una especie de estupidez, de letargia, se mueve en torno a ellas. Están tan seguros que la inteligencia es innecesaria. ¿Para qué necesitan de la inteligencia? Ella es necesaria cuando hay desafío.

A causa del miedo a la muerte nos esforzamos por la seguridad, por cuentas bancarias, seguros de vida, bodas, vida segura, por viviendas; somos parte de un país, de un partido político, de una religión. Son todos medios de encontrarnos seguros. Son todos medios de encontrar algún lugar al que podamos pertenecer: un país o una iglesia. A causa de ese miedo, los políticos y sacerdotes terminan explotándonos. Cuando no tememos nada, nadie nos explota ni engaña. Es por el miedo que llega la mentira, pues todos prometen, para que nos sintamos seguros: "Esta será tu seguridad. Te lo puedo garantizar." Los bienes nunca serán distribuídos, pero las promesas .... Y lo prometido mantiene al pueblo oprimido y explotado, en la esclavitud.

Cuando conocemos ese vacío interior, no hay más miedo, porque la muerte ya se ha producido. En ese vacío la muerte ha sucedido. Hemos desaparecido en el vacío. ¿Cómo podemos sentir miedo? En ese vacío desaparecen todos los miedos y la muerte ya no es posible. Sentimos como una especie de inmortalidad, de intemporalidad. La eternidad ha llegado. Ahora no se busca la seguridad, no hay ninguna necesidad. Ese es el estado de un hombre que no necesita de un país, ni de ninguna iglesia o de cualquier otra estupidez.

Solamente necesitamos ser nosotros mismos cuando nos volvemos una nada. Y eso parece paradojal.

No hay necesidad de comprometerse, porque es por el miedo y la avaricia que nos comprometemos. Y podemos ser rebeldes porque no hay nada que perder. Podemos ser una rebelión, porque no hay nada que temer. Nadie nos puede matar; ya hemos hecho eso por nosotros mismos. Nadie nos puede quitar nada, porque hemos abandonado todo lo que nos podían quitar. Ahora estamos en la nada, somos una nada. Ahí está la paradoja: en la nada llega una gran seguridad, una salvación, una estabilidad, pues ya no hay más posibilidades de muerte.

Y con esta muerte, el miedo desaparece. Desaparecen los problemas que son creados por ella y por el tiempo. En el despertar de todas esas desapariciones, lo que queda es puro cielo. Esto es el samadhi.

Estos versos fueron dirigidos a uno de los discípulos de Buda.

En una de mis charlas dije que existían siete planos en la escala espiritual. El séptimo es el trascendental: zen, tantra, tao. El sexto es el espíritu-trascendental: el yoga. Hasta el sexto, los métodos son importantes, el "como" es importante. Hasta el sexto, la disciplina es importante, así como los rituales, las técnicas. Cuando llegamos al séptimo, ya no es necesario ser nada.

Estos versos fueron dirigidos a Sariputra porque él estaba en el sexto grado. Fue un gran discípulo de Buda, entre los 80 discípulos que le siguieron. Era el hombre más culto que le seguía. Cuando llegó a Buda, él mismo tenía 5.000 discípulos. Todos le acompañaban para impresionar al Maestro y cuando llegaron ante él, Buda rió y les dijo: "Sariputra, sabes demasiado, pero no sabes nada. Has acumulado grandes conocimientos, pero estás vacío. Has venido a discutir conmigo y derrotarme; pero si quieres realmente discutir, tendrás que esperar un año."

Sariputra dijo: "¿Un año? ¿ Para qué?"

Buda respondió: "Permanecerás en silencio durante un año; es el precio que tendrás que pagar. Si consigues esto, podrás discutir conmigo, porque lo que te diga vendrá del silencio. Es necesario que experimentes un poco. Y veo que nunca has probado un único momento de silencio. Estás tan lleno de conocimientos que la cabeza te pesa. Siento compasión por ti. Has cargado todo ese peso durante muchas vidas, pero ahora veo una posibilidad. Eres un erudito pero, aún así, veo una promesa; aún no estás bloqueado; aún te quedan algunas ventanas."

Y él respondió entonces: "Muy bien; si tengo que esperar un año, esperaré." Y durante un año sentóse en silencio al lado de Buda.

Pasado un año, Buda le pidió: "Ahora puedes discutir y derrotarme. Seré feliz en ser derrotado por ti."

Y Sariputra rió, tocó los pies de Buda y dijo: "Iníciame. En este año de silencio, escuchándome, hubo momentos en que me ocurrieron percepciones. Aunque vine como antagonista, pensé: "Mientras estoy aquí sentado, ¿por qué no escucharlo?" Y por curiosidad comencé a oirte. Y tú has penetrado en mi, has tocado mi corazón y escuché la música. Me has derrotado sin derrotarme."

Sariputra fue discípulo de Buda junto con sus 5.000 discípulos. Y estos versos fueron dirigidos a él.

Aquí, oh Sariputra

¿Qué quiere decir Buda con "aquí". Se refiere a su espacio. Dice: "Aquí la visión de mi mundo, del punto de vista trascendental, del espacio y de la eternidad donde existo."

Aquí, oh Sariputra, la forma es el vacío y el propio vacío es la forma.

Esta es una de las afirmaciones más importantes. Todo el enfoque budista depende de esto: lo manifiesto y lo no-manifestado; la forma no es más que la forma del propio vacío, y el vacío también no es más que la forma, la posibilidad de la forma. La afirmación es ilógica y parece absurda. ¿Cómo la forma puede ser el vacío? Ellos son opuestos. ¿Cómo el vacío puede ser la forma? Ellos son polaridades.

Entendamos. Buda no es lógico. Buda es dialéctico.

Hay dos maneras de acercarnos a la realidad: una es la lógica. Aristóteles es el padre de esta actitud, pues él se mueve en una línea definida. Nunca admite lo opuesto, ya que lo descarta. La lógica aristotélica parece correcta, porque todos nosotros hemos sido educados en las escuelas con esta lógica.

La segunda actitud de aproximación a la realidad es dialéctica. Está asociada a nombre como el de Heráclito o el de Hegel. El proceso dialéctico dice: la vida se mueve a través de opuestos, de polaridades, así como las orillas opuestas mantienen el río fluyendo entre ellas. Esto es más existencial. La electricidad tiene dos polos, el positivo y el negativo. Si la lógica de Aristóteles es existencial, entonces la electricidad es lógica. El propio Dios es ilógico, porque produce una nueva vida por el encuentro de un hombre y una mujer, que son opuestos. Si Dios hubiese sido educado por Aristóteles, linealmente, el homosexualismo sería la norma y lo contrario sería perversión. El hombre amaría a otros hombres y la mujer otras mujeres. Los opuestos no se encontrarían nunca.

Pero Dios es dialéctico. En todos los lugares los opuestos se están encontrando. En nosotros se encuentran la vida y la muerte. En la misma rama se encuentran la espina y la flor: ambas provienen de la misma fuente. Hombre y mujer, juventud y vejez, cuerpo y alma, mundo y Dios, todos son opuestos. Este mundo es una sinfonía de opuestos. Ellos no solamente se encuentran sino que crean una música, una armonía. Caso contrario, la vida sería una monotonía, una única nota repitiéndose constantemente. Existen notas opuestas: tesis encontrando antítesis y creando una síntesis; a su vez, la síntesis se torna nuevamente una tesis, creando nueva antítesis y evolucionando en una síntesis mayor. Es así que la vida se mueve.

El enfoque búdico es dialéctico y, por tanto, más existencial, más válido y verdadero.

Los biólogos actualmente dicen, y los psicólogos están de acuerdo, que el hombre no solo es hombre, sino que es también mujer. Por tanto, cuando un hombre y una mujer se encuentran, no son dos, sino cuatro personas encontrándose. El hombre se está encontrando con la mujer, pero lleva una mujer oculta dentro de sí, como también la mujer lleva un hombre oculto en su interior. El encuentro se realiza en dos planos. Es más complejo y entrelazado. Un hombre es tanto hombre como mujer; es ambos. ¿Por qué? Porque viene de ambos. Su madre contribuyó con algunas cosas y su padre con otras. En su sangre fluye un hombre y una mujer. Tenemos que ser los dos, porque es el encuentro de los polos opuestos. Somos una síntesis. Es imposible negar uno y ser solo el otro. Eso es lo que siempre se ha hecho.

Aristóteles ha seguido literalmente esta línea y esto ha creado muchos problemas. El hombre ha aprendido a ser nada más que hombre: jamás quiere demostrar una actitud femenina, ni una suavidad en el corazón, ninguna receptividad; es siempre agresivo. El hombre aprendió a no llorar, porque las lágrimas son femeninas. Las mujeres han aprendido a no ser como los hombres: no intentan la agresión, son pasivas y receptivas. Esto está contra la realidad y los han mutilado a ambos. En un mundo mejor, comprensivo, un hombre será ambos y una mujer también. Hay momentos en que un hombre necesita ser suave, con momentos de ternura y amor. Y hay momentos en que una mujer necesita ser expresiva y agresiva; en un momento de rabia, de defensa o de rebeldía. Si una mujer es siempre pasiva, automáticamente será esclavizada. La mujer pasiva se volverá esclava y el hombre agresivo creará guerras, neurosis y violencias.

El hombre ha luchado continuamente. Parece que está en la Tierra para luchar. El ser humano padece de la necesidad de matar, para afirmarse como hombre. La tercera parte de sus energías es usada en esfuerzos para la guerra. Los héroes de guerra han sido siempre respetados. Los políticos de la guerra son grandes nombres en la Historia. ¿Por qué? Porque participaron en grandes batallas y destruyeron; sea en la agresión o en la defensa, eso no importa; fueron los negociantes de la guerra. Y nunca se sabrá de donde partió la agresión. El vencedor escribe la historia y probará que el otro fue el agresor. Nadie sabe cual es la verdad. Una cosa es cierta: que el hombre pone su energía en el esfuerzo de la guerra. ¿La razón de eso? Que el hombre aprendió a ser solo hombre y negó a su mujer interna.

Cada hombre es dual así como la mujer y ambos son necesarios para crear un ser humano real y armonioso. La vida es dialéctica; los opuestos no son solo opuestos, son también complementarios.

Buda dice a su discípulo: "Aquí, oh Sariputra -  en mi mundo, en mi espacio, en mi tiempo, en el séptimo grado de la escala, en este estado de no-mente, en estado de samadhi, de iluminación, la forma y el vacío. El hombre es mujer y la mujer es hombre; la vida es muerte y la muerte es vida. Los opuestos no son opuestos: se interpenetran, existe uno a través del otro." Para mostrar esta percepción básica, dice: "La forma no tiene forma y la no-forma es la forma; lo no manifiesto se vuelve lo manifestado, y lo manifestado se torna nuevamente lo no-manifiesto. No son diferentes, son una cosa sola. La dualidad es aparente. En el fondo, todo es una sola cosa."

          El vacío no difiere de la forma,

          la forma no difiere del vacío;

          todo lo que es forma es vacío,

          todo lo que es vacío es forma,

          lo mismo es verdadero para los sentimientos,

          percepciones, impulsos y consciencia.

Concluirá en la Circular de Octubre.

                                        El cuerpo es nuestro límite más exterior,

                                        la mente un poco más interior,

                                        el corazón aún más interior,

                                        pero en el interior más profundo

                                        somos solo consciencia.

                              La miseria no necesita talento, cualquiera puede tenerla.

                              La felicidad precisa de inteligencia, genio y creatividad.

                              Solamente las personas creativas pueden ser felices.

En el camino de la meditación, el amor es la prueba.

en el camino del amor, la meditación es la prueba.

Son los dos lados de la misma moneda;

los dos aspectos de la misma energía.

                    Consciencia es vivir la vida con sabiduría,

                    no limitada por cualquier hábito,

                    no dominada por ningún mecanismo,

                    sino por encima de cualquier automatismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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la cueva de los cuentos

La Cueva de los Cuentos

 

 

 

 

 

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