MEDICINA NATURAL

Salvador Navarro Zamorano

MAYO 2002 (3)

 

 

 

LA LECHE, ¿UN ALIMENTO PELIGROSO?

          La colitis ulcerosa es una de las más temibles molestias del aparato digestivo. Se trata de un mal crónico, caracterizado por diarreas mucosanguinolientas y dolores abdominales. Cuando las crisis son fuertes ha pérdida significativa de sangre, potasio y calcio, generando una debilidad intensa, anemia y desfallecimiento del estado general. La fiebre es frecuente, sea por la propia enfermedad o por infección secundaria. La colitis ulcerosa es cíclima (majora y empeora). El embarazo, menstruación y tensión emocional agravan los síntomas. El origen es desconocido pero hay varias teorías, como la psicogénica, infecciosa y alérgica. En el tratamiento se usan antiinflamatorios, antibióticos, psicoterapia y, en casos graves, la cirugía.

          En los exámenes clínicos es normal observar timpanismo abdominal (sonido obtenido cuando el abdómen está lleno de aire) y dolores a lo largo del trayecto intestinal. Probablemente, en las dietas alimenticias suele haber uno o más alimentos de consumo diario responsables del mal.

          Uno de los problemas de la dieta, en este caso concreto, es la leche y sus derivados. Si la leche es considerada un alimento completo, indispensable para la salud, ¿cómo explicar que puede provocar esta enfermedad?

          La leche es un alimento esencial para el crecimiento de las crías de los mamíferos. Después del destete, el aparato digestivo deja de secretar las enzimas necesarias para su perfecta digestión y los hijos abandonan la lactancia, pasando a comer raciones de comidas propia de la especie.

          La leche es un alimento específico para cada animal. En el caso de la leche de vaca, es indispensable al becerro, una cría de crecimiento rápido, con peso mayor que el hombre, longevidad menor e inteligencia rudimentaria. Su composición química, por tanto, atiende esas necesidades biológicas, siendo diferente de la leche humana. En proteínas, por ejemplo, la leche de vaca es tres veces más rica que la humana.

          Hay dos desventajas para nosotros. Estamos ingeriendo un alimento impropio para el adulto; y es leche de otro animal. Los pueblos que la consumen hace mucho tiempo, más de 6.000 años, como la raza blanca y pueblos africanos, presentan un buen grado de adaptación.

          Las experiencias demuestran que la lactase, enzima que desdobla la lactosa (azúcar de la leche) en glucosa y galactose, permitiendo su absorción, es secretada por cerca del 85% de los pueblos que han adoptado la leche como alimento. En cuanto a eso, los asiáticos y más del 60% de las poblaciones negras, presentan deficiencia de lactase después del destete. Incluso en las razas con buena tolerancia, la adaptación no es uniforme. Algunas personas secretan pocas enzimas, suficientes sólo para pequeñas cantidades de leche, pudiendo tener síntomas de intolerancia con un mayor consumo. La deficiencia de lactase lleva al cuadro clínico conocido como intolerancia a la lactose, caracterizada por flatulencias, malestar abdominal y crisis diarréicas sin moco o sangre. Es común en los niños, pero ocurre también en jóvenes y adultos.

          La leche tiene varios compuestos extraños al organismo humano. En el caso de las proteínas de la leche de vaca y otros mamíferos, necesitan de una digestión completa para su absorción sin problemas. En la práctica. se demuestra que reacciones del tipo alérgico y otras, pueden ocurrir con esas proteínas. Eso es, porque desde comienzos del pasado siglo, se sabe que proteínas enteras o parcialmente degradadas, atraviesan normalmente la pared intestinal, penetrando en el organismo, siendo neutralizadas por los mecanismos de defensa. En ciertas circunstancias, como en los recién nacidos (especialmente los prematuros), en personas portadoras de dolencias digestivas (diarreas, colitis, úlceras duodenales) o en enfermedades del organismo, como la diabetes, la penetración de las proteínas es mayor, pudiendo causar malestar. Otras veces son deficiencia de lactase ligadas al sistema inmunológico, de origen adquirido o hereditario, que tal vez determinen la acumulación de esos componentes extraños en sangre y tejidos.

          La asociación entre la deficiencia de la lactase y alergia a la leche es bastante común. La lactase puede unirse a las proteínas formando complejos y originando un cuadro clínico diferente.

          Se debe notar que la sensibilización a las proteínas a veces ocurre en la vida uterina, por el paso a través de la placenta de proteínas de la leche y otros productos ingeridos por la madre. Además, la propia leche materna puede contener substancias originadas en la alimentación o de otros factores ambientales, responsables eventuales de problemas en lactantes.

          Hay que observar, además, una tendencia familiar en la alergia a la leche, conociéndose descripciones de serias reacciones en varias generaciones de una sola familia.

          La leche pausterizada también crea problemas. El calentamiento de la leche (pateurización) altera su composición química por la destrucción de vitaminas, inactivando los minerales, cambiando las estructuras de proteínas, entre otras modificaciones. Y cuando se quita la grasa de la leche, para la producción de alimentos sin grasa, se da a las personas y, especialmente a los niños, un producto de reducido valor alimenticio, no equilibrado en nutrientes. En esos casos, la parte líquida contiene más magnesio, cobalto, cobre, zinc y otros nutrientes, pero pierde manganeso y selenio, además de vitaminas liposolúbles A,D,E,K y calorías, que quedan en la grasa extraída.

          Aparato digestivo.- Además de colitis aguda, el cólon irritable ha sido relacionado con los alimentos. La leche y sus derivados fueron productos incriminados. En el caso del mal de Crohn, se ha constatado que la mitad de ellos sufrían intolerencia a más de un alimento; la leche era uno de los principales. La retirada de productos ofensivos determinó una mejora de los pacientes. Toda úlcera duodenal es causa por la leche, mientras no se pruebe lo contrario.

          Aparato cardio-respiratorio.- La leche está acusada de provocar congestión nasal, rinitis y asma, especialmente en los niños. Además, el hombre no es el único animal q       ue padece por ingestión de leche ajena. Algo interesante ocurrió con una cría de morsa, alimentada con leche de vaca. Después de algún tiempo apareció una congestión nasal en el animal. Varios medicamentos fueron probados, pero sin resultado. Por fín, se elaboró la hipótesis de sensibilización a la leche. Suspendido el alimento, el animal mejoró.

          Aparato múscular-esqueleto.- La leche es un importante generador de dolores musculares y articulares, eespecialmente en el cuello, columna y miembros. Hay un caso de una mujer de 38 años, que desde los 20 tenía pasión por el queso. Comía cerca de 400 gramos diarios. Desarrolló una seria artritis reumatoide. Sometida a tratamientos con antiinflamatorios, no mejoró. Tres semanas después de la retirada de todos los lácteos comenzó a mejorar, una mejoría que se acentuó con el tiempo.

          Aparato urinario.- Hay casos de síndrome nefrítica (en los riñones), por inhaladores y alimentos, la mayoría a causa de la leche.

          Piel.- Se han dados raros casos de dermatitis provocada por leche contaminada con penicilina. Ese antibiótico, antiguamente muy usado en la agricultura, es bastante alérgico. Lo cito para recordar la posible participación de varios productos que poluyen la leche moderna.

          Señales oculares.- Los especialistas ya decían, en 1.912, que los círculos oscuros alrededor de los ojos (ojeras) podían ser provocados por reacciones a algunos alimentos, especialmente la leche; tal vez el alimento sea responsable de las manchas brillantes en la visión, lagrimear excesivo, ojos secos, inchazón de los párpados y dilatación de las pupilas.

          Epilepsia.- Hay relatos de convulsiones provocadas por alimentos, entre ellos la leche.

          La primera etapa del tratamiento de la colitis ulcerosa es la retirada total de lácteos. Volver a comer pescados, carnes magras y hacer una dieta variada, especialmente de vegetales.

          Añadir como suplemento a la dieta, vitaminas, minerales y aceites naturales, durante 30 días. En caso positivo, aumentar el período del tratamiento hasta 60 días y, caso de que la mejoría persistiese, no habrá necesidad de cambiarlo hasta la mejoría total.

                                                                                         Salvador Navarro Zamorano

                                                                                         Especialista en Homeopatía.

 

 

 

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