MEDICINA NATURAL

Salvador Navarro Zamorano

ARTÍCULO para Boletín Federación Internacional M.A.

Marzo 2001

 

 

 

 

                                                 PARA EL QUE COME FUERA

 

 

          Sería formidable poder comer tranquilamente en casa, dormir una siesta de 15 o 30 minutos y volver al trabajo. No habría comida más saludable. Pero son pocos los que pueden permitirse tal lujo. La comida del ejecutivo y de todos los que trabajan y comen fuera de casa, comienza por la mañana. Quien no se alimenta en el bar tendrá mucha hambre a la hora de la comida y comerá demasiado. Consecuencias: cabeza pesada, sueño, pereza, dificultades para concentrarse en el trabajo, etc. Los síntomas son normales ante el exceso de comida, aunque la combinación alimentaria sea la correcta.

 

          Una regla básica es dividir la alimentación en cinco porciones diarias. Y sugiero como proceder:

 

1.    Desayuno: leche desnatada, cereales, pan, queso y frutas.

2.    Almuerzo: Un batido de frutas.

3.    Comida: Un plato de ensalada y arroz o pescado con guarnición.

4.    Merienda: Fruta o yogur natural.

5.    Cena: Un plato caliente que puede consistir en sopa con verduras.

 

Recordemos que la última comida debe efectuarse dos o tres horas antes de dormir

 

Comer mejor implica cambiar los hábitos en la alimentación. Incluye mudanzas en el modo de pensar, eliminando tabúes perjudiciales. Uno de ellos es: “la comida ligera no sustenta al cuerpo”. La idea es falsa. Un bocadillo alimenta tanto como un plato bien hecho, siempre que esté compuesto de las cantidades correctas. Un bocadillo puede ser una opción práctica y nutritiva.

 

          Puede ocurrir que sea una de esas personas muy ocupadas, sin tiempo para tomar un desayuno y prepararse una comida o unos bocadillos. La pérdida de tiempo en  este menester, es sólo aparente. Veamos por qué: si se estuviese alimentando bien, tendrá mejor disposición para trabajar y realizar otras actividades. Será más eficiente y objetivo, ganando tiempo en vez de perderlo. Es como hacer una inversión positiva en uno mismo.

 

          Según los nutricionistas, preparar un buen plato no demora mucho y los efectos benéficos de la nueva alimentación son perceptibles. Lo único a observar es que cambiarlo todo de una sola vez es negativo; el organismo se toma su tiempo para acostumbrarse a la novedad. Pero cuando se acostumbra . . . el rostro queda más relajado, el cabello se fortalece y el intestino funciona mejor.

 

          Esa armonía entre una alimentación racional y el buen funcionamiento del organismo crea condiciones para el funcionamiento adecuado del tubo digestivo, y el individuo tiene más disposición para desarrollar sus actividades en el trabajo.

 

          Preservar la salud del aparato digestivo es exactamente el punto débil de las personas que acostumbran comer fuera de casa. Las trampas son varias y es importante evitarlas:

 

          Alimentos mal preparados.-  Es común en los restaurantes utilizar el mismo aceite para varias frituras. Ocurre que, con el continuo calentamiento, el aceite se descompone en ácidos y otras substancias perjudiciales para la digestión. Además, pueden causar diarreas.

 

          Alimentos contaminados.-  Generalmente las verduras no son lavadas correctamente, hoja por hoja, en agua corriente. Hay, por tanto, posibilidad de contaminación por parásitos intestinales. Para evitar el peligro, se desaconseja el consumo de ensaladas crudas y dar preferencia a hortalizas hervidas.

 

          Alimentos deteriorados.-  Las mayonesas que vemos en puestos de perritos calientes, son una amenaza para el organismo. El producto puede estar abierto y expuesto al calor, cuando debería estar en un lugar refrigerado. Conclusión: tal vez no se encuentre en buenas condiciones. Conviene evitarlo.

 

          La necesidad de comer fuera, nos debería hacer pensar en excluir las verduras y frutas. Tales alimentos, ricos en fibras, son importantes, porque el bagazo hace la coordenación motora de todo el tubo digestivo, ayudando en el transporte y formación del bolo fecal. Dejando de ingerir alimentos ricos en residuos, la tendencia es contraer un constipado intestinal, así como cálculos en la vesícula y molestia en divertículos del intestino grueso.

 

          Algunas recomendaciones para los que comen en mitad de su jornada de trabajo:

 

          Evite los aperitivos, cerveza o vino, por lo menos durante los días laborales. Bebidas alcohólicas acompañando a la comida traen somnolencia y falta de concentración en el período de la tarde.

 

          Con comer alimentos de difícil digestión, pues dan sensación de “estómago lleno”. Entre ellos se incluyen las carnes con grasa, carne de cerdo, harinas rellenas de crema y leche, alubias y garbanzos con frituras, que además de dificultar el vacío gástrico, irritan la mucosa intestinal.

 

          Demos preferencia a verduras, frutas, carnes magras, aves, peces, cocidos, asados y al grill. Son alimentos de digestión más rápida y al poco tiempo el estómago se siente más leve.

 

          No coma demasiado. Al ingerir grandes cantidades de comida, se crea una situación llamada “alcalosis alimentaria”, que provoca somnolencia de dificultad de raciocinio. Es bueno evitar durante la tarde bostezos desagradables.

 

 

 

                                                                               Salvador Navarro Zamorano

                                                                               Especialista en Homeopatía.

 

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