LA MEJOR ROPA ÍNTIMA

 

 

          ¿Sabemos qué puede pasar cuando usamos ropa inadecuada? Una indeseable barriga, alergia y hasta disminución de los espermatozoides. ¿Cómo evitar esto?

 

          Una pregunta: ¿te sientes confortable dentro de tu ropa íntima? Si respondes que sí y has pensado en calzoncillos, bragas, camisa interior, camiseta, combinación, etc., ciertamente estás usando piezas ideales, aquellas que te dejan bien a gusto.

 

          La ropa apretada, mal adaptada a la línea del cuerpo, además de incómodas, pueden perjudicar la salud. La piel es nuestra ropa. Ella protege nuestras partes íntimas del medio externo. Tapándola durante muchos años, disminuímos la vitalidad de nuestros órganos internos, sobre todo debido a la falta de oxigenación.

 

          Para escoger ropa íntima más apropiada y confortable, no existen muchas opciones. Desgraciadamente, las industrias textiles ofrecen una infinidad de ropa interior de los más diversos formatos y colores, pero las piezas en tejidos orgánicos como lana, seda, satén, lino y algodón son pocas. La mayoría es fabricada con fibras sintéticas, artificiales.

 

          Aquí, una distinción: los tejidos artificiales están constituídos de fibras naturales fabricadas por el hombre, obtenidas a partir de materia prima orgánica. Ejemplo: ropa de paño con celulosa. Los sintéticos son fabricadas en laboratorios a partir de productos petro-químicos.

 

          Según los especialistas, los tejidos ideales para la confección de ropas íntimas, apuntan a la seda y el algodón. La seda, sin embargo, es un producto caro, dada la dificultad de la cría del gusano de seda. El algodoón, menos caro, es perfecto. Por ser un tejido poroso permite la respiración natural de la piel, absorbiendo la transpiración cutánea. Incluso en días calientes, cuando las piezas llegan a quedar húmedas de sudor, la piel en contacto directo con el tejido se mantiene seca.

 

          Otro dato importante sobre el algodón es que se adapta a la temperatura interna del cuerpo, al contrario de lo que sucede con los tejidos sintéticos, que acompañan la temperatura externa. O sea, cuando hace calor, el tejido sintético se calienta y con el frío, se enfría.

 

          Esos pequeños choques térmicos desgastan la resistencia de la piel, provocando irritación y mayor transpiración.

 

          Los tejidos confeccionados con hilos sintéticos, como la lycra, náylon o poliéster, no son porosos. Al contrario de los fabricados con algodón, calientan las zonas del cuerpo que cubre. Para impedir la respiración natural de la piel, dejándola siempre húmeda, acaban permitiendo la proliferación de hongos o la aparición de bacterias.

 

          En el caso de la ingle oscura, la hiperpigmentación tal vez se agrave con la instalación de microorganismos. La proliferación de hongos y bacterias en regiones de axilas, genitales e ingles, favorece la instalación de micosis e infecciones bacterianas.

 

          Problemas genitales, como el mal olor, se agravan por el uso de determinados tejidos, principalmente los sintéticos. Cualquier persona puede ser alérgica a un tejido, tarde o temprano. Muchas veces, alguien usa un tipo de producto durante varios años, sin problemas. Pero el organismo va creando anticuerpos, hasta que acaban desencadenando una alergia. Rara vez se produce un caso de alergia al tejido de algodón.

 

          En la tentativa de eliminar problemas de salud, especialmente en mujeres, la mayoría de las bragas tienen el fondo 100% algodón. Pero esto no resuelve la cuestión. Las personas alérgicas al tejido sintético, sienten el problema en cualquier parte del cuerpo. Y el algodón del fondo, al estar sobrepuesto al tejido sintético, impide la respiración de la piel de cualquier forma.

 

          Resistir la tentación de un cuerpo tallado por las ropas íntimas es difícil. Pero hasta la silueta aparentemente impecable que los tejidos sintéticos dan al cuerpo, puede ser una daga de doble filo. Si de un lado una braga o calzoncillo apretado ayuda a modelar el cuerpo, por otro lado tal vez provoque la aparición de los llamados “michelines” en los glúteos, además de un indeseable vientre.

 

          Cuando la ropa íntima no cuenta con la masa ósea del cuerpo, como las caderas, necesariamente ha de estar apretada. La irregularidad perjudica la circulación sanguínea y la distribución de la grasa. De esa forma, las partes mal irrigadas del cuerpo tienden a atrofiarse y la grasa acaba acumulándose en una sola región, especialmente en la barriga.

 

          La presión elástica en los muslos, hecha sobre todo por bragas apretadas, también es perjudicial. La vena safena, que gobierna la circulación de las piernas, queda aprisionada. Con la dilatación, surgen las varices. La situación se agrava porque la presión impide también la circulación del líquido intersticial situado entre las células. Su acumulación, provoca el edema o inchazón, que a su vez aumenta la presión de las venas. Así se crea un círculo vicioso.

 

          En el caso del hombre, el calzoncillo debe permitir un buen movimiento de la zona genital, garantizando una temperatura constante, esencial para que los testículos produzca esperma normalmente. Como con el frío se contraen, aproximándose al abdomen y se dilatan con el calor alejándose, cuando no hay espacio para esos movimientos la espermatogénesis puede tener problemas. Ahora, la ropa íntima apretada o el tejido inadecuado, dificultan la respiración de la piel de los órganos, perjudicando la adaptación a la temperatura. Conclusión: el calzoncillo ideal ha de ser holgado y confortable.

 

          En cuanto al sostén, lo ideal es que sea igualmente de hilo natural. Es importante usarlo para sustentar el peso de los senos. Las mamas poseen dos ligamentos suspensores. Si no tuvieran un apoyo (el sostén) tenderían a volverse flácidos. La fase de gestación y amamantamiento exigen un soporte especial. Lo mismo ocurre con las mamas voluminosas, pues el peso fuerza los ligamentos.

 

          Las ropas íntimas han cambiado con frecuencia para satisfacer la vanidad personal o alimentar fantasías eróticas. Nada de malo con la vanidad ni con la fantasía, Pero a la hora de comprar, para ti o tu familia, no busques simplemente el lado estético o el último “grito” de la moda. Piensa primero en tu bienestar y en tu salud.

 

 

                                                                     Salvador Navarro Zamorano

                                                                     Especialista en Homeopatía.

 

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