ALCORAC

SALVADOR NAVARRO 

 

 

 

 

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Dirigida a las Escuelas de:

                        Barcelona

                        Mallorca                                             CIRCULAR nº  5. Año III

                        Menorca

                        Las Palmas                                          Llubí,  1º de Mayo de 1.997

 Conclusión de las Circulares de Marzo y Abril.

Dice la octava técnica: "Con la máxima devoción, céntrate entre en las respiraciones, en el intervalo, y conoce al conocedor".

Existe una pequeña diferencia entre las técnicas, pequeñas modificaciones. Pero aunque sean pequeñas estas diferencias, para nosotros pueden ser inmensas. Una única palabra hace una gran diferencia. "Con la máxima devoción, céntrate entre las dos uniones entre las dos respiraciones ": la inspiración tiene un momento en el lugar en que ella se vuelve expiración y ésta tiene otro momento en el lugar en que se transforma en inspiración. En esos dos momentos una pequeña diferencia acontece, esto es, pequeña en la técnica, pero para el estudiante puede ser inmensa. Basta estar consciente de esta frase "con la máxima devoción", y la técnica se torna diferente.

En las técnicas anteriores no había la cuestión de la devoción, sino que era más científica. Tú la prácticas y ella funciona. Pero hay personas que no pueden practicar técnicas tan científicas y secas. Aquellos que son dirigidos por el corazón, los que pertenecen al mundo de la devoción, y para ellos ha sido hecha esta pequeña alteración.

Si tú no tienes tendencia a mantener una actitud científica, si no tienes una mente científica, entonces haz esto. "Con la máxima devoción": con fe, confianza, amor, "céntrate en los dos momentos entre las respiraciones y conoce al conocedor". ¿Cómo hacer esto? Si consigues tener devoción por alguien, por Cristo, puedes tener esa devoción. Pero ¿cómo tener esa devoción? El fenómeno parece absolutamente no devocional. Pero eso depende.

El espiritualista dice que el cuerpo es un templo. Tu cuerpo es el templo de Dios, la morada divina, por tanto no tratemos al cuerpo como un objeto: él es sagrado, santo. Y cuando estamos inspirando, no eres sólo tú el que lo está haciendo: es el Divino que está dentro de ti. Tú comes, andas, te mueves. Mira para eso de esta manera: no eres tú, sino el Divino que se está moviendo en ti. Entonces todo se convierte devocional.

Dicen que muchos santos amaron su cuerpo. Trataron sus cuerpos como si ellos pertenecieran al mundo del amor físico. Trata tu cuerpo así, o lo puedes hacer como si fuera una máquina. Esa es otra actitud. Puedes tratarlo como culpable, pecador, como algo sucio y puedes tratarlo como algo milagroso, como la morada de Dios. Depende de ti. Si pudieras tratar a tu cuerpo como si fuera un templo, entonces esta técnica te será útil. "Con la máxima devoción ..."

Experiméntalo. Mientras comes, experiméntalo. No pienses que TÚ estás comiendo. Piensa que es Dios en ti quien está comiendo. Y mira el cambio. Estás comiendo los mismos alimentos; eres el mismo de siempre. Pero, inmediatamente, todo se hace diferente. Estás dando de comer a Dios. Te estás bañando, algo que te parece común. Pero cambia tu actitud: siente que estás dando un baño al Divino que está dentro de ti. Entonces esta técnica te será fácil: "Con la máxima devoción, céntrate entre los dos intervalos de la respiración y conoce al conocedor".

La novena técnica: "Acuéstate como un muerto. Si estás furioso, permance así. O fija la mirada sin mover un solo párpado. O absorbe cualquier líquido y transfórmate el propio absorber".

"Acuéstate como un   muerto ..." Inténtalo: de repente has muerto. Deja el cuerpo. No te muevas porque estás muerto. Imagínalo. No puedes mover el cuerpo. No puedes mover los ojos, ni puedes gritar, ni llorar, no puedes hacer nada: estás simplemente muerto. Siéntelo como es, pero no te engañes. Porque tú puedes engañarte: puedes mover ligeramente el cuerpo. No te muevas. Si hay un mosquito, actúa como si el cuerpo estuviese muerto. Es una técnica de las MÁS usadas.

Dicen que Ramana Maharshi alcanzó su iluminación con esta técnica, pero en esta vida eso no fue una técnica para él. En esta vida algo pasó de repente, espontáneamente. Pero él debe haberse entrenado en una vida pasada, porque nada ocurre espontáneamente. Todo tiene un eje causal, una causalidad. De repente, una noche, Ramana sintió que iba a morir. Y estaba tan seguro de eso en su mente que la muerte se apoderó de él. No conseguía mover su cuerpo. Se sintió paralizado. Después sintió como un choque repentino y supo en aquel instante que el corazón iba a detenerse. No podía gritar y decir a alguien: "Voy a morir".

A veces esto acontece en alguna pesadilla: tú no puedes gritar, no puedes moverte. Aunque te despiertes, hay algunos momentos, en que todavía no puedes hacer nada. Él tenía poder absoluto sobre su consciencia, pero ninguno sobre su cuerpo. Él sabía que estaba allí, que estaba presente, consciente, alerta, pero sintió que iba a morir. Y la certeza se hizo tan grande que no había otra posibilidad, así que él desistió, se abandonó. Cerró los ojos y permaneció resignado para morir, esperando la muerte.

Pocos momentos después el cuerpo se volvió más rígido. El cuerpo murió, pero entonces nació un problema. Sabía que el cuerpo estaba muerto, pero él estaba allí observando todo. Sabía que estaba vivo y que el cuerpo estaba muerto. Entonces él volvió en sí. Por la mañana el cuerpo estaba bien, pero el hombre ya no era el mismo, porque había conocido la muerte. Había conocido un mundo diferente, una dimensión diferente de consciencia.

Y él huyó de casa. La experiencia de la muerte lo transformó completamente. Se transformó en uno de los pocos Iluminados de esta época.

Esta es la técnica: le ocurrió espontáneamente a Ramana. Pero no te ocurrirá espontáneamente a ti. Experiméntalo. En alguna vida ella podrá llegar espontáneamente. Podrá ocurrir en cualquier momento que la estés experimentando. Y, aunque no ocurra, el esfuerzo nunca será perdido. Estará en ti; permanecerá en ti como una semilla. Algún día, cuando el tiempo fuera propicio y las lluvias caigan, la semilla germinará.

Toda espontaneidad es así. La semilla fue plantada algún día, pero no era tiempo de cosecha, no habían lluvias. En otra vida, el tiempo se volvió propicio. Tú estás más maduro, con más experiencia, más frustado con el mundo. Entonces, de repente, en una cierta situación, llegan las lluvias y la semilla brota.

"Acostado como un muerto. Si con rabia, permanece así". Si te sientes con ira, permanece así. Si estás triste, permanece así. Si sientes ansiedad, miedo, permanece así. Estás muerto y no puedes hacer nada, por tanto, permanece así. Lo que quiera que esté en tu mente, el cuerpo está muerto y no puedes hacer nada, por tanto, permance así.

Estas palabras son maravillosas. Si puedes quedarte así durante unos minutos, súbitamente sentirás que todo ha cambiado. Pero nosotros comenzamos a movernos. Si existe alguna emoción en la mente, el cuerpo se mueve. Por eso lo llamamos "emoción"; eso crea la "moción", el movimiento en el cuerpo. Si estás aburrido, de repente el cuerpo se mueve. Si estás triste, el cuerpo se mueve. Por eso lo llamamos "emoción": porque crea movimiento en el cuerpo. Siéntete muerto y no permitas que las emociones muevan el cuerpo. Permance fijo, muerto. Lo que quieras que esté pasando, no hagas ningún movimiento. Ningún movimiento.

"O fija la mirada, sin mover un sólo párpado". Este fue otro método de un Maestro. Durante años quedó con los ojos fijos en el techo de su habitación. Durante años quedó como muerto en el suelo, fijo los ojos en el techo, sin mover los párpados, sin mover los ojos. Quedaba con los ojos fijos durante muchas horas seguidas, sin hacer nada más. Quedar con los ojos fijos es bueno, porque acabas fijando los ojos en el tercer ojo. Y una vez que estés fijado en el tercer ojo, aunque quieras mover los párpados no lo consigues. Ellos están fijos.

Este Maestro alcanzó la iluminación a través de la fijación, de ese mirar, y tú puedes decir ¿ "cómo con esos ejercicios tan pequeños ...."? Pero durante tres años, este Maestro estuvo con los ojos fijos en el techo. Tres años es mucho tiempo. Hazlo durante tres minutos y te sentirás como si estuvieses acostado mirando durante tres años. Los tres minutos se harán muy largos. Te parecerá como si el tiempo no estuviera pasando.

Poco a poco, mientras sigues este ejercicio, los pensamientos irán desapareciendo, los movimientos irán cesando y te volverás como una consciencia. Entonces te mantendrás en silencio por el resto de tu vida. Este Maestro quedó tan silencioso interiormente a causa de esta fijación de los ojos que se hizo casi imposible que volviera a hablar otra vez.

"O fija tus ojos sin mover los párpados. O absorbe algún líquido y transfórmate en el propio chupar": estas son ligeras modificaciones. Cualquier cosa sirve. Estás muerto: eso es suficiente.

"Si con rabia, permanece así": hasta esta parte puede ser una técnica. Estás furioso: acuéstate; permanece furioso. No salgas de ese estado; no hagas cosa alguna. Permanece simplemente inmóvil.

Krishnamurti habló sobre esto. Toda su técnica dependía de esta única cosa: "si estás con rabia permanece así". No te muevas. Si permaneces así, la rabia se irá y serás una persona diferente. Si estás ansioso, no hagas cosa alguna. Permance así, queda así. La ansiedad se irá; serás diferente. Y, una vez que mires para la ansiedad sin ser llevado por ella, tú serás su señor.

"O fijas la mirada, sin mover un solo párpado. O absorbe alguna cosa y conviértete en el propio absorber": esta última técnica es física y fácil de hacer, porque chupar es la primera cosa que una criatura tiene que hacer cuando nace. Chupar es el primer acto de la vida. Cuando un niño nace, comienza a llorar. Es posible que no hayamos intentado penetrar en el por qué de este lloro. Parece que llora, pero está absorbiendo aire. Y, si el niño no pudiera llorar, en unos minutos podrá morir, porque el llanto es el primer esfuerzo por absorber aire. El niño no respiraba cuando estaba en el vientre de la madre. Estaba vivo sin respirar. Hacía lo mismo que los yoguis cuando están enterrados. Estaba respirando prana sin respirar, el prana puro de su madre.

Por eso es que el amor entre el niño y la madre es una cosa totalmente diferente de los otros amores, porque el prana es más puro, la energía los une a los dos. Ahora eso no puede suceder. Había una sutil relación pránica. La madre estaba dando su prana a su hijo, y el niño no estaba respirando tal como lo conocemos. Cuando nace y sale del vientre de su madre llega a un mundo desconocido. Ahora el prana, la energía, no lo alcanzará tan fácilmente. Tiene que respirar por sí mismo.

El primer llanto es un esfuerzo para absorber, después chupará la leche del seno de su madre. Estos son los primeros actos básicos que todos hacemos. Cualquier cosa que hagamos viene después. Estos son los primeros actos de nuestra vida. Ellos se pueden practicar también. ¿Qué significa esto?

Esta técnica dice que no tienes que separarte de la absorción. Entra en el acto y conviértete en el chupar. Cualquier cosa puede funcionar. Si estás corriendo, no seas el corredor. Transfórmate en el correr. Siente que no hay un corredor interno, sólo el proceso de correr. Tú eres el proceso, un proceso de correr como un río. Nadie está ahí dentro. El interior está silencioso y hay apenas un proceso.

Chupar es bueno, pero sentirás que es difícil, porque nos hemos olvidado completamente de eso, pero, en verdad, no completamente, porque lo hemos sustituído. El seno de la madre ha sido sustituído por el cigarro: continuamos chupando. Y cuando el cigarro caliente entra en tí, es como la leche tibia.

De este modo, aquellos que no pudieron chupar realmente el seno de la madre, tanto como hubieran querido, fumarán más tarde. Esto es un sustituto, pero el sustituto servirá.

Hay el objeto que tú estás chupando, hay el sujeto que está chupando y el proceso de chupar. Transfórmate en el chupar, tórnate el proceso. Hazlo. Tendrás que intentar con muchas cosas: entonces comprenderás lo que es cierto para tí.

Estás bebiendo agua. El agua fría está entrando: tórnate el beber. No bebas el agua. Olvida el agua; olvídate de ti y de tu sed. Tórnate el beber, el propio proceso; tórnate el frescor, la entrada y el chupar que tiene que ser dado al proceso.

¿Por qué no? ¿Qué pasará? Si nos volvermos el mismo chupar, ¿qué pasará? Si pudieras tornate el mismo chupar, inmediatamente te volverás inocente, porque ese es el primer proceso. Tendrás una regresión, en cierto modo, pero el ansia estará presente. El propio ser del hombre ansía por el chupar. Él intenta muchas cosas, pero nada ayuda, porque el punto de partida está perdido. A menos que te tornes el chupar, nada te ayudará. Por eso, tienes que comenzar a hacerlo.

Dí este método a un hombre. Él había intentado muchas cosas. Entonces vino a mi y le pregunté: "Si yo te diese una cosa para escoger en todo el mundo, ¿qué escogerías?" Inmediatamente le dije que cerrara los ojos y me lo dijera sin pensar. El quedó con dudas, y entonces le dije: "No dudes. Sé sincero y habla". Él dijo: "Es absurdo, pero aparece un seno delante de mi". Después comenzó a sentirse culpable. Yo le dije: "No te sientas culpable. No hay nada vegonzoso en un seno; es una de las cosas más bonitas. ¿Por qué sentirte culpable?".

Pero él dijo: "Eso ha sido una obsesión para mi. Por favor, dime primero; después puedes seguir con tus técnicas; dime por qué estoy tan interesado en el seno de la mujer. Cada vez que miro a una mujer, lo primero que miro son los senos. El resto del cuerpo viene después".

No era sólo con él que esto ocurre. Es así con todo el mundo o con casi todo el mundo. Y es natural, porque el seno de la madre es nuestro primer relacionamiento con el universo. Es básico. Por eso los senos nos atraen tanto. Esa fuerza de atracción, magnética, viene de nuestro inconsciente. Esa fue la primera cosa con la que tuvimos contacto. Fue maravilloso, porque nos dio alimento, vitalidad inmediata, amor. El contacto fue suave, receptivo. Y permanece así en la mente del hombre.

Yo le dije: "Imagina el seno de tu madre o de cualquier otra persona que te guste. Imagina y comienza a chupar como si fuese un seno real".

Y él comenzó a chupar. Durante tres días estuvo chupando, hasta que confesó: "Estaría chupando el día entero. Eso crea un silencio dentro de mi".

A los tres meses el chupar se volvió un gesto muy silencioso. Los labios pararon. No era posible saber si hacía alguna cosa. Pero el chupar interno había comenzado. Eso se volvió algo así como la repetición de un mantra.

Inténtalo tú: simplemente chupa alguna cosa y transfórmate en el chupar. Puede ser útil para muchos porque es bueno básicamente.

Y es bastante por hoy.

EMOCIONES Y ENFERMEDADES

La impetuosidad bloquea la razón y desarticula el sistema nervioso central. Las quejas y la pesadumbre emiten ondas pesimistas que sobrecargan los sistemas de comunicación, produciendo envenenamiento mental. La ira oscurece el discernimiento y produce enfermedades gastrointestinales por los tóxicos que lanzan en el sistema biológico. La tristeza enloquece porque produce fijaciones de ideas que se transforman en obsesiones avasalladoras. La insatisfacción perturba el sentido de observación y detiene el ritmo circulatorio, promoviendo cuadros de parálisis o excitaciones perjudiciales.

Los celos nos ciega y desencadena arritmias emocionales por la tensión que domina a las neuronas conductoras de pensamientos. La maledicencia incorpora a la calumnia y ambas desorganizan la escala de valores, aumentando los estímulos en el sistema endocrino que se agota.

La ansiedad y el miedo, rompen la estructura del edificio celular dando margen a complejos disturbios. La venganza, bajo cualquier aspecto, corroe los sentimientos como un ácido destructor, abriendo brechas para la amargura, el suicidio o las alucinaciones.

Varios tipos de cánceres, alergias e infecciones, en la esfera física y neurosis, esquizofrenia y psicosis en nuestra psiquis, tienen su causa en el comportamiento mental y en sus efectos morales.

Las dolencias más perjudiciales son las dolencias mentales.

Hábitos arraigados crean dolencias mentales crónicas.

Personas esclavas de la rutina fatalmente serán candidatas a las dolencias mentales porque la rutina impide el fluír natural de las energías vitalizadoras que amplían los horizontes de la vida y dan salud al cuerpo y al espíritu.

Personas vulgares que se envuelven en problemas banales y se olvidan de las esencias de la vida, también pueden considerarse como candidatas a dolencias mentales.

Los vicios y los placeres agotadores son algunos de los resultados consecuentes de las dolencias mentales; la violencia, el odio y la estupidez son la expresión máxima de las dolencias mentales crónicas.

El noventa por ciento de las personas no saben utilizar las facultades mentales; sólamente cuando perciben y reconocen el verdadero valor de los pensamientos seleccionados es cuando sus dolencias mentales desaparecen.

Los sentimientos de amor y cariño son manifestaciones que fluyen y arrojan energías y vitalidad en nuestro organismo.

Es bien visible a los ojos que los seres portadores de enfermedades mentales son personas irritadas, confusas, malhumoradas y completamente desiquilibradas en sus acciones.

Las dolencias mentales son frutos del odio, de la crítica destructiva, de la calumnia, de la maldad, la envidia, del egoísmo, de la mentira, de la traición y la violencia.

Aquellos que consevan su paz interior en medio de los conflictos y crisis de la vida actual, están inmunizados contra las enfermedades modernas.

Hemos de saber que una constante tensión nerviosa acaba por ser tan peligrosa como una dosis de arsénico, por eso hemos de apartarnos de las situaciones que puedan causar explosiones emocionales. Es el primer paso para el buen camino.

Y hay otros cuatro, que son:

Actuar sólamente cuando nos sintamos moralmente seguros.

Evitar las complicaciones causadas por la mentira.

Ser siempre nosotros mismos.

Hacer que nuestras decisiones sean el fin de nuestras preocupaciones.

 

 

    

 

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