REVISTA ALCORAC

Salvador Navarro Zamorano

 

 

 

                                                                     Circular nº  2. Año V

                                                                     Llubí, 1º de Febrero de 1.999.

          Dice el Evangelio: "¿No sabéis que debo ocuparme de los negocios de mi Padre?".

          Cuando digo que mi trabajo está dando a su fin, quiero significar que he comprendido que no hay nada que comprender, nada que conocer, ningún lugar a dónde ir. Este momento es suficiente, es la eternidad. Cuando digo que mi trabajo se está terminando, significa que mis deseos están también acabando.

          Los deseos son los negocios, las ocupaciones, los viajes. Siempre estar haciendo alguna cosa para ser feliz. Ahora simplemente quiero ser feliz. Y esto no tiene nada que ver con ningún hacer, sino que es algo sin causa.

          Esa es la diferencia entre felicidad y bienaventuranza. La felicidad es algo causado por algo o alguien. Si tenemos un amor, somos felices; si encontramos un gran amigo, sentimos felicidad; si ganamos un primer premio en la lotería, estamos felices. Existen causas. Pero ellas están fuera de nosotros. Por tanto, la felicidad viene de fuera, es causada. Y aquello que es causado no puede existir para siempre. La persona amada se puede marchar, el amigo volverse enemigo y todo lo ganado se puede perder, no hay nada eterno.

          Cuando digo que mi trabajo está siendo acabado, quiero deciros que mi felicidad no tiene causa. No hay nada que me esté ayudando a ser feliz. Esto no se puede deshacer, porque no es causado. No se puede hacer nada contra esto. Está más allá.

          Un viejo maestro brasileño, Roberto Bourdette, me decía alguna vez: "¿Qué hay, amigo, como va nuestro negocio?". Pues mi negocio está casi terminando. Y cuando él termine, yo también terminaré, pues sólo existo para los demás por mi negocio, con mi trabajo sobre los otros.

          Entonces, ¿por qué estoy aquí? Esta es una vieja pregunta. Buda vivió más de 40 años después de iluminarse. Muchas veces le preguntaban: "¿Por qué estás en este mundo? Si tú trabajo está hecho, debes marchar".

          Aquí hay algo profundo que debe ser entendido. Cuando el deseo desaparece, la energía que te hacía desear sigue permaneciendo. El deseo es una forma de energía. Es por eso que un deseo se puede transformar en otro distinto. La rabia puede llegar a ser sexo y viceversa. El sexo puede ser una ganancia, por ello cuando encuentras una persona con ansia de ganancia, verás que ella es sexual con la misma intensidad. Si encuentras una persona sexualmente reprimida, conocerás a alguien capaz de odiar intensamente, rencorosa. La energía sexual tornándose rabia. La vida es energía.

          ¿Y que ocurre cuando todos los deseos desaparecen? La energía no puede desaparecer, es indestructible.

          Una cierta energía existía en Buda cuando se iluminó. Esa energía se movía antes para el sexo, para la cólera, para la ganancia, para millares de deseos de cosas. Entonces, ¿ adónde fue toda esa energía? Cuando los deseos no existen, ella deja de tener forma, pero sigue existiendo. ¿Cuál es su función ahora? Ella se transforma en compasión.

          Tú no eres compasivo porque no tienes energía para eso. Toda tu energía está dividida entre el sexo, los egoísmos, los impulsos y en formas gananciosas de ser. Cuando todos los deseos desaparecen, esa energía se torna compasiva.

          Tú no puedes cultivar la compasión. El deseo tiene una meta, una motivación, pero la compasión no es motivada, no tiene meta. Es un transbordamiento de la energía.

          Ahora busco que la energía exista sin mí, que las formas de deseos desaparezcan. Que mi energía sirva de alimento. Este es el significado de las palabras de Jesús. "Deja que yo me convierta en tu sangre, en tu comida, en tu alimento de lo eterno".

          Mis formas desaparecerán. Los que sean sabios podrán compartirla. Primero, la energía será sin forma, sin deseo y entonces será incorpórea. Un cuerpo tiene su propio momento. Cuando alguien nace, se hace a partir de la comunión de dos cuerpos. El padre y la madre unen cromosomas, células y crean un nuevo cuerpo. Estas células tienen su momento determinado y eso significa que ese cuerpo existirá por un tiempo determinado.

          El cuerpo no sabe que un alma ha entrado en él  y que un día será iluminada. Esa morada no puede saber que el ser que en ella entró, un día puede iluminarlo todo y ni aún cuando todo esté lleno de luz, el cuerpo será totalmente consciente de ese milagro. La casa tiene su propia vida y no tiene consciencia de la iluminación.

          Yo nunca he hecho nada por vosotros, pues si así pensara, sería otra forma de egoísmo. Simplemente todo está pasando sin que yo intervenga en nada.

          Las formas de deseo desaparecerán pronto y la energía será compasión. El cuerpo tiene que completar su tiempo, su momento, su proyecto. El tiempo que me resta será un transbordar, una fiesta.

          Pero el lenguaje nos crea problemas. Es siempre dual, de este mundo. Pertenece a los deseos. Por eso es difícil decir algo sobre aquello que no es material. Lo que tengo que hacer muchas veces es quedar en silencio, aunque el silencio, la no aclaración de las cosas, sea mal interpretado, pues cada palabra ha de ser medida.

          Si digo que he nacido para enseñaros algo a vosotros, para guiaros en alguna ocasión, podéis interpretarlo de tal manera que eso parecerá una misión, un trabajo. Y no lo es. Es sólamente amor. Y yo no soy un agente de eso, pues si lo fuese, no podría haber amor.

          Sólo hay una luz brillando y tú puedes encontrar el camino. Puedes usarla. Puede ser una llama para ti o encender una luz dentro de ti, pero depende de tu voluntad no de mí. Yo solamente estoy aquí.

          Tú te estás iniciando o eres iniciado, pero no por mí, sino por tu propia energía. Come de mí tanto como puedas. Déjame ser parte de ti.

          Las palabras de Jesús crean problemas. Las palabras siempre lo hacen. Jesús era judío. Tenía que usar un lenguaje judío, los mitos y las frases judaicas. Por eso él dice: "¿No sabéis que he de ocuparme de los negocios de mi Padre?" Si hubiera estado en cualquier otro país nunca habría hablado del Padre, porque éste es un concepto judío, bueno, bello, pero antropomorfo. Dios no es el Padre, no es una persona, ni está metido en ningún negocio.

          Pero los judíos son negociantes y su Dios también; es un negociante que controla, dirige, manipula. Tú puedes seducirlo, engañarlo. Es como una persona real. Queda lleno de ira y si no te rindes a El, te puede arrojar al infierno; pero, si lo sigues y obedeces, llegarás a los placeres celestiales.

          Todo ese lenguaje pertenece al mundo de los negocios, de los lucros. Y cada lenguaje tiene sus propios problemas. Es un lenguaje concreto, tiene una apariencia familiar para la vida. Padre, Hijo, trabajo. . . . alcanzar al Padre a través del Hijo . . . . Jesús empleaba el lenguaje disponible.

          En este país tenemos moldes lingüisticos. Hasta un ateo puede ser cristiano, pero ser mahometano sería un error. Pero que un ateo pueda iluminarse es un imposible. Buda era ateo, pues decía que no había Dios ni tampoco alma. Decía que nada existe. Eso es realmente misterioso. Decía que no había Dios y los hindúes tomaron esa negación por una afirmación. Que lo mismo era decir que no, que afirmar lo contrario. Eso es muy misterioso. "Si" es una palabra: "nada" también es otra palabra. Y la una es tan significativa como la otra.

          Cada lenguaje, cada molde de expresión tiene sus propias ventajas, sus beneficios y también sus propios peligros, sus trampas. Yo mismo, muchas veces tiendo hacia lo negativo. Es por eso que me encantan las historias orientales, llenas de contradicciones: la no-mente, la no-verdad, la no- comprensión.

          Tu deseo es positivo si Dios es afirmado positivamente. Tu deseo no morirá si deseas a Dios. Negatividad será decir NO a todos tus deseos, a todos los objetos de tus deseos. Pero cuando todos ellos desaparezcan tú permanecerás en la pureza. Esa inocencia, la bendición que te ha de llegar, es lo que quiero que disfrutes.

          No trato de enseñarte nada. Yo no soy un profesor. No se trata de una doctrina. Te pido que disfrutes conmigo, que dances y cantes internamente. Puedes ser mi compañero o mi amiga en esta danza, en estas canciones. Y puedes ahora llamar a esto mi negocio.

          Mi trabajo presencial está terminando por lo que a mi respecta. Mi energía pronto será compasión y todos los que quieran experimentarla están invitados, sin ninguna condición. No me tienes que dar nada, sólamente tomar. No tengamos ningún acuerdo, no se espera nada de tu parte. Es un regalo. Siempre ha sido así y siempre será. La bienaventuranza es una gracia, un regalo. Por eso el hombre espiritual dice que es un estado de gracia, dado por Dios a partir de esa energía.

          Ahora te contaré una historia que decía Jesús a sus discípulos. "Un hombre rico precisó de unos trabajadores en sus campos y mandó a su mayordomo al mercado para contratarlos. Todos los trabajadores disponibles fueron llamados y comenzaron a trabajar. Otros, enterados después, fueron llegando más tarde y contratados, y hasta la puesta de sol, los que iban llegando iban siendo aplicados a sus labores. De noche, el hombre rico los juntó a todos y les pagó su jornada por igual.

          Obviamente, aquellos que habían sido contratados por la mañana, quedaron perplejos y dijeron: "¡Qué injusticia! Hemos trabajado el día entero y esos otros que llegaron más tarde, trabajando algunas horas, y los que acaban de llegar, sin trabajar apenas nada, han cobrado el mismo salario. Eso no es justo".

          El hombre rico rió y les dijo: "No piensen en los otros. ¿Lo que os he entregado, no es el salario contratado? Y ellos contestaron: "Es más que suficiente, pero no es justo. ¿Por qué los otros reciben lo mismo, si acaban de llegar?"

          El hombre rico respondió: "Les doy a ellos lo mismo porque tengo mucho, tengo en abundancia. No necesitan preocuparse por eso. Han recibido más de lo que esperaban; por eso, no comparen. No les pago a ellos por su trabajo, sino porque tengo en abundancia".

          Jesús dijo que algunos trabajan duramente para alcanzar a Dios, otros vienen muy tarde, y otros cuando el sol se pone, pero todos alcanzan lo Divino.

          Si todos los alumnos que llevan años estudiando y meditando, alcanzaran a Dios y vieran a los que no han estudiado sentados al lado del trono de Dios, ¿qué pasaría? Se pondrían tristes y dirían: "Esos pecadores sin disciplina, sin estudiar ni trabajar, están aquí. Pensábamos que estarían en el infierno".

          No hay infierno. ¿Cómo puede existir? En la abundancia de Dios todo es un Paraíso. Partiendo de la abundancia, todo es cielo. El infierno fue creado por los ascetas, los disciplinados, las religiones, por los que no admiten pecadores en el cielo. Ellos tienen que hacer divisiones, separaciones.

          Se cuenta que una mujer fue a dar las gracias a un sacerdote, porque el marido que durante ochenta años había sido un gran pecador, se había convertido en hombre piadoso. Ella, que tenía unos setenta años, lo había encontrado casi imposible, rogando a Dios todos los días por el arrepentimiento y conversión del esposo.

          Ella era una señora muy piadosa. Pensaba que el cielo estaba esperando para recibirla y que su marido iría al infierno, si antes no cambiaba de conducta. Entonces, le dijo ella al sacerdote: "Ahora puedo tener esperanza, mi marido puede llegar al cielo". El sacerdote rió y dijo: "Cuanto mayor es el pecador, más grande es el santo". La mujer quedó triste, contestando: "¿Por qué no me dijo eso antes? Debía habérmelo dicho hace cuarenta años".

          Esa mujer se hubiera sentido en el infierno, de haber encontrado a su marido en el cielo. Las personas llamadas pías y beatas han creado el infierno. Los santos tendrán su salario en abundancia si vienen a trabajar desde la mañana; los pecadores recibirán también su salario, aunque lleguen de noche. Todos vamos a recibirlo, pues se trata de una gracia, de un regalo.

          Yo no estoy aquí para ningún negocio, sino como una conveniencia, como un regalo. ¡No sé por qué tanto miedo! Tú puedes entender de negocios, pues conoces los términos. Pero no puedes conocer lo que es un regalo, pues no comprendes las condiciones. Lo podrías entender si tuvieras que atenerte a algunas reglas; pero, si no se te pide nada, quedas confuso y perdido.

          Todas las expectativas pertenecen a la mente al igual que las disciplinas. Todas las llamadas santidades y los llamados pecados, pertenecen a la mente. Cuando no hay mente, no hay pecado, ni santo, y la gracia de Dios se derrama en ti.

EL LENGUAJE ARTIFICIAL

          La materialidad está próxima, no porque esté cerca, sino por tu causa. La espiritualidad está distante, no porque esté lejos, sino por tu causa.

          "Este" significa el mundo, el cuerpo. "Estos" deseos, "estas" pasiones, lo físico, lo visible. "Este" significa todo lo que ha sido condenado por las instituciones religiosas de todos los tiempos. Ellas están siempre contra "éste" y a favor de "aquél".

          "Aquél" significa Dios, lo Divino. "Este" significa el mundo material, lo que es condenado. Todas las religiones han condenado a este mundo.

          Yo no lo condeno. Quiero tener y dejar raíces en este mundo. Todas las religiones me dicen que a menos que yo renuncie a "éste" mundo, no tendré las bendiciones "en aquél otro". De todo lo que esté cerca de mí, ellas se manifiestan en contra.

          Las religiones están a favor de lo muy distante, de lo abstracto, de Dios. Pero nadie conoce nada, nadie está en contacto con "aquél". No hay relación ni comunicación. Parece como un sueño, un fruto de la imaginación.

          Todas las religiones condenan a "éste". Piden que renunciemos a "éste". Han creado un dualismo y un antagonismo entre "éste" y "aquél", entre lo físico y lo espiritual.

          Pero las raíces en "éste" te darán la vida en "aquél". No crees la  competición donde no existe. El antagonismo viene de las mentes conflictivas, de la dualidad.

          No has de ser dualista. No vayas a crear conflictos. Mira el "aquél", no para estar contra "éste", sino como un florecimiento "de éste".

          Los árboles parecen igual que aves mirando al cielo. Las ramas son como alas y sus raíces las patas. A mi me gustaría que fueses como un árbol grande y fuerte, con raíces en "éste" y palomas en el "aquél".

          Mi Dios es el Universo, el mundo. Esta Tierra no está contra el cielo. Se trata de dos polaridades de un mismo fenómeno. "Este" parece próximo de ti, porque tu mente no está aún en condiciones de ver lo invisible. Tu mente es grosera y no puedes ver más que algo de lo visible. Lo sutil se te escapa. Si tu mente fuera silenciosa, lo sutil sería visible. Dios no es invisible. Es visible en todas partes. Pero tu mente no está en sintonía con lo sutil. Invisible quiere decir lo que no puede ser visto; pero puede serlo si dispones de ojos más refinados, más sutiles.

          Un ciego no puede ver aquello que es visible para ti, pero los ojos pueden ser curados y ver después la luz del sol.

          El mundo y Dios no están divididos. El mundo se expande en Dios y Dios se expande en el mundo. En verdad, usar dos palabras no es bueno, pues el lenguaje crea problemas. Decimos: el creador y la criatura. Dividimos. El lenguaje es dualista. No hay creador ni criatura: sólo creatividad, un proceso de creatividad infinita. Todo es Uno.

          El lenguaje es como un mapa político. Muchos países dividen al mapa, pero si pudieras preguntar a la Tierra dónde comienza uno y termina el otro, ella se reiría pensando que estás loco. La Tierra es una. Sólo en los mapas políticos ella se divide, pero los mapas son falsos. Los políticos unos locos, locos con poder. Más peligrosos que los que viven en el manicomio.

          La vida es un continuo fluír. El árbol crea oxígeno y tú lo respiras. Desaparecerías, si el árbol dejara de existir. Los árboles transforman los rayos cósmicos en alimento: frutas, legumbres y verduras, y si ellas desaparecieran, tú dejarías de vivir. Las plantas están en un proceso constante de crear tu alimento. Las nubes se mueven y traen agua para ti. Todo está unido. El Sol distante envía sus rayos de luz a la Tierra, y esos rayos son vida. Si el Sol se extinguiera, toda la vida sería eliminada. El mismo Sol recibe su energía de alguna fuente. Los científicos aún no han conseguido encontrarla, pero si esa fuente se ocultara, todo, en cadena, desaparecería. Este mundo no existe en fragmentos, sino como un todo, un todo único.

          Para mí "éste" más "aquél", es igual a Dios. Es por eso que acostumbro decir cosas contradictorias. Me gustaría darte dos cosas: los pies en ésta tierra y tu cabeza, tus pensamientos, en aquél cielo, en todo lo que es abstracto para ti, en todo lo que no puedes comprender, en todo lo que no puede encerrarse en los conceptos. Los pies en lo finito; tu mente y corazón en el infinito.

          Y no tendrás que abandonar a "éste", porque renunciarías a tus orígenes. Por eso tantos ascetas, anacoretas y religiosos enclaustrados, parecen tan sin vida. Renunciaron a "éste", y olvidaron sus raíces.

          Arranca un árbol del suelo y verás la parte escondida en la tierra. Pero las flores morirán, las ramas se secarán, las hojas comenzarán a caer, y eso es lo que ocurre con tanto fanático religioso. Ellos destruyen las raíces y el florecimiento se torna imposible y tú encuentras un ser rígido, cuadriculado, disciplinado, un ser muerto.

          Jesús era un hombre lleno de vida, pero mira a sus seguidores, para sus rostros. No puedes ver flores ahí, sus ojos están sin luz. Son árboles sin raíces. Debes sentir piedad por  ellos. Están enfermos. Destruyeron la alegría del amor.

          Sexo es "éste" y amor es "aquél". Cuando destruyes al uno, niegas al otro toda posibilidad de ser. El principio es el fin, la semilla será el árbol. Hemos de ir tan a fondo en uno que el otro será encontrado, escondido allí. Donde siempre estuvo.

          La tierra simboliza todo lo que ha sido condenado y el cielo todo lo que ha sido deseado. Pero yo no divido. Para mí, ambas cosas son una. Lo terrestre es la capa protectora de lo celestial. Quita la cáscara y comerás el fruto.

          Dice una vieja historia que una cuadrilla de ladrones entró por equivocación en un monasterio, porque creían que la casa pertenecía a un hombre acaudalado, pues tenía exteriormente apariencia de riqueza. Pero los monjes lucharon y los ladrones se dieron por felices cuando consiguieron escapar a duras penas de los que defendían  sus bienes.

          Cuando los ladrones se vieron fuera del monasterio uno de ellos comentó resignado: "Hemos tenido suerte. Por lo menos contamos con cinco mil pesetas entre todos". Y el jefe de la cuadrilla le contestó con rabia: "¡Imbécil! Siempre les he dicho que eviten a las personas religiosas. !Teníamos diez mil pesetas cuando entramos¡

          Estos son los enemigos de "éste". Y yo te digo que aquellos que son enemigos de "este mundo", con toda seguridad será enemigos de "aquél", lo sepan ellos o no.

          Ama a éste mundo y ámalo tan profundamente que tu amor lo trascienda y llegues a aquél.

 

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