Dirigida a las Escuelas de :                   Llubí, 1º  de Febrero de 1.995

            Barcelona (2)

            Mallorca                      CIRCULAR nº 2

            Menorca

            Las Palmas

 

 

EL FENOMENALISMO

Frecuentemente todos nosotros nos hemos deparado con preguntas o consultas respecto a acontecimientos relacionados con algún fenómeno. La época es propicia para eso, si recordamos que el avance tecnológico espacial amplió las fronteras del Universo, proporcionando como consecuencia condiciones favorables para que la imaginación fértil de mentes desocupadas e ignorantes hayan confundido fantasía y ficción con realidad.

Además del avance científico y técnico que trae considerables beneficios a la humanidad, necesitamos aún considerar otros factores extremadamente importantes en el contexto, como el hecho de que estamos viviendo una época muy especial en este final del milenio, y que han sido señaladas por innumerables sectas y filosofías exóticas como una fecha marcada para el fin del mundo.

En 1.978, el fanatismo de una de esas sectas, lideradas por la mente desequilibrada de un individuo llamado Jim Jones, representante del culto Templo del Pueblo, terminó llevando al suicidio colectivo a más de 900 personas en Guyana.

La tragedia se inserto perfectamente en el contexto de una época que está siendo señalada por la liberación de fuerzas oscuras que seducen a personas no preparadas ingenuas y que terminan sufriendo las consecuencias de fanatismos de todo orden.

De la misma forma surgen en todos los rincones del mundo pretendidos grupos espiritualistas predicando la presencia de seres extraterrestres, mencionando naves espaciales y comandantes de bases astrofísicas, cuyo estadio evolutivo sería extremadamente superior al de la humanidad.

Por ejemplo, el objetivo señalado de tales materializaciones o contactos telepáticos sería la preparación de iniciados para una pretendida operación de salvamento de la Tierra y sus habitantes. Un folleto explicativo de uno de esos movimientos menciona que sus líderes son personas muy adelantadas a nuestro tiempo y que, por eso, son incomprendidos y acompañados de muy pocos seguidores.

El propio Espiritismo, que llegó al mundo occidental legando parte del concepto de la creencia en una vida futura, se vio con el transcurrir del tiempo, envuelto en manipulaciones inexcusables de personas profesionales y charlatanes de todo tipo, buscando ventajas de naturaleza personal.

Muy pocos permanecieron fieles a la filosofía original, como el kardecismo, que busca la superación del nivel de consciencia de sus simpatizantes y teniendo en la caridad el objetivo final de su actuación.

Aún así, la falta de conocimiento de muchos espiritistas y del real objetivo por el que fue instituido el Espiritismo, como es la elevación de la consciencia de una sociedad vuelta fundamentalmente para la ciencia y el mundo racional, llevó al agotamiento de la propia filosofía.

Y no hay en eso nada de trágico ni de nuevo, por cuanto en el mundo de la manifestación, todo lo que nace y vive debe morir un día para que pueda renacer de otra forma. Sucede con todos los seres, instituciones, países, ideas y hasta con las religiones y las filosofías.

No obstante, hay que ver el lado positivo de la cuestión, en lo que se refiere al cumplimiento de la misión atribuída en ese aspecto, bien pocas corrientes tuvieron tanto éxito como el Espiritismo.

En el proceso de manipulación de informaciones recibidas respecto a tales filosofías, hay que tener mucho cuidado con la intensidad de la presión emocional con los fenómenos obtenidos, que fascinan los ojos, dando una pseudo connotación de excepcionalidad a hechos comunes y corrientes y pertenecientes a la ley natural.

Como ya sabemos, la vida humana está sujeta a una escala septenaria de manifestación, donde el plano de la materia o efímero, incluye el plano físico, emocional y el mental inferior. Esa consciencia sólo material es la que más expresa al hombre común por la afinidad o identidad con el nivel actual de las personas.

La primera parte, regida por Marte y la Luna, es la que expresa al plano físico propiamente dicho y en esto nadie tiene dudas, porque todos saben que necesitan cuidar el cuerpo y tienen una ligera idea de las fuerzas necesarias para mantener la vitalidad de los órganos físicos.

El problema comienza a ser más complejo, cuando evoluciona hacia el segundo plano, el de las emociones, regido por Venus y Júpiter, pues comienza a tratar de substancias intangibles, para el cual la ciencia aún contacta a través de la Psicología y la Psiquiatría.

Es en el plano emocional donde el hombre vive aún, cualquiera sea la llamada de sus sensaciones relacionadas con el sexo, o el amparo de las devociones religiosas o filosóficas, pues todas ellas satisfacen las fuerzas inferiores de la humanidad minimizando el programa generado por la satisfacción sin freno de actitudes no armónicas en relación a su naturaleza más elevada.

El individuo sólo comienza realmente a separarse de sus elementos más densos, cuando inicia el camino rumbo al tercer plano el mental, regido por Saturno, y que puede ser dividido en dos sub-planos: el mental inferior, o mental racional y el mental superior, cuando el hombre comienza a trabajar con la parte más sutil de la mente, aquella que es conocida como imaginación.

Tal vez en ese punto resida el principal "talón de Aquíles" de las filosofías ligadas al Espiritismo en general, pues al contrario de lo que predica la propia esencia de tales verdades, las personas hacen culto a los muertos, en detrimento de enseñanzas y conocimientos, en un proceso tendencioso de puro trueque.

Unido esencialmente al plano emocional y devocional, el individuo olvida el conocimiento, bajando aún más los planos en que debe actuar creyendo acelerar su auto-perfección.

Ceder el cuerpo a una entidad es herir frontalmente la ley divina que posibilitó al hombre la construcción de su templo interior donde habita la Individualidad y los planos superiores.

El cuerpo de una persona es sagrado y no hay en el mundo fuerza que lo obligue a cederlo a quien quiera que sea sin su consentimiento, constituyéndose tal acto en una inferiorización de la Individualidad.

En la Ciencia Espiritual esto está prohibido porque no hay más que una única verdad, y esta sólo puede ser obtenida a través del conocimiento que viene de la realidad interior, jamás del mundo exterior o de terceros, bajo pena de comprometer la sinceridad y el significado del mensaje. El verdadero Maestro jamás propondría a quien quiera que sea, lo que no provenga de la profundidad de cada uno.

Por eso es absolutamente necesario mantener la atención en permanente atención en estar alerta y desconfiar de falsos profetas. En este contexto esta Escuela Espiritual realiza un trabajo silencioso de valorar al estudiante de la Ciencia Espiritual como ser humano capaz de buscar y descubrir por él mismo su divinidad interior, o sea, no la verdad mía ni la de la Escuela, sino su propia verdad y que solamente puede brotar de la fuente interior de cada persona. Esta es la diferencia. Y ella es tan importante que vale pedir reflexión sobre el asunto.

No hay en la faz de la Tierra ni en todo el Universo, una sola criatura que no cargue dentro de sí el ansia de evolucionar, de brillar, de querer concretizar sus sueños y proyectos, de andar hacia adelante y hacia arriba.

Es como una necesidad que forma parte de la naturaleza humana y de todos los seres, por cuanto está incluida en la ley divina del movimiento.

Este principio está implícito en la manifestación de todo lo que existe y sin él la vida perdería su esencia y su razón de ser.

Hay una diferencia entre leer un artículo, un libro o entender el contenido, vivenciándolo. Es sólo a partir de ahí que realmente el alumno de la ciencia Espiritual comienza a abandonar el grupo de aquellos que viven en la superficie de los hechos.

Hay una realidad incuestionable en el camino que lleva al ser humano al desarrollo de sus cualidades superiores, y que ha sido frecuentemente olvidada en los tiempos actuales, con relación al camino interior como única forma de que el individuo alcance determinados niveles.

Hace pocos meses que la Escuela distribuyó unas lecciones sobre la "Subida a la Montaña", enfatizando la necesidad del aspirante a Iniciado de buscar conocimientos como la única manera de alcanzar el camino que lleva a la montaña, pero" un sólo camino sube a la montaña y llega hasta el final, un sólo camino."

Es exactamente en este punto donde debemos insistir siempre, por cuanto no basta tener buena voluntad, aunque ella sea extremadamente importante, pero esa buena voluntad necesita ser acompañada de conocimientos. Esta manera de entender la psicología humana es una importante credencial de la Escuela, a quien cabe no solamente alertar a sus alumnos, sino también exigir mucho trabajo interno.

En este contexto vale hacer un esfuerzo de observación, cuando podemos verificar que la mayoría de las instituciones tradicionales perdieron de vista la necesidad de prácticas, confundiéndose en teologías y filosofías basadas en la superficialidad de los hechos. Cuando se hace referencia a la palabra perdida, como llave que llevaría a la persona a otra realidad, ésta sólo podría ser obtenida mediante el merecimiento, conjugando el esfuerzo personal y el conocimiento.

Antes de que se constituya en desánimo para aquellos que desean alcanzar el Camino, que esto sea una especie de alerta y hasta un desafío a enfrentar y vencer por todos vosotros, se hace imperioso entender que no basta sólamente participar de una fraternidad, sociedad o hacer rituales, pues la subida a la Montaña se inicia por la necesidad de sentir el contenido de las palabras y símbolos, esto es, buscar la resonancia en lo íntimo, para que el mensaje sea no sólo recibido, sino percibido íntegramente.

Esta es la diferencia entre leer un libro y entender el contenido y vivenciar su mensaje. Es a partir de ahí que el alumno de Ciencia Espiritual comienza a abandonar el grupo de aquellos que viven en la superficie de las cosas, porque su Personalidad comienza a participar con más intensidad de ese esfuerzo personal y cada vez más se aproxima a su Individualidad.

El Conocimiento es fundamental y tal vez sea esta la principal razón por la cual es tan difícil percibir la evolución en el camino, especialmente porque este progreso sólo puede ser realizado a partir de la unión amorosa de la Personalidad con la Individualidad. Y una vez más recordemos a las religiones y filosofías que ofrecen sus postulados con base en la búsqueda de las virtudes interiores, avisando que es muy difícil avanzar en el camino sin el conocimiento de como llegar a nuestro interior que no es, obviamente, el fin sino el principio de la jornada rumbo al infinito.

Es común entre espiritualistas oirse que alguien entró en tal Sociedad o Escuela, pero la filosofía de esa fraternidad no entró en esa persona, constituyéndose esto en una comprobación cada vez más frecuente en todas las sociedades, porque o las personas están siendo seleccionadas de forma incorrecta o no están preparadas para recibir las enseñanzas disponibles o que la llave de tales enseñanzas fue olvidada en algún punto del camino.

La falta de resultados sólo podría ser justificada, como de hecho es, de forma poco convincente o evasiva; los conocimientos sólo deben ser transmitidos de forma homeopática, como siempre ha sido.

Lo que se observa es tanta falta de preparación de quien transmite el conocimiento, como falta de ambición de quien lo recibe y el resultado final puede ser la comodidad, la desilusión y la aceptación de la realidad que nos rodea. Al revés de estarse iniciando en el camino, el entendimiento general es el de que la persona ya vio la luz y por tanto ha llegado a la montaña. Pero ¿como decir que ha llegado si el individuo apenas ha dado el paso inicial?.

Como mucho, ese alumno-aprendiz, será un número más en la multitud, haciendo contribución con casi nada para el engrandecimiento espiritual de la humanidad. No es por ahí el camino que lleva a la cima.

Cuando hablamos de Amor, no nos podemos limitar a aquella concepción del efecto terrenal que hemos desarrollado en esta vida. Vamos comprendiendo poco a poco que no es una emoción, sino que es una virtud y, como tal, es universal e inmortal. Cuando nos limitamos a cultivarlo como una emoción, ella no crece, sino que nos limita la vida como una muralla. Este es el caso de aquellos que extienden las manos y su visión sólo alcanza, con sus círculos externos más próximo, a la familia, los amigos más cercanos, los conocidos y ahí acabó su mundo.

Esta emoción no es Amor; puede ser apego, pasión, sentimiento de posesión y hasta vanidad, orgullo. El Amor es simple, y con todo lo que es simple es puro, y eso lo hace difícil, porque el hombre se ha hecho cada vez y a cada momento más complejo.

El Amor es verdaderamente simple porque no tiene límites, no tiene barreras, él se expande y va envolviendo a todos y a todo indiscriminadamente como ondas de luz. Como es una virtud, el Amor va creciendo y no distingue a quien alcanza, pero ofrece su calor y alegría a todos con la misma intensidad. El Amor no restringe y no engaña, no juzga porque es luz y como la luz del Sol que va dando calor a todos hombres, hace madurar los frutos y abrir las flores.

Es en ese momento que él comprende la no separatividad, y los siente a todos como hijos, no a los de su sangre, sino a todos cuantos pasan por la calle, los que estudian con él, aquellos que a través de libros y otros medios de comunicación contactan con él. El hombre comprende que existe dentro de cada vida una chispa luminosa como la suya y, por tanto, internamente, todos son hijos de la luz.

Por medio de esa visión, se va tornando fácil conocer el sufrimiento, la tristeza, la envidia, en fin, toda la maleza que forma parte de la vida de la mayoría de los hombres. Así el Amor puede ser una bendición y una gracia, porque tiene comprensión y perdón para ofrecer, tiene energía para compartir, tiene luz y vida que forman parte de la Unidad, del Todo.

Esta es la verdadera virtud, que es cultivada sin ostentación, pero con tranquilidad y paz.

 

I N T E R E S A N T E

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