ALCORAC  
  Salvador Navarro  

 

de :                         CIRCULAR nº12

            Barcelona (2)

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            Las Palmas                          Llubí, 1º de Diciembre, 1.995

HISTORIAS DEL FÉNIX Y LA ESCUELA "AVE FÉNIX"

La mitología define al fénix como un ave fabulosa de notable belleza y que los egipcios transformaron en divinidad. Vivía 500 años, al fin de los cuales daba fuego a su propio nido, para resurgir de sus cenizas completamente rejuvenecida.

Fénix también fue el nombre de un héroe fenicio, hermano de Cadmo y de Europa, al cual se atribuía la invención de la escritura y la tinta. El mismo nombre también aparecía como el de un héroe de la Iliada, hijo de Amintor, rey de Argos. Fue preceptor de Aquiles y le acompañó a la guerra de Troya.

La expresión popular renació de las cenizas está asociada indisolublemente al fénix, aunque sean pocas las personas que conocen el verdadero significado de la historia que dio origen a esta máxima popular.

Para conocer un poco de esta leyenda, transcribo un párrafo del libro titulado "Los increíbles seres fantásticos", donde el autor Samir Meserani, relata la siguiente historia:

"Osiris era uno de los principales dioses egipcios, casado con la diosa Isis. Bajo forma humana de un faraón gobernó su pueblo, sacándolo de la ignorancia y la pobreza en que vivía. Admirado por dioses y hombres, acabó despertando la envidia de su hermano, el malvado Set, que le preparó una trampa y lo mató. Su cuerpo fue arrojado el río Nilo. Pero Isis lo recuperó y, con sus lágrimas y su magia, hizo que él despertara nuevamente a la vida, resucitando. Para los egipcios, Osiris pasó a ser un dios resucitado.

El fénix era un ave misteriosa, tenida como una especie de ave de Osiris. Simbolizaba el renacimiento, como el dios. Pero su forma no era exactamente la de un pavo. Para los egipcios era una garza con largas plumas en la cabeza.

El historiador griego Heredoto, decía que "su volúmen y figura son muy parecidos con los del águila y sus plumas eran en parte doradas y en parte carmesí". Sus ojos tenían un brillo intenso. Esta extraña ave vivía siglos y, cuando sentía que la muerte se aproximaba, iba al desierto y hacía un nido con hierbas aromáticas. Se sentaba en el nido y esperaba que el sol ardiente del desierto la quemase. Una vez incendiada, se transformaba en cenizas. De sus cenizas nacía un huevo y de este un nuevo fénix. Como Osiris, ella renacía, aunque en un nuevo cuerpo. Su alma era inmortal".

SÍMBOLO DE LA RESURRECCIÓN

La mejor definición para el fénix dice que era un ave mítica del tamaño de un águila, adornada con ciertos trazos de faisán. Dice la leyenda que al ver próximo su fin, formaba un nido con maderas y resinas aromáticas, que exponía a los rayos del sol para que ardiesen y en esas llamas se consumía. De la médula de sus huesos nacía otra ave fénix.

De la misma forma e igual a otros aspectos, el fénix simboliza la periódica destrucción y recreación. Según algunos estudiosos, hay un sentido psicológico en ese ser fabuloso al afirmarse que todos poseemos en nosotros un fénix que nos permite sobrevivir a cada instante y a vencer cada una de las muertes parciales que llamamos sueño o mudanza. El fénix simboliza la capacidad de los hombres de comenzar todo de nuevo, inclusive la propia vida.

En China el fénix simboliza el Sol. En occidente significa el triunfo de la vida eterna sobre la muerte. En alquimia, corresponde al color rojo, la regeneración de la vida universal y la finalización de la obra. Por todo eso, el fénix simboliza la propia eternidad.

En la región de Glastonbury, en Inglaterra, hay un inmenso zodíaco de aproximadamente 15 kilómetros de diámetro, diseñado en la tierra, cuya edad es de por lo menos 5.000 años. Las figuras de ese calendario estelar son formadas por los contornos de las colinas, ríos y canales de la región. Allí se estableció la primera iglesia cristiana de Gran Bretaña y, posteriormente, la abadía de Glastonbury, cuyos monjes cuidaban se mantuviesen los contornos sin ninguna alteración. Pues en ese inmenso zodíaco el signo de Acuario está representado por un pájaro que los estudiosos han interpretado como un fénix, que aparece transportando el cáliz de la vida, el Grial.

Algunos egiptólogos han sabido de historias fantásticas sobre el fénix cuyo origen estaría en el entendimiento inadecuado que generalmente ocurre en la interpretación de la religión egipcia. En Egipto, el fénix era conocido como bennu, un pájaro solar asociado al sol naciente y poniente, Dios-Sol-Osiris, de donde provenía y a quien era consagrado.

Desde el punto de vista espiritual, el fénix puede ser visto como un símbolo de lo cíclico y de lo eterno; de que la muerte es una transformación y no un fin. Se puede decir que la leña y las hierbas aromáticas que lleva a la pira funeraria, son las virtudes desarrolladas a lo largo de la vida y que servirán de base para la continuidad de su manifestación cuando resurja de las cenizas o de la muerte.

Las cenizas representan la materia, lo estancado, que debe ser purificado por el fuego de las experiencias vividas para ser devuelto a la Naturaleza en el mismo estado en que de ella fue extraído. Justamente de esa y en esa materia surgirá la larva blanca, o blanco de pureza  y de la inocencia, que dará origen al nuevo fénix, preparado para una nueva vivencia y experiencia rumbo a la Sabiduría.

El fénix representa el alma, la porción de lo eterno, de lo divino, que es la esencia de cada ser y que necesita de la manifestación para realizar su objetivo de rescatar lo bajo para lo alto. Ese rescate es realizado precisamente por la convivencia de la materia con esa esencia de luz que es la chispa divina que acompaña al ser humano a través de sus existencias.

Es esta chispa divina que el indivíduo debe buscar conocer, contactando con su Individualidad, o sea, la porción de luz espiritual que habita en el corazón y clama por atención para que juntos puedan buscar en el alto al Padre que está en el Cielo.

El origen del famoso zodíaco de Glastonbury es practicamente desconocido, pero los investigadores le atribuyen una edad de por lo menos 5.000 años y se destaca entre todas las obras dejadas por los druidas.

Hay un hecho que despertó la atención de los investigadores: de los 12 signos del zodíaco, sólo uno tuvo su simbología alterada, justamente el de Acuario.

El símbolo tradicional de Acuario presenta un aguador, un hombre cargando una jarra de agua, pero en el zodíaco de Glastonbury este símbolo fue substituído por un pájaro, semejante a un águila, el fénix, que aparece al lado del cáliz del Santo Grial. En cuanto el águila es la representación de la sabiduría en el plano físico, el fénix es la representación de la sabiduría en el propio plano de la sabiduría.

La representación del fénix tienen origen en las más remotas leyendas del antiguo Egipto y, en cierta forma, Glastonbury revive aquella alegoría a través de la construcción del zodíaco por los magos druidas, como preanunciando el hecho de que la batalla entre la sabiduría y la ignorancia será trabada en el signo de Acuario, cuando la sabiduría deberá llenar nuevamente el Grial.

LOS ASHRAMS PLANETARIOS

De la misma forma que existen esparcidos por todo el subcontinente del sur de Asia diversos lugares destinados al recogimiento espiritual, estudio de la ciencia sagrada y la práctica de la meditación, lugares que reciben, entre otros nombres, la designación de Ashram, que puede ser traducido por local sagrado, en el ámbito mundial también existen determinadas regiones del globo cuyo destino es tornarse focos de espiritualidad para toda la humanidad.

Cada uno de esos grandes centros tienen la responsabilidad de manifestar cierto aspecto o color del mensaje o emanación de lo divino.

Aunque la exacta localización de las regiones consagradas a ese sublime trabajo ya esté predeterminada hace eones, no todos tuvieron  su concretización realizada, por no haber llegado aún la hora adecuada y, también, porque la humanidad no generó substancia necesaria para que tal acto ocurra.

A lo largo de la historia de esta humanidad, en su manifestación sobre la faz de la Tierra, surgieron diversos movimientos de aspecto místico y espiritual. En medio de ese número incontable de movimientos, emergen, casi gigantes, dos regiones del globo como centros incontestables de luz y sabiduría trascendental.

Esos dos son Ashrams mundialmente conocidos: la India y Egipto. Ambos desprenden, aún hoy, ese perfume místico y un aura espiritual generada durante milenios.

En esos centros surgieron, o fueron allí a buscar conocimiento e iluminación, practicamente todos los grandes maestros y avatares de esta humanidad.

Fue a Egipto donde se dirigieron los filósofos de la antigüedad, los sabios medievales y los ocultistas del siglo pasado. La India fue la cuna de Buda, cuyo mensaje se difundió por todo Oriente; fue también, la meta final de muchos iniciados de occidente, desde Pitágoras hasta Helena Blavatsky que, con el movimiento teosófico, proporcionó una gran divulgación del conocimiento místico vivenciado en aquellas regiones.

Esos dos centros fueron y son hasta hoy reverenciados, no sólo por el maravilloso trabajo que los grandes maestros de la humanidad realizaron en ellos, sino principalmente porque fueron regiones bendecidas por poderosos focos de energía espiritual vertida desde lo Alto.

En realidad, el trabajo de los avatares fue el desarrollar la substancia necesaria para la fijación de esos focos espirituales, dando la cristalización necesaria a una energía inicialmente manifestada sólo en los planos más sutiles y elevados.

Los primeros centros espirituales que se manifestaron a nuestra humanidad fueron formados por agrupamientos de energías o virtudes divinas.

El Ashram que floreció en Egipto fue resultante de la acción condensada de las virtudes, luces o vibraciones emanadas de los así llamados Siete Sagrados,, esto es, inteligencias planetarias del Sol, Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio. En el Ashram de la India participaron con sus energías las inteligencias de la Luna, Marte, Venus y Mercurio.

El fenómeno que ocurre cuando las inteligencias planetarias suman sus virtudes, es una transmutación. Ellas pierden sus características individuales, generando una nueva virtud, emanando una nueva luz y color diferente de aquellas que participaron de su creación.

Es importante comentar que las nuevas fuerzas, resultantes de la suma total o parcial de las emanaciones de los Siete Sagrados, recibieron posteriormente los nombres greco-latinos de Neptuno y Urano, respectivamente. Por tanto, en Egipto se manifestaron las vibraciones neptunianas, mientras que la India recibió las bendiciones de Urano.

EL ASHRAM DEL SOL

El tercer Ashram planetario se está fijando en América del Norte, localizado en determinado punto de las montañas que se encuentran próximas a la costa Oeste. Ese foco tiene su manifestación característica peculiar a su color, que hasta cierto punto justifican ser este centro poco perceptible a los no iniciados, aunque haga más de un siglo que se viene implantando.

Es verdad también que esa región aún no aglutinó substancia en cantidad suficiente para la concretización plena de ese Ashram, el Ashram del Sol o del Espíritu Santo.

El adviento de la Era de Acuario trajo consigo la necesidad urgente de activación de uno más de estos grandes centros. De esa manera, nuestros Hermanos Mayores se están dedicando al trabajo de crear las condiciones favorables para la cristalización de ese centro espiritual tan necesario a nuestra humanidad. Es el Ashram de Mercurio el que está en proceso de manifestación con el objetivo de enfocar la luz y las vibraciones de la armonía y del equilibrio.

Él está situado en América del Sur y es el primero que tiene su localización al sur del Ecuador. Todos los anteriores tuvieron el epicentro de sus movimientos en algún lugar del paralelo 3O Norte.

Su localización fue profetizada en escritos egipcios y el momento de su manifestación quedó registrado en monumentos celtas hace más de 5.000 años.

La realización plena de un Ashram planetario es algo que sólo puede ocurrir si hubiera un esfuerzo conjunto en el que la participación de las personas es fundamental para dar soporte a la acción de los Maestros de Sabiduría encargados de enfocar las emanaciones divinas.

La conscienciación de eso por todos aquellos que estudian la Ciencia Espiritual, y que están caminando la senda de la superación, es fundamental para el real entendimiento del significado de la palabra trabajo, porque este es el camino, y es justamente el trabajo en la senda la mayor expectativa depositada en cada uno de nosotros por nuestros Hermanos Mayores.

EL ESFUERZO POR LA SUPERACIÓN PERSONAL

Cuanto más el indivíduo profundiza en su busca rumbo al infinito, más consigue absorber el contenido de las enseñanzas que son puestas a su disposición. El esfuerzo de seguir adelante es una tarea que precisa ser vencida por todos los hombres, lenta, pero gradualmente, cuyas características imponen buena dosis de trabajo, paciencia y determinación.

Para mejor caracterizar este trabajo, se dice en Ciencia Espiritual que es necesario vencer la inercia inicial pasando, en consecuencia, del deseo a la buena voluntad, lo que puede ser mejor definido como un esfuerzo de superación personal. Es el esfuerzo hecho por  la persona para superar sus limitaciones, flaquezas e inferioridades, vencer sus pasiones y hacer nuevos progresos en su camino espiritual.

En un primer momento, aún incipiente en su tentativa de entender los acontecimientos que los envuelve, el estudiante tiene enorme dificultades para persistir en su intento, porque esto acarrea ciertos sacrificios de naturaleza personal. No raras veces, su deseo es tímido e es fácilmente vencido por la tentación de no apartarse del mundo que lo rodea, porque ese mundo es toda emoción y, en su entendimiento, posee el calor de las sensaciones de las cosas "buenas" de la vida.

Todos esos aspectos son extremadamente reales y dotados de vida concreta, viniendo de ahí la incredulidad con que muchos responden cuando son cuestionados los valores morales de actitudes que son consideradas normales, y por esto mismo no pueden ser dejadas de considerarse, especialmente por los espiritualistas.

Las emociones necesitan ser cultivadas, pero no de forma desenfrenada que vuelven al hombre sumiso y esclavo, y sí de forma ordenada y controlada.

Cuando el hombre entra en contacto por primera vez con las enseñanzas de la Ciencia Espiritual y comienza a recibir sus primeras instrucciones, la mayor dificultad es relacionar tales enseñanzas con su vida particular, porque existe una especie de abismo que separa el mundo interior del mundo exterior.

Muchas personas llegan al mismo conflicto, expresado por la resistencia, tanto de parte de su propia lógica mental como por parte de las personas con quien convive, por cuanto aún no teniendo substancia para distinguir lo real de lo que es fantasía y lo efímero de aquello que es inmortal, se siente frágil en sus convicciones.

De ahí la razón de por qué es muy importante tener el apoyo cálido de las personas o de un grupo con afinidad en sus objetivos. En las antiguas iniciaciones habían ceremonias, también llamadas viajes, durante las cuales el candidato, con ojos vendados, era recibido por un guía que lo aseguraba por un brazo y cuyo objetivo era llevarlo durante todo el camino.

Naturalmente, esas ceremonias son alegorías que pueden ser vistas de dos maneras:

   a) exotericamente, el indivíduo siempre necesita de alguien que le muestre el camino

        fisicamente y lo apoye en sus actividades.

   b) esotericamente, el indivíduo siempre es auxiliado, aunque de una forma no percibida por

        los sentidos físicos, por inteligencias amigas, entre las cuales están la Individualidad, el

        Angel de la Guarda y el Maestro.

No obstante las dificultades enfrentadas, el camino del hombre es vencer todos los obstáculos y seguir en dirección a su destino de forma armoniosa y equilibrada, dedicándose a las cosas de la naturaleza espiritual, pero sin descuidarse de las cosas de naturaleza material, porque él es el punto de unión entre lo alto y lo bajo, entre lo elevado y lo superior.

PENSAMIENTO

Toda esta busca que la persona hace dentro del esoterismo, el ocultismo o hasta en la religión, no es más que la manifestación natural de las ansias que fueron insertas en los seres, a fin de desear algo que no saben lo que es, pero que le llama insistentemente a lo largo de su vida.

Esta busca se inicia cuando el indivíduo da oído a la voz interior y pasa a tener también una vida propia dentro de sí mismo.

Es en ese momento que él comienza la subida a la montaña del espíritu.

 

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