ALCORAC

SALVADOR NAVARRO   

 

 

                                              

Dirigida a las Escuelas de:

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                                                                                    Circular nº 4  , año VII

                                                                                    Llubí, 1º Abril de 2.001.

                    Hay una especie de discontinuidad entre Dios y el mundo, por la falta de contacto entre el centro (lo universal) y las líneas divergentes (lo individual), pues el mundo, aunque creado por Dios, no vino propiamente de Dios, como en el concepto platónico.

                    Está claro que según Agustín, después de ese acto creador, existen más realidades, pues antes solamente existía Dios, el Infinito; pero después de la creación existe, más allá de ese Infinito, los finitos, los mundos, las criaturas.

                    Frente a una lógica imparcial y rectilínea, no puede haber más que el Infinito, por cuanto todos los finitos ya están contenidos en el Infinito y, saliendo de su potencialidad para su actualidad, nada nuevo añade a la antigua y eterna Realidad del Infinito. Entretanto, Agustín acepta ese ilogismo a fin de evitar la conclusión lógica y esencialmente platónica de que los mundos, sobre todo los mundos materiales, sean emanaciones de la Divinidad, siendo por eso divinos en su esencia. Y yo me pregunto: “No correrá esa “irracionalidad” por cuenta de nuestra deficiente filosofía y teología? ¿Será posible que la infinita Razón sea irracional, que el eterno Logos sea ilógico? Dios es, para Agustín, el autor del mundo, pero no propiamente su fuente, o sea, la substancia de la cual esos mundos fueron hechos. Dios creó de la nada una nueva substancia, antes no existente, añadiendo esa substancia finita a la substancia infinita de la Divinidad.

                    De esta manera, sacrificando la lógica, consiguió el teólogo Agustín preservar al mundo del peligroso halo de divinidad; consiguió probar que el mundo es hijo de la nada, y no descendiente del Todo; efecto del inmenso vacío, y no de la infinita Plenitud.

                    Filosóficamente hablando, no era posible vengarse más eficazmente del mundo, que tanto atormentara a Agustín e infligirle un castigo más terrible, que declararlo “hijo de la nada”, oriundo del tenebroso abismo de la infinita vacuidad. Se puede decir que todo el sistema filosófico-teológico del obispo cristiano de Hipona es un permanente eco de las experiencias ético-espirituales del estudiante pagano de Cartago. Y, como un gran porcentaje del mundo cristiano de todos los siglos continúa empeñado en la dolorosa lucha de la inquietud metafísica de este, es natural que siga en vigor dentro del seno de la cristiandad este concepto.

          Es enorme la distancia entre la “civilización cristiana” y el Evangelio . . .

          Hay quien identifica la Nada de la Biblia con el Todo de la filosofía, diciendo que, de hecho, Dios es la gran Nada, una vez que Él no es una cosa ni la otra; Dios no es ninguno de esos numerosos y variados algos que conocemos, ni la suma de todos esos algos. Luego, siendo Él la negación radical de cualquier algo, tanto singular como colectivo, sólo resta decir que Él es el no-algo, esto es, la Nada absoluta. Dios es la Nada en el plano fenomenal. En este caso, dicen ellos, no hay conflicto entre la Nada de la Biblia y el Todo de la filosofía; son dos palabras diferentes que sirven de vehículo a la misma idea y designar igual realidad.

          Dios es la Nada fenomeal y también el Todo espiritual.

          ¿Qué decir a esto?

          Antes que nada, he de hacer constar que no niego que la Nada bíblica pueda significar el Todo de la filosofía, una vez que la Biblia no es un compendio de escolástica, ni un libro didáctico ni analítico; no entra jamás en el terreno de las especulaciones y discriminaciones ideológicas. No afirmo ni niego que la Nada de la Biblia sea o no sea idéntica al Todo de la filosofía. Dejo esta cuestión en blanco.

          Lo que todavía sabemos con certeza es que la Nada de la escolástica, sobre todo de la teología de Agustín y Tomás de Aquino, así como de la teología protestante, no es el Todo de la filosofía, sino precisamente su opuesto. La teología católica es explícita en sus expresiones: dice que Dios creó al mundo de la Nada, diciendo que el mundo fenomenal no existía antes de ser creado, y en esto estoy perfectamente de acuerdo, cuando se refiere a cualquier realidad pre-existente antes de esa creación, cualquier especie de materia prima, sustancia anterior al mundo; no había ningún sujeto o material del cual el mundo pudiese ser hecho; el universo surgió del abismo de la nada fenomenal, y es aquí donde la filosofía difiere, no de la Biblia sino de la teología escolástica. Verdad es que rechazo cualquier sujeto o material pre-yacente individual o fenomenal, porque esto sería un manifiesto dualismo; pero admito un sujeto universal, absoluto, eterno, el Todo, Dios, como sujeto, sustancia o substrato del mundo individual de los fenómenos.

          Dios es, la nada fenomenal (no es ninguno de los fenómenos del mundo), pero esa nada fenomenal es idéntica a Todo espiritual. En el plano de los fenómenos Dios es una pura nada, pues si así no fuese, estaríamos en pleno politeísmo o panteísmo; pero en el plano del Espíritu, Dios es el Todo, la Causa Prima.

          El punto más alto del Espíritu es el más bajo de los fenómenos.

          El sí de Dios es el no del mundo.

          La afirmación del Creador es la negación de la criatura.

          Lo positivo de la causa es lo negativo de los efectos.

          Siendo Dios la infinita actividad, está claro que Él no se encuentra como integrante de las infinitas pasividades, esto es de los fenómenos causados.

          El Causador no es causado; la nada de los causados es el Todo del causador.

          La profunda sabiduría de los libros védicos, hace milenios afirman que Brahma es la negación absoluta de maya, esto es, que Dios es la no - existencia , la irrealidad, la nada del mundo fenomenal. Dios es el no - mundo, el no - individuo, el no - fenómeno.

          Como en el plano horizontal del existir nace la línea del Ser, negar que Dios tenga existencia es lo mismo que negar que Dios tenga esencia o Ser. De hecho, la esencia es lo opuesto de la existencia, el Ser es lo contrario del existir. Lo que es no existe, lo que existe no es. Dios es Yaveh, la esencia, el Ser; Dios no es maya, el existir, el mundo fenomenal.

          Dios creó al mundo de la nada fenomenal, y del Todo espiritual.

          Desde toda la eternidad, el mundo era Brahma, pero en el tiempo se transformó en maya.

          Con esa creación de la nada estaba abierta la puerta para el odio en el mundo; pues, desde su conversión al cristianismo, sintió Agustín un odio implacable hacia el mundo y sus cosas, sobre todo para aquella provincia del mundo que estaba en más íntimo contacto con la personalidad humana, el cuerpo y sus apetitos que luchan contra el espíritu. El ascetismo ético del teólogo reclamaba el nihilismo metafísico del filósofo. Si el mundo hubiese emanado de Dios sería de alguna manera amable, como el efecto que brota de una buena causa, y no sería posible declarar una guerra total al mundo; pero esa guerra era necesaria para salvaguardar los valores espirituales, diametralmente opuestos a las cosas materiales.

          En verdad, el sistema de nuestra filosofía no es sino la historia de nuestra vida.

          Si el cristianismo aceptó, casi integramente, esa teoría de la creación de la nada, no lo hizo por razones metafísicas o lógicas, sino por motivos psicológicos y pedagógicos, pues viviendo con una humanidad predominantemente materialista, era más prudente inculcar a los hombres un profundo odio a la materia que presentar el mundo material como emanación de la Divinidad. La humanidad, en un mediocre estadio de evolución espiritual, debe convencerse profundamente de la esencial maldad de todo lo que es materia, a fin de no sucumbir a la prepotencia de las seductoras voces materiales. Para un hombre plenamente maduro en espíritu podría ser revelada la verdad integral sobre el origen del mundo, pero ¿dónde están esos hombres? ¿Y, cuántos son? Posiblemente ha existido un único hombre, el “hijo del hombre”. Pero es notable que ese hombre no estuviera de acuerdo con Agustín, pues no odia el mundo sino . . . “hasta tal punto amó Dios al mundo que le envió su hijo unigénito”; ese hombre no es un asceta que recuse servirse de las cosas del mundo y mucho menos un pecador que de ellas abuse, sino un hombre espiritualmente maduro que, tranquila y serenamente, usa de todas las cosas del mundo de Dios, porque conoce y ama al Dios del mundo; ni desdeña sentarse en la mesa de banquetes, transformar el agua en vino, dar a los hombres pan en abundancia, aceptar el homenaje de un alma femenina que lava sus pies con lágrimas, y los seca con la sedosa suavidad de sus cabellos.,

          Y el cristianismo desde una afirmación del mundo, pasó a la negación de él. Nadie puede afirmar correctamente el mundo material, sin que lo haya negado con valor.

          La filosofía platónica y neo-platónica, repito, no es para la humanidad en un bajo estadio de evolución; supone una extraordinaria madurez espiritual. Es ante todo una filosofía para la humanidad del mañana. Mientras tanto el hombre debe ser convencido a ser bueno con el aviso de castigo o la ilusión del premio. Aristóteles, Agustín y Tomás de Aquino serán hoy más necesarios que Platón, Plotino o que Orígenes. La humanidad de los exotéricos debe contentarse con semi-verdades, pero la humanidad esotérica será idónea para asimilar las grandes verdades. Para aquellos, la noción de su origen y naturaleza divina, abriría las puertas a enormes abusos, mientras que para estos, la misma verdad es la más eficaz salvaguarda contra la ignorancia.

          Del resto, como ya he dicho, habría sido imposible levantar una poderosa jerarquía eclesiástica, de la que la iglesia necesitaba, sobre la base de la filosofía neo-platónica, porque el hombre inmaduro, en vez de descubrir el reino de Dios dentro de sí, acabaría por establecer el reino del Ego dentro y fuera de sí, tanto más que el Ego se presenta siempre como siendo Dios, un Dios mutilado por los dos lados D- yo – s.

          Tiempo vendrá en que la humanidad plenamente madura, podrá soportar indemne la luz meridiana de la verdad integral sobre sí misma, y en ese tiempo lejano será incomparablemente mejor decir al hombre que el mundo y el hombre son emanaciones de la Divinidad, que hacerles creer que son creados de la Nada.

          Platón y los neo-platónicos de todos los tiempos tuvieron y siguen teniendo esa gran misión en el seno de la humanidad: levantar y conservar caminos, en playas distantes y aun perdidas en la lejanía, faros de la verdad total sobre Dios, para que los navegantes con los ojos fijos en esas maravillosas atalayas, conozcan la ruta a seguir y, por entre las tinieblas o las sombras del presente, crean firmemente en las luces del futuro.

        HERMES TRIMEGISTO  - RUMBO AL MONISMO ABSOLUTO

          Cerca de 2.000 años antes de Cristo, cuando nuestro sistema solar entraba en el signo zodiacal de Aries, símbolo de la fuerza, brotaba en este planeta dos grandes torrentes de revelación divina. Uno en las márgenes del Eufrates, en Oriente Medio, y el otro en las riberas del Nilo, en Africa del Norte.

          Abraham, nacido en Ur, en Caldea y Hermes en Egipto, fueron dos vehículos escogidos por Dios para transmitir a la humanidad esas grandes revelaciones cuya quintaesencia es el monismo absoluto, o sea la total unidad de Dios manifestada en la inmensa variedad de los mundos.

          Medio milenio más tarde, esas dos corrientes divinas procuran unirse en Egipto, en la persona de Moisés, descendiente de Abraham, pero educado en la corte real del Faraón de Egipto e “instruido en toda la sabiduría de los egipcios”.

          Culminaba esa “sabiduría egipcia” en la filosofía metafísico-mística de un personaje misterioso que en su país natal era llamado Toth, pero al cual los griegos dieron el nombre de Hermes o dios de la sabiduría, mientras que en la historia es conocido con el sobrenombre de “Trimegistos” el “tres veces mago o magno”.

          No poseemos ningún libro de la autoría de Hermes. Ha llegado hasta nosotros una serie de dichos o aforismos herméticos recogidos por algunos de sus discípulos; pero, en esas pequeñas  muestras se adivina la grandeza de espíritu de su autor. Vienen esos dichos generalmente en libros como “El Kibalión”, palabra derivada del mismo radical que Kybele o Cibele, divinidad fenicia simbolizando la luz; Kybalión sería, un lucero o un faro para guiar a la humanidad en su largo camino rumbo al infinito.

          El monoteísmo que, diversos siglos más tarde, Moisés encontró entre los iniciados herméticos de la corte del faraón, mientras que las masas populares profesaban el politeísmo, es un eco del monismo absoluto y universal de Hermes. El monoteísmo, como dice la palabra, admite un solo Dios, pero no Lo considera como la única realidad. Para el monoteísta relativo, el mundo fue creado de la nada, mientras que para el monista absoluto, el mundo viene del Todo, esto es, de Dios, el Espíritu Universal, la Única Realidad. El monoteísta relativo es necesariamente dualista, admitiendo no sólo la distinción entre Dios y el mundo, en lo que concuerda con el monista absoluto, sino que también proclama la separación entre Dios y el mundo, en lo que disiente del  monista absoluto.

          San Agustín y Santo Tomás de Aquino son, en la era cristiana, los grandes sucesores del Moisés monoteísta, y la teología cristiana de occidente, en su forma oficial, es visceralmente mosaico-agustina-tomista. La religiosidad oriental, como muchos pensadores independientes no dogmáticos de occidente, así como un vasto sector de la iglesia griega ortodoxa, son total o parcialmente, monistas.

          Los que ignoran la profunda diferencia entre monismo y panteísmo, los consideran por igual. En verdad, existe mayor afinidad entre monoteísmo y monismo que entre monismo y panteísmo. El dualismo monoteísta, es un politeísmo disfrazado. El Evangelio de Jesús es esencialmente monista, mientras que la teología cristiana de occidente profesa un monoteísmo dualista.

          Pasaré a exponer las siete verdades de Hermes y de la filosofía hermética, como se encuentran en el Kybalión:

          El principio de espiritualidad universal.

          El principio de ritmo.

          El principio de correspondencia.

          El principio de vibración.

          El principio de polaridad.

          El principio de causa y efecto.

          El principio del género.

          Estas siete verdades son como los siete colores de la luz incolora cuando se dispersa por un prisma. En realidad, estas siete verdades son una sola, pero vistas en su variedad, por el lado del mundo fenomenal, parecen ser siete, así como los colores del prisma o del arco iris, aunque en su causa sean una única luz blanca.

        Sigue en la Circular de Mayo de 2.001.

                                        LOS VERSOS DE KABIR

                    ¡Oh Sadhu! Purifica tu cuerpo de la forma

                    más simple.

                    Así como la semilla se encuentra dentro del

                    Banano y dentro de la semilla se hallan

                    las flores, las frutas y la sombra.

                    Así también el germen se halla dentro del cuerpo

                    y dentro del germen se halle el cuerpo de nuevo.

                    El fuego, el aire, el agua, la tierra y el éter;

                    estos elementos no pueden existir fuera de Él.

                    Oh Kazi; oh Pandit, recapacítalo bien: ¿qué existe

                    que no se halle en el alma?

                    La jarra llena de agua se coloca sobre el agua, tiene

                    agua por dentro y por fuera.

                    No se le debería dar un nombre, por no suscitar el

                    error del dualismo.

                    Dice Kabir: “Escucha la Palabra, la Verdad que es tu

                    esencia. Él se habla la Palabra a Sí mismo; y Él

                    mismo es el Creador”.

                    Existe un extraño árbol, que se sostiene sin

                    raíces y da frutos sin florecer;

                    No tiene ni raíces ni hojas, está recubierto

                    de loto por todas partes.

                    Allí cantan dos pájaros; uno es el Guru y el

                    otro el discípulo.

                    El discípulo elige los múltiples frutos de la

                    vida y los gusta, y el Guru lo contempla con

                    alegría.

                    Lo que dice Kabir es difícil de comprender:

                    “El pájaro está más allá de la vista y

                    sin embargo es claramente visible.

                    Lo sin forma se encuentra en medio de todas

                    las formas. Yo canto la gloria de las formas”.

          La verdad es un desafío, el mayor que existe. Es un reto para buscar, preguntar, para ser. No es una cosa que puedas poseer algún día, sino que es algo en lo que tienes que transformarte. De hecho, solamente puedes ser aquello que ya eres, únicamente  puedes transmutarte en tu propio ser.

          El desafío de la verdad es el de tu propio núcleo más interno, el desafío de llegar a casa, de volver a tu centro, de reconocerte a ti mismo, de encontrarte. Es un auténtico trabajo, un arte.

          Mirarse y conocerse es difícil, porque invertimos demasiado en nuestra propia ignorancia; apostamos casi toda la vida para finalmente desconocernos. Entonces, el auto-conocimiento comienza a ser complicado, solamente unos pocos escuchan la llamada. Y de estos pocos que oyen, muchos la interpretan mal. Los que interpretan de modo acertado, no persisten mucho tiempo. Así que muchos son los llamados y pocos los que llegan.

          De hecho, todos somos llamados. El desafío de Dios es para todos; es una invitación abierta. Estamos aquí para ese desafío, aceptarlo y pasar a través del fuego para ser purificados. Pero es un juego de riesgo; hay que apostarlo todo. Y esta es la ironía: que cuando no tienes nada, hay  miedo de apostar. La ironía . . . Cuando tienes mucho, lo apuestas todo.

          Esta es mi experiencia de cada día: siempre que veo a alguien que tiene alguna cosa, está preparado para entregarse y, cuando encuentro a una persona que no posee nada, está lleno de miedo por la entrega. Esto es muy misterioso. Es posible que, el que nada tiene piense que al entregarse encontrará su estado de pobreza, conocerá su vacío interior.

          Es mejor fingir que se es rico y nunca mirar hacia dentro. Es mejor seguir soñando: “Tengo mucho, ¿cómo puedo entregarme?” Pero esta es mi experiencia y no he encontrado excepciones; esta parece ser la regla. Jesús decía: “Aquellos que tienen, les será dado más, y aquellos que no tienen, eso mismo les será quitado”.

          Cuando eres rico, tienes valor para apostar. Y cuando apuestas, eres capaz de obtener más. Y si lo apuestas todo, incondicionalmente, totalmente, entonces serás capaz de recibir el regalo de Dios. Cristo nace en ti. Cuando pasas por la crucifixión, cuando eres crucificado, hay una resurrección.

          Yo veo dos tipos de personas en el mundo; la humanidad puede ser dividida en dos categorías. Una cosa: todos estamos crucificados. La mitad permanecen crucificados y la otra mitad tienen la posibilidad de resucitar. Los que están crucificados sufren por nada. Es un sufrimiento insignificante.

          ¿Observas esto?  Tu sufrimiento no tiene significado. ¿Por qué sufres? ¿Qué estás ganando con eso? Simplemente sufres, es un desperdicio, una tierra improductiva. Los que sufren por sus propias penas están crucificados, los que sufren por Dios son resucitados. Entonces tu sufrimiento comienza a tener un significado.

          La vida desaparecerá, esto es cierto; la muerte llegará, también es verdad; pero, ¿vas a morir por Dios o simplemente vas a morir? Si mueres simplemente, eres crucificado y sin resurrección. Si mueres por Dios, eres un sacrificio, una oferta, y serás resucitado.

          Insisto en que todo el mundo está crucificado; unos pocos descienden de la cruz y alcanzan una nueva vida; lo que Jesús llama “vida en abundancia”, vida infinita, vida sagrada, porque es completa. Muy pocos descienden de la cruz y se transforman en un éxtasis, y sus muertes son comienzos de una nueva vida.

          Ahora esto va contigo. Si aceptas el desafío, podrás resucitar. Cristo nacerá en ti, o Buda, o Alá. Son sólo nombres.

          Recuerda una cosa: Cristo, Buda, Alá, no son nombres de personas. Son un estado de ser. Cristo significa aquel que se conoció a sí mismo y a través de esta realización, conoció el Todo; quien llega a su Casa, puede decir “Yo soy Dios”. El significado de Buda y otros, es el mismo.

          Generalmente, vas lejos de ti mismo y, cada día que pasa, más aumenta la distancia. Continúas moviéndote en dirección a la periferia, y sigues creando nuevas salidas hacia donde moverte de nuevo. Vas hacia horizontes que no son posibles alcanzar, porque el horizonte no existe, es sólo ilusión. Sólo el centro es real.

          Eso es lo que dice Kabir: “Sadhu, Oh monjes. No van a ningún lugar. Dios está aquí, donde tú estás. No lo busques en ningún otro lugar, porque lo perderás”. El desafío no viene del lado de fuera, sino de tu núcleo más interno. A veces, hasta puedes sentir que viene de fuera, porque el núcleo interno te parece externo. Eres tan inconsciente en lo que a ti respecta, que cuando tu propia alma te llama, sientes como si alguien más estuviese llamando. Cuando llama el Maestro, es tu propia voz interior que él intenta expresar para ti.

          Kabir dice: “Estos dos pájaros, el Maestro y el discípulo. El alumno decide aprovechar el mundo de las formas, de las circunferencias, y el Maestro se sienta en el centro del ciclón, y observa como un testigo, siendo feliz cuando el discípulo vaga en torno suyo, aprovechando todo aquello que le llega. Un día, el discípulo volverá; tiene que volver, porque no existe contentamiento posible en la circunferencia. Existe solamente miseria y más miseria, que se va multiplicando todos los días.

          Entonces, la primera cosa a recordar: tú estas siendo llamado. Yo soy un provocador. Escucha esto; no solamente escuches, responde; no sólo respondas, acepta el desafío en tu camino.

          La jornada es dura, difícil. Es inconveniente ir en dirección a lo desconocido, porque te distancias de tus seguridades, de todo aquello que te ha pertenecido hasta ahora, de tus identidades. Pero, solamente cuando te distancias de ti mismo, llegas más cerca de tu centro. Porque aquello que piensas es verdad para ti, no es tu verdadera naturaleza. Es una ilusión que has creado; una alucinación, auto-hipnosis.

          Ouspensky habla muchas veces de cierta ley; la llama la “ley de los semejantes”. Es muy significativo entender esto. ¿Has observado un árbol grande? A lo largo de su vida va dando millones de semillas, pero no todas se transformarán en árboles. De un millón, tal vez una sea un árbol, las otras se perderán. La naturaleza produce de una manera bastante extravagante, sabiendo muy bien que muchos son llamados, pero casi nadie escucha. Millones de personas nacen para que una pueda ser un Cristo, o un Buda. Recuerda esta ley de las semillas.

          Lo mismo un hombre . . . un hombre normal, tendrá durante su vida más de cuatro mil eyaculaciones. Cada una de ellas contiene millones de células de vida. De esos millones, tal vez una alcance el óvulo de la mujer. De millones de células vivas, tal vez una . . .

          Te sorprenderás: el cuerpo de un único hombre podría poblar toda la Tierra, si todas las semillas se volviesen cuerpos. Un único hombre sería suficiente para poblar la Tierra, porque cada eyaculación carga millones de células. Y estoy hablando de una persona normal, no de un supernormal. Este no tiene eyaculaciones. Su energía comienza a moverse hacia dimensiones diferentes. Transforma toda su energía de vida para alcanzar alturas inimaginables en la vida. Su energía no es afectada por la gravedad, ella levita, vuela. Tiene diferente plenitud.

          Pero esta ley de las semillas tiene que ser comprendida: ¿qué ocurre con las otras semillas? Ellas se descomponen, desaparecen.

          No pierdas esta oportunidad. Ser una semilla es una gran ocasión, porque significa ser una posibilidad, una potencialidad, puedes crecer. Pero entonces la semilla tiene que entender muchas cosas, porque existen mil y una barreras y obstáculos a evitar, miles de alternativas equivocadas, que hemos de dejar atrás. Entonces nos moveremos en dirección al crecimiento.

          Crecer es un fenómeno raro. Es natural y, aun así, raro. Cuando la semilla encuentra un suelo fértil, ella crece. Es natural, ¿pero, encontrar el terreno apropiado? He ahí la cuestión a solucionar.

          En la canción, Kabir está dando direcciones muy claras. Vamos a entenderlo.

          ¡Oh Sadhu!  Purifica tu cuerpo de la forma más simple.

          La palabra Sadhu es hermosa; tiene que ser entendida. Está asociada a significados erróneos, pero la palabra es significativa. Se traduce por simple, espontáneo, inocente. Pero en la India, no los verás como inocentes. Son personas complejas. ¿De dónde viene esa complejidad? No son espontáneos ni naturales. Intentan ir contra corriente, contra la naturaleza. No se mueven con el río, sino que lo empujan. Han perdido la inocencia.

          El primer ingrediente de un Sadhu será la comprensión de que se es ignorante. La ignorancia trae la inocencia; el conocimiento la corrompe.

          Alguien te pregunta: “¿Dios existe?”  Y tú contestas “No lo se”, tu respuesta es de un Sadhu. Este es el primer paso.

          El conocimiento crea complejidad: cuanto más sabes, más complejo eres y más experto, más propicio a engañar la naturaleza. Una persona inocente coopera con la naturaleza, un hombre de conocimiento la engaña y explota. Usa el conocimiento para forzar la naturaleza a servirlo.

          Así es como ves a la ciencia intentando engañar a la naturaleza. Está claro que, a largo plazo la naturaleza se vengará, no la podrás engañar por mucho tiempo. Finalmente será destructivo contra nosotros mismos. Esto ha pasado durante más de trescientos años de mentiras científicas y ahora la humanidad está llegando a un suicidio global.

          Para ser un Sadhu, la primera cosa es: no reivindicar conocimientos, porque todo es ilusorio. Sólo los ignorantes encuentran que saben, mientras que los sabios saben que no saben.

          La segunda cosa: el Sadhu es como un niño pequeño; se mueve con espontaneidad. Cuando tiene hambre, comerá y duerme si tiene sueño.

          La segunda cosa es su espontaneidad. Pero los que se hacen llamar Sadhu, ayunan cuando tienen hambre. ¿Cómo pueden ser espontáneos? Cuando sienten rabia, sonríen y cuando les llama el sexo hablan de celibato.

          Estas personas no pueden ser Sadhus. El dicho de Jesús es cierto. “Hasta que no seas como un niño no entrarás en el reino de los Cielos”. Niños no quiere decir infantiles, sino inocentes y maduros. La inocencia tiene su propio tipo de madurez, un florecer. ¿Cuál es la diferencia entre una persona infantil y una que es como un niño? La persona infantil no tiene consciencia. Su espontaneidad tiene un enorme fondo de inconsciencia. La espontaneidad existe pero es inconsciente.

          Estas dos cosas tienen que ser comprendidas. Hay personas que son inconscientes e inocentes: son infantiles. No entrarán en el reino de Dios. Existen personas que están muy conscientes y se han vuelto antinaturales. A causa de su consciencia, interfieren en su vida natural. Tampoco están preparados para entrar en el reino de Dios.

          Una nueva síntesis es necesaria: consciencia con espontaneidad. Esto es lo que Kabir quiere decir cuando habla. Si la consciencia interfiere a tu espontaneidad, has perdido la clave. Si tu espontaneidad va contra la consciencia, has vuelto a perder. Un Sadhu es ambas cosas.

          Kabir dice: “¡Oh Sadhu!  Purifica tu cuerpo de la forma más simple”, natural, espontánea. No luches contra el cuerpo, este es el mensaje. El cuerpo es tuyo. No te enemistes con él.

          Los cristianos, hindúes, mahometanos, todos han luchado contra el cuerpo. De alguna manera, una noción equivocada se hizo prevalente: que el cuerpo es un obstáculo en el camino que va hacia Dios. ¡No es así de ninguna de las maneras! El cuerpo no tiene nada que ver con eso. El cuerpo es un vehículo; si quieres usarlo para ir al infierno, allí te llevará; si quieres ir al cielo, él está dispuesto a ir. El vehículo está disponible para llevarte donde quieras marchar. El cuerpo es tan cooperativo que si deseas destruirlo, él va a cooperar contigo. Puedes darte un latigazo y tu mano cooperará. Observa la tremenda cooperación. Puedes beber veneno con tus propias manos y boca y el cuerpo cooperará. Esta cooperación es incondicional.

          Un cuerpo tan amigo y nos enseñan a ir contra él; nos dicen que el cuerpo es pecado o que pertenece al diablo. Pero el cuerpo es como nuestro suelo; hemos de crecer a partir de él, nutridos por él.

          La primera cosa que Kabir dice, es: “¡Oh Sadhu!  Purifica tu cuerpo de la forma más simple”. Llenemos las necesidades corporales porque el cuerpo es un carruaje y nos puede llevar hasta Dios. Él nos fue dado con un objetivo en particular. Es un valioso mecanismo; la ciencia aún no ha sido capaz de crear nada comparable al cuerpo, y me parece que nunca será capaz de crear nada igual. El cuerpo es el mecanismo más hermoso que Dios ha creado.

        Continúa en la Circular de Mayo de 2.001.

                                                                          

 

 

 

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(ensayo)

Manual del discípulo 

(didáctico)

Seducción y otros ensayos

(ensayos)

Experiencias de amor

(místico)

Las estaciones del amor

(filosófico)

Sobre la vida y la muerte

(filosófico)

Prosas últimas  

(pensamientos en prosa)

Aforismos místicos y literarios

(aforismos)

Lecciones de una Escuela de Misterios

(didáctico)

Monólogo de un hombre-dios

(ensayo)

Cuentos de almas y amor

(cuentos)

Nueva Narrativa (Narraciones y poemas)
Desechos Urbanos (Narraciones )
Ensayo para una sola voz VOL 1 (Ensayo )
En el principio fue la magia VOL 2 (Ensayo )
La puerta de los dioses VOL3 (Ensayo )
La memoria del tiempo (Narraciones )
El camino del Mago (Ensayo )
Crónicas (Ensayo )
Hombres y Dioses Egipto (Ensayo)
Hombres y Dioses Mediterráneo (Ensayo)
El libro del Maestro (Ensayo)
Los Buscadores de la Verdad (Ensayo)
Nueva Narrativa Vol. 2 (Narraciones)
Lecciones de cosas (Ensayo)
   

 

 

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