ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS IV

Salvador Navarro Zamorano

 

 

 

 

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                                           LA PARAPSICOLOGÍA ESTÁ MURIENDO

          Para avanzar en el estudio de los fenómenos paranormales, es necesario crear una nueva metodología y jubilar los viejos métodos estáticos sobre los cuales se fundamenta la parapsicología.

            Hoy nos encontramos en una época de transición entre la “Vieja Era” y la “Nueva Era”, entre una era moribunda y otra que está comenzando a tomar forma. Uno de los objetivos prioritarios de la época que está por venir es la de aclarar cuestiones que son decisivas para la supervivencia de este planeta. Todos los métodos convencionales para solucionar los problemas de la humanidad parece que nos llevan a un callejón sin salida. Una clave importante se encuentra en un campo al cual generalmente se le presta poca atención: la exploración de la consciencia. Pues es reconocido que todas las manifestaciones exteriores son provocadas en último análisis por la consciencia.

            Por tanto, gana una importancia fundamental la exploración de las posibilidades prácticas de aquellas facultades que pueden ser reunidas bajo la denominación de “psi”, o paranormales. Pues esas facultades extraordinarias de la consciencia humana nos posibilitan obtener informaciones de una forma bastante directa, superiores a las posibilidades de los cinco sentidos y que podrán ser decisivas en nuestro desarrollo y lucha para resolver problemas fundamentales.

            En el campo de la ciencia vigente, era entonces la parapsicología la que se hacía cargo de las investigaciones paranormales. Mientras tanto, ella ha fracasado. A fin de hacer comprensible esa constatación un tanto grave, debemos examinar los antecedentes que han llevado a esta ciencia relativamente joven a una muerte efectiva.

            La ciencia de cuño materialista señaló, según la estrechez de su concepción del mundo, que los conocimientos y fenómenos eran puestos de lado como irreales, cuando no podían ser tomados por los métodos científicos válidos. Así, en el transcurso del tiempo, se acumuló cada vez más aquello que podríamos llamar “conocimiento rechazado”. Comprende bajo tal rótulo, principalmente aquél conocimiento que no nace de la pura interpretación material de la realidad, sino que alcanza dimensiones y manifestaciones mentales. A eso también pertenecen los fenómenos paranormales. (Es significativo que a partir de la rama más básica de las ciencias materiales, como es la física, se desarrolló una piedra fundamental del concepto “Nueva Era”: la física cuántica. Para sorpresa de aquellos que de ella se ocupan, reveló un universo no material, más allá de la materia, del tiempo y del espacio).

            A mediados del siglo XIX, una rama de las investigaciones se interesó por ese “conocimiento rechazado”, que en aquellos tiempos se denominó “investigaciones psíquicas”. Se ocupaba de todo el espectro de fenómenos paranormales, desde las manifestaciones mediumnicas, hasta la telequinesia y la percepción extrasensorial. La ambición de los investigadores era la de hacer que el fenómeno psi fueran aprobado por sus colegas científicos a través de “pruebas según la ciencia”. Para eso tenían que adaptar sus métodos de investigación a las directrices científicas vigentes, o al menos creían que así debían proceder.

            Pero el abismo entre los fenómenos “psi” y aquellos con los cuales la ciencia materialista se ocupa es por su naturaleza inaceptable, pues aquí no se trata de cuestiones metodológicas, no considerando si los fenómenos paranormales pueden o no ser examinados en el tubo de ensayo, pero sí de dos concepciones del mundo incompatibles entre sí. Pues, si la ciencia oficial hubiese aceptado la realidad de las manifestaciones de la consciencia, habría perdido una función socialmente importante: determinar qué es y qué no es la realidad objetiva.

            Por eso, ella preferió ignorar las manifestaciones de la mente. Eso en nada podía modificar la parapsicología la cual surgió después de medio siglo de esfuerzos de investigaciones psíquicas, con el fin de conquistar con métodos más rígidos los baluartes de la visión del mundo vigente. En la décado de los años 30 del pasado siglo, J.B. Rhine asumió el papel de avanzado en las investigaciones “psi” en los Estados Unidos: creía que, con los denominados métodos cuantitativos, podía probar la existencia de tales fenómenos de manera tan objetiva que la sociedad científica se podría convencer ante el peso aplastante de las pruebas. Los métodos cuantitativos son procedimientos de investigación estadística que cuentan y miden, por ejemplo, las certezas de la telepatía en infinitos ensayos en serie, hasta que por los valores de los cálculos de probabilidades matemáticas, nadie pueda afirmar que se trata de una mera casualidad.

            El error fundamental de los parapsicólogos fue el mismo de sus antecesores. Además, al basarse en la estadísticas, estrecharon considerablemente el ámbito de los fenómenos accesibles por ese método. No se puede tallar un diamante con un martillo. De la misma manera no se puede, con ayuda de la estadística, avanzar en dimensiones psíquicas, no materiales y en constante mutación. Fue una tentativa de adaptarse a la realidad del consenso y sus métodos, a fin de ser aceptados por la comunidad científica materialista.

            Con eso, la parapsicología no se limitó a sus propias visiones y perspectivas, sino que se transformó en parte de esa realidad de consenso, para finalmente comenzar su declinio. Porque esa realidad estaba condenada a muerte, a pesar de las tentativas desesperadas para no desaparecer, pues los actos y fenómenos socialmente aceptados constituyen una válida realidad de consenso. Quien no orienta su vida, ideas e intereses según esa realidad, se transforma en una indivíduo marginal. Pero la realidad del consenso se anula por sí sola: es incapaz de absorber cosas que están más allá de su limitada visión del mundo. Justamente, a través de la marginalización, estás cosas ganan cada vez más peso, como “conocimiento rechazado”. Además, está probado que todas las contribuciones realmente nuevas y revolucionarias para la evolución de la humanidad, fueron siempre realizadas por “indivíduos marginalizados”, lo cuales muchas veces bajo grandes sacrificios, se opusieron a la realidad social.

            Si la visión materialista del mundo continúa siendo una realidad de consenso, entonces la humanidad no vencerá los desafíos de la era nuclear y tomará un paso constante rumbo a su destrucción como planeta habitable. Por eso, la sustitución de la realidad de consenso por una “Nueva Era” es indispensable. La nueva visión del mundo acepta los fenómenos no materiales como origen de todas las cosas, incluso de los aspectos tradicionales de la realidad en lo que respecta a la materia, espacio y tiempo. En teoría, las investigaciones se orientan según el conocimiento del cuerpo, mente y alma como un todo. De acuerdo con un nuevo prisma científico, cada objeto será considerado como parte de un todo mayor: los métodos serán adaptados al objeto en estudio y no al contrario, como en la “Vieja Era”.

            Así, en la “Nueva Era” será anulado el mandato de la parapsicología para las investigaciones de fenómenos paranormales.  El estudio será redefinido como investigación de la consciencia que se dedicará con prontitud a todas las manifestaciones relacionadas con la consciencia sin excluir nada. La muerte lenta de las investigaciones parapsicológicas tradicionales y cuantitativas se inició a mediados del pasado siglo XX.

            En mi propia vida laboral se refleja el desarrollo de la parapsicología. También tuve que estudiar y hablar de los test estadísticos. Estos son tan tediosos que fácilmente acaban con las facultades paranormales existentes. Dichas experiencias se trataba de “visualizar” lugares distantes de forma paranormal y describirlos. Lo que contaba no eran valores probables ni estadísticos, sino solamente la “visión”. El énfasis estaba en la cualidad y no en la cantidad. Como el valor práctico de ese modo de obtener información era “informal” no tuvo ninguna clase de crédito.

            Después de muchas experiencias que consistían en percepciones paranormales de objetos en lugares distantes descritos sin muchos detalles, los resultados no contaron para nada. La capacidad del hombre para obtener información sobre lugares y acontecimientos distantes en el tiempo y el espacio, a través de la visualización ,es un componente valioso de la consciencia humana. Eso no se refiere solamente a personas sensitivas y con talento, sino a toda persona que desee desarrollar esa facilidad. La historia de la aplicación espontánea o consciente de esa facultad muestra, a lo largo de siglos, que de esa manera pueden ser encontrados objetos y personas desaparecidas, algo inesperado en la realización de nuestra realidad cotidiana.

            Un área para el cual los métodos convencionales se muestran especialmente inadecuados es la exploración del fondo del mar. En el transcurso del tiempo, todo lo que se sumerge en el mar se cubre de arena y sedimentos.  Otro campo más difícilmente explorado es el espacio. Aun así, muchos sensitivos han relatado “visiones” de edificios en ruinas en el planeta Marte, así como construcciones artificiales.

            Las aplicaciones prácticas de esa forma de “paranormalidad” son de un alcance inmenso. Justamente por ese motivo, estoy convencido que se iniciará un día un programa para explorar esas facultades. Hay un enorme potencial dentro de nuestra consciencia que aún sigue oculto. Las investigaciones de la consciencia es una de las bases más importantes de la “Nueva Era” y será esa exploración de la dimensión mental humana, un nuevo frente de actividad que se nos presentará en el futuro, con un valor práctico de importancia fundamental.

                                                                     Salvador Navarro Zamorano

                                                                     Profesor de Técnicas Mentales.

 

 

 


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                          CONTROLA TUS PENSAMIENTOS NEGATIVOS

          ¿Por qué, en general, la vida se presenta tan áspera y llena de dificultades? ¿Será que somos nosotros mismos los principales responsables, con nuestros pensamientos y vibraciones negativas. de los que nos pasa? Dice San Agustín: “Las maravillas no ocurren en desacuerdo con la naturaleza, sino con la incomprensión de aquello que no conocemos de ella.”

          Examinenos el juego de nuestros pensamientos.

          “La infelicidad que nosotros mismos atraemos no puede ser detenida”, dice un proverbio chino. La verdad de ese conocimiento sigue vigente si sustraemos la sílaba “in” de la palabra “infelicidad”. Entonces queda como una indicación positiva para nuestro entrenamiento de auto-liberación, la siguiente frase: “Una felicidad que nosotros mismos atraemos no puede ser detenida por nada ni por nadie”.

          Pongamos en un cuadro esta frase y vamos a colgarlo de una pared de nuestra casa. Ella será la pauta de futuros éxitos. Dejemos inmediatamente de preocuparnos de nuestras enfermedades y vamos a ocuparnos de nuestra salud. Atraigamos la felicidad con pensamientos positivos. En el campo espiritual, felicidad e infelicidad difieren por la cualidad de sus vibraciones. Nadie nos obliga a permanecer en un campo de energía que no apreciamos. Solamente por nuestros pensamientos realizamos la maravilla de alcanzar la mejora que deseamos.

          Examinenos nuestros intelecto a fin de comprobar en qué área y de qué modo actuamos la mayoría de las veces. Escojamos una semana del calendario, en la cual nos retiremos diariamente de dos a cinco minutos a fin de retener en la memoria todo aquello en que hayamos pensado los cinco minutos anteriores.

          Por la mañana vamos a pensar examinando nuestros pensamientos desde las 10 a las 13 horas, o cualquier otro espacio de tiempo que nos sea cómodo. El resultado nos va a sorprender. Seamos honestos. Concentrémonos enteramente en los momentos que acabamos de vivir.

          En cada uno de esos intervalos destinados al pensamiento, anotemos exactamente cada idea que nos pasa por la cabeza. Los pequeños pensamientos íntimos que temamos, son los más importantes. Después de esa semana evaluemos nuestras anotaciones. Escribamos en una hoja de papel una palabra clave para cada pensamiento aislado, algo así como: aversión hacia un vecino; deseo de amor carnal; alegría con el clima; beneficio de alguna operación comercial; objetivo profesional ambicioso; deseo de cambio; pensamientos de disgusto sobre el jefe; busca de herramientas profesionales, etc.

          Siempre que un mismo pensamiento aparezca en nuestras anotaciones y que pueda ser incluído en la búsqueda de beneficios, de deseos sensuales, añadamos un punto detrás de la palabra clave. Al final vamos a descubrir que un 60 o 70% de nuestros pensamientos se repiten. Esos pensamientos detienen el material de las sugestiones más fuertes que utilizamos. De esa mayoría depende nuestro bienestar, la salud y el éxito como ser humano en nuestro mundo material. Si a través del pensamiento positivo conseguimos dejar actuar solamente los pensamientos que se refieran exclusivamente a nuestros deseos, como son: salud, armonía, amor y éxito, en tal caso seremos felices, porque estaremos en lo más alto de nuestra condición humana.

          Vamos a consolarnos: hasta para un sacerdote, esto es difícil. El control absoluto de nuestros pensamientos nos transformaría, de hecho, en superhombres, que personas como usted y yo encontramos irreales. Pero lo que es más importante en ese reconocimiento del pensamiento positivo, es el hecho comprobado de saber que ¡aquí está el camino! Esta es la causa primordial de nuestros sufrimientos y debilidades. En todos los momentos de mi vida, la fuerza está en mi y ella tiene el poder de elevarme por encima de todo lo que me oprime.

          Si examinamos con atención los efectos fatales de los falsos conceptos, estaremos cada vez más conscientes del mecanismo–reflejo de nuestro cerebro. Quien se disponga a sentir miedo constantemente, transformará los resultados imaginados por su fantasía en una realidad de la vida.

          La sugestión del miedo se convierte en un reflejo para ver únicamente los momentos y posibilidades negativas de los acontecimientos. Muchos de esos tipos de pensadores eliminan la mitad positiva de su existencia. Si los encontramos, podemos leerles este artículo para que abran los ojos y reconozcan que ellos mismos son la causa de sus preocupaciones. Aquí vale la frase jurídica que muchos consideran dura: “La ignorancia de la ley no exime del castigo”. Mientras tanto, nos podemos proteger de esos sufrimientos, inconscientemente atraídos, si usamos energía mental para iluminar nuestro ser y no para causar tempestades en la vida.

          No existe otro camino para la purificación espiritual que la de dirigir nuestros propios conceptos. El pensamiento positivo evita que “la persona contemple sólo un palmo más allá de su nariz”. La sabiduría popular describe los procesos psicológicos muy contradictorios que caracteriza a la persona presa de falsos clichés mentales. En sí mismo, el hecho de depender de conceptos limitadores solamente puede ser entendido como una infinita impotencia para resolver cuestiones. Muchas veces, procuramos colocar toda la culpa en nosotros. Entonces todo el mundo se torna hostil y la escapatoria es luchar. Luchar contra el destino, contra Dios y contra todo aquello que se atraviese en nuestro camino.

          A veces, se trata de sentimientos de culpa que acumulamos y que nos oprimen. Mientras estemos removiendo el pasado, seguiremos viviendo a la sombra de viejos conceptos, los cuales extraen nuestra fuerza vital. ¿Estamos hechos de carne y sangre? Entonces vivamos y actuemos ahora. Pensemos y desarrollemos actividades de manera positiva; así descansaremos desde ahora, tan libres como en el momento que nacimos.

          ¿Nos damos cuenta del yugo del cual tomamos parte, cerrados en nuestros pensamientos negativos? Todos tenemos el sol en nuestros corazones; solamente es necesario abrir la cortina negra de los pensamientos. No solamente el alma se calienta sino que el cuerpo queda liberado de influencias negativas que se han ido acumulando en el tiempo.

          Nuetras neurosis, los tics nerviosos y cada depresión, tienen el mismo origen. Son consecuencias de la violencia ejercida contra nuestra psiquis, a través de pensamientos negativos. Mientras no nos llenemos de pensamientos positivos, y conseguirlo no es trabajo fácil, vamos a permitirnos hacer una lista que esté cerca de nuestro campo visual la mayor parte del día.

          Veamos los seductores pensamientos negativos:

          1.- Pensamientos de intolerancia.

          2.- Opiniones fanáticas.

          3.- Vida imaginada.

          4.- Complejos de culpabilidad.

          5.- Miedos.

          6.- Dudas de que exista el bien en este mundo.

          ¿Recuerda la opinión de los psiquiatras sobre la posible neurosis de un 95% de la población? Por cierto, usted y yo pertenecemos también a esa categoría. ¿Qué podemos hacer después de saber cuál es nuestra situación real, para esforzarnos honestamente todos los días para cumplir objetivos y atender nuestros deseos, llegando cada vez más cerca de nuestro ideal? Para algunos de nosotros, eso será posible bien pronto. Cualquier noticia al respecto me causaría alegría, principalmente si me escriben, diciendo que han alcanzado una vida positiva.

          Dediquemos, por tanto, un tiempo cada día a la higiene mental, por lo menos una vez antes de dormir. Usemos una frase entre los intervalos de tiempo: “El amor de Dios llena mi alma, la paz de Dios colma mi espíritu. En mi está la perfecta armonía. Irradio amor, paz y buena voluntad para todos aquellos con los cuales entro en contacto”,

          Si lo hacemos, nunca más perteneceremos al rol de las personas que, en nuestra sociedad, son inducidas a tener miedo o complejo de culpa. Nuestras clínicas para enfermos nerviosos están llenas de semejantes nuestros, que fueron a parar allí gracias a la dureza de otras personas y por la carencia de amor y simpatía del medio ambiente.

          Hay tres grados de separación entre la claridad espiritual y la locura, que señalo de una forma humorística, aunque la versión no es mía:

          “Neurótico es quien construye un castillo en las nubes. Psicópata es quien vive dentro del castillo. El psicoterapéuta es quien cobra el alquiler”.

          Escapar al orden exterior, la mayoría de las veces, es una evasión de la propia fantasía.

          El piscópata muestra la verdadera fuerza del pensamiento. La magia de sus ideas lo limita. Ahora está preso en la más segura prisión del mundo: está encerrado tras los muros de su propia imaginación. Muchas personas de su tipo podrían ser liberadas con amor y paciencia.

          El maravilloso flujo de impresiones sensoriales que nos alcanza desde que nos despertamos hasta el momento de irnos a dormir y que, en general, transformarmos en fuerzas dominadoras de nuestra consciencia, causa un enorme desgaste físico. La naturaleza nos suministra el necesario equilibrio regenerador a través del sueño. En estado de concentración espiritual mientras dormimos, conseguimos enlazar directamente con la infinita fuerza y sabiduría de nuestro subconsciente, que buscábamos con tanto ardor durante el día por medio del pensamiento positivo y sugestiones.

          El insomnio es uno de los grandes males de nuestra civilización. El ansia de diversión y la vida moderna transformaron la noche en día. Alguien, de edad avanzada, me dijo que no podía vivir sin “sus somníferos”, pues necesitaba ocho o nueve horas de sueño. Desconocía el hecho de que, con esa edad, bastan cinco o seis horas de reposo nocturno y que su debilidad corporal estaba causada por el efecto narcótizante de los comprimidos.

          Algunas personas pierden el sueño a causa de sus problemas y otros por el dolor. Los somníferos se convierten en habituales. Arruinar la salud entregándose a una especie de torpor, paraliza la reposición de fuerzas. Si los pensamientos no quieren abandonarnos, vamos a librarnos de ellos. Hay que preparar una sugestión personal con el ejercicio que describo, destinado a la solución de problemas a través del contacto con nuestro Yo superior en el subconsciente.

          1.- Siempre que sea posible, vamos a cenar sobre las siete de la tarde. Así tenemos tiempo suficiente para tener hecha la digestión antes de acostarnos. Las cenas que se hacen tarde son lentamente digeridas por el cuerpo, pues el reloj del organismo se desconecta para un período de reposo.

          2.- De noche, se ha de comer alimentos de fácil digestión, con poca grasa y en pequeñas porciones. Dejar fuera las bebidas alcohólicas.

          3.- Antes de acostarse, dejar a un lado cualquier actividad como la lectura, haber hecho un pequeño paseo, meditando al mismo tiempo; mientras andamos, prestar atención a las propias sensaciones y relaciones con el medio ambiente. Vivir el aquí y el ahora.

          4.- No leer ni pensar en la cama. Estirar bien el cuerpo para hacer una relajación durante diez minutos. Olvidar los acontecimientos diarios y centrarse en uno mismo. Procurar tener la cabeza vacía de pensamientos.

          5.- En ese estado, sentir la sugestión antes preparada y entregarse totalmente a los cuidados de la sabiduría del subconsciente. Confiar en encontrar intuitivamente respuestas a los problemas. Esperar tranquilamente la solución del Yo superior. Tener fe en la orientación que se recibirá por nuestra voz interna y seguir sus consejos.

          6.- Después, dar gracias al Creador por el hecho de estar en armonía con la energía orientadora y entregarse al sueño.

          Podemos dar órdenes directas al subconsciente, concentrando en ello nuestra energía espiritual. Se puede tratar del deseo de colocar el despertador interno para que nos llame puntualmente a la hora deseada, o la de saber al día siguiente donde está un objeto que hemos perdido. La infinita sabiduría del subconsciente consigue recordar nombres olvidados, o cosas que pueden ser la llave para resolver el problema que nos está causando angustia.

          Quien se habitúa a dar órdenes firmes antes de dormir, su Yo superior le liberará de preocupaciones perturbadoras, que repetidas veces intentan insinuarse para apartarle del sueño.

          Cuando fallen todas estas medidas, aún quedan dos causas para ello. Una de ellas es la duda: “Está claro que voy a intentar hacerlo, pero ¿de qué me servirá?” Un somnífero para ayudar no me hará daño”  dicen los incrédulos.

          Ellos no podrían documentar mejor su falta de confianza, pues no han aprendido a dominar sus conceptos negativos. Pueden quedar con sus flaquezas y seguir con el insomnio. ¿Quieren cambiar o no?

          La segunda posibilidad de no salir del viejo camino actúa traidoramente e inconscientemente, por medio de pensamientos negativos. Renovadas veces, surge ese deslumbramiento. Las viejas actitudes son energía programada que determina de antemano lo que vamos a hacer. Quien mantenga viejos conceptos negativos a pesar de su nueva reestructuración positiva, no deberá admirarse cuando sus intenciones se frustren.

          Quien al principio tenga dificultades en sus ejercicios para dormir podrá usar la siguiente práctica preparatoria. Diga al subconsciente, en una postura relajada, antes de dormir: “Permite que duerma profundamente o dime qué me impide conciliar el sueño”.  Al despertar tendremos la respuesta. O en el sueño, por intuición. Las causas más inesperadas surgen de esta manera.

          No imaginemos que, durmiendo menos horas por trabajo laboral o doméstico, obtenemos alguna ventaja. El irresistible deseo del cuerpo por dormir, nos puede llevar a perturbaciones de consciencia. Quien deja de dormir el sueño necesario, con frecuencia se vuelve irritable, nervioso, deprimido y agresivo. La voluntad no debe dirigir el ritmo orgánico; el sistema vegetativo es más fuerte. En eso reside la prueba de que somos más que la voluntad y el intelecto. Cuando esos dos se erigen en la mayor autoridad de la vida y atormentan el cuerpo a su placer, surge inesperadamente la represión del verdadero centro en nosotros. No lleguemos al extremo de trabajar hasta la extenuación. Quien piensa de modo positivo conoce la inter-relación y se coloca al lado correcto de su ser, que es la base para la salud y la armonía.

                                                          Salvador Navarro Zamorano

                                                          Profesor de Técnicas mentales.



 

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                                       EXÁMEN DE LOS GURUS MODERNOS

          ¿En qué los autoproclamados gurús o maestros han colaborado para elevar a los seres humanos? Más de una vez, lo que sobran son “pastores” que se dicen conocedores de todos los secretos, dispuestos a conducir a su indefenso “rebaño”. Vamos a profundizar un tanto en la cuestión.

          El mundo está buscando respuestas tranquilizadoras para estos tiempos tan confusos e inciertos y este es el momento ideal para el nacimiento de sectas y maestros espirituales de todo género. Con eso, llueven nuevos grupos que tienen la respuesta y el camino definitivo para la llamada “salvación” o algunos hombres  que dicen saber exactamente dónde y el qué hacer para llegar a la felicidad.

          No hay gran novedad en eso, maestros, salvadores, líderes y mesías, siempre surgirán en los momentos difíciles de la historia humana, pero ahora hay una característica que, probablemente, sea la más reciente: la extrema megalomanía de esos hombres, su enorme necesidad de atención, su egomanía, su manipulación del miedo y la esperanza de aquellos que los siguen.

          No es que los maestros del pasado no tuviesen trazos de megalomanía; tal vez Buda, Sócrates, Lao-Tsé, Moisés, Jesús, Mahoma, Francisco de Asís, Gurdjieff y otros, por ejemplo, fuesen arrogantes en su cotidianeidad, pero como no tenemos la posibilidad de conocerlos personalmente, nuestra tendencia es transformarlos en algo que está más cerca de un ángel que de un ser humano.

          Lo cierto es que hoy en día, los actuales maestros nos rodean por todas partes: tropezamos con ellos en cada momento, hay productos para todos los gustos en el grandioso supermercado de la fe. Son conferencias, cursos, vídeos, cintas para radio cassette, libros y toda la parafernalia de comunicación moderna al servicio de los maestros y sus enseñanzas.

          Ellos afirman tener contacto directo con nombres de la mayor importancia en la constelación esotérica, entidades de peso pesado en el mundo oculto. Hablan diariamente con Cristo, escuchan los secretos del conde de Saint German, tienen encuentros nocturnos con poderosos generales extraterrestres y son amigos de entidades invisibles de gran categoría. Nada de extraño o inesperado en esa necesidad tan humana de llamar la atención; al mismo tiempo, es curioso como los creyentes y los fieles rechazan mirar el hecho de la manía de grandeza de sus líderes espirituales. Aparentemente son maestros de élites y sólo hablan con los “grandes” de la espiritualidad y nada más tienen contacto con nombres conocidos y famosos del mundo esotérico.

          Así, no conocemos ningún líder que hable con la madre del conde de Saint German ni con el primo de Jesús. Todos son personajes principales cuando hablan y ellos escuchan.

          Con eso se llega a una triste y real conclusión: también en el  mundo oculto el hombre común no tiene lugar. Allí, la palabra es aún de los poderosos o por lo menos, de los elegidos. Ni en el mundo invisible existe la igualdad, ni hay democracia, ni son iguales los derechos: los maestros, los mediums y otros personales electos sólo transmiten las palabras de unos pocos. ¡Pobres hombres comunes!

          Pero hay otra cuestión, tal vez aún más compleja: en el mundo antiguo, el estudio esotérico era el último grado de una larga, sinuosa y difícil secuencia de conocimientos. Basta buscar en los diccionarios y descubrir que la palabra esotérico tiene origen griego y es “aquella enseñanza que en escuelas filosóficas de la Antigüedad, era reservada a los discípulos completamente instruidos”.

          Ahora, en todo el mundo Occidental, donde el interés por el ocultismo es una realidad, la mayoría pretende ser esotérica en rápidos cursos de fin de semana, caros en general, donde lo más que ocurre es una confusa mezcla de mensajes e ideas; hombres y mujeres sin la mínima información científica o filosófica, mendigos culturales, que tienden siempre a transformar el esoterismo en religión, que buscan creencias y no el saber, con miedo de dudar y pensar.

          Con eso, muchos creen realmente que es posible conocer el mundo oculto en siete lecciones, transformarse en brujo en pocas horas de clase, aprender a leer en las manos o en cartas de Tarot en ciclos místicas a un tanto la hora y son incapaces de ver que todo eso no es más que un show de lo oculto, un comercio de lo aparente, fácil y superficial.

          Así, el conocimiento esotérico reservado en el pasado solamente a los completamente instruidos era, digamos, lo más alto de una escala, la coronación de una larga y difícil serie de conocimientos, nunca fue esa búsqueda desenfrenada y enloquecida de maestros y de respuestas rápidas y preparadas.

          Solamente después de estudios cultos, consciente y armónico consigo mismo, incapaz de confundir y manipular a aquellos que también buscan, era posible al discípulo pasar al conocimiento esotérico, ya que en ese momento se hacía bien difícil aceptar respuestas sin sentido, cuestiones sin importancia o líderes primarios.

          Lo que vemos hoy en día no es en forma alguna la busca de lo esotérico; en verdad, lo que se busca es lo exotérico, enseñanza para ser transmitida al público, sin restricciones, dado el interés general que suscita la forma accesible en que puede ser expuesto, por tratarse de una enseñanza dialéctica, probable y verosímil.

          Lo que se busca, por tanto, es la apariencia, la forma del esoterismo. Los “maestros” conferenciantes de estos tiempos confusos son, en su mayoría, pura egomanía. No tienen nada que proponer: sólo hablan para oyentes y creyentes que necesitan creer en sus palabras. Un político de quinta categoría, si es que hay políticos de primera, no lo haría diferente.

          Pero está lo peor: las palabras de los maestros contemporáneos son, en general, de muy baja calidad. No hay un solo poeta, ni un pensador brillante, profundo y original entre ellos, O sea: cualquier libro, espectáculo teatral, película o C.D. de un artista es más enriquecedor que el palabrerío repetitivo y simplista de los auto-denominados maestros de nuestros tiempos.

          Si hacemos comparación con los grandes artistas, todo llega al absurdo: cualquier texto de Shakespeare, Ibsen o Beckett, cualquier poema de Baudelaire, cualquier sonata de Beethoven, cualquier película de Chaplin o Fellini, cualquier libro de Borges, cualquier cuadro de Picasso, cualquiera obra de esos artistas dice más al ser humano y a la vida que las toneladas de palabras de estos simples y ridículos maestros.

          Con todo lo dicho, podemos llegar a una conclusión: o las entidades que habitan al otro lado son pobres de espíritu, culturalmente analfabetas y no se preocupan de la estética o no saben escoger a sus representantes en la Tierra. Lo que, al final, lo mismo da.

          Solamente así sería posible entender cómo y por qué los maestros y representantes de entidades poderosas dicen cosas que cualquier niño de siete años está cansado de saber y, además, con palabras pobres y simples. Si no es así, no se cómo comprender que un extraterrestre de poder ilimitado, atraviese el universo para venir a dictarnos poemas y consejos de una profundidad semejante a aquellos que encontramos en los programas de candidatos a puestos públicos. O sea, una de dos: o esas entidades invisibles no tienen pensamientos complejos o creen que todos somos analfabetos o irracionales.

          Está claro que tales ponderaciones pueden ser resumidas en una cuestión: ¿Quién sabe si yo, personalmente, no esté en condiciones de entender todo lo que pasa en relación a esos fenómenos porque no estoy preparado y, desgraciadamente, tendré que volver al mundo una o muchas veces para “limpiarme” y liberarme de mi propio y terrible ego?

          Perfecto, sólo que para creer en eso es necesario cerrar los ojos para el determinismo de aquellos que lo explican todo a partir del karma y que son capaces de afirmar que todo es destino, todo está escrito en las estrellas y no hay nada que pueda hacer para modificar una determinada realidad. La miseria intelectual, moral y económica de un país, por ejemplo, no tiene solución: es kármica.

          Ahora, además de ser una postura de un conservadurismo sin igual, perfecta para aquellos que detentan el poder en cualquier área, esa creencia exige también que se crea que ciertas personas andan con una especie de karmamómetro de bolsillo, a través del cual es posible contemplar un ser humano y decir con toda convicción: “en la próxima encarnación, usted será un esclavo negro”,  o “usted es puro ego, tiene que volver a reencarnar tres veces más” o “usted en una pasada encarnación fue un mono”.

          Volvemos así al tema inicial: es demasiada pretensión. Maestros, mesías y similares, se creen superiores a los demás mortales, y sus seguidores no quieren otra cosa que no sea tener fe en esa superioridad. Pero nada de eso es original o inesperado. Estoy harto de semidioses. ¿Dónde hay gente normal en este mundo?.

                                                                           Salvador Navarro Zamorano

                                                                           Profesor de Técnicas Mentales.

 

 

 

 

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                                                LOS ELEMENTALES

          Aunque los mecanicistas se esfuerzen en demostrar lo contrario, nuestro planeta no es sólo un astro inanimado, girando en la inmensidad del cosmos. Bien al contrario, la Tierra es un cuerpo viviente, que para producir con hartura cuenta con el trabajo conjunto de hombres y seres de la naturaleza (los elementales). Pero, ¿qué pasaría si la destrucción ecológica desajola a los elementales de sus hábitats?

          La desvastación consciente de la naturaleza, provocada por terroristas ecológicos, personas ignorantes carentes de imaginación, muestra que a pesar de las alertas de los ecologistas de todo el mundo, el género humano aún no ha entendido que la Tierra es su hogar y que, si ese vandalismo continúa, ella no sobrevirá, dejando así de ser un hogar para la humanidad.

          La destrucción muetras el desconocimiento de otro factor: La Tierra no es un producto accidental del acaso cósmico, sino un enorme cuerpo vivo que, con extraordinaria inteligencia, preserva las condiciones necesarias para que el ser humano y las especies animales y vegetales que le acompañan puedan sobrevivir.

          Diversos estudiosos han hablado y escrito sobre este planeta, como se ha desarrollado, cual es la participación de todos los elementos en su formación y la tarea de los seres naturales para hacerlo habitable en diferentes formas de vida, vegetal y animal, transformándola así en un lugar adecuado para la vida, tal como la entendemos. Las investigaciones fueron registradas en obras de diversos autores.

          Uno de ellos explica como esas energías o fuerzas elmentales trabjaron para la formación de nuestro planeta. Hay cuatro elementos básicos: tierra, aire, fuego y agua. Esos elementos, a su vez, tienen movimientos propios: la tierra y el aire se mueven de forma horizontal, mientras que el fuego y el agua lo hacen verticalmente. Para la creación de la materia y la energía era necesario que los elementos básicos fuesen fecundados, formando dos cruces generadoras. Entonces, como la tierra se movía en forma horizontal, fue interpenetrada o fecundada por el elemento agua, de movimiento vertical, ocurriendo con lo mismo con el aire y el fuego.

          Pero esa interpenetración, que crearía la materia y la energía, no ocurrió por accidente. Los seres de la naturaleza encargados de cada elemento, cuidaron que todo fuese hecho con exactitud. Como la Tierra era una masa de gases radioactivos y materia incandescente, fueron los elementales del fuego los encargados de hacer el trabajo. Pero, cuando aparecieron los gases estables en su composición química, y la época de los grandes vientos, los elementales del aire cuidaron de la evolución de esos gases incipientes y su estratificación sobre la recién consolidada corteza terrestre, de modo que se hicieran cada vez más aptos para recibir las formas de vida física.

          Cuando los gases volvieron a ser pesados y se precipitaron sobre las aguas que cubrían casi la totalidad del planeta, los elementales del agua modificaron los aspectos primitivos del líquido. Este comenzó a solidificarse, provocando la aparición de los continentes que, poco a poco, fueron fertilizados por los elementales de la tierra. Esa fertilización, a su vez, llevó al crecimiento de vegetales, plantas y árboles, protegiendo la población animal, factores imprescindibles para la manutención de la especie humana en este planeta.

          Por esta rápida explicación se puede ver que no existe ni existirá creaciones seaparadas. Todo está vinculado, formando una cadena la cual no debe ser rota si no queremos provocar una catástrofe que pudiera ser irremediable.

          A estas alturas, hayamos interesante conocer algunos de los elementales que estuvieron implicados en la formación y manutención de nuestro planeta. Como existen  muchos citaré los más evidentes: del fuego, las salamandras; las sílfides, del aire; las sirenas del mar; las ninfas que trabajan con las aguas y los gnomos con los árboles. Eso sin olvidar a los devas angélicos, seres reconocidos y aceptado por las Iglesias que los reconocen y enseñan que los niños tienen un ángel protector para resguardarlos de posibles peligros.

          Los materialistas, no creyendo en elementales de cualquier clase, explican su escepticismos, alegando que nadie los ves. Pero esa invisibilidad es relativa y fácil de explicar: ellos son formas de vida con cuerpos en otro plano físico y con múltiples grados, imperceptibles a nuestros ojos. Eso ocurre con la electricidad, invisible pero que produce resultados concretos; los elementales también consiguen efectos reales, comprobándose a sí su existencia.

          Una de las más interesantes pruebas dadas por los elementales en cuanto a su realidad, fue realizada en Findhorn, (Escocia). Viendo la desvastación que estaba ocurriendo , los elementales diseñaron un plan para desmostrar que existen y pueden conseguir resultados extraordinarios. Escogieron una zona impropia para la agricultura o jardinería, pues era arenosa, ventosa, gélida y cerca del mar. Invitaron a personas sensitivas que no conocían nada de agricultura a cooperar, y cuando esos elementos fueron agregados, los seres encargados del plan comenzaron a dar orientaciones sobre lo que había de ser hecho.

          Dos casos, por ejemplo. En el primero, los elementales sugirieron a la sensitiva del grupo que ocho semillas de repollo fuesen plantadas en un lugar determinado. La cosecha fue sorprendente, pues algunos de los repollos llegaron a pesar cerca de veinte kilos.

          En la segunda prueba, escogieron otro vegetal: una semilla de brócoli. Cuando creció, dio una profusión de pequeños brócolis, tantos que el grupo apenas podía comer tantos. Pero los problemas no cesaron con la cosecha. Cuando fue preciso arrancar la planta que ya no producía, un solo hombre no consiguió arrancarla.

          Siguiendo la orientación de los elementales sobre el enriquecimiento del suelo con productos naturales, el área se transformó en un verdadero paraíso, con flores, verduras, arbustos, árboles con frutos y de sombra. Llamó la atención del Secretario de Agricultura de Escocia que mandó examinar el suelo para ver lo que había hecho que la arena llegara a ser tan fértil. Pero el exámen no dio pruebas. Mostró que había sido enriquecida de manera natural e inteligente.

          A pesar de las lecciones dadas por los elementales en Findhorn y otros lugares, poco hemos asimilado. Seguimos colocando pesticidas en el suelo, destruyendo las arboledas, polucionando el aire y envenenando las aguas que bebemos. Persistimos en andar el camino que puede llevarnos a la destrucción de nuestros hogares.

          Con ese modo de proceder vemos como tierras fértiles se vuelven áridas; sequías matando plantas, insectos, aves y animales; el fuego destruyendo las reservas forestales. Eso sin hablar de millones de animales sacrificados, egoístamente y sin causa, por el hombre.

          Ese desastre ecológico se debe, en parte, a la incuria de las personas responsables, de los pocos recursos que se conceden al medio ambiente para la conservación de zonas extensas, sin hablar del hecho de que los responsables de apagar los incendios apenas tengan medios para hacer un trabajo rápido y eficaz.

          Una pregunta queda en el aire. En condiciones tan adversas como esas y que pueden ocurrir en cualquier parte del mundo, ¿los elementales están en condiciones de rehacer todo lo que el hombre destruye?

                                                              Salvador Navarro Zamorano

                                                                      Escritor.

 

  

 

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...............................................LAS REGLAS DE LA PROSPERIDAD

          Hay una relación entre los pensamientos negativos básicos y las enfermedades, incluso la pobreza. El reverso de la medalla, mantener pensamientos básicos positivos, puede ser el punto de partida para el éxito material y espiritual. Eso puede ser conseguido.

          Hablando con discípulos y amigos, más de una vez se hace la pregunta: “¿Cuál es el sentido que puede haber después de la vida? ¿Qué existe detrás de lo que nuestros ojos no ven?”  Con seguridad, esa cuestión ha sido seguida de debate, en muchas ocasiones. Puedo imaginar que más de una vez no encontramos solución, porque temas como la religión o la espiritualidad parecen no tener fin.

          Vamos a quedarnos con la religión. La palabra viene de re-ligar, esto es, de “volver a ligarse. O ver la relación de la existencia física con el nivel espiritual del ser. Cada persona tiene un tipo o nivel de creencias. La mayoría cree que todo el universo, nuestro planeta, los animales y plantas y también el hombre, están sujetos a una gran ley natural. Para una comprensión más fácil, le doy a esta ley natural el nombre de “ley espiritual”.

          En el universo hay una única energía, un solo principio, una ley y cada uno de nosotros es uno con todo eso.

          Vamos a admitirlo: ¡ser uno con todo lo que existe!

          Esa ley espiritual universal no tiene comienzo ni fin. Es inmutable. Podemos aprender a comprenderla. Este es el deber de cada hombre. Conocer nace de conocimiento y este es el sentido de la vida: el conocimiento nos llevará al lugar de donde partió, hacia el “self” en lenguaje psicológico.

          A través de la abundancia de nuestros pensamientos diarios, sean conscientes o inconscientes, somos creadores, aunque no queramos. Somos creativos. A partir de los propios pensamientos y de sí mismo, creamos nuestro mundo particular. Sea lo que fuere que ocurra en el exterior y lo que descubramos en nuestro entorno, se trata siempre de un reflejo de nuestra vida espiritual interior.

          El gran descubrimiento hecho en una lápida dedicada a Hermes Trimegisto fue que “así como es arriba es abajo”  o dicho de otra manera: “así como es por dentro también es por fuera”.

          El ambiente en el que vivimos no es más que el de la proyección de nuestra vida interior. Una manifestación cristalizada de nuestros pensamientos. Estos son la fuente y origen de nuestro mundo.

          Las exigencias de las leyes espirituales son severas, pero nacen de una sabiduría cuya esencia se llama bondad.

          Si preguntamos ahora por qué es tan difícil conseguir todo lo que se quiere, la respuesta será: si el consciente concentra suficiente energía en forma de pensamientos en una determinada dirección, la manifestación corresponderá al potencial de esos pensamientos. La concentración en el objetivo es importante. Si estamos en un taxi y damos una dirección diferente cada cien metros, nunca llegaremos donde deseamos y hasta es posible que nos digan que tomemos otro vehículo.

          Nuestro subconsciente se empeña en materializar cada uno de nuestros pensamientos. Si estamos constantemente imaginando objetivos distintos, el subconsciente será incapaz de seguir ese ritmo y las ideas no se materializarán.

          Las personas que desean hoy una cosa y mañana otra, solamente obtienen frustraciones y la consecuencia de ello puede ser una neurosis.

          La felicidad o la infelicidad no existen por casualidad. La guerra y la paz, cualquiera sea su dimensión, son el resultado de una larga cadena de pensamientos correspondientes. El subconsciente es como un jardín donde crece todo lo que sembramos. En el camino hacia el éxito, nuestro trabajo es transformar ese jardín en un paraíso donde vivan las más bellas y preciosas rosas.

          Lo que se ha de hacer es bien fácil. Al nacer, adquirimos el derecho y la obligación de realizarnos evolucionando. Nada ni nadie está contra nosotros; el principio de la vida es siempre favorable, jamás contrario. Si eso fuese diferente, no habría vida sobre la Tierra.

          Observemos a los demás. Algunos tienen éxitos, otros son unos fracasados, Muchos están enfermos, otros están completamente saludables e irradian energía y alegría de vivir. ¿A cuál de estos dos grupos deseamos pertenecer? La decisión está en nuestras manos, en nuestros pensamientos.

          Vamos a dejar de responsabilizar a los otros por nuestra falta de éxito. No hay nada ni nadie queriendo limitar el triunfo de nuestra vida. Con la actitud y los pensamientos correspondientes nosotros mismos determinamos el comportamiento de los otros. A lo que parece, los que impiden nuestras realizaciones lo hacen sólo a causa de nuestras provocaciones. Es un gran engaño creer que el ambiente en que vivimos quiera frenarnos y negarnos una cualidad superior de vida.

          Dejemos de responsabilizar a los demás por nuestra mala suerte. Responsabilizar a los otros significa no querer aceptar la responsabilidad de la propia vida y tomar el timón en las manos. Con certeza, es probable que quien me lea tenga más de dieciocho años y, de ese modo, sea socialmente pleno responsable por sí mismo y por todo lo que hace.

          No seamos mendigos tocando en la puerta de la riqueza. Vamos a decidirnos por la felicidad. Afirmemos a partir de esta lectura: me decidí por la felicidad.

          Una decisión bien tomada en el fondo de nuestro íntimo ya representa el 75% del trabajo necesario para cumplir nuestro objetivo. Uno de los pasos más importantes es reflexionar hasta ver con toda claridad que la armonía, el amor, la salud y el éxito, son nuestros por ¡derecho adquirido!

          La ley espiritual no “considera a la persona”, no perjudica a nadie ni da preferencias. Sirve a cada uno de modo absoluto. Todos estamos amarrados por los pensamientos y solamente podemos ser libres cuando reconocemos que los pensamientos son creativos y que nosotros somos los pensadores. La libertad de la voluntad comienza más allá de ella. Esta afirmación no es, con seguridad, fácil de entender. Procuremos admitirla intuitivamente o meditemos sobre ella.

          Si la afirmación es admitida, podemos ser libres. Ser libre en ese sentido significa ser capaz de dirigir los pensamientos en la dirección deseada por Dios. El “cielo” es un estado de consciencia. Estar atado significa vivir en el infierno, el cual también es otro estado de consciencia. Nuestro pensamiento y nuestra creencia son idénticos.

          Según nuestra fe, así nos ocurrirá. La falsa fe crea un infierno aquí y ahora; la fe correcta permite que vivamos en el cielo. ¿Cuál es vuestra creencia?

          Al principio de mi vida pública os dije: “Caminemos juntos unos años de mi vida”.  Me decidí por el bien, por la felicidad. ¿Y vosotros?

          Escribamos en un papel lo que hayamos decidido. Vamos a hacerlo tres o cuatro veces y lo colocamos en un bolsillo de la ropa para recordarlo cada vez que pongamos nuestra mano dentro. Y ahora vamos a reflexionar . . .

          En Oriente, hay monasterios donde la primera cosa que hacen los monjes al levantarse es ponerse ante un espejo y reir. ¿Alguno de vosotros ha reído esta mañana?

          Si queremos evolucionar, vamos a reir diariamente aunque juzguemos no tener motivos para ello. Hagamos una pausa y comencemos a reir. Veremos que todo va a ir de maravillas.

          Dejemos ahora penetrar profundamente el siguiente conocimiento. Un amigo espiritual me dijo: “La ley espiritual es vida, amor, sabiduría, energía, inteligencia, salud y abundancia. El hombre es un instrumento a través del cual se concretizan estos conceptos. La ley espiritual es la fuente de donde nacen todas las manifestaciones, es la energía por la cual y con la cual todas las cosas fueron creadas. Muchos dan a esta energía el nombre de Dios. A través de todos los tiempos, los hombres han reconocido la existencia de una energía omnipotente que dirige y controla el Universo. Todas las religiones, las grande enseñanzas, los descubrimientos de la psicología y otras ciencias gravitan en torno de una y misma cosa. Los místicos de todos los tiempos procuran hacer que comprendamos la verdad. Precisamos comprender que el Ser inconsciente con su naturaleza y cualidad es un Ser universal”.

          Somos espíritus individualizados y tenemos con Dios la misma relación que los rayos solares tienen con el Sol. El único poder que el espíritu posee es el de pensar.

          El espíritu es creador y los pensamientos actividades mentales; por eso son creativos. eres su espíritu; sin él, no existirías. Tu Yo realizado, lo que realmente es, no es ni tu cuerpo ni tu intelecto ni tampoco tu existencia consciente. Al contrario, constatarás que tu cuerpo y tu consciente son meros instrumentos de realización de tus deseos.

          Tu verdadero Yo, tu real naturaleza, controla el cuerpo y el intelecto y decide lo que estos deben hacer y cómo deben hacerlo. Lo que tú eres, es verdad, es eterno y uno con Dios. Tus hábitos, tu carácter y temperamento, forman tu personalidad, son mutables y están sujetos a cambio de tiempo, pero nada tiene que ver con lo que eres tú de hecho.

          Tu verdadero Yo anda dormido como ser consciente, detrás del papel que desempeñas con tu pequeño yo terrenal, cuando se dirige al mundo circundante. Tus pensamientos son la relación entre tú y Dios y en tu subconsciente está la puerta hacia Dios. Podemos hoy imaginar perfectamente que, dentro de mil años, la humanidad tendrá menos problemas que el hombre actual, como consecuencia de la progresiva educación espiritual.

          El principio de la vida ambiciona fundamentalmente la perfección, esto es, la selección de lo bueno hacia lo mejor. Cuanto más pronto comienzas a hacer esto, más rápidamente alcanzarás todo aquello que ambicionas.

          Acéptate tal como eres ahora, porque querer ser perfecto ahora significa estar “muerto”. Tu imperfección demuestra que eres un ser humano vivo.

          Procura dejar penetrar profundamente en ti mismo las afirmaciones anteriores. En un futuro próximo, una voz interior te dirá qué hacer con estos conceptos.

          No analices lo que estás leyendo con tu intelecto. Este entiende muy poco de dimensiones espirituales. El intelecto es señor de lo cotidiano, señor del mundo material. Los eruditos son siempre intelectuales a costa de su espiritualidad.

          Tener éxito significa, en sentido general, ser un hombre espiritual. El sentido de la vida es espiritualizar el cuerpo. En sentido inverso, significa materializar el espíritu. Si todos los días  (realmente todos los días) te levantas con los mismos pensamientos y fueras a dormir con ellos, tu naturaleza se modificaría de acuerdo con ellos. Puedes quedar más calmo, relajado, tranquilo y amoroso.

          No aceptes como dogma lo que escribo. Todo lo que te digo es mi visión del mundo el día de hoy.

          Lo espiritual no nos lleva ni a ti ni a mi con mucha seriedad. ¿Para qué? Cuando, a veces, llevas una cosa muy en serio es porque, probablemente, no ves la simple broma que ella oculta.

          Juega, ríe o sonríe mucho más. La vida nació del placer y es un juego divino.

          Ser una persona con éxito significa haber despertado el hombre espiritual. La verdadera riqueza es la espiritual. Todo nace del espíritu.

          Usa diariamente la frase siguiente: “He despertado para el bien y tomo los frutos de mis posibilidades”.

          Repite esta afirmación diez veces o más, al día. Eso no es difícil. Se trata de un elogio a la energía espiritual que despierta dentro de ti.

          La mayoría de las personas creen que la meditación es un asunto misterioso. En verdad, es exactamente lo contrario.

          La meditación es algo que cada persona practica diariamente. Sólo debes saber con claridad cómo meditar en el futuro, porque hacerlo correctamente presupone que haya consciencia de qué ocurre cuando se medita.

          Por ejemplo: a medida que alguien reflexiona sobre fracasos pasados, está permitiendo que este tipo de hechos se reaviven y de ese modo dar oportunidad de que se repitan.  Este es el potencial de los pensamientos que se manifiestan materialmente. Una de las más antiguas sabidurías afirma que todo el exterior es expresión del interior.

          Si meditas correctamente y eres constructivo, todo el pasado estará muerto y no tendrá importancia. Quien aprende a pensar con entusiasmo en todo lo que es bueno, noble y divino, verá en poco tiempo la paz, armonía, el éxito y la salud entrar en su vida.

          Comienza lo más rápidamente posible a mantenerte distante de todo lo que sea negativo como, por ejemplo, los titulares de los periódicos y los telediarios de la T.V.

          Nuestra vida cotidiana está llena de sugestiones negativas y, si no aprendes a rechazar ese tipo de irradiación, toda tu vida expresará exactamente lo que corresponde a esa sugestión. A todo lo que no entre en este concepto, recházalo con un “No, no lo acepto”. Así que tus pensamientos tomen camino hacia una situación en que vas a quedar excitado o irritado, medita de modo correcto hacia resultados mejores. Si a pesar de eso, los pensamientos siguen en una dirección que no deseas, interrumpe de inmediato su flujo y, dentro de lo posible, repite el mismo tema pero de manera constructiva. La meditación se parece a una conversación interna. El nivel de ese diálogo influencia tu subconsciente. Si hablas constantemente de problemas, tus palabras determinarán tu presente y tu futuro.

          Conforme dice el filósofo americano Emerson, la meditación “debería ser la contemplación de la verdad divina a partir de la perspectiva más elevada”. Contemplar algo con visión espiritual y visualizarlo, es una forma de meditar, que corresponde a la naturaleza de la magia blanca.

          Meditar desata un proceso de purificación dentro de ti. Entonces, la pureza no es una condición para la meditación, pero sí su consecuencia.

          ¡Por favor! No afirmes que no puedes meditar. Desde que nacistes no haces otra cosa. La meditación es el primer pensamiento (pensar antes de hacer); por eso, la manera correcta de pensar también tiene carácter meditativo.

          Lo que Emerson quiere decir, es que la meditación significa contemplar algo a partir de un punto de vista muy alto; por ejemplo, plantear un problema ante una visión espiritual, pero tener siempre en mente una probable solución.

          La meditación no debe ser una cadena de recuerdos (lo que ha pasado) sino un modo de prevenir lo que pueda suceder. Cuando el pensamiento tiene un origen creativo, representa una maravillosa oportunidad de producir y crear. Pensar llama lo inexistente a la existencia. Por eso, pensar es meditar.

          Si interpretas automáticamente todo lo que aquí se dice, admitirás sólo pensamientos constructivos y agradables. Dependiendo de la imagen del objetivo, es posible una sublimación de lo que pasa durante la meditación y a través de ella llegar a un nivel de consciencia pura y no-pensante. Puedes hacer la experiencia.

          La mejor manera de comprender esta frase es, en primer lugar, intentar convertirla en no-pensar, esto es, cuando meditas no pienses, en el sentido natural del término.

          Hay muchas formas de meditación. Pero todas son expresión de vitalidad y dinámica de vida y creo que son una preparación ideal para otros grados de auto-descubrimiento. Otra forma de meditar es el relajamiento corporal, separándose de todo hasta donde sea posible y, seguidamente, buscar el centro de luz interna. No permita que el intelecto dirija el proceso. Suéltate completamente y observa lo que ocurre. Si aprendes a dejarte caer hasta el fondo de tu interior y abandonarlo todo, encontrarás un espacio lleno de luz donde conocerás la palabra siempre.

          El siguiente paso, ser luz tú mismo, ser solamente luz. Interpreta esta luz como el amor de Dios que llena tu alma.

          Quien practica este ejecicio de meditación pasa, en poco tiempo, por un cambio rumbo a la armonía y la relajación. Todo lo que hasta entonces era una carga se disuelve. Se siente libre y sin ataduras.

          Otra variedad es la meditación zen. En esta, no se piensa en nada. Inicialmente, se trata de algo difícil para nosotros, por tanto, sería sensato observar la respiración para desviar el flujo de pensamientos. Observar simplemente todo lo que ocurre. Eso, repetido muchas veces, lleva rápidamente a experiencias que nos impulsarán por este camino. Tener durante algún tiempo el pensamiento en la nada. Disolverse y ser esa nada, que es todo. Quien se ejercita con éxito se siente unido o identificado con la esencia primaria de todo lo que vive. En ese estado de unión se abre la puerta a otras dimensiones de conscientes

En todas esas formas meditativas es importante reconocer que el método es comparable al de comer una fruta. En ese proceso, la fruta pasa a formar parte de ti, se incorpora a tu sangre y su circulación.

          Del mismo modo, deberíamos incorporar las verdades eternas, lo divino y lo constructivo en nuestra circulación espiritual; hacer eso por medio de una forma activa o pasiva de meditación queda a tu criterio. Queda en tus manos.

                                                            Salvador Navarro Zamorano

                                                            Profesor de técnicas mentales.



                                         

 

        

 

 

 

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